martes, 6 de junio de 2023

¿Y cuando han tenido casta los toros?

 Por Jose Morente

Entrada al caballo de un toro de Santiago Domecq lidiado esta feria de San Isidro en Madrid (Fotografía de Ana Escribano publicada por la Asociación  El Toro de Madrid)

Leo, casi a diario, ese tole-tole de la falta de casta del toro de hoy y de la casta fiera del toro antiguo... ¿De la casta del toro antiguo?

Hablemos un poco de la casta del toro antiguo. De ese toro antiguo (¿Cual?¿El de que época?) que dicen los toristas de hoy (que, por cierto, no lo vieron) que tenía mucho más casta que el toro actual.

De los toros antiguos de verdad, los del siglo XIX, no me atrevo a hablar. Muy bonitos, a la vista de las espectaculares láminas de la Lidia o de los dibujos de M.Castellanos, pero cuyo comportamiento me genera muchas dudas. Sobre todo cuando el baremo de la bravura se cifraba en una suerte de varas sin petos en los caballos. Toros que tomaban 10 o 12 varas (algunos), derribaban unas cuantas veces y mataban algunos caballos... sin peto, repito.

De lo que tengo más datos es del toro del siglo XX. No solo por ser más reciente y parecerse más al de ahora el modo de torearlo, aunque se le exige mucho menos, sino porque de esa época quedan algunas pruebas irrefutables en las viejas películas. Y ¿que vemos en esas viejas películas? Pues lo que vemos es un toro mucho más manso, cobarde y descastado que el toro de nuestros días, ese que tan poco les gusta a los conspicuos toristas de hoy..

Dos escenas pueden servir para hacernos reflexionar. Primera, la del toro de Miura liadiado el año 1913 en Zaragoza, al que Joselito le cogía un pitón. Un año antes de que Belmonte se proclamara como el primer torero que había cogido un pitón a un Miura (Hazaña, por tanto, más falsa que un Judas).

Segunda escena, la del tercio de quites de Gitanillo de Triana en Sevilla en los años 20 (una de las pocas películas donde aparece Curro Puya) en el que el toro se le para y desentiende... a mitad del capotazo.

Y no sigo, aunque hay más. Muchas más escenas donde se comprueba que ni el león es tan fiero como lo pintan, ni el toro de antes tan encastado como algunos (que no lo vieron) quieren hacernos creer.

No se lo digan a nadie, pero lo que creo que algunos lo que quieren hacernos creer es que el toro de hoy no vale un pimiento y que no tiene ningún mérito ponerse delante. Salvando, siempre hay excepciones, aquellos encastes o ganaderías que son de su agrado. Y es que, toros encastados y toros mansos, los ha habido antes y ahora...

Por cierto, algunas de esas ganaderías preferidas por los toristas pueden figurar por méritos propios entre las que menos casta gastan de toda la cabaña brava de este pais... Contradicciones del torismo.

Cazarratas. Un toro descastado y peligroso de Saltillo. (Foto de Andrew Moore publicada en el Blog Dominguillos)


domingo, 4 de junio de 2023

Un lujo que los aficionados no podemos permitirnos

 Por Jose Morente y David Bracho (fotografías)


Son muy complejas y complicadas las corridas de un solo matador. Como decía Corrochano fue norma de los maestros en Tauromaquía "con clase y recurso para ello" encerrarse con seis toros en solitario. De manera esporádica u ocasional y con objeto de medir sus fuerzas, por hacerse valer o por un, muy taurino, sentimiento de superioridad.

En cualquier caso, la prueba no ha sido nunca empresa corriente ni siquiera tratándose de muy buenos toreros. Muchos grandes diestros (Belmonte, por ejemplo) nunca la hicieron. Lo que prueba lo difícil del empeño.

