¿Quienes y cuando?
Decíamos al final de la entrega anterior que, aunque la película nos llega sin información sobre quienes son o pueden ser los toreros que aparecen en ella, creo que podemos deducirlo a la vista de las imágenes.
El torero nº 1, el que hace el primer quite, el de la media y el recorte, es, muy probablemente, Juan Belmonte. Su estilo, sobre todo en el remate, resulta peculiar y muy personal.
Veamos, un fragmento de película, donde remata un quite, a otro toro, otra tarde pero con el mismo aire personal.
El torero nº 3, el del hilo negro, el que derrocha maestría y torería aun sin torear, no puede ser otro (y no lo es) que Joselito el Gallo. Su manera de andar por la plaza y su actitud en la suerte de varas, también son inconfundibles.
Joselito en Madrid el 14 de mayo del año 14 en un tercio de varas. Un gesto muy característico suyo era inclinar el cuerpo hacia adelante cuando iba a intervenir en un quite. Siempre estaba muy atento a todas las incidencias de la lidia en sus toros y en los de los compañeros.
Más complicado es identificar al torero nº 2 (al del último quite) pues la calidad de la imagen no es buena y además se limita a sacar el toro del caballo (lo que vemos) sin intentar el lucimiento. Creo, no obstante, que se trata del mexicano Gaona.
Gaona. Un torero elegante en la plaza y fuera de ella.
Ese cartel de Gaona abriendo plaza con José y Juan sólo se dio en, Sevilla, dos tardes (según nos recuerda Teresa Gómez Espinosa en su texto “Testimonios fotográficos de la vida, el arte y la muerte de Joselito el Gallo” incluido en el libro “José Gómez Ortega. Joselito el Toreo mismo” editado por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla el pasado año)
“José Gómez Ortega Joselito. El toreo mismo” de Jacobo Cortines y Alberto G. Troyano (1ª ed., Sevilla, Real Maestranza y Universidad de Sevilla, 2012)
La primera vez, el 21 de abril del año 14 con ganado de Miura y la segunda, el 27 de abril de 1916 con toros de Santa Coloma. La película debe corresponder, por tanto, necesariamente a una de esas dos tardes pero ¿a cual de ellas?.
Buceando en la prensa de la época, encontramos que, en la corrida del año 16, Joselito lleva un terno normal, por lo que está claro que la película) no puede corresponder a esa tarde.
Tres fotografías de la corrida del día 27 de abril de 1916, segunda de feria, que torearon Gaona, Joselito y Belmonte (Fotografía de Toros y Toreros). Gaona vestía de celeste y oro; Belmonte de azul y plata y Joselito con un traje de grana y oro, según las reseñas. Ni rastro del traje de hilo negro.
Falta por comprobar si en la otra corrida, la del año 14, Joselito vistió un terno de hilo negro. Y, efectivamente, así fue. Según los periódicos, Gaona vestía de azul y oro; Belmonte de plomo y oro y Joselito de celeste y negro.
La propia Teresa Gómez inserta en su texto una fotografía de uno de esos dos paseíllos en la Maestranza con Gaona, Belmonte y Joselito (sin señalar la fecha), en el que Joselito viste ese traje de hilo negro.
Por lo que ahora ya sabemos, ese paseíllo sólo puede corresponder a la corrida del día 21 de abril de 1914 (que además es la de nuestra película).
Gaona, Joselito (a la izquierda de la imagen con traje de hilo negro) y Belmonte en la Maestranza (Fotografía de Sánchez del Pando). Ese paseíllo corresponde al día de la película que comentamos.
Joselito (de celeste y negro) en un quite al cuarto toro de Miura (que le correspondía a Gaona) de la corrida del día 21 de abril del 14 (Fotografía de Sol y Sombra).
Lo más sorprendente de todo esto, es que esa tarde (la que pensamos que fue filmada la película o sea, la tarde del 21 de abril del 14) resulta que fue una tarde con marcado sabor histórico.
Lo comentamos en la siguiente entrega, última de esta mini-serie.
Pero antes, vamos a ver otra vez la película a velocidad normal (no acelerada) y sin la equívoca fecha.
(Continuará)
7 comentarios:
Como observo la gran sequía de comentarios a esta miniserie tan interesante, se me vienen a la cabeza algunas cuestiones:
-el toreo de Belmonte con el capote es un gran desconocido, incluso entre los aficionados más doctos
-aparentemente falta pasión y entusiasmo por los quites de la película. Son tan extraordinarios, que es difícil quitártelos de la cabeza. Solo cabe exclamar ¡qué barbaridad!
-todo lo visto ha ocurrido hace 100años. Da que pensar que una sociedad que lo ignora, incluso en el ámbito taurino, es una sociedad anómala
Por no alargarme lo veo todo muy extraño y con cierta dosis de preocupación.
