Por Jose Morente
Un gancho de izquierda histórico. El de Frazier en su pelea contra Ali (Clay).
La pelea del siglo
Para los amantes del boxeo, la “pelea del siglo” fue la que tuvo lugar el día 8 de marzo de 1971 y que enfrentó a Joe Frazier contra Muhammad Alí (antes Casius Clay). Hubo dos combates más (el tercero, el de Manila fue épico) pero el primero fue el que pasó a la historia.
Para los aficionados al flamenco, el combate del siglo fue el que sostuvieron una noche de junio de 1964, en Lebrija, en la celebración de la boda de Juan el Lebrijano con Charito, Pastora Pavón Cruz conocida como “La Niña de los Peines” contra Antonio Cruz García, conocido como “Antonio Mairena”. Una batalla épica.
Pero comencemos por el principio y vayamos a Córdoba dos años antes.
Córdoba, 1962
Pasado el ecuador del siglo pasado y dentro de la operación de rescate de los cantes gitanos que Pierre Lefranc ha bautizado como “el Gran Salvamento”, un grupo de aficionados andaluces liderados por Ricardo Molina consideró necesario investir a Antonio Mairena de una autoridad tal que escapase a todo cuestionamiento y que, por lo tanto, le permitiese dirigir y referenciar esa necesaria operación.
La forma ideada por el grupo de Ricardo Molina, fue la de conceder al cantaor de los Alcores, la tercera llave de oro del cante, una llave que en manos de su primer poseedor, Tomás el Nitri, había simbolizado la guardia y custodia de la esencia y la pureza del cante más jondo.
Tomás el Nitri, fotografiado con la “Llave de oro del cante” símbolo de la pureza de este arte.
Como no era plan de organizar una juerga al estilo de aquella en la que, presumiblemente, se había tenido la ocurrencia de fotografiar al Nitri con la llave del cante en la mano, se consideró oportuno seguir el modelo con el que se había concedido la segunda a Manuel Vallejo, convocando al efecto el pertinente Concurso en Córdoba.
Manuel Vallejo enseñando la 2ª llave de oro del cante (1926)
Un Concurso en el que, de antemano, estaba claro que el merecido ganador no podía ser otro, por mil razones, que Antonio Mairena.
Antonio Mairena con la tercera llave de oro del cante. La suya. La secuencia de las fotos de los tres primeros poseedores de la llave es muy sustanciosa. Mientras el Nitri la aprieta con disimulo y Vallejo nos la enseña, Mairena la mira, consciente de la responsabilidad contraída.
Y es que, con independencia de la forma en la que se fraguó y resolvió el Concurso, parece evidente que no había ningún cantaor que tuviera, en aquel momento, más cabal comprensión del alcance y responsabilidad que suponía ser el adjudicatario de ese galardón. Ni cantaor ni cantaora.
Y eso que todavía vivía la simpar Pastora Pavón “La Niña de los Peines” a quien, parafraseando a Fernando el de Triana, no habría que haberle dado una llave sino… todo el llavero. Pero, lo cierto es que la indómita Pastora, posiblemente, no habría jugado nunca (ni querido ni podido jugar) el papel clave que jugó Mairena en el proceso de restauración puesto en marcha.
Pastora Pavón, retirada del cante ya con una edad muy avanzada y con problemas de senilidad, en una Feria de Sevilla, con su hija y sus nietos.
El problema fue que, para taponar cualquier opción de Pastora de presentarse al Concurso, alguien (dicen que Juan Talega) dicen que dijo que Pastora no sabía cantar por seguiriyas (lo cual era una evidente barbaridad) o (más genérica y suavemente) que el cante por seguiriyas no está hecho para la voz de la mujer (lo que no sólo es otra barbaridad sino que entra en la categoría del puro machismo).
El comentario llegó a oídos de “la Niña” y su enfado fue épico (o sea, de los que hacen época). Pastora atribuyó, aquellas maquinaciones para no darle la llave, a su primo Antonio. Nunca se lo perdonaría.
Lebrija, 1963
Por eso, cuando dos años después, Pastora se encontró con su primo Antonio en la boda de Juan el Lebrijano, saltaron chispas entre ellos.
En el corro de cante en el que sentaron los dos primos con la guitarra de Pedro Peña, estaban también, además del novio, Pepe Pinto y la Perrata.