El resultado de estas corridas no se mide por el corte de orejas, ni debe medirse por la faena excepcional que, si viene, bienvenida sea, sino por el conjunto, por la variedad y por el repertorio. Por la sensación de poderío que transmita el torero, maestro, y por su capacidad de resolver las cambiantes condiciones de la lidia de cada toro pues cada toro es diferente, máxime si al alarde se añade la complejidad de elegir astados de diferentes categorías, en una especie de tour de force de estas complicadas corridas.

Remataba Corrochano diciendo que lo principal es, por tanto, la variedad, el repertorio amplio que evita la monotonía, peligro de estas fiestas, el conocimiento de las reses y de las suertes, los recursos empleados.

Ayer Saúl Jiménez Fortes se encerró en Antequeraen solitario  -otra vez más- con seis toros de distintas ganaderías (Blazquez, El PIlar, Julio de la Puerta, Victorino, Valdefresno y Garcigrande).

Sin tener que recurrir a la épica (aunque la verdad y pureza en la ejecución de las estocadas a todos los toros merecen destacarse), la tarde se fundamentó en el conocimiento de las reses (pues todas las lidias fueron exactas y diferentes) y en el conocimiento de las suertes (pues todos los lances tuvieron el sabor de la pureza verdadera). Los dos conceptos fundamentales del toreo.


Cortó 5 orejas y salió a hombros, pero, por esta vez (y solo por esta vez), estoy de acuerdo con mi amigo Javier Sanz y el balance de las orejas cortadas no me sirven para medir la importancia de la tarde. Cuajó al toro de Julio de la Puerta, pero estuvo cumbre toreando de muleta y bregando (llevó el peso de la lidia) toda la tarde y en todos los toros y muy especialmente en el encastado pero complejo toro de Victorino Martín. Me encantó la lidia de ese toro.

Eso de la brega y la lidia merecen comentario aparte pues, a Fortes, el valor se le supone y la pureza en la ejecución de la suertes también. Sin embargo, lo verdaderamente destacable, lo llamativo en la tarde de ayer fue el recital de maestría que dió este torero bregando y lidiando. Dando a cada toro lo que el toro pedía, tanto en terrenos y distancias como en el trazo de los engaños. ¡Que suavidad y sutileza en los toques! ¡Que templado en el toreo de capa y muleta! ¡Que capacidad para resolver los problemas (ahora les dicen teclas) de cada toro!


Un recital de maestría y como maestro sale consagrado Saúl de la tarde de ayer en la plaza de Antequera. Y todo eso en su primera actuación de esta temporada. Un dato sorprendente e inexplicable que pone en solfa a todo el sistema y al sistema todo.

Que Fortes no esté toreando todas las tardes es un lujo que los aficionados no podemos permitirnos.



sábado, 29 de abril de 2023

Una lección de tauromaquia

Por Clarito

Lección de tauromaquia


Sevilla, 20 de abril.- Y fue el joven catedrático, cogió la tiza, subió al encerado y dictó su lección de tauromaquia.

El joven catedrático es sevillano, de Gerena por más señas, tiene 33 años y se llama Daniel Luque en los carteles. La clase del día tenía título: "Asi se lidia y torea un toro bravo". Bonito, aunque nada fácil, tema.

Empecemos por el temario. Un toro bravo es, por antonomasia, un toro valiente y noble. Nobleza obliga pues la cobardía traicionera solo puede encerrar mansedumbre. La bravura se ve en el caballo, pero sobre todo en la muleta, pues el mérito en el toro -y diría que en el toreo- es ir a más y nunca a menos.

El toreo es carcia suave. Y eso es lo que el Catedrático Luque hizo de salida. Primero, a pies juntos y luego con el compás abierto: mecer el capote con suavidad máxima. Dicho sencillamente, torear.

Todo lo que le hace al toro tiene que tener su razón y su porqué. Torear sin saber porqué y para qué se torea no es torear. Podrá ser más o menos bonito, pero carece de enjundia. Cada toro tiene su lidia y no otra y solo es maestro quien es capaz de descifrar ese enigma. Quien sabe lo que hacer en cada momento, en cada lance, y quien sabe porqué lo hace. Eso es lidiar. Un ejercicio de conocimiento.

