Hay consenso en que torear con el capote a los Victorinos de salida no es fácil. Sin embargo, Morante de la Puebla lo hizo en el 2009, en el mano a mano con el Cid. Fue lo único interesante de la tarde.
Analizábamos en la anterior entrada el comportamiento del toro de Victorino a través de la opinión del propio ganadero y de los toreros. Vamos hoy a continuar con las opiniones de estos últimos sobre el modo correcto de enfrentarse a este toro con capote y muleta.
Un toro difícil de torear con el capote
Uno de los toreros que más piensa en la cara del toro es, sin duda, Enrique Ponce quien señala que “en principio, este toro no suele ser fácil con el capote”. Por eso, Ponce aconseja que:
“En ese momento no hay que fijarse en si tiene o no recorrido, o si se mete o no por debajo, porque casi siempre suele quedarse corto y rebañar, sino que hay que fijarse en otras cosas.
Una característica buena que hay que apreciar con el capote es que humille o no humille.
Si baja el morro es una gran ventaja, porque un toro de Victorino que no humille puede crearte muchos problemas”
El Victorino de salida suele ser muy complicado en el capote. pues no humilla lo que puede ser mala señal. En la foto, Víctor Mendes.
Enganchando al toro en los vuelos de la muleta
Como con el capote no suelen dar juego, el éxito o el fracaso con estos toros se ventila en la faena de muleta. Vayamos paso a paso.
Quien explica muy bien como se cita a este toro y como se traza el muletazo es El Tato.
“En lo que respecta a la colocación para el cite a este toro no sirve echarle la pierna y la muleta hacia adelante para luego cambiar la posición del cuerpo, sino que hay que cogerle con los pies ya asentados, más de perfil o más de frente según cada torero, pero siempre muy asentado. Debe ser la muleta la que enganche y traiga al toro. Como por lo general es un animal que tiene fiereza es fundamental que la muleta esté puesta por delante para ganarle con sometimiento.
La muleta no sólo hay que echársela delante, sino que tiene que ser abajo, en el hocico, para jugar a favor de la condición humilladora de este toro. Si le pones la muleta así facilitas su embestida, mucho más que si va a media altura”
El Tato en 1997 con un Victorino en Sevilla. La muleta siempre debe ir por delante del torero en el cite con estos toros. Además hay que esperar muy asentados los pies. Cargar la suerte, en estos toros, no es aconsejable pues su tendencia natural es ya vencerse hacia el cuerpo del torero.
El muletazo en línea recta
No basta con poner la muleta adelante y abajo, ni con enganchar al toro en los vuelos con suavidad (“Al Victorino –dice el Cid- hay que echarle los vuelecitos abajo, siempre muy suave”) sino que es clave el trazo que se le de al muletazo, algo en lo que coinciden todos los toreros.
El primero, el Tato quien explica:
El recorrido del muletazo debe ser más en línea recta que hacia detrás: Como es natural hay toros que permiten que te enrosques con ellos pero esa no es la norma general de la ganadería. Este toro tiende a acortar la embestida en el remate y puede rebañar y quedarse por debajo, por lo tanto la base del toreo es procurar romperle en línea recta hacia delante para que el toro se acostumbre a pasar. ”
Sevilla, 8 de abril de 1997. Lo que está haciendo el Tato con el toro Veraniego de Victorino (rematar detrás de la cadera) sólo puede hacerse excepcionalmente con toros de esta ganadería. Lo habitual será tener que romperlos en línea recta.
Eso mismo es lo que dice Enrique Ponce quien señala que:
“Al toro de Victorino hay que iniciarle las faenas llevándole mucho para adelante en línea recta, para que el animal se acostumbre al recorrido que le estás marcando. Si a ese toro empiezas llevándotelo atrás, o te dura muy poco, o te rebaña en el tercer pase.
Sobre todo al principio, hay que romperlo para delante en la línea recta y sólo después, si se te entrega y es bueno, entonces puedes enroscártelo. Pero no en un viaje corto, sino hacia atrás pero muy en largo. Siempre hay que llevarlo mucho y muy sometido.”
Ponce en Bilbao con un Victorino de gran tamaño para este encaste, torea en línea recta que es lo que pide este tipo de toro.
Lo que remacha el Cid, uno de los diestros que más éxitos ha tenido con estos toros y quien los ha entendido a la perfección.
