sábado, 5 de abril de 2014

Cuaderno de notas (XXIV) ¡Líbrenos Santa Coleta de los malos aficionados!

 

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Gaona lanceando a la verónica al estilo clásico, parado, vertical y con el compás cerrado (Detalle de una fotografía publicada en el blog Aportaciones Histórico Taurinas Mexicana de José F. Coello Ugalde)

 

Un notable matador de toros, que actualmente se halla colocado en la primera fila por su estilo de torear elegante, clásico y parado, que lanceaba de capa por verónicas como un consumado maestro, verónicas colosales que los buenos aficionados saboreábamos entusiasmados por ejecutarlas con los pies juntos y clavados en la candente arena, se ha visto precisado a mixtificarlas, no por antojo suyo, sino por caprichos del público.

Dice que comprobó el año pasado (y por tanto lo repetirá siempre que así lo desee el “respetable”) que le aplaudían más cuando veroniqueaba con el compás abierto, que cuando lanceaba con los pies quietos y juntos, y como de esta manera se arriesga más y le aplauden menos, está dispuesto a dejar su arriesgadísimo estilo de veroniquear y a lancear como lo piden las exigencias ridículas de los aficionados contemporáneos.

Estas despreciables innovaciones del toreo moderno se las debemos a los malos aficionados. Un mal aficionado hace más daño a la fiesta nacional que un puyazo hondo y bajo a un toro noble y bravo.

¡Líbrenos Santa Coleta de tropezar en nuestra próxima localidad de la plaza de toros con un mal aficionado! (…) Ante todo y sobre todo, protestemos y reneguemos del mal aficionado que es el mayor enemigo que tiene nuestra magnífica e imponderable fiesta española.

 

Artículo de Chiquero. “El público ideal” editorial publicado en la revista “Arte Taurino” nº 35 (Madrid 30 de marzo de 1914)

2 comentarios:

Sebastian dijo...

Buenas tardes.

No soy consciente de ningún otro espectáculo como en los toros, en el que el público lejos de ser tratado como lo que, es decir la fuente de ingresos del sector y por lo tanto tenerle máximo respeto y las críticas hacerlas por la vía didáctica, sea visto como algo incómodo.
Claro que lo que molesta es el público más o menos aficionado justo por el cual el resto de espectáculos beben los vientos, el mundo del toro lo desprecia y lo maltrata, no hay mas que ver que el término tiene casi ya un tono peyorativo.
Un sector inteligente no hace aguas mayores donde come sino que cuida a su fuente de ingresos y si su cliente no se comporta como debiera, desde el máximo respeto se le enseña.

Un cordial saludo

Jose Morente dijo...

Sebastián:

Sobre la cuestión que señala, creo que el problema se plantea por la tradicional disparidad entre los gustos del público y los gustos del sector de los aficionados.

El empresario busca lógicamente la rentabilidad económica y debe atender pues a la opinión de la mayoría.

El problema que se plantea es el de como atender esa opinión mayoritaria sin menoscabo del respeto que le debe merecer el sector reducido y de poco peso económico pero de gran fidelidad que representan los buenos aficionados.

Cuestión distinta es a la que creo se refiere el artículo de "Arte Taurino" transcrito en esta entrada del blog.

Me ha llamado mucho la atención, la reprimenda que el articulista(un "buen" aficionado) le echa al público de la época, hasta el punto de calificar de "malos aficionados" a esos espectadores de entonces dispuestos a aceptar (como los de hoy) cualquier innovación como, por ejemplo, esa, tan moderna y que tanto enerva al editorialista, de abrir el compás y cargar la suerte; innovación que empezaba entonces a estar de moda y que venía a sustituir el cite clásico y puro (que era entonces el cite con los pies juntos)

Que lo que entonces era moderno se considere hoy canon y lo clásico de entonces se apostille hoy como toreo no fundamental, y sobre todo que se califiquen de "malos aficionados" y se trate despectivamente a ese público que sostiene el espectáculo que tanto nos apasiona, me parece que puede y debe invitarnos a la reflexión.

Un cordial saludo.