Por Fernando Cámara
Miguel Ángel Perera. La precisión de los relojes suizos
Nota de LRI: En materia taurina contrastar diferentes opiniones resulta sumamente interesante para el aficionado interesado en profundizar en el toreo pues nos permite contrastar nuestras ideas y percatarnos de que las cosas siempre se pueden ver desde distintos puntos de vista.
Y es que en los toros, no es igual la percepción de la corrida que tienen el Presidente, el aficionado, el empresario o el ganadero. pues cada uno ve la fiesta desde el prisma de sus específicos conocimientos. En ese sentido, una de las visiones más privilegiadas y más interesantes para el aficionado creo que es la de los propios toreros.
Decía Joaquín Vidal en una entrevista que le hacia José Luis Merino y que se ha publicado en el Boletín de la Asociación el Toro de Madrid que los toreros saben torear pero no conocen el toreo. No voy a entrar en las razones que daba don Joaquín para ese aserto pero creo que no es acertado.
En mi opinión, los toreros no sólo saben torear sino que conocen el toreo de corrido. Y no tienen más remedio que conocerlo porque están en juego sus propias femorales. Que conocen el toreo me parece evidente, cuestión distinta es que sepan explicarlo.
Uno de los toreros que además de conocer el toreo saben explicarlo, es Fernando Cámara quien no en balde sienta Cátedra en la Escuela Taurina Diputación Provincial de Málaga y, por suerte para nosotros, hoy sienta Cátedra en estas páginas.
Sienta Cátedra aquí hoy y, lo más interesante, es que la sienta hablando de otro Catedrático, este en activo, Miguel Ángel Perera quien plantó la bandera del buen toreo en las Ventas hace sólo una semana. De esa faena magistral nos habla, magistralmente, Fernando.
Un verdadero lujo para nosotros.
El pasado día 23 en Madrid, el toreo fue elevado a ciencia. No podía ser otro que Perera, torero preciso como un "Longines".
A las encastadas y nobles embestidas del de Victoriano del Rio, le cayó en suerte la horma de su zapato: Perera el académico.
Torero más de toreros, quizás, que de connotaciones artísticas, pero que fue capaz de envolver en ritmo y cadencia la brava embestida del rey de la fiesta. Rey y señor de los ruedos cuando aquel 23 de mayo, aproximadamente a las 8 de la tarde, saltó a la arena de las Ventas.
Y saltó al ruedo venteño Bravucón I, negro salpicao, de 531 Kg., de la ganadería de Victoriano del Río. El toro, Rey y señor de los ruedos
Apareció, en aquella ocasión, la cultura del hombre vertida al tesoro genético del antiguo uro. Cultura de reata ancestral que hace posible el maravilloso regalo. Vigoroso ramillete de atacantes, prontas y humilladas embestidas cuya emoción, se trasladó enseguida a los tendidos del coso venteño.
Ante eso, el gran Perera desplegó toda una sinfonía de finas y sutiles notas que por la ausencia de desafino, pareciera una faena ensayada durante largas horas. Pero no, fueron ambos, toro y torero, los protagonistas de aquella espontánea y generosa obra del 23 de mayo.
Así fue y así lo vimos, solo que ese toro y ese torero no se imaginaban, ni por asomo, que se encontrarían aproximadamente a las 8 de la tarde para que surgiera la magia del portón de la calle de Alcalá.
Y del portón de las Ventas surgió la magia
La poderosa y sutil muleta de Miguel Ángel, esculpió la obra al más puro estilo renacentista. Obra que no denota pasión, ni sufrimiento, ni dolor, sino un maravilloso y sobrio clasicismo. Obra primitiva de principios, pero llena de modernidad taurina la que pudimos observar desde el tendido los que allí estábamos.
Buonarroti, otro Miguel Ángel, figura clave del Renacimiento italiano
Entendió Miguel Ángel correctamente las distancias, las alturas, los tiempos y la colocación, tanto de cuerpo como de piernas ante las acometidas de su noble oponente. Por su corrección, ya se adivinaba incluso, antes de ser recorrido, el camino a seguir por el toro. Camino que recorre la embestida acompañada, además, perfectamente por el movimiento balanceante y acompasado del cuerpo de Perera.
Perera entendió correctamente las distancias, las alturas, los tiempos, la colocación…
Miguel Ángel Perera genera planos, ángulos y curvas ante el toro, los cuales son difuminados entre la natural bravura y la inteligencia del hombre. Perera presenta zonas de ataque ineludibles para el antagonista, describiendo trazos de bravura al correr la mano que sostiene el estaquillador y generando así , profundísimas galopadas, para después soltar la cara en el remate del muletazo. El giro liberador de la muñeca del torero es tan preciso que que amortigua la inercia del ataque sin perder esa distancia mágica cuya dimensión no permite la desconexión de ambos elementos. Aparece, por tanto, el temple y la ligazón.