“Al toro de Victorino no hay que llevarle muy hacia atrás porque como se vuelve tan rápido, si le vacías por detrás de la cadera no te da tiempo a colocarte para el siguiente muletazo. El final del pase hay que alargarlo mucho y, al principio un poco en línea recta.
Yo lo que hago porqué sé que hay que llevarlos en línea recta es ponerme enfrontilado con ellos, para poder llevarme la muleta hacia atrás sin romper la línea recta de su embestida. De esa manera, el muletazo no sólo no pierde profundidad sino que de hecho gana”
El Cid toreando en línea a un Victorino en Bilbao.
José Miguel Arroyo “Joselito” es de la misma opinión:
“Lo más importante al principio es poderles, ponerles los engaños delante e intentar alargarles el viaje lo más posible. Además hay que engancharlo muy abajo.
Este es el toro que menos te permite enroscártelo a la cintura porque te rebaña por detrás y por delante”
Joselito con un Victorino en Palencia el 3 de septiembre de 1993. El Victorino es el toro que menos permite enroscártelo a la cintura. Joselito lo torea, sin embargo, con mucha firmeza y aplomo.
Tandas cortas y no largas rematadas por abajo
Otra regla primordial es la del número de pases que admiten estos toros en cada tanda. Dice el Cid que:
“Al principio las tandas de muletazos son más cortas, para ir haciéndole al toro, porque el primer pase casi siempre se lo traga medio bien, pero el segundo y sobre todo, el tercero ya le cuesta mucho trabajo.
Hay que ir sobándole: Primero, tres pases y luego si el toro lo permite, cuatro y cinco. Hay Victorinos, no muchos, que permiten series largas. La mayoría de los toros son de ir poco a poco porque como tienen los muletazos contados, hay que aprovechárselos desde el principio”.
Para poder torear bien al toro de Victorino, primero hay que sobarlo. En la foto Ruiz Miguel en 1986 en Madrid enseñando a un Victorino a seguir el trazo del muletazo.
Luego, ya podrá venir hasta esto.
Añade el Cid que:
“Luego como te tropiece dos veces la muleta, ya puedes ir descontando pases. Incluso los toros que crees que son buenos se orientan rápidos”.
O sea, lo que aconseja siempre Victorino en los tentaderos: ¡Que no enganche la muleta!
Por alto son muy complicados. Joselito señala que una característica de estos toros es que:
“Al principio, casi nunca aceptan los pases de pecho ni cualquier otro remate por alto. Ahí es cuando más rebañan. En cambio cuando le echas el capote o la muleta abajo, es cuando suelen embestir más”
El Cid remata por abajo una tanda al toro Veranero, uno de los seis de su gesta de Bilbao donde mató en solitario la corrida de Victorino. El toro de Victorino generalmente no admite pases por alto ni tandas largas.
La muleta, siempre por delante
Un torero (y algo más que torero) que se ha preocupado de estudiar concienzudamente a estos toros es el escritor André Viard, quien desvela el secreto del modo de engarzar un pase con otro con estos toros:
“Ligar sin ligar es el secreto… El conservar el compás de espera entre los pases sin romper el tenue hilo del dominio, pero dejándole al animal el tiempo para que equilibre su embestida. Instante sutil en el que la muleta se queda como suspendida para ser más convincente”
Ponce traduce a Román Paladino lo que Viard explicaba de modo tan poético:
“Para poder torearle bien hay que bajarle mucho la mano y taparle constantemente. Entre el remate de un muletazo y el inicio del otro, el toro debe tener la muleta siempre delante. Sólo debe ver muleta. Este toro rebaña por abajo y si no ve muleta a lo mejor quiere coger la pierna”.
El Victorino debe ver muleta en todo momento especialmente en los remates del pase o de la tanda. Como decía Victorino, la muleta no se puede jalar en ese momento. En la foto, Padilla aplica correctamente ese precepto.
Los movimientos del torero entre pase y pase
Es importante también que no pase mucho tiempo entre tanda y tanda para que el toro no despierte, para que no se oriente pero lo más complejo es –en estos toros- engarzar un pase con otro. Dado que este toro suele quedarse corto, debajo de las zapatillas, lo más importante serán, por tanto, los movimientos que, entre pase y pase, debe hacer el torero para mantener las distancias con el toro.
Guillermo H. Cantú reconoce que no es ideal emplear estos movimientos pero que es algo que se da en la realidad y que hay que contarlo “si se desea comprender la técnica empleada”.
