En el toreo moderno, de Manolete a nuestros días, no ha disminuido el riesgo pues el menor poder de los toros ha sido compensado con una mayor exposición por parte de los toreros (Fotografía del Ruedo. Manolete en Madrid el 1 de noviembre de 1944. Corrida del Sindicato)
El riesgo, entonces como ahora, aumentaba con el poder del toro, pero no se intentaba, ni el público lo exigía como hoy dementemente hace, que con todos los toros el diestro parara y se ciñera, ni aún graduaba el mérito exclusivamente por ello. Había, pues, más holgura y libertad en los medios defensivos, y al no exigirse el gallardearse y ceñirse a todo evento, y admitirse reservas y recursos en los toros difíciles, se eliminaba el mayor riesgo del de poder, que no requería una lidia especial por sus condiciones sino, simplemente, una brega más dura y precautoria (…)
Me interesa declarar que no pienso que haya disminuido el riesgo. Torear un toro que puede poco con el estilo plástico de hoy es seguramente más expuesto que torear un toro de poder con los recursos admitidos antaño como corrientes.
Lo que se ha disminuido de riesgo por el toro, se ha aumentado con creces por el torero; y, sobre todo, no hay toro por flojo que le imaginemos, que no pueda dar una cornada de muerte.
José María de Cossío. Los toros-Tratado técnico e histórico. Tomo I (5ª ed. Madrid, Espasa-Calpe, S.A., 1964. Págs. 898-899)
2 comentarios:
Observaciones de un manoletista irredento:
El tamaño de la muleta de Manolete es la mitad de las que hoy se utilizan, los pies clavados en la arena, la embestida a media altura y protestona del burel corregida con la altura precisa del engaño, la ayuda abriendo la franela para evitar toques hacia afuera. Y la cintura de ese monstruo del toreo meciéndose como un junco para alargar el viaje sin perder la verticalidad desde la que sintió e hizo sentir un toreo eterno.
Lo más importante con referencia a los riesgos de torear es la tecnología de la medicina. Antes de penicilina, cualquier herida podría ser de muerte. Y en las últimas décadas, los avances de medicina y cirujia han reducido mucho más la posibilidad de muerte, aun de cornadas fuertes.
Jim Verner
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