martes, 16 de junio de 2020

Manolete con Platino

Por Jose Morente

Platino de Coaxamalucan en los corrales (Fotografía del facebook del nieto del ganadero)
La corrida del día 17 de febrero de 1946 en la plaza el Toreo de la capital mexicana, pasará a la historia como una de las tardes más grandes y emocionantes de nuestra fiesta.

Con reses de Coaxamalucan, los diestros Manuel Rodríguez Manolete (azul celeste y oro), Pepe Luis Vázquez (azul plomo y oro) y Luis Procuna (blanco y plata) pusieron la plaza al rojo vivo. Para la crítica "fue la corrida más brillante, más grandiosa, más extraordinaria de que se tenga memoria. La corrida ideal, la corrida perfecta".

En esa tarde de grandes faenas, la faena de Manolete a Platino brilló con luz propia.



El toreo cruzado o al hilo según Manolete

Frente al dogmatismo de otros toreros, Manolete hablaba siempre del toreo con máximo respeto a los demás punto de vista. Manolete hablaba de "su" concepto del toreo pero sin pretender imponerlo a nadie.

Es lo que hizo en una entrevista concedida al Tío Carlos para El Universal Gráfico el día que abandonaba México, el 10 de marzo de 1947.

Sobre el toreo cruzado o al hilo, decía:
-Creo que la cuestión ha sido mal planteada y que no hay en ello las enormes diferencias que se dicen que existen entre un modo u otro de torear. Generalmente se dice que "cruzarse" representa más riesgo que "enhilarse" con el toro. Y yo no creo eso...
 - El único momento difícil del pase cruzándose es el primer tiempo, cuando se engancha al toro. El segundo tiempo es mucho más desahogado que en cualquier otro estilo de cite, por la sencilla razón de que el toro se va para afuera siguiendo su natural embestida en línea recta. El tercer tiempo ni siquiera llega a darse en la mayor parte de las ocasiones, casi siempre el natural, dado así, se queda en medio natural.
-La mejor prueba de ello es que, en ese modo de torear cruzándose, es muy difícil que se pueda ligar. El torero se enmienda entre muletazo y muletazo y es obligado a repetir una y otra vez el cite.
- Y si además, se mueve ligeramente la pierna contraria hacia atrás en el momento de enganchar al toro, se tendrá muy clara la idea de como no hay en el toreo "cruzado" hecho en esa forma, el riesgo que se piensa.
- En el toreo enhilado con el pitón del toro, se logra más pureza en la ejecución del pase, y sobre todo se puede rematar perfectamente el pase, con toda limpieza y mando; y además se puede seguir toreando en el mismo sitio, haciendo el toreo redondo. El último tiempo de las suertes resulta así irreprochable.
Ese último tiempo de las suertes,  el del remate, "el tercer tiempo" que Manolete había traído a las plazas con una longitud y precisión impensables hasta entonces, constituye un hallazgo técnico de enorme calibre.


De la teoría a la práctica: La faena a Platino

En la misma entrevista confesaba al periodista que las mejores faenas que había hecho en México fueron las del toro "Montecillo", sobrero de San Mateo, en la corrida inaugural de la plaza México; la de "Platino" el día de los toros de Coaxamalucan y la de "Manzanito" de Pastejé. 

Sobre la ligazón, en la faena de muleta a Platino (castaño aldinegro, con bragas, ojalado, astifino, de hermosa estampa), decía:
-Con "Platino" toreé con la derecha a mi sabor. Recuerdo tres derechazos en que el toro no salió de la muleta: fueron como uno solo.
Muletazo con la derecha de Manolete a Platino.
Al final de la lidia de ese toro, cuarto de la tarde, el público bramaba enloquecido. Se le concedieron al torero la oreja y el rabo y al toro se le dio la vuelta al ruedo. Manolete tras dos lentas y pausadas vueltas devolviendo prendas y regalos, sacó al ganadero, don Felipe González,  a saludar y luego fue a por Pepe Luis y Procuna, para dar, todos juntos, otra triunfal vuelta al ruedo. 

Manolete con Pepe Luis, Procuna y el ganadero don Felipe González, en triunfal vuelta al ruedo tras la lidia de Platino.
Al terminar, el público seguía de pie aplaudiendo al Monstruo que tuvo que dar otra nueva vuelta al ruedo recogiendo al final una de las ovaciones más grandes que se han dado en México.

Veamos esa faena de Manolete Platino la tarde de los toros de Coaxamalucan, para disfrutar con su toreo y con el entusiasmo del público (¡ese empleado del callejón!) y, sobre todo, para comprobar como Manolete llevaba a la práctica, con absoluta fidelidad y pureza, su estricto concepto del toreo.

1 comentario:

Paco Carmona dijo...

Gracias de nuevo... Maravillosa entrada. Siempre Manolete, siempre el monstruo.