Y es que aunque lo perfecto sería no enmendarse, no moverse, con los toros de este encaste esto no será generalmente posible pues tampoco admiten la solución técnica habitual para los toros que se quedan cortos que es citar con la muleta retrasado ya que, como hemos visto, esa forma de citar no es nada aconsejable en el toro de Saltillo.
La solución habitual cuando el toro se queda corto es citar con la muleta retrasada (cáncamo a la altura del cuerpo) para que el toro en su corto viaje rebase el cuerpo del torero. Sin embargo, ésta fórmula aunque válida en otros encastes es inviable con el Victorino pues al toro de saltillo hay que citarle siempre con la muleta adelantada. Sin embargo, como no hay teoría infalible aquí vemos a Ruiz Miguel citando al final de faena con la muleta (el cáncamo atrasado).
Consecuentemente, aquí no quedará más opción que realizar los movimientos necesarios para recuperar la posición. Lo importante, entonces, es que estos movimientos se hagan con armonía, sin perder el ritmo de la faena.
Sin embargo, resulta bastante llamativo que, en las entrevistas y declaraciones que he podido recopilar, ningún diestro habla de ese momento singular que se produce entre pase y pase cuando el torero tiene que recuperar su posición delante del toro.
Y es que el miedo de los toreros a ser tachados, por los críticos intransigentes, de falta de pureza les obligan, a veces, a utilizar un lenguaje, digamos que, “políticamente correcto”.
Ninguno pues nos hablará abiertamente de “perder los pasos” (igual que tampoco se atreven a hablar del “pico”) sino que utilizarán otros eufemismos (Como lo de “conservar el compás de espera” que decía Viard). Sin embargo, “perder los pasos” ante el toro de Victorino no es ninguna ventaja sino que se convierte, sobre todo en los primeros compases de la faena, en casi imprescindible.
El Victorino tiene tendencia a quedarse corto al final del pase,a no rebozarse. Este toro no regala un centímetro de más al torero casi nunca lo que, casi siempre obliga a este a enmendarse en los primeros compases y a tener que poderle. Pero, señores, Una vez dominado, la cosa cambia y como. En la foto, Capea con Cumbrerillo.
Quien no tiene rubor en decir la verdad y nos cuenta como se corrige la posición es Guillermo H. Cantú quien en su libro Muerte de Azúcar (Editorial Diana, S.S., 1ª ed., México D.F., 1984) en referencia al saltillo mexicano (lo que es extrapolable al Victorino y también, en su caso, a los toros de otros encastes) nos dice sobre los movimientos del torero entre pase y pase:
“Existen dos vertientes de la distancia en estos trazos con el toro: la distancia de corrección entre cada pase, es decir, lo que el torero se mueve al enmendar y, una vez hecho esto, lo que el torero corrige para colocarse nuevamente a la distancia y/o dirección en que puede encelar a la res y provocar la arrancada. Enmienda de la enmienda, podría denominarse a este desplazamiento.
En el caso del Victorino, la enmienda de la enmienda debe hacerse, “ganando el pitón contrario”, o sea muy cruzado, pues con estos toros andar al hilo es muy peligroso pues al venir el toro al paso tienen mucho tiempo para ver al torero con el rabillo del ojo.
En la foto, Niño de la Capea toreando excepcionalmente bien con la izquierda a Cumbrerillo (Madrid, 28 de junio de 1988). La cumbre de su carrera.
Hay que torear en función del toro que se tiene delante.
Las características singulares del comportamiento del toro del encaste saltillo-albaserrada determinan la forma en que se le debe torear.
Como enseñan los toreros, este es un toro al que no se le puede cargar la suerte en el momento de su arrancada ni rematarlo detrás de la cadera porque si se hace así, el toro cogería al torero al tercer pase.
Al toro de Victorino (al bueno) hay que esperarlo con las zapatillas ya clavadas en la arena, con firmeza, enganchándolo muy adelante y con mucha suavidad sin toques bruscos y llevándolo muy toreado en línea recta, en tandas siempre cortas al principio y reponiendo con máxima presteza la posición entre tanda y tanda, yendo al pitón contrario.
Lo ideal, al rematar los pases es no tener que enmendarse pero eso no siempre depende del deseo del torero ni de sus capacidades sino –repito- del comportamiento del toro.
