Por Jose Morente
En la fiesta de los toros, llama la atención, en todas las épocas, la recurrente crítica de algunos aficionados al toreo de sus contemporáneos y la también recurrente nostalgia por el toreo y los toreros de épocas pasadas.
De hecho, si nos adentramos en las Hemerotecas leeremos las mismas críticas hechas casi con las mismas palabras a lo largo de toda la Historia del Toreo.
Algunos justifican esa tendencia en la existencia de un, según ellos, fraude estructural en la Fiesta. La Fiesta sería corrupta por naturaleza (naturaleza humana, por supuesto) y la obligación del buen aficionado sería la de denunciar sin desmayo esas corruptelas.
Si los artículos (de ayer y de ahora) fuesen denuncia de fraudes, estaría de acuerdo. Me parece bien que se denuncie el afeitado o la lidia de utreros en corridas de toros.
El problema es que lo que se denuncia (ayer y hoy), no es lo denunciable sino "la forma de torear". Los denunciantes siempre dan por hecho que el toreo que a ellos les gusta es el más puro, el más correcto y el que más verdad encierra. Y que el toreo que no les gusta ni es puro, ni verdadero, ni correcto. Se creen (y se han creído siempre) en posesión de la verdad absoluta.
Creo que ese planteamiento (creerse en posesión de la verdad absoluta) es esencialmente erróneo. En mi opinión, era un error hace 100 años y lo sigue siendo hoy. Y creo que ese error se debe a ese tradicionalismo recalcitrante que impregna la mentalidad de algunos aficionados. A su resistencia y su miedo a las innovaciones. Los cambios nunca les satisfacen y, por tanto, añoran lo antiguo que se propone como modelo de perfección. Sin percatarse que lo que hoy es antiguo fue moderno y, por eso, criticado y mucho, en su día.
Es una falta de perspectiva histórica que va unida a la carencia de conocimientos técnicos reales (pues conocimientos teóricos en el toreo siempre han sobrado)
El artículo que viene a continuación lo escribió Sánchez de Neira en 1891 y se publicó en el número de la Lidia del 20 de abril de ese año
O sea, que según Sánchez de Neira:
1. La fiesta nacional era una farsa en 1891 (igualito que hoy)
2. La culpa la tienen los públicos, los ganaderos y los toreros (no el articulista, claro. Ni los aficionados puristas. Esos, no tienen ninguna culpa, por supuesto)
3. El arte va desapareciendo y camina por una mala senda (¿Será la senda del destoreo?)
4. Los que deben impedir que degenere no lo hacen (¿Se referirá Neira premonitoriamente a José Tomás quien, según algunos aficionados actuales, no se echa el toreo a sus espaldas?)
5. Hay toreros de cualidades excepcionales que practican un toreo equivocado pues piensan que el toreo es una cuestión de jugueteo y no una lucha con una fiera (Está claro que Neira se refiere a las figuras actuales y al toreo actual ¿O no?)
6.Lo peor es que esos toreros acuden a rastreros procedimientos técnicos (Otra vez se alude al destoreo. Posiblemente se refiera al toreo en redondo, hecho al hilo y con la pierna retrasada y sin cargar la suerte ¡La caraba!)
7. La muestra de lo mal que está la Fiesta: La temporada pasada en Madrid (Aquí sin comentarios)
Tiene mérito ¡Llevan más de cien años diciendo lo mismo y no se aburren!
(Desde luego constancia no les falta a algunos... y paciencia a los demás, tampoco)
12 comentarios:
Buenos días.
Como bien dice usted elevar a categoría de verdad absoluta lo que sólo son gustos personales es un error.
Pero dicho esto, yo creo que dentro de los 7 puntos que usted describe alguno al menos en parte puede que sean cierto.
Sobre todo en el papel de los toreros punteros.
En cualquier caso la realidad es que los toros no gozan de la misma salud ahora que hace cien años.
Algo ha fallado, algo no se ha hecho bien.
En esto creo que el papel de figuras del toreo y empresarios tiene mas peso que el resto de actores que completan el mundo del toro.
Un Saludo
Sebastián A.:
Es cierto que el papel de los protagonistas (empresarios y toreros) no siempre ha sido el más acertado posible (y en ocasiones, más negativo que positivo) pero, y esto es una cuestión subjetiva, en mi opinión el cambio social y económico, la diversificación de la oferta de ocio, los costes estructurales del espectáculo y, sobre todo, la mentalidad animalista de la sociedad urbana de hoy y la exclusión del toreo de los medios de comunicación de masas, explican perfectamente la situación actual mucho mejor que la forma de torear de las figuras o la predilección de dichas figuras por ciertas ganaderías o la exclusión de los emergentes de los carteles de figuras. Estos últimos motivos existen y pueden pesar mucho en el ánimo del aficionado pero creo que al público en general, le afectan mucho menos.