Por si suscita alguna duda en mi anterior comentario la palabra barbaridad, he de aclarar que la utilizo como algo extraordinario y fuera de todo lo visto. Vamos, que roza el cielo.
Saludos.
Francisco Butler:
Efectivamente, desde que se ha instaurado la moderación de comentarios, estos han disminuido bastante. ¡Qué le vamos a hacer!
Por lo que respecta a los suyos, comparto sus reflexiones que me parecen oportunas y necesarias.
Primero. El toreo de Belmonte con el capote.
En efecto, la crítica más reciente ha utilizado a Juan Belmonte como paradigma del toreo de muleta pero sin negar la importancia de su concepto del toreo que le permitió adentrarse en terrenos insospechados, creo que donde Juan marcó la pauta y puso banderas (que dirían los flamencos de Jerez) fue en el toreo de capa. Asombroso aún 100 años después, como usted señala.
Segundo.- No sólo esta película sino otras muchas que reposan en el olvido, quizás interesado, ponen de relieve el buen toreo que se hacía con el capote hace 100 años. Una verdadera barbaridad.
Es una verdadera lástima el poco interés que los aficionados tenemos por estas viejas cintas.
Creo que ello se debe a que las mismas (pese a u innegable calidad e interés) desmienten muchos de los clichés y tópicos que circulan hoy día sobre el toreo de antes y el de ahora.
Ni el comportamiento del toro de aquella época es el que nos dicen, ni se toreaba como dicen que se toreaba. Diferencias hay pero bien distintas a las que nos proponen pero para los que utilizan el toreo antiguo (y, por desgracia, son legión) para ningunear y desmerecer el toreo moderno, estas películas (con ser magníficas) son un verdadero antídoto.
Seguiremos pues rescatando y publicando las que vayamos encontrando.
Un cordial saludo
J'approuve totalement ton dernier commentaire. Il y a beaucoup à apprendre de l'histoire de la tauromachie pour juger celle de notre époque. Jamais, les aficionados n'ont eu à leur disposition autant de documents, de collections de vieilles revues, cinémathèques, photos innombrables et paradoxalement, les prétendues aficionados continuent à nous assassiner les oreilles avec des oukases, des diktats, des fatwas contre ce qui se fait de nos jours. Quelques heures d'examens de ces vieux documents nous montrent que les pleurnicheries des nostalgiques ont toujours eu lieu, que les toros d'il y a 100 ans offraient toute la gamme des présentations, depuis les petits cornicortos aux mastodontes cornalones, des braves des mansos, des faibles, des puissants et ceci dans quasiment toutes les plazas,que parfois les arènes étaient archi-combles, et parfois les gradins presque vides, qu'il y eut de tout temps des publics injustes, des aimables, des connaisseurs, des fantaisistes, et des toreros brillants qui ratent, et des toreros modestes qui réussissent. RIEN de nouveau sous le soleil des arènes. Et au lieu de profiter de cette manne de documents pour acquérir un peu de modération et de recul, on voit les insupportables enragés hurler leur haine envers le spectacle qu'ils prétendent aimer. Il est vrai qu'il est si facile de passer pour savant en jouant les sévères. Plutôt que de fantasmer sur une tauromachie qui n'a jamais eu lieu, qu'ils commencent par apprendre leurs leçons d'histoire. Je te rends grâce, José, pour être un modèle de ceux qui, ayant beaucoup appris, ayant beaucoup réfléchi, peuvent exprimer une sagesse dont on a bien besoin quand on veut se garder de toute injustice. J.Coursier
Y nosotros disfrutando y enriqueciendonos con ellas.
Jack
Pues muchas gracias por el agradecimiento y, otra vez y van..., manifestar mi total acuerdo con su modo de ver y disfrutar el toreo.
En mi opinión, que resulta ser también la suya, la historia no debe ser un arma "contra", sino algo que nos enriquezca y permita moderar nuestras opiniones, dándonos una visión más amplía y más positiva de lo que vemos.
Si la historia sólo sirve para considerar que el presente es totalmente decadente y negativo, una de dos: O nuestro concepto del pasado está equivocado o los equivocados somos nosotros por ser aficionados a un arte que camina al desastre y que no tiene punto de comparación por lo que fue.
Como lo segundo lo considero totalmente improbable, es menester que empecemos a utilizar los conocimientos (hoy enormes) del toreo actual y del histórico para profundizar, matizar y disfrutar al máximo con lo que podemos ver en la plaza en nuestros días.
Sin perjuicio de decir, también, lo que no nos gusta y, sobre todo, intentar cambiarlo pero siempre partiendo de una lectura real del ayer y del hoy y no de una lectura dogmática, parcial y errónea como se estila.
Un fuerte abrazo
domi:
Muchas gracias, otra vez, y un cordial saludo.
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