Es un toro, finalmente, de muy pocos pases por lo que hay que empezar a torear desde el primer momento pues no admite probaturas.
La opinión de los toreros, que hemos traído a estas páginas y que acabamos de resumir (muy similar aunque de muy distinto estilo y escuela todos ellos), es muy importante porque es fruto de la experiencia directa y no de tópicos e ideas preconcebidas. Y pone sobre el tapete una cuestión relevante y es que, si defendemos la variedad de encastes, tendremos que aceptar la variedad de formas de torear pues cada toro tiene su lidia que será distinta en cada caso.
Lo que da lugar a la siguiente regla de oro: Hay que torear en función del toro que se tiene delante (el conocimiento de las reses del que hablaban los antiguos). Máxime en el caso de encastes tan complicados y con tanta chispa como es el encaste saltillo-albaserrada
El maestro Capea. Cada toro tiene su lidia.
Las teorías dogmáticas sobre como hay que torear (cargar la suertes, rematar atrás, torear con las bambas, etc.) le simplifican la vida al aficionado que no tiene que estrujarse el cerebro para analizar lo que pasa en el ruedo pero no tienen validez ninguna cuando se pretenden imponer como leyes universales. El planteamiento de los toreros que basan su toreo en imponer su concepto al toro (Belmonte, Manolete, José Tomás) es encomiable y heroico –¡honor y gloria a todos ellos!- pero bastante discutible conceptualmente.
Dejémonos pues de rígidas y erróneas teorías (todas las teorías rígidas son erróneas) y disfrutemos en la plaza viendo torear a los Victorinos… cuando se dejen.
9 comentarios:
Chapó!!
Las novilladas de Moreno Silva que comentamos en este blog fueron una buena fuente de aprendizaje sobre cómo torear los saltillos, con toreros que están aprendiendo se ve fácil las cosas que se hacen mal y es mucho más nítido de apreciar que cuando hay un torero experimentado con una técnica consolidada.
Vi con claridad la colocación que requiere este encaste, como bien ha explicado, hay que tratar de situarse siempre en la rectitud del toro. Si se acude sesgado o se presenta la muleta de costado, más pronto que tarde el toro se hace prácticamente imposible de torear en redondo.
Bien es verdad que a aquellas novilladas de Moreno Silva, en general, les faltó un punto de nobleza o de ingenuidad como dice Domingo Delgado, que posibilitara un toreo más lucido.
Un abrazo
En la última foto de la entrada, ¿de qué torero se trata?
Impresionante entrada y magnifica explicación para poder entender la forma de lidiar no solo a estos toros, sino a toros dificiles y complicados que los aficionados son incapaces de valorar.
También El Cid entiende muy bien a estos toros con el capote dejándoselo muy en la cara, perdiéndole pasos sin quitárselo, y una vez que lo ha pasado varias veces por los dos pitones, le da sitio para intentar dar algún lance a la verónica o los remata, según vea que el toro puede romper o no.
Llama la atención que uno de los especialistas del encaste, Ruiz Miguel, no se haya caracterizado por adelantarle la muleta a estos toros cuando mediada la faena empezaban a quedarse más cortos, entonces era capaz de esperarlos con la muleta a la altura del cuerpo ayundádonse a veces de un toque en el testuz o los pitones con la mano que no toreaba al tiempo que daba un toque suave con la muleta para fijar la embestida, para eso hace falta mucho valor.
Ese "Cumbrerillo" de Capea tuvo una embestida por el izquierdo muy emocionante, yo creo que le quedaban muletazos por ese pitón cuando le dió la voltereta a Capea que aprovechó la conmoción del público para coger la espada y entrar a matar.
Por último, cuando los victorinos rematan la embestida y a continuación gazapean lo difícil que debe ser perderle pasos sin encoger el brazo y traerse la muleta, yo creo que con la colocación que exigen estos toros debe ser lo más difícil de conseguir cuando se está en la cara.
Saludos.
Vazqueño:
Efectivamente, las similitudes de comportamiento entre el toro de Moreno Silva y el de Victorino son evidentes pues no en balde el encaste Albaserrada de éste deriva del encaste Saltillo de aquel, como ya sabemos.