El inicio de la faena de muleta fue excepcional. La suavidad en el manejo del engaño, ahora la franela, el juego de muñecas, la verticalidad relajada y natural, pero sobre todo saber el sitio que debe conquistar el torero en cada cite, en cada muletazo.

El maestro, el joven catedrático, le dio al toro -Príncipe del Parralejo- todo lo que este necesitaba para desarrollar todo su bravura y su clase. Un detalle, el cite de inicio de algunas de las primeras tandas, dando al toro los adentros. Inusual, pero genial, y apropiado detalle de conocimiento torero.

Conocimiento de las reses y conocimiento de las suertes. Lidia y toreo. Cúchares y El Chiclanero, dos maestros, juntos en una sola pieza. 

¿Hay quien de más? 


Filósofo. Un toro de vacas

 Por Clarito


Sevilla. Lunes, 24 de abril. La noticia -publicada en Campo Bravo el día 25- resultaba llamativa. Álvaro Núñez le cortaba los testículos al toro Filósofo de Olga García Jiménez tras su lidia en la plaza de Sevilla. Aunque el toro no era de su ganadería, le pareció tan bravo que le pidió permiso en el callejón a Jorge Matilla -propietario del citado hierro charro-, y así lo llevó a efecto tras lidiarlo Emilio de Justo, que le cortó las dos orejas.

Esto de las dos orejas, premio ya habitual este año en la Maestranza, era la noticia de esta corrida. Pero en mi opinión, la verdadera noticia, sin desmerecer la faena de Emilio de Justo, fue la bravura de ese tercer toro de la tarde.

Filósofo fue algo más que un toro bravo. Fue toro de vacas o sea, de indulto, como supo ver Álvaro Núñez y como no llegó a ver la plaza de Sevilla. Y es que, acostumbrados a ensalzar a los "grises", el que embista de verdad un toro "negro" nos coge por sorpresa. Máxime en una ganadería que, como decía y repetía Domingo Delgado en Mundotoro TV, suele ser bastante irregular.

El caso es que estamos mediatizados por tantos años de retransmisiones televisivas poniendo el acento más en lo espectacular que en lo real. Así se explica, por ejemplo, que no seamos capaces de calibrar la bravura en varas. Aplaudimos al toro que se arranca de largo y con brío al caballo, aunque salga huído, y ninguneamos al toro que se emplea en el caballo, mete los riñones y empuja sin hacer un extraño, con más o menos fuerza, pero sin espectacularidad.

Ese fue el comportamiento de Filosofo que, en la muleta, no se cansó de embestir con prontitud, clase, empuje, nobleza y un punto de fiereza o sea, eso que llamamos bravura. Derroche de bravura de verdad, de la buena, de la que desborda al torero, en este caso a Emilio de Justo, que se ve obligado a tandas trepidantes, pero vibrantes y emocionantes, a pique de asfixiarse con tanto empuje. Lo mejor de Emilio, el inicio de faena por bajo. Inicio que hizo posible lo que vino después. Un mérito enorme, en cualquier caso, el aguantar sin achicarse lo más mínimo esas tremendas y picantes oleadas del bravo toro de Matilla. 

¡Que belleza tiene la embestida de un toro bravo! ¡De un toro de vacas, como supo ver Álvaro Núñez!

jueves, 27 de abril de 2023

La guerra ha terminado



Morante con el rabo de Ligerito (Foto: Arjona)

Cautivo y desarmado el ejercito del talibanato integrista, han alcanzado las tropas morantistas sus últimos objetivos taurinos.

¡La guerra ha terminado¡

lunes, 24 de abril de 2023

Manuel ¿Pero tú sabes lo que has hecho?

 Por Clarito

Escribano con Patatero.

No sé si Manuel Escribano es consciente del alcance e importancia de lo que hizo ayer en Sevilla con un excepcional toro de Victorino Martín, Patatero hijo del ya mítico Cobradiezmos. Aunque, de eso estoy seguro, los comentarios que le habrán hecho allegados y amigos lo irán convenciendo, si no lo estaba, de la magnitud de su excepcional faena a un toro casi excepcional.

