viernes, 12 de octubre de 2018

URDIALES

Por Fernando Cámara

Diego Urdiales

Urdiales firmó en Madrid, lo que sin duda, serán una de las faenas más importantes de la temporada.

Realizó una labor rabiosamente ortodoxa y pulcra ante dos toros colaboradores de Fuente Ymbro, encaste Domecq. Perfecta colocación y compostura en armonía con las formas de los engaños cuyas sutiles siluetas parecían hechas para una perfecta simbiosis de movimientos ante la pujante bravura de los de los astados. 

Aparecían estímulos y formas donde los trayectos tranqueados de los toros seguían fielmente la muñecas del que realiza la obra. Un lunático influenciado por el romanticismo y la seducción de embestidas que proporcionen el compás necesario para la preciosa y templada realización de la música en el ruedo. 

Toreo reunido y redondeado, añejo, antiguo y lleno de lo que pudiera ser una performance vintage a la vanguardia de los tiempos. Perfecta interpretación de la intimidad de un sentimiento torero y de la dignidad ornamental que pedía a gritos un acto de comprensión. En pocas palabras, un toreo imposible de definir con palabras y más allá del recuerdo que dejó en el alma de casi todos los que allí se congregaron. 

Toreo renacentista y basado en lo esencial, sin aspavientos, íntimo y arrancado del llanto del alma en su deseo de expresar sus emociones y sentimientos ante un público ajeno totalmente a la pasión del torero, pero no al margen de las cloacas del sistema. 

Urdiales reivindicó su postura, su estilo y su filosofía de lo que, para él, es ejecutar e imponer el toreo de todos los tiempos en una obra contemporánea donde todos fuimos testigos, excepto algunos, de la esquizofrénica locura que representa una inocente tarde de toros y fiesta...

3 comentarios:

Jose Luis dijo...

Gracias Maestro, los que vimos la corrida tuvimos estos sentimientos que también as expresado, y los que no tuvieron ese previlegio, lo están viviendo con esta rntrada en el blog, leyendo su crónica podemos vivirla.
Urdiales para mí desde hace mucho tiempo, es el toreo.
Este torero con cinco corridas, le ha dicho a las emoresas que todo no son números, este toreo es el que hace falta para hacer afición, pero esto le interesa a las empresas? O les interesa el pelotazo económico.
Me quedo con D.Diego Urdiales.
Gracias Maestro Fernando Cámara.

Antonio López Almenar dijo...

¿Es E.Ponce un torero manierista?

Antonio López Almenar dijo...

el Manierismo fue generalmente minusvalorado por la crítica y la historiografía del arte como un estilo extravagante, decadente y degenerativo; un refinamiento erótico[5]​ y una "afectación artificiosa"[6]​ cuya elegancia y grazia[7]​ no fue apreciada plenamente hasta su revalorización en el siglo XX, que comenzó a ver de forma positiva incluso su condición de auto-referencia del arte en sí mismo.