miércoles, 6 de diciembre de 2023

Tauroteca. Banderillas en silla del Papa Negro

 Por Jose Morente

1908. El Papa Negro citando a banderillas en México

Cuando el Gordito inventó el quiebro se produjo una verdadera revolución pues un tercio que era de trámite (el de banderillas) cogió peso y fuerza equilibrando la lidia. Desde entonces un maestro no es maestro si no es un buen banderillero, si no es torero largo, largo en todos los tercios, algo que hoy no se estila. 

Que solo es maestro el torero largo era algo evidente hace dácadas. Pues ser maestro exige conocimiento de las reses, de todas las reses, y de las suertes, de todas las suertes. Lo contrario son los torero cortos, a los que, despectivamente, se les llama a veces especialistas. Aquellos que hacen muy bien lo que hacen bien. Y eso no quita para que hayan sido muy grandes algunos toreros cortos, algunos especialistas. Ahí están sin ir mas lejos Belmonte o Manolete... Pero no por eso se les debería llamar maestros.

Maestros de ley fueron Guerrita, Joselito y Luis Miguel. Y maestro fue (yo diría, con cierto cariño, que maestro de escuela) Don Manuel Mejías Rapela: El Papa Negro. Torero, hijo de torero, hermano de toreros y padre de toreros, el padre de los Bienvenida. El mejor maestro de la mejor escuela.

He podido localizar hace unos días unas viejas películas taurinas de México (probablemente del invierno de 1908 al 1909), entre cuyas escenas figura un par de banderillas del Papa Negro citando en silla, documento impagable que quiero hacer público en este blog.

Ahí, en esa vieja película, está todo. Primero, la preparación de pie con la silla en la mano, toreando cual si la silla fuese una muleta con un pase cambiado y otro con la derecha. Luego, el cite sentado en la silla, a no muy larga distancia del toro; el quiebro, marcando la salida con el pie; el par en las péndolas (¡Que bonito el lenguaje taurino!) y la silla que vuela. Al final, la salida de la suerte con el toro persiguiendo al torero hasta la barrera, y, para remate, el quite del peón (¿Quizás su hermano Pepe? ¿El tío Pepe?) y el salto de la barrera. 

Fin de la historia, de un trozo de la historia. De la historia taurina. De esa historia que no cesa. Ayer el Papa Negro. Antes que el, el Gordito. Después su hijo Pepote y ya, en nuestros días, Morante de la Puebla, el gran rescatador de la arqueología taurina.

Del Gordito a Morante pasando por los Bienvenida.

TAUROTECA. En medio, de toda ese hilo taurino que va del Gordito a Morante pasando por los toreros de la dinastía Bienvenida, vamos a ver al Papa Negro en un par de banderillas en México, citando sentado en silla

Van ustedes a flipar.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que reportaje tan fantástico sobre el tercio de banderillas. Gracias de parte de un miembro de la familia Bienvenida.

Curro dijo...

Muchas gracias, José. ¡Soberbio!