Por Clarito
Málaga, 4ª de abono. Domingo, 14 de agosto de 2011.
Víctor Puerto –herido- saluda al público después de la muerte del primero de la tarde.
Víctor Puerto
Los públicos, pero también los aficionados olvidamos con frecuencia que el toreo es grandeza. Esto que, nos parece una frase hecha, vino ayer a recordárnoslo Victor Puerto –a costa de su sangre- en la plaza de la Malagueta con un toro de José Luís Pereda.
Abría Puerto cartel con toros de José Luís Pereda y la Dehesilla acompañado por Alejandro Amaya (este es el año de los mexicanos en España, siquiera sea con desigual fortuna) y el siempre fino Morenito de Aranda.
Veníamos de ver a Víctor en Valencia el día de la reaparición de José Tomás donde firmó un magnífico principio de faena a su primer toro, faena que no tuvo remate por las condiciones del toro, muy flojo. Como flojo fue también su segundo. Un lote imposible por falta de fuerzas pero ante el que el torero expuso su inmensa profesionalidad.
A Víctor se le vio en Málaga muy interesado por estar bien, dando la réplica en quites. Cuidando la lidia de su toro. Un toro noble pero con complicaciones que, de entrada, ya mostraba tendencia a irse al burladero de la tercera suerte y al que su cuadrilla banderilleó bien. El toro podía torearse, pero había que saber torearlo.
Víctor Puerto con el capote. Parando al toro de salida y en un quite por gaoneras muy ceñido.
Con la franela estuvo sensacional. Su faena estuvo a la altura de lo que siempre esperamos de este torero, uno de los de mejor técnica con la muleta que podemos ver hoy. Técnica asentada en la firmeza, de los toreros que no hacen, ni lo necesitan hacer, alardes de valor. Valor que utilizan (¡cuanto mérito tiene eso y que importante es para un torero!) simplemente para pensar en la cara del toro, para poder torear.
O sea, que faena magistral enseñando al toro a embestir, diciéndole en cada pase al toro, que aceptaba a regañadientes, como y por donde tenía que ir. Faena importante. Lo normal y lo que esperábamos de él.
Perfecta la ejecución del muletazo por parte del torero enseñando a embestir a un toro (noble, pero con sus complicaciones) que embiste violentamente (poniendo bien la cara, pero con las dos manos por delante).
Víctor obliga al toro que sigue la muleta pero protestando con la cara alta
El toreo es grandeza
Pero, el toreo es grandeza y los toreros están hechos de otra pasta muy diferente al resto de los mortales.
Víctor Puerto tiene ya 37 años (que cumplirá a finales de este mes) lo que para un torero (oficio de jóvenes) es mucho. Su papel en la fiesta está ya bastante definido. Torea porque es torero y como torero no creo que sepa ni quiera hacer otra cosa. En el toreo, Víctor Puerto no tiene ya nada más que demostrar.
Víctor Puerto es ya un matador veterano
En Málaga, además la faena estaba ya hecha. Como he dicho una buena faena.
Víctor por el público y también creo, que por el mismo, se puso de rodillas en el tercio y le enjaretó al toro con las dos rodillas en el suelo una tanda larga, muy larga, llevando al toro muy templado y muy toreado, que llegó mucho al tendido. Un tanda de mucho riesgo. Y eso, un torero que no está precisamente empezando su carrera.
Víctor Puerto con las dos rodillas en tierra, en los medios ¡y al final de la faena! dio unos muletazos sensacionales.
Luego, el torero se puso de pie para instrumentar al toro una serie de estatuarios, muy lentos, muy ceñidos, muy valientes. En uno de ellos el toro le enganchó de mala forma y se lo echó a los lomos. Le buscó en el suelo. Le hicieron el quite.
El toro se lo echa a los lomos. Cogiéndole y dándole dos cornadas.
Una vez en el suelo, el toro le busca para cogerle.
El quite de la cuadrilla
Por el gesto del torero parecía que no llevara nada pero inmediatamente la taleguilla empezaba a teñirse de sangre. Víctor no quiso atender los gestos de preocupación de la cuadrilla y volvió a la cara del toro cojeando claramente. Lo mató de dos medias estocadas con el muslo partido por dos cornadas y empapado de sangre.