Un cordial saludo.
Claro que los factores que usted dicen explican la situación del toreo, pero en mi opinión porque se ha renunciado a dar la batalla, por mentalidades corto placistas y auto complacientes (se podría escribir un libro).
Es decir esos factores para mi son la consecuencia no el motivo.
Un Cordial Saludo.
Muy interesante contraste de épocas y perspectivas (incluso las que permanecen prácticamente igual). // Atte., Torotino.
Añoran los antigüo, cuando resulta que en su mayoría, nunca lo han vivido. Pero se lo imaginan. Y hablan del toro de "antes" de los toreros de "antes". Pero nunca especifican a qué época se refieren. Y cuando insistes, y te dan una época concreta, vas a los vídeos y a las crónicas de aquel entonces, y te das cuentas, que se decía lo mismo de ahora. Y es que siempre, se dice y se cuenta, que la época anterior (la que no se ha vivido) era mejor. Me gusta este blog, porque rompe con muchos tópicos manidos.
Hola. En primer lugar don José, enhorabuena por su estupendo blog.
Una parte de la sempiterna decadencia de la Fiesta la tienen los ganaderos. Siempre añorando el toro de otros tiempos. Pero mirándolo bien ¿cuál sería el toro ideal?
El toro de lidia es producto de una selección desde los albores de la ganadería brava hasta nuestros días. Se empezó a seleccionar las reses que acometían en el campo para llevarlas a las plazas urbanas para las fiestas taurinas. Posteriormente las ganaderías se profesionalizaron y viendo en tales fiestas un filón de oro empezaron a seleccionar los animales para tal menester.
Viene a todo esto por la pregunta de ¿cuál sería el toro ideal? Una vez leí a Joaquín Vidal que el toro ideal sería el que se hubiese criado antes de haber entrado la mano del hombre en la selección. ¿Entonces nos quedaríamos con el toro que no embestía que a lo más que hacía era acometer? Paradojas del purismo y de añorar tiempos que no se han vivido.
Un saludo.
Sebastián A.:
Es posible pero no probable. Los factores que yo enumero salvo los costes estructurales son externos y no internos al toreo. Difícilmente se podrán modificar desde dentro sino cambiando las condiciones de entorno como diría un matemático.
Un saludo
Torotino
Muchas gracias.
En efecto comparar textos de épocas diferentes es muy sorprendente. Sorprenden las semejanzas y, a veces, también las curiosas diferencias entre épocas distintas.
En cualquier caso creo que son (esas comparaciones) muy ilustrativas
Un cordial saludo
Alejandro:
Muchas gracias.
En efecto, se añora lo no vivido. Quizás porque no somos conscientes de que, en realidad, lo que añoramos es nuestro propio sueño (¿habría que recordar aquí el mito de la Caverna de Platón?)
En mi opinión, eso (idealizar el pasado o la imagen que tenemos del toreo) tampoco es necesariamente negativo siempre que seamos conscientes de que hablamos o perseguimos un ideal y que ese ideal no nos lleve a denigrar o denostar (sin razón) el presente.
Muchas gracias y un abrazo
Carmelo Enguid Luna:
Estoy de acuerdo. Pone usted el dedo en una de las llagas de la crítica que se hace al presente: La del toro de lidia y el criterio con el que se debe seleccionar.
Frente a la opinión de Joaquín Vidal (que es una visión al margen de la histórica) creo, por el contrario, que el toro de lidia es un producto cultural (igual que el toreo aunque se encabriten los antitaurinos) y es que el toreo y el toro son productos de su época, de cada época. Responden a los gustos, conceptos, modas y modos de cada momento. No es casual que Belmonte sea el torero de los años 20 o Domingo Ortega de la República ni que el Cordobés triunfe en los años ye-ye.
En cualquier caso, no existe un toro ideal al margen de la sociedad del momento: Existe -eso sí- el toro ideal de cada momento e incluso, vista la disparidad de criterios que manejan públicos y aficionados, habría que hablar de diferentes tipos toros ideales según quien sea el que opine.
Un cordial saludo
La respuesta no debería de ser el resignarse.
Es posible y probable.
Se hace constantemente, todos los sectores cambian el entorno mediante campañas de publicidad, campañas para cambiar la percepción negativa que se tiene del sector, campañas de fidelización, labores de lobby.
No es cosa de un día pero se hace.
Un Saludo
Sebastián A.:
En eso estoy totalmente de acuerdo con usted
UN saludo
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