sábado, 1 de octubre de 2022

Cuaderno de notas (CXLVIII) Las claves del torismo

Por Joaquín López del Ramo


El toro de los toristas. Un animal destartalado de pitones que hace imposible el toreo armónico y ajustado. Lo que parece que a algunos no les importa (Fotografía tomada de un grupo de wassap)

El mejor conocedor de nuestra cabaña brava, se pronunciaba en 2002 sobre las claves del torismo en la Introducción a su libro "Las claves del toro". Esto es lo que decía Joaquín López del Ramo:

El torismo es una corriente de opinión utópica, irreal y regresiva, que parte de una distorsión interesada y preconcebida del concepto clásico de la bravura y del trapío del toro. Su nacimiento se sitúa en Madrid a comienzos de los años setenta, de la mano de un sector de la crítica que ensalzaba al toro destartalado y bronco como paradigma de autenticidad y al torero de gestualidad garbosa, pero superficial o corto de valor, como modelo de torería o esencia lidiadora.

Es también habitual (aunque no lo dice López del Ramo) que el torero ideal de muchos toristas sea un torero de arte, lo que no deja de ser un contrasentido de difícil justificación.

Esta retórica, envuelta en tópicos y lugares comunes, envolvía una realidad de fondo muy diferente al supuesto "purismo" de sus impulsores: ese toro y ese torero resultaban mucho más baratos para los grandes empresarios, y mientras se vendieran como puros y auténticos, y la gente lo creyera, el negocio era redondo.

Los demagogos tergiversaron la técnica y la historia del toreo, se inventaron como referente un "toro de antes" que nunca existió, y sus mensajes, por repetidos y lanzados a través de potentes altavoces, condicionaron a presidentes y veterinarios, que impusieron un baremo mastodóntico al que debieron amoldarse los ganaderos en plazas importantes. Desaparecieron de las ferias los contreras, los coquillas, los vega-villares y los santacolomas. Se agigantaron las demás estirpes y se hundieron los murubes, los condesos, y los pablorromeros, todo ello, casualmente, al mismo tiempo. El exilio de muchas de las castas clásica a plazas pequeñas dio lugar a su progresiva merma, y para el resto se impuso un igualitarismo por arriba.

En las décadas de los 50 y los 60, las figuras toreaban los toros de Prieto de la Cal. En la imagen del archivo de la ganadería, Luis Miguel Dominguín -el número uno- ve caer a sus pies a un ejemplar de esa procedencia.

La demagogia "torista" da una visión empobrecedora del toro y de su lidia; se queda en lo externo, es superficial y simplificadora. Así, establece como única referencia del trapío el tamaño y los pitones grandes, sin tener en cuenta las especificidades propias de cada estirpe; llama bravo al manso espectacular; equipara la raza al genio bronco y defensivo; niega la nobleza como cualidad básica del toro y trueca la emoción por el morbo.

Cazarratas de Moreno Silva. Una alimaña convertida en mito por los toristas. Un buen ejemplo de cómo se puede tergiversar y manipular la realidad.
 

Además, tergiversa la lidia, pues impugna a las figuras del toreo presentes y pasadas por el hecho de serlo; prefiere el toreo sobre los pies a la quietud y la ligazón; confunde el cite largo con la pureza; exalta más el trincherazo pinturero que el natural macizo; prefiere, en suma, el toreo detallista y accesorio al profundo y fundamental, ya que este no lo entiende. A su falta de enjundia, el "torismo" une la arrogancia de sus formas, pues se manifiesta hosco, agresivo, prepotente, chillón y muchas veces insultante, quizás para tapar su corta sustancia argumental. 

 Espectadores del Tendido 7 de las Ventas protestando (Fotografía del blog Por el pitón derecho)

Lo malo es que, desde hace veinticinco años (1), esta tendencia se ha oficializado, manda en varias plazas importantes y sirve de modelo en otras, con el apoyo de los viejos mercaderes de la crítica que la crearon, de sus aprendices actuales, de muchos equipos veterinarios y de algunos empresarios que la siguen manejando en provecho propio.

Por ello, lejos de disminuir, todos los males que ha ocasionado se manifiestan hoy (2) con la misma o mayor virulencia, y sus tópicos, de tan escuchados, se asumen por algunos como dogma de fe, tanto más en una esfera proclive a las ideas prefabricadas y a las frases hechas como es la taurina.

López del Ramo, Joaquín (2002): Claves de actualidad de la ganadería brava en "Las claves del toro", 1ª ed., Madrid, Espasa Calpe, S.A.:15-17.



Notas:
(1) y (2) La situación que se describe corresponde a los años centrales de la década de los 70 pues el texto es de 2002. Hoy las cosas no han variado mucho. El discurso demagógico torista ha sido asumido por muchos críticos, la mayoría de los presidentes y veterinarios y también por bastantes aficionados. Así nos va.


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