Como usted acertadamente señala, a este toro hay que torearlo con su técnica específica siendo en cualquier caso, un ganado muy complicado de lidiar por dos razones:
Primero, por lo mucho que este toro exige del torero. El Niño de la Capea (que es el torero de la última foto) decía que su triunfo en Madrid sólo fue posible por encontrarse en la madurez de su carrera pero que el toro aunque bravo (¿quizás por eso?)hubiese traido de cabeza a cualquier torero bisoño por lo matices de su comportamiento.
y segundo, porque la técnica que piden estos toros es muy diferente de la utilizada hoy día. La técnica usual hoy (que es la que dominan los toreros y que ha alcanzado niveles de depuración importantes e imposibles de sospechar hace años) es la correcta en toros del monoencaste Domecq (Murube-Ibarra-Parladé) pero no siempre resuelve la problemática que plantean estos "otros" toros tan distintos.
Cuando además aflora más genio que nobleza la cosa se complica mucho para el torero y todo lo que este haga tiene un enorme mérito que el aficionado sensato agradecerá adecuadamente
Un fuerte abrazo
Esther:
Esperemos que cada vez seamos más capaces de valorar estas lidias distintas pues, premiando al torero adecuadamente, ello podría quizás ayudar a salvar encastes en vías de extinción.
Muchas gracias y un abrazo
Oselito:
O por lo menos es lo que opina el propio torero. Pues decía el Cid, en unas declaraciones, que quizás a el le sirvieran tantos toros de Victorino por hacerles bien las cosas desde el principio.
Que duda cabe que si el toro es bueno y el torero le hace las cosas bien, todo va por buen camino.
Por lo que respecta Ruiz Miguel, efectivamente el incumplía la regla de citar siempre con la muelta adelantada y es que las reglas no son dogmas. Ruiz Miguel les podía a estos toros con muleta a la altura del cuerpo avanzando hacia afuera (hacia el pitón contrario) con la muleta y la pierna sin toques bruscos pero con firmeza y el tema le funcionaba.
He revisado la faena de Capea y después del revolcón todavía le saca pases al Victorino con la izquierda y ¡a pies juntos!. Pero no sé si la película que he visto están "montadas" las tandas en el orden real de la faena o no. Aunque creo que sí. En cualquier caso, en esos toros parece preferible si se han cuajado un par de tandas abreviar pues si se intentan alargar las faenas lo normal es que el diestro acabe deslucido. Lo que no quita para que al toro que cita le quedarán o no aún algunos pases en el tinetero (¡quien lo sabe!)
Y finalmente, totalmente de acuerdo en la dificultad de ligar los pases cuando estos toros se quedan debajo de las zapatillas. Creo que es el momento más complicado que tienen.
Un fuerte abrazo
Holà, Señor Morente.
Analisis de docto y sabio, leccion de alto nivel, que intimida al simple mortal...
Sin embargo, me arriesgo : unas observaciones sobre los "victorinos" tobilleros.
Habitualmente cuando los toros (encaste Parladé/Murube) dan la vuelta, desplazan la parte posterior de sus cuerpos, los miembros anteriores (las manos) siendo el axis que no se mueve, como la punta de un compas, las patas traseras dibujando el circulo. Asi, el toro mirando el caballo que anda en frente de el, mueve sus patas traseras para seguir el movimiento; en final del muletazo también : asì, todo el cuerpo del toro gira alrededor de las manos y se aleja del torero.
Me parece que, bastante a menudo, el toro de origen Albaserrada, tiene la posibilidad de dar la vuelta de manera diferente : el centro de la giracion es el medio de su cuerpo, moviendo las cuatro patas (como un vehìculo de 4 ruedas direccionales!) y hasta su tren trasero que puede ser este centro del cìrculo. Esto le da la posibilidad de volver muy rapidamente, y facilita su propension a ser "tobillero". No es sistemàtico, pero ocure mas que de vez en cuando.
Esta observaciòn no tiene nada de cientifico; se trata solo de una pista que necesitarìa comprobaciones mucho mas serias que mis leves impresiones sobre el comportamiento de los "victorino" "adolfo" o "escolar".
Très cordialement,
Jack Coursier
Jack Coursier
No me había olvidado de usted lo que ocurre es que el tema que plantea me ha obligado a enfrascarme en el visionado de un número ingente de cintas de video de toros de diversos encastes para analizar su manera de moverse.
Creo que pronto podré, si no dar cumplida respuesta a su pregunta, al menos sugerir algunos matices al tema que plantea.
Desde luego, está siendo de máximo interés, para mí, esta "investigación"
Un abrazo
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