Patatero tuvo un punto menos de prontitud que Cobradiezmos, pero su clase superó en mi opinión a la de su progenitor. Su embestida enclasada y al ralentí, hizo vibrar a toda la plaza.

Una plaza que si el día del indulto de Cobradiezmos se dividía al valorar el mérito de la faena de Escribano (para mí indiscutible), esta vez sentenciaba por unanimidad que la labor del diestro de Gerena estuvo por encima de la enorme clase del toro de Victorino. Lo que tiene muchísimo mérito.

La faena de Escribano a Patatero es de esas cosas que no se olvidan en la vida. Y es que el quid del toreo estriba no tanto en torear mejor o peor (en este caso, mejor por supuesto) sino en transmitir emociones verdaderas al tendido. Y las emociones fueron las que surgen cuando el que mira no acaba de creerse aquello que está viendo a pesar de estar viéndolo. 

No se puede embestir más despacio ni torear más despacio. No se puede derrochar más clase ni mas valor, porque hay que tener mucho valor, mucho, para ver pasar a un albaserrada de Victorino a cámara, no lenta, sino lentísima. Tan despacio iba el toro y tan acoplado el temple del torero que, cuando el toro, se paraba, Escribano detenía la muleta y esperaba lo que hiciera falta hasta reanudar el pase y rematarlo bien rematado al ralentí. Pocas veces, muy pocas, he visto torear tan despacio a un toro. Pocas veces.

Solo añadiría que si esta faena se hace en la México, la plaza se convierte en un manicomio y el de Gerena en un plumazo pasa a consentido del apasionado público mexicano. Y es que, como decía Pepe Alameda, el toreo no es graciosa huida sino apasionada entrega. Que es lo que transmitieron Escribano y Patatero.

Solo eso y nada más y nada menos que eso.

No se si Manuel Escribano es verdaderamente consciente del mérito de su faena. Por si acaso, habrá que contárselo...

Escribano con Patatero (Fotografía: Arjona)


sábado, 22 de abril de 2023

¡Qué fácil es ser figura del toreo!

 Por Clarito

Inicio de faena de Roca Rey (Fotografía de Raúl Caro/EFE)


Lees las crónicas de la corrida de ayer en Sevilla o escuchas las opiniones de los aficionados "exigentes" y uno se da cuenta lo fácil que es ser figura del toreo.

¡Qué fácil es ser como Roca Rey! Y que fácil resulta -leido lo leido- triunfar y enardecer a los públicos como lo hace el peruano. Solo hace falta ser un listillo conocedor de los resortes facilones del toreo para conmover al público influenciable y simplón.

No se necesita nada realmente importante para triunfar y mandar en el toreo. Para ser el mandón. Solo es necesaria ser muy avispado. 

Lo dicho: Te pones de rodilla con la muleta al principio de la faena (un truco al que nadie se resiste); lo toreas a lo moderno (que es lo vulgar, pero lo que gusta a los impresionables espectadores del tendido) y matas al toro de un espadazo (solo tienes que tirarte encima del morrillo). Y objetivo conseguido pues, para remate, el presidente te regala las dos orejas no por tus méritos sino para que no lo linchen. 

Eso es lo que siempre han hecho las grandes figuras del toreo, los que han mandado en el toreo, para enrdecer a las masas. El mismo truco que utilizaron Pepe-Hillo y Pedro Romero, Curro Guillén, Paquiro, Cúchares y el Chiclanero, el Tato y el Gordito, Lagartijo y Frascuelo, Guerrita, Joselito y Belmonte, Lalanda y Domingo Ortega, Manolete, Luis Miguel y Ordoñez, El Cordobés, Camino y el Vito... Truquistas del toreo fácil para el público bobalicón.

Que fácil todo. Qué fácil ser figurón del toreo. 

Es genial ¡Mañana hago yo lo mismo que hace Roca Rey y me forro....!