Por Jose Morente
Manuel Torre. Chacón le llamaba –cariñosamente- mi majareta por sus rarezas y extravagancias.
El “majareta” un cantaor genial
Si ha habido un cantaor genial en la historia del Flamenco, ese es Manuel Soto Loreto (o Leyton) “Manuel Torre”, jerezano del barrio de San Miguel. Dato nada banal pues en Jerez ser de San Miguel o de Santiago (el otro barrio flamenco por excelencia) imprime carácter.
El Torre fue el arquetipo de cantaor enduendado, carismático, imprevisible y genial (Ya he utilizado el adjetivo genial 3 veces y lo utilizaré alguna más antes de acabar la entrada, por si quedara alguna duda). Algo así como un Rafael el Gallo del flamenco, capaz de pasar, en un momento, de las mayores chapucerías a las notas más altas del sentimiento. Y viceversa.
Lo cuenta el Niño Ricardo
Una de esos notas altas, se produjo una mañana en Las Siete Puertas de Sevilla, al salir de una juerga flamenca en la que estaban con el Niño de la Palma, el padre de Antonio Ordoñez, artistas de la talla del Gloria, Rebollo…
Imagen de otra fiesta (esta vez en el sevillano Pasaje del Duque) en la que también se reunieron Cayetano Ordoñez “Niño de la Palma”, El niño Gloria y Manuel Torre.
Entonces mandaron a llamar a Manuel Torre que vivía en el Fontanal. Llegó Manuel y le dijo al Niño Ricardo que le pusiera la guitarra en el tres…
“…y escuchamos aquellos campanilleros, inspiración de su genio, que ponían los vellos de punta”.
Y añadía Ricardo:
“Lo mismo hubiera podido pasar lo contrario, que nos hubiéramos pasado la noche esperando un cante bueno, mientras Manuel no hacía más que mirar el mechero el reloj, que eran dos de sus manías…”
A la puerta de un rico avariento (Campanilleros
Manuel Torre – Guit.: Miguel Borrull hijo
Gramófono, 1929 (reeditado Sonifolk, 2000)
En 1929, Manuel Torre grabó para la casa Gramófono y con la guitarra de Miguel Borrull hijo estos campanilleros fruto de su inspiración. Aunque la grabación conserva algo del ruido de fritura, propio de las placas de pizarra, el resultado final (gracias a la limpieza digital del técnico Andrew Walker para Sonifolk) es de lujo.
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