Por Jose Morente
Fernando Savater. Filósofo, escritor… y aficionado a los toros
La Faena eterna
En la segunda semana de agosto de 1982, Fernando Savater pronunció, en el Palacio de la Magdalena dentro de los cursos de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, una interesante conferencia a la que tituló “Caracterización del espectador taurino”.
La conferencia se publicó dentro de la Obra colectiva Arte y Tauromaquia (1ª ed. Madrid, Ediciones Turner, 1983. Págs. 111-125), libro que recogía algunas de las Conferencias del citado curso
Para poder definir el carácter singular del aficionado al toreo, Savater dijo muchas cosas pero la más importante, la base de su discurso, es su hipótesis de que todo aficionado lleva, en el caletre, una faena soñada que no vivida, nunca vista, pero tan grabada a fuego en su memoria tan clara y nítida que con ella, y en función de ella, juzga todas las faenas, esas sí, contingentes que ve en la plaza.
A esa faena imaginaria, Savater la llamaba la Faena eterna.
Todo aficionado tiene en la cabeza una faena soñada formada por la intuición de lo que podría ser. Los muletazos sueltos e incluso las faenas concretas, por muy sublimes que sean, no tienen nada que ver con la Faena eterna (Fotografía de un excepcional muletazo de Antoñete, seleccionada por Felipe Romero)
Como las faenas reales, por magníficas que sean nunca pueden siquiera aproximarse a la Faena eterna, pues esta es ideal y soñada, el aficionado vive en una permanente insatisfacción ya que nada de lo que ocurra en la plaza podrá alcanzar la rotundidad y esplendidez de esa faena imaginada.
Aunque nada de lo que ocurra en la plaza puede aproximarse ni aproximarnos a la faena soñada, hay momentos en los que la emoción que nos provoca un toro o un torero se acerca mucho al ideal (En la imagen, cite en la distancia de César Rincón. Fotografía seleccionada por Jack Coursier)
El aficionado idealista
Eso es lo que explica el carácter dogmático, radical e intransigente del aficionado a los toros que, en el fondo, es un idealista y para quien la Faena eterna se sitúa, por tanto, por encima de la realidad y la sustituye.
El aficionado se alboroza con cualquier aproximación a esa Faena soñada (un muletazo, un quite, un alarde de valor) pero, la mayor parte de las veces se desespera y enoja ante la frustración que le provoca lo que ve.
El aficionado se alboroza con cualquier aproximación a la Faena eterna. En la imagen, el capote de Morante de la Puebla, algo más que una aproximación a la faena soñada (Fotografía de Ernesto Naranjo, seleccionada por Alberto Marcos Morante)
El toro como rito
Añadía Savater en su conferencia que otra característica del toreo es su aproximación a las fiestas rituales más que a las artes plásticas.
Lo que diferencia al toreo de otras manifestaciones culturales o artísticas es que, en estas, no hay arquetipos que coarten la libertad del artista. Las reglas del arte son personales y subjetivas y encierran en sí mismas la necesidad de su transformación.
En el toreo ocurre justo lo contrario, pues el dogma, el canon imponen la repetición de lo que se supone configurado para siempre y excluyen la exploración de lo nuevo.
Uno de los toreros que mejor pueden encarnar el concepto del toreo como ritual es Antonio Ordoñez (Fotografía del maestro de Ronda seleccionado por Paco Carmona)
El aficionado saturado
Es esa repetición sistemática, esa sensación de “déjà vu” pero cada vez más alejada del ideal, de la Faena eterna, a la que Savater atribuye la sensación de decadencia o degradación de la Fiesta a la que llega, más tarde o más temprano todo aficionado. Y es que, según el escritor donostiarra, a cada aficionado le “cabe” un número máximo de corridas a lo largo de su vida.
Superado ese número, Savater nos dice (no sin ironía) que para el aficionado “ha llegado el momento del retiro o quizás de dedicarse a la crítica taurina”.
“Cuando uno empieza a preocuparse cada vez más por el fraude del festejo y se pregunta porqué se caen los toros o si tal o cual diestro hace honor a u denominación siendo demasiado derechista, ha llegado el momento del retiro o quizás de dedicarse a la crítica taurina” (Fernando Savater)
5 comentarios:
¿En qué Plaza está abonado Savater? ¿O sólo va cuando le invitan?
Dudo que a ti te cause algún tipo de insatisfacción cuando ves a José Tomás.
Un besito.
Laura:
En efecto. Insatisfacción ninguna, más bien todo lo contrario
Un beso
Muy buen análisis del ensayo de Savater. No cabe duda que Jose Morente es una de las mejores personas que entienden y escriben de toros. ¡Enhorabuena!
Corchaíto:
Muchas gracias
Publicar un comentario