Lo que allí pasó nos lo cuenta Romualdo Molina, afortunado asistente al evento, en el libro de Juan Rondón “Recuerdos y confesiones del cantaor Rafael Pareja de Triana”:
Pepe, advertido por los doctores, no quería que su mujer cantara una copla, y le pidió a Antonio que la cortara echándose a cantar si la Niña se arrancaba. Imposible. Para impedir que cantara Pastora aquella noche del 18 al 19 de junio de 1964 hubiera sido preciso un ciclón de mediano tamaño.
Lo que ocurrió es que, como Antonio por pararla, siempre se le metía por medio, robándole la voz en la guitarra, la cosa derivó en desafío por bulerías.
Pastora debió de pensar que su primo, el de la Llave, quería demostrar que era superior: y anciana, enferma, con la voz sin hacer, después de tanto tiempo sin cantar, se batió como una leona, desplegando su inmenso espíritu”
Y concluye Romualdo que Pastora, de paso y escogiendo las letras, le fue manifestando a Antonio su ofendido sentimiento, mientras que este se esforzaba por aplacarla con coplas apaciguadoras.
El libro de Rafael Pareja debería ser conocido por todos los aficionados al flamenco.
El testimonio
Todo esto hubiera quedado en una historia bellísima, más o menos creíble, si no dispusiéramos del testimonio irrefutable que acredita y confirma su veracidad.
Hace sólo un par de años, en 2011, y dentro de la magnífica serie de “Flamenco y Universidad”, se publicó un CD producido por Juan el Lebrijano y Pedro María Peña Dorantes que incluía las grabaciones que se hicieron el día de la boda del primero.
El sonido no tiene la calidad de los discos hechos en Estudio pues se grabó, según le contaba Juan el Lebrijano a José María Velázquez Gaztelu, con un “magnetofoncillo” que tenía un “microfoníto chico” y que llevaban Romualdo Molina y Alfonso Eduardo Pérez Orozco. El sonido no es bueno pero el resultado es impagable.
Vamos a escuchar la disputa de Pastora con Antonio el día de la boda del Lebrijano: ¡El combate (flamenco) del siglo! Con más enjundia que el Frazier-Clay del Madison.
Un CD imprescindible. “La boda”
Diálogo de maestros (Bulerías)
Canta: Pastora Pavón y Antonio Mairena/Guitarra: Pedro Peña
Flamenco y Universidad. Vol. VII (2011)
(Pastora)
Lerelereleré
Me tiraban de los muelles
otros tiran del cañón
y yo tiro del tintero
pa’ escribirle a mi mare
me ha dao la ropa
me ha echao a la calle
que quieres conmigo
si no te quiero
(Antonio)
Esto que me está pasando
son deudas que a Dios le debo
y en vía lo estoy pagando
son deudas que a Dios le debo
y en vía lo estoy pagando
(Pastora)
(Lo) que tú has hecho conmigo
lo que tú has hecho conmigo
no lo pagas hecho cuartos
ni muerto por los caminos
no lo pagarás hecho cuartos, primito,
ni muerto por los caminos
(Pastora)
Por Dios, amparo
llamarme amparo
ay, que el enfermo buscaba el alivio
malita y no lo hallo
ay, el enfermo el alivio buscaba
yo estoy mala y no lo hallo.
(Pastora)
Me tiraban de los muelles,
muelle, muelle, muelle, muelle
otros tiran del cañón
y yo tiro del tintero
para escribirle a mi madre
me ha pasao la ropita
me ha echaíto a la calle
Que quieres conmigo
si no te quiero.
(Antonio)
Ay, ay, ay
Lo que cobija el sol
no encontrarás un gitanito
que te quiera mas que yo
Ni en España ni en Italia
ni en lo que cobija el sol
(Pastora)
A solas contigo fuera
A solas y contigo fuera
pero nunca caen los rayos
cuando la tormenta truena
nunca caen los rayitos
cuando la tormenta suena
(Antonio)
Esto que me está pasando
y esto que me está pasando
son deudas que a Dios le debo, prima mi alma
y en vía lo estoy pagando
son deudas que a Dios le debo, flamenquita malina
y en vía lo estoy pagando
(Pastora)
Tu no puedes da ná güeno
porque tienes tu en las venas
y en vez de sangre veneno
porque tienes tú en las venas
y en vez de sangre veneno
(Pastora)
Vente conmigo
ay, dile a tu pare que soy tu primo
Los cinco “muelles” de Pastora me recuerdan a aquellos irrepetibles cinco “verdes” del villancico “Por los balcones del cielo”. Antonio recoge el guante (difícil guante) y se supera en la penúltima copla donde se rompe y se “traga” el canta como pocas veces se hace.
