Por Jose Morente
David Galván tuvo una buena actuación en Sevilla la tarde del martes. Una tarde muy complicada con el público de espaldas a lo que pasaba en el ruedo. El sexto toro le propinó una fuerte cornada de la que se recupera satisfactoriamente
La teoría de la cogida-error
Decía Luis Miguel Dominguín que todas las cogidas se debían a errores del torero.
Esa evidente exageración puede ser aceptada si proviene de la boca de un torero pues, en ese caso, tiene más carácter de advertencia que de reprimenda.
Sin embargo, cuando es el aficionado quien, al analizar las razones de una cogida, la atribuye a error del torero conviene que nos pongamos en guardia porque entonces, tras esa opinión subyace, casi siempre, un reproche que también, casi siempre, carece de justificación.
Estas reflexiones me las hacía yo al final de la corrida del martes en Sevilla. Una corrida densa y difícil de seguir para el público y el aficionado que desconectaron demasiado pronto de lo que pasaba en el ruedo.
Una cierta predisposición previa, quizás debida al matinal baile de corrales, unido al escaso trapío del primero de la tarde más la vocación volatinera (tres trechas, tres) del segundo que fue devuelto, produjeron en la plaza una sensación de hastío y desencanto difíciles de superar pese a la buena disposición de la terna (Un solvente Adame, un elegante Nazaré y un entusiasta David Galván).
Distraído el público de la corrida (y no con la corrida), llegaba esta a sus postrimerías cuando, el sexto de la tarde, un manso Fuente Ymbro (como casi todos sus hermanos de la camada de este año) le propinaba en tablas de sombra una cornada seca a David Galván quien había estado muy voluntarioso y decidido con el manso huido que le había tocado en primer lugar.
A pesar de que le vimos ya en el aire y no vimos llegar la cornada (aunque la presagiamos a principios del trasteo), hubo más de un aficionado que sentenció senequista:
-¡El torero se ha equivocado. El toro lo ha cogido por cometer un error!.
Que es lo que suele decir en estos casos siguiendo las teorías de Luis Miguel Dominguín antes señalada.
A mi, estos juicios de valor, siempre me han descolocado un poco. No sólo por la seguridad con la que se emiten (siendo, como es, la materia tan resbaladiza en esas cuestiones de suyo harto dificultosas de apreciar en la plaza) sino porque, además, encierran un reproche soterrado hacia el torero. Una crítica que, en esas situaciones, resulta si equivocada, asaz inoportuna.
Todas las femorales
Algo parecido ocurría hace un año cuando el toro de Victoriano del Río cogía, también en Sevilla y también de cornada seca a Julián López el Juli. Lo que a priori (jugarse la vida) podría interpretarse como un bello (aunque inútil) gesto torero, fue reconvertido por sus detractores en un fiasco del torero, devaluado mediante la recurrente sentencia.
-¡El Juli se ha equivocado con el toro. La cogida se ha debido a un error suyo!.
Lo tremendo de esto (pues aquí se pone en juego la vida de un hombre) es que, cuando el torero cogido es diestro del agrado del aficionado, entonces la cogida ya no se debe a error alguno sino que se imputa a su torería y heroísmo. Ese ha sido el caso de la reciente cornada que recibió Enrique Ponce hace días en Valencia al entrar a matar y de la que ya se ha repuesto.
Y el caso es que, las cogidas, pueden deberse o no a errores del toreo pero lo que no cabe es ese sesgo en la mirada, esa parcialidad mostrenca, de la que hacemos gala los aficionados cada vez que enjuiciamos a los diestros que nos gustan y a los que no nos gustan. Toreros a los que valoramos de una forma u otra según nuestros gustos y preferencias. Eso no es de recibo pues, en mi opinión, todas las femorales debían merecer el mismo respeto. Y la misma objetividad.
La cornada de David Galván
Volviendo a Sevilla y al “error” de Galván, hay que señalar que no hubo tal o que si lo hubo fue mucho más relativo de lo que pretendían o suponían algunos aficionados que le reprochaban haberse encerrado en las tablas.
Se enfrentaba el toreros de la Isla al último de la tarde, un manso de Fuente Ymbro, mal llamado Virtuoso, aquerenciado en tablas y desgranaba allí, en tablas, su faena en redondo con la mano derecha robando pasas al burel.
