lunes, 21 de junio de 2021

Emilio Muñoz y la historia del toreo

Por Antonio Luis Aguilera

Joselito invita al toro a curvar la trayectoria y seguir la muleta.

En la corrida televisada ayer por Movistar Toros desde Granada, el matador de toros Emilio Muñoz, posiblemente dejándose llevar por su pasión trianera, no tuvo reparos en reproducir una herejía taurina que a buen seguro levantó de sus sillas a no pocos aficionados, cuando manifestó: «Dicen que Chicuelo fue el primero en ligar los pases con la muleta», para asegurar con rotundidad a continuación que la línea del toreo moderno viene de Belmonte, Chicuelo y Manolete. Y se quedaba tan tranquilo silenciando a José Gómez Ortega Gallito, lo que induce a pensar que, después de tantos años, la Sevilla taurina sigue dividida entre partidarios de Joselito y Belmonte.  

Los comentarios que se expresan en las corridas televisadas deben tener un sólido soporte, pues cuando se habla para una audiencia no sirven las historietas de andar por casa. Al explicar la evolución del toreo moderno se ha de saber de lo qué se está hablando, y poner en su sitio a los protagonistas que la hicieron posible, sin reproducir historietas que no son ciertas. Los panegiristas del belmontismo suelen recurrir a explicaciones ambiguas sobre el origen de la ligazón de los pases de muleta, utilizando malabarismos verbales de los que a veces no saben salir. Esta falta de rigor y fundamentos históricos molestan a quienes conocen la historia, razón por la que no debería olvidarse que se habla para aficionados de un canal de pago.        

Chicuelo, el creador de la faena moderna, al natural con Corchaíto. Madrid 24 de mayo de 1928  

Para la evolución del toreo moderno resultó indispensable desarrollar la técnica dictada por Guerrita en su Tauromaquia, y esa fue desarrollada por Joselito, auténtico gozne del toreo contemporáneo. Guerrita no solo desterró la antigua verónica, el lance donde el torero citaba de frente y levantaba  ambos brazos para despedir al toro, sino que la colocó de perfil para jugarlos indistintamente. Del mismo modo, el cordobés vaticinó la ligazón del toreo en redondo, al prescribir que el pase regular se instrumentaría estirando el brazo hacia atrás, describiendo con los vuelos de la muleta un cuarto de círculo, y no se remataría necesariamente con el de pecho, sino que sería repetido las veces que el animal lo permitiera.

Chicuelo y el toro Dentista. México 25 de octubre de 1925.


Gallito abrazó esta técnica en su tauromaquia, y la desarrolló en la mayoría de sus faenas, donde al finalizar el pase natural dejaba la muleta en la cara del toro para conducirlo hacia atrás y repetir la suerte. Aquellos trasteos, ayunos de estética y quietud, tuvieron una enorme trascendencia histórica, pues estaban acunando un nuevo toreo, mientras que Belmonte, considerado por algunos el padre del toreo moderno, no incluyó en su faena, salvo por excepción debidamente contrastada en las hemerotecas, la ligazón del pase regular o natural. Sus faenas, de las más cortas del toreo, cobijaban el pase natural ligado con el de pecho, trincheras, ayudados por alto y molinetes.

Manolete torea al natural al toro Perfecto de Miura. Barcelona, 2 de julio de 1944. Foto Mateo.

El toreo de Joselito halló continuidad en Manuel Jiménez Chicuelo, que embellecería con la gracia de su arte la obra de José, pues el espada de la Alameda de Hércules consiguió dar otra vuelta de tuerca al planteamiento gallista de la ligazón al alternar los terrenos de adentro y los de afuera, para eslabonar los pases en series, creando con aquella sucesión de muletazos un nuevo modelo de faena, que por su belleza halló una inmediata acogida entre público, que aceptaba entusiasmado ese toreo de mayor quietud, reunión y  armonía. La historia demuestra que si José y Juan fueron grandiosos y complementarios, no lo fue menos Chicuelo, que influyó decisivamente en el curso de la faena moderna, la que elevó a definitiva Manolete, que con su valor y regularidad implantó su estructura para que fuera adoptada por todos los toreros para manifestar su arte.

Consideramos que para hablar de la historia del toreo es necesario dejar a un lado las rivalidades entre Triana y Sevilla. El curso de la creación, implantación y desarrollo de la faena ligada en redondo tiene tres nombres propios: Joselito, Chicuelo y Manolete. 


Artículo de Antonio Luis Aguilera publicado en el blog Plaza de la Lagunilla

8 comentarios:

ALFONSO dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo escrito, pero yo creo que falta en este artículo el nombre de Manuel Benítez " El Cordobés " como superación de Manolete. Esto lo escribo después de haber visto el documental: El Cordobés ¿ Verdad ó Publicidad ? de Domingo Delgado de la Cámara porque quitando la anécdota del salto de la rana en su toreo de muleta hay una ligazón absoluta, una quietud impasible y pasando el toro más cerca que nadie y un número de muletazos en cada serie que ahora son impensables. Un saludo

Jose Morente dijo...

Alfonso:

Cierto. Y el de Luis Miguel con el pase circular y Ojeda, el de la síntesis genial...

Un abrazo

Jim Verner dijo...

Yo creo que Pedro Romero y Pepe Illo, si nacieran en este siglo para enfrentarse a los toros actuales, hubieran toreado como los favoritos de aficionados actuales. Si lees La Tauromaquia de Pepe Illo, veras que recomendaba torear mejor a los toros "boyantes" y "claros", lo que hoy se llama "recorrido" y nobleza".

Jose Morente dijo...

Jim:

Estoy seguro de que sería así. Los toreros que destacaron en su día hubieran destacado en cualquier época (de acompañarles la suerte. Y siempre ha sido mejor para torear el toro bueno que el malo.

Lo que ocurre hoy día, donde se alaban como positivos comportamientos negativos es sorprendente y denota un cierto desconocimiento en la materia.

Un abrazo.

joan dijo...

Para decirlo en una frase: El toreo moderno es la mezcla de la técnica de José y la estética de Juan.

Anónimo dijo...

Los precursores del toreo en redondo y toreo moderno Joselito chicuelo y manolete

Anónimo dijo...

Belmonte nunca toreo en redondo lo hacia en linia cambiada o en ocho comenta Félix malo

Anónimo dijo...

Un un de