sábado, 2 de julio de 2016

Cuaderno de notas (XCIV) No es lo mismo la bravura "deslocada" que la "regulada"

Mayo de 1979. La bravura explosiva de un Torrestrella ante la muleta -poderosa- de Francisco Rivera Paquirri.

"La bravura es la cualidad del toro de embestir por derecho, siempre para adelante, sin temerle a nada. Pero ojo, que no es lo mismo una bravura deslocada que una bravura regulada. Me gusta ese toro regulado que acude galopando, queriéndose comer la muleta.

Sin lugar a dudas, hoy hay mucha más bravura, lo que no significa que no haya más suavidad, y eso hace que los toreros estén más cómodos.

[Nuestro toro] ha mejorado mucho, tanto de comportamiento como en calidad. Toros que muestran un galope y una forma de embestir que transmite emoción, que al fin y al cabo , es lo que el ganadero busca y lo que desea el público"

Declaraciones de Álvaro Domecq Romero en PRIETO GARRIDO, José Luís "El toro bravo-ganaderías míticas" (1ª ed., Almuzara, Córdoba, 2012. Página 451)

3 comentarios:

Antonio Luis Aguilera dijo...

Restar méritos a todo lo que se lidia procedencia Domecq, asegurando que se trata de un animal descastado y carente de emoción, es faltar a la verdad. Afortunadamente existe un grupo de ganaderías con esta sangre que se encuentran en un gran momento, cuyas divisas cotizan gracias al juego de sus toros donde lidian. Fuente Ymbro, Núñez del Cuvillo, Victoriano del Río, Garcigrande, por citar algunas, destacan por el promedio de ejemplares que luchan noblemente y con clase hasta la muerte, con fijeza y persiguiendo por abajo los engaños que le presentan los espadas.

Durante las últimas campañas mantienen su regularidad en las grandes ferias estos y otros hierros origen “Juan Pedro Domecq”, que lidian reses exigentes en el trasteo pero que embisten con clase y ritmo, yendo más allá de dónde les marcan los toreros. No faltarán quienes piensen que solo reciben un puyazo, pero sería interesante reflexionar con objetividad cómo fue el encuentro en intensidad del castigo, duración y cómo fue la respuesta del morlaco en la arrancada, la pelea y salida del caballo.

Admitiendo que sobre gustos no hay nada escrito, y admitiendo que es una maravilla ver la embestida de un albaserrada con el hocico arando el albero, o la belleza de un santacoloma haciendo el avión en la muleta, o la temperamental arrancada de un torazo de Miura, es curioso observar cómo a la hora de juzgar estos encastes la vara de medir suele ser diferente que para los “Domecq”, algo que resulta estrafalario ante los insostenibles equilibrios de quienes pretenden vender genio por bravura.

No basta que el toro se mueva. Hay que saber valorar cómo se mueve. El aficionado sin prejuicios, el que más toros y toreros le caben en la cabeza, sabe diferenciar entre dos tipos de casta: la buena o raza, que es la capacidad del toro para ir siempre a más, embestir descolgado y luchar hasta la muerte con ritmo, clase y nobleza, y la mala o genio, esa otra que define al manso que acomete con violencia, sin entregarse nunca, frenándose en los engaños y defendiéndose porque no tiene valor para seguir las telas. Embestir o acometer, combatir o defenderse. He ahí la cuestión que debe distinguir el aficionado sin dejar que nadie meta la cuchara en su plato. Enhorabuena José por esta gran página de toros.

Anónimo dijo...

Buenas tardes señor Morente. Mire usted, que yo desearía mas toros "maleducados", veo tanto "buenismo" y tanta previsibilidad en esa "bravura ordenada" que aburren un sin fin de tardes. Para mi, Cobradiezmos no fue de indulto (siendo un gran toro), y ese toro de Victoriano que tanto le gusto a usted, el cual tubo la suerte de tener a Manzanares delante (y Manzanares a el), para mi, no paso de ser otro ,toro. Pasado San Isidro, solo me acuerdo de un grandísimo toro, como fue el de Baltasar Iban, que le dio pal pelo al Cabradiezmos este, y de una de las peores corridas que he visto en mi vida. La de Moreno. Pero mire usted por donde que en esa corrida tan mala, pase tal tensión, tanta emoción , que por momentos me crei saber por que en el los siglos pasados hubo tanta gente que se afionó al rito ibérico, y estoy segurísimo, que esa gente no vio un atisbo de arte, pero si sintieron ese algo que yo sentí al ver aquellas fieras corrupias maleducadas que te tenían el corazón comprimido, y fue mala de cojones, pero emocionante hasta el copon.
He leído el comentario de arriba. Un comentario interesante. Matizar, que estaría bien que pegaran en el caballo a las de Domeq, lo mismo que a las otras, a las que sean, cosa que no hacen, usted lo sabe.
Alvaro Domeq, en su libro el toro bravo, recomendaba a los ganaderos, no meter por corrida mas de un toro que fuera encastado por reata, a riesgo de no vender mas toros.
Imagino que volveremos a no estar de acuerdo, pero por comentar que no quede.
Un saludo.
Kaparra

Jose Morente dijo...

Kaparra:

Sobre gustos no hay disputas. Llevamos demasiados años tergiversando lo que siempre ha sido indiscutible que hoy para algunos aficionados lo bueno es lo que siempre se ha tenido por malo.

No se confunda usted con lo que gustaba o dejaba de gustar hace años. Es lo mismo que gustaba y gusta ahora, el toro bravo y noble que si, además, es repetidor y alegre, hoy le llaman encastado, resulta el no va más.

Pero la casta buena no tiene nada que ver con esa casta mala y desordenada que hoy parece tener algunos y muy entusiastas panegiristas.

Cuando le llamaban al pan, pan y al vino, vino, nadie confundía un toro malo con uno bueno; nadie se atrevía a decir que prefería el malo al bueno y menos aún a nadie se le ocurría ensalzar a un torero malo y denigrar al torero bueno.

Hoy, sí y así nos va.

Como dicen algunos, visto lo visto (y la confusión que hoy impera) a esto le quedan dos telediarios.

Mientras llega ese final sólo espero que cada cual disfrute con lo que le apetezca. Pero a mí, personalmente, estas modas nuevas de llamar bueno a lo malo y malo a lo bueno, no me van. Me quedo con lo que siempre ha sido el buen toro y el buen toreo.

Un cordial y amigable saludo

PD: Puntualizando. Comilón fue un gran toro mientras duró. No le quepa duda.