Lógicamente, los pases a favor de la querencia, en los que el toro iba por dentro y hacia dentro, le salían al diestro más largos y limpios que aquellos otros pases en los que el toro iba por el terreno de fuera. En los primeros, el toro iba sólo y el torero aprovechaba el viaje. En los segundos (a contra-querencia), el torero era el que tenía que tirar del toro.
En uno de estos pases a contraquerencia, con el toro saliendo de tablas y, por tanto, remando a contracorriente y a regañadientes, el toro perdió la mano derecha al iniciar la arrancada, levemente, pero lo suficiente para detener su marcha un momento. Lo justo para que la muleta, que ya había iniciado su recorrido, se alejara de su cara, dejando descubierto al torero.
En esa tesitura, la cornada era inevitable.
Al caer y por la forma de quedarse tendido el diestro en el suelo, ya se vio que iba cogido.
Cogida de David Galván. Se ve perfectamente el orificio de entrada del pitón en la pierna derecha (Foto Agencia EFE)
Eso es lo que pasó.Todas las cogidas (y esta también) se deben a un error del torero… pero menos. Y otros imponderables pueden jugar en lo que pasa.
Lo vemos en el siguiente track montado a partir del video de resumen que, la empresa Pagés, prepara en cada corrida.
8 comentarios:
Muy bueno, Jose. Tu habilidad de ver y demostrar la realidad en vez de cantar los topicos de tantos aficionados es muy importante. Se ve claramente que el muletazo iba bien templado y que cuando el toro pierde el paso es el "acidente" del toro que descubre al torero que estaba midiendo bien la llegada del toro.
Jim Verner
Muy bien explicado José. Hay que desmontar tópicos. Este blog da gusto leerlo, aunque imagino que a los "talibanes" no le gustará. Como decía el "monstruo" Pepe Alameda, la historia no establece dogmas, sino quienes la escriben.
Desde Córdoba, mi enhorabuena.
Jack Coursier:
En efecto, David Galván inicia el muletazo cuando el toro pierde la mano pero es todo tan rápido que es muy difícil (al menos para mí) considerarlo error del torero sino más bien un contratiempo inesperado que no le da tiempo a reaccionar.
David como se ve en los otros muletazos y como le vimos en la plaza en ese y en el otro toro estuvo muy bien y muy centrado, derrochando valor y torería.
Sus faenas tuvieron sabor añejo pues los mansos huidos escasean (En realidad, debería decir escaseaban desde que empezaron a salir Fuente Ymbros en Sevilla, ahora los mansos huídos son la mayoría).
Un cordial saludo.
Jim Verner:
En efecto, como se ve en las imágenes el muletazo iba muy templado. De hecho incluso a mí que estuve en la plaza, el trapío del toro, sus complejidades y la forma de encararlas David Galván me ha sorprendido gratamente y es que resulta muy difícil sustraerse al ámbiente ya sea triunfalista o pesimista que se genera en una corrida y esta, desde el principio, cogió la cuesta abajo. Sin embargo, hubo pasajes de evidente interés para el aficionado que fuera capaz de aislarse del resto del público que busca un lucimiento que el toro huido no permite.
Un abrazo
Juncal:
Pues muchas gracias. Lo cierto es que me apetece más contar las cosas que me llaman la atención, incluso tan duras como las circunstancias en las que se produjo la cornada que unirme al coro de voces que repiten que la corrida fue un aburrimiento (aunque posiblemente lo fuese para casi todos los espectadores).
Y por cierto, totalmente de acuerdo con la frase que cita. En efecto, la historia no crea dogmas. Antes al contrario, personalmente, pienso incluso que una lectura atenta del pasado sirve para destruirlos y desmontarlos. Y viceversa, los tópicos surgen de leer mal la historia... y el presente.
Un cordial saludo.
Un torero de la calidad de David al que sigo, porque creo que hay torero para largo, también arriesga mucho,el publico no le entendió, cuando un toro no sirve hay que meterle la espada,los inconvenientes de demostrar que se es torero son estos, según veo en el vídeo que nos muestra el maestro Morente el toro se arranca y disminuye algo el paso,y es cuando David tira de la muleta, y se descubre, un manso no perdona.
En hora buena por el vídeo y los comentarios..
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