Gran ovación, mientras algunos (pocos) espectadores, pedían la oreja.
El torero, literalmente cosido a cornadas, espera la muerte del toro. Su tranquilidad contrasta con la de algunos espectadores.
A partir de aquí, la épica. El torero, se veía claramente, quería seguir en el ruedo. Puerto tenía la intención, pese a la cogida, de matar su segundo toro.
Pese a los consejos, la intención evidente del torero era seguir toreando y esperar su segundo toro-
Idas y venidas en el callejón. Iba mediada la lidia del toro siguiente y se le acercó el doctor Duarte, uno de los médicos, los cuales cuando la cogida se habían ido rápidamente a la enfermería. No sé si iba para vendarle la herida o para reconocerle “in situ”. El torero se resistía pero al final le convencieron. Marchando por el callejón, palidecía. A mitad de camino se desvaneció. Le cogieron en brazos y entró –por fin- a la enfermería. Como dije al principio, gran gesto de un gran torero.
Víctor Puerto, camino de la enfermería, palidece por momentos.
En la enfermería entró desvanecido y en brazos de los miembros de su cuadrilla.
El resto de la tarde
Ahí se acabó la corrida. Los toros fueron malos sin paliativos: El único toro que se dejó torear ya estaba en el desolladero.
Morenito de Aranda estuvo elegante que no es poco y mató muy bien.
Soberbio derechazo de Morenito. Poco pudo hacer con su lote.
A Alejandro Amaya, habrá que verle otra vez, con otro tipo de ganado. En Málaga pareció afligido y apático. Mató mal, muy mal a sus tres toros.
Alejandro Amaya dio la impresión de ser un torero frío. Sin embargo, un detalle: Toreó con el capote con mucha suavidad y con todo el peso del engaño en la mano de salida.
La suerte de matar
Este principio de feria, lo vengo diciendo, no se está ejecutando bien la suerte de matar. También es cierto que los toros de estas tres primeras corridas han presentado muchas complicaciones en el último tercio.
Es frase hecha entre aficionados y siempre se ha dicho que, incluso con los toros imposibles, lo que se puede hacer bien es matar. Es una verdad a medias. Cuando un toro se pone a la defensiva. Cuando se planta con los dos pitones por delante, ejecutar en pureza la suerte de matar no es fácil.
Los aficionados antiguos lo tenían más claro. Al manso a la defensiva, bajonazo y si es necesario a la media vuelta. En el amor y la guerra, todo vale. O casi todo.
Morenito de Aranda si ejecutó con pureza la suerte en sus dos toros. El de la fotografía se defiende y le echa la cara arriba. Tiene mucho mérito matar así a estos toros.
La épica del toreo
Tenemos, en el toreo, un patrimonio irrenunciable (y, en Francia, además cultural). El toro es un animal único y el torero un ser hecho de otra pasta, dispuesto a jugarse la vida (no por dinero, como mezquinamente pensamos a veces) sino por demostrar o demostrarse no se sabe bien qué.
Esa actitud del torero, jugarse la vida en la plaza, con público pero obligado sólo por el mismo, es la que creo que da contenido y puede que sea la que justifique éticamente las corridas de toros.
Sin embargo, aunque la responsabilidad es nuestra, ni lo reconocemos ni lo decimos.
Creo que va siendo hora de cambiar de actitud.
Víctor Puerto cae a los pies del toro. Ya lleva la cornada.
Parte facultativo
Herida contusa de seis centímetros en cara antero interna tercio superior muslo derecho con una trayectoria de catorce centímetros hacia arriba, adentro y atrás que rompe fibras musculares de los músculos sartorio y fibras de músculo abductor mayor con hemorragia.
Herida contusa de quince centímetros, tres centímetros por encima de la anterior que afecta piel, tejido celular subcutáneo y aponeurosis y con trayectoria arriba, adentro y afuera.
Pronóstico grave, que SI le impide continuar la lidia.
Firma el parte el doctor Don Juan Pedro de Luna.
Fotos: Diarios Sur y Burladero.com
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