Pero Pastora, batiéndose como una leona, tal y como nos decía Romualdo Molina, se lleva el gato al agua en esa última estrofa agónica y tremenda. Así, como canta aquí, debió cantar la noche que Lorca escuchó su “voz de estaño fundido”:
“(…) sin voz, sin aliento, sin matices, con
la garganta abrasada, pero... con duende”
Pastora y Antonio. Los dos primos cantando y bailando. No hay nada más allá
(Fotografía de Anselmo Cruz Torres publicada en el libro Los Cantes de Antonio Mairena de Luís y Ramón Soler. Junto a Antonio y Pastora aparecen el Funi y el Pinto)
¡Al final resulta que, comparado con el duelo Pastora-Antonio de la noche de la boda del Lebrijano, el Frazier-Clay del Madison fue realmente un juego de niños!.
Nota (2014-02-31) Un lector del blog (Jesús Alonso) me hace llegar este enlace que demuestra que comparar una pelea de flamencos con el combate Clay-Frazier no es nada extraño ni tampoco demasiado original.
12 comentarios:
Eh bien! On est au sommet. On aimerait que les 'mano a mano' taurins aient cette intensité, au lieu d'être des 'mano en la mano' comme on en a trop vu l'année passée. Salut admiratif. Jack
El arte es internacional,precioso documento,enhorabuena José, Manuel Vázquez.
Se puede dirimir un combate mas hermoso y noble en cualquier ambito de la vida?
Pedazo de documento. La entrada me ha hecho recordar esta otra http://www.secretolivo.com/index.php/2013/08/01/imprescindibles-del-flamenco-1-el-combate-del-siglo/
Jack
¡Que así sea!
Saludos
Manuel Vazquez:
Muchas gracias y un cordial saludo
domi:
Desde luego, difícil llegar a esos niveles.
Un saludo
Jesús Alonso:
Cáspita. No conocía esa magnífica entrada... Genial el cartel parodiado.
De haberla visto antes, la hubiera utilizado en mi post.
No obstante, voy a incluir un enlace a ls misma.
Muchas gracias y un saludo.
En este duelo Pastora-Mairena, el Don Antonio de los Alcores ha quedado como un cupletista, un niñito, un aprendiz, si bien es cierto aquí no hay nada que no sea duende, hasta los respiros, Hasta el silencio tiene QUEJÍO, pero el duende de Pastora Se comió al de Antonio, REALMENTE, solo Tomás Pavón podía compararsele, hasta el mismísimo Camarón tendría líos para IGUALAR a la Niña de los Peines.OLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.
Arturo León:
Si bien estoy completamente de acuerdo con usted en lo que respecta a Pastora, no lo estoy tanto en lo que hace a Antonio.
Es más fácil llegar al oyente flamenco quejándose y doliéndose con la voz rota que pidiendo un armisticio que es el papel que aquí desempeña Antonio Mairena.
Esta "pelea" Pastora-Antonio no creo que al final tenga ganador por K.O. salvo el buen cante que nos regalan ambos y que nos permite disfrutar de una Pastora agónica, cumbre y genial y de un Mairena entregado, cumbre y genial, cuyo cante está muy alejado de la frialdad habitual de los estudios y de la perfección formal que el de los Alcores se imponía como una obligación casi religiosa.
Un cordial saludo.
Cierto Morente, el que más ganó es el publico de buenos aficionados. Se me olvidó decirte un merecido GRACIAS por éste post, mejor diría mil gracias, ésto es una reliquia, sería un adefesio decir algo como lo que dije de Mairena... A propósito de duelos, tienes algún post sobre esas magníficas bulerías Camarón-Juan El Lebrijano,son tremendas y en cierta forma éste audio me evoca ese del Camarón y El Lebrijano... Mil gracias de nuevo.
Arturo León:
El caso es que (aunque no por K.O.) sino por puntos, la pelea la gana Pastora -en mi opinión- pero que sea la Niña de los Peines la que te gane una pelea es, sobre todo, un mérito y un orgullo. Eso es lo que creo debería haber sentido Mairena quien además canta aquí pa' reventar (tambien en mi opinión)
Por lo que respecta al duelo Camarón-El Lebrijano, no tengo post sobre el tema. Lo que está claro es que el Lebrijano estaba metido en todos estos rifirrafes, lo que le honra. Bebió en muy buenas fuentes, empezando por las familiares.
En cualquier caso, el duelo que a mí personalmente más me hubiera gustado presenciar es el de Caracol con Mairena. Algo dijo sobre eso, Caracol, en la entrevista que se recoge en Rito y Geografía del Cante, la serie de televisión.
Un cordial saludo y gracias por el comentario.
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