Perera ante el toro genera ángulos, planos, curvas… Una geometría del toreo que podría haber inspirado La divina proporción de Luca Pacioli
Segundos después, la obra acabada terminando en la cúspide del hoyo de las agujas, se produce el romance perfecto, amor a primera vista, sólo que para 3: el DIos toro, la destreza del hombre y el público admirador. Los planetas se alinearon una vez más en San Isidro para que un torero consiguiera el triunfo, solo que esta vez no sorprendió a nadie, todos sabíamos de lo que Perera era capaz...
El hoyo de las agujas. La cúspide
Renació Perera el pasado 23 en el coso venteño, un Perera pragmático y preciso. Hoy día el más fiel representante de la difícil perfección del toreo, y aun no siendo ese toreo de desgarro, de gesto sentido, ni de gracejo de duendecillos, todos pudimos apreciar la perfecta adaptación del hombre a la bravura del toro.
Perfecta comunión entre público, toro y torero que acabó siendo desgarrado en los aledaños de las Ventas, tras salir por la Puerta Grande.
Saturno (el público) devorando a su hijo (Perera). El cuadro de Goya como posible alegoría de lo que ocurrió en la explanada de las Ventas
5 comentarios:
Magnifico artículo. Muchos no saben que el borrador de la obra de Pepe Illo "La Tauromaquia o Arte de Torear", escrito a mano, tenía el título "La Tauromaquia o Ciencia de el toreo"
Jim Verner
Buenas, tengo pocos años viendo este espectáculo de los toros, con algunos conceptos ya aprendidos, pero como novel aprendiz me gusta preguntar para seguir aprendiendo:
En las dos fotos con la muleta se ve a Perera toreando de tal forma que el toro pasa en línea recta y no haciendo una curva como dice el Canal + (no en las transmisiones) que se debe hacer, además del maestro Antoñete y otros maestros, que leo en otros blogs y que he visto por fotos y videos. Estoy confundido, porque encuentro una enorme diferencia en las maneras de torear de los maestros de antaño con las figuras de hoy, que dicen algunos críticos que ahora se torea mejor que nunca. (Al decir diferente quiero decir que encuentro un toreo más profundo en los antiguos toreros que en los de hoy). He visto varias veces el video de la faena de Perera y no se me va de la cabeza la impresión de que, tal como usted también nota, este torero más acompaña la embestida del toro, pero que no domina y lo lleva toreado (impresión mía). Encuentro si algún buen natural y pase por la derecha, y un sensacional pase de pecho, pero son aíslados. Entonces, mi pregunta es ¿Acompañar la embestida es torear? ¿La perfección –como dice en otro post suyo- del toreo se limita sólo a acompañar?
Si entro en conflictos con lo que usted escribe es porque soy nuevo en esto y me sobran ganas de aprender y quitarme esta confusión. Por cierto, al entrar a matar Perera cuartea exageradamente, aliviándose como se dice, y en la foto que usted pone se nota por la colocación de los brazos, ¿eso está bien?
Saludos,
Gustavo Ortiz.
Gustavo Ortiz:
Sobre las cuestiones planteadas, le doy mi opinión:
1. Perera no toreó en línea recta. Al contrario, de la primera de las fotos que cita se deduce perfectamente (fíjese en donde está la mano del estaquillador) que remata detrás de la cadera.
2. No obstante, la consideración que el toreo tiene que ser en curva es, como todas las generalizaciones, una apreciación cuando menos discutible.
3. De igual modo, su consideración que el toreo de antes (otra generalización) es más profundo que el de ahora es, también y además de subjetiva, bastante discutible (¿Qué torero? ¿Dónde? ¿Cuándo?)
4. Si yo no he entendido mal, en el texto de Fernando Cámara NO se dice que Perera acompañe la embestida del toro en vez de mandar en ella sino que los movimientos del cuerpo del torero se adecuaron perfectamente a los movimientos del toro que seguía el camino que le marcaba el torero (lo que no siempre sucede).
5. Acabo de revisar la estocada en video. No aprecio, en absoluto, el cuarteo exagerado que usted señala. Creo que exagera.
Finalmente me permito hacerle dos consideraciones adicionales. La primera que maneja usted el lenguaje taurino con una precisión impropia de quien se declara neófito en la materia. Le felicito. La segunda que me resulta llamativa su tendencia a enjuiciar el toreo de ahora tomando como referencia el de otras épocas que, según confesión propia, no ha conocido. Aunque resulte muy frecuente, es una postura que siempre me ha resultado difícil de entender.
Un cordial saludo y gracias por leernos
Gracias a usted Sr. Morente, he estado revisando antiguos posts y su blog me parece muy interesante, encuentro temas que también yo cuestionaba. Acabo de leer el último sobre Antonio Bienvenida y me ha parecido muy didáctico y opinable.
Saludos,
Gustavo Ortiz
Gustavo Ortiz:
Pues me alegro sobre todo en lo de "opinable" pues si hay algo que me gusta es discutir o, mejor dicho, debatir sobre toros con otros aficionados. Es la mejor manera de combatir el dogmatismo.
Saludos
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