martes, 12 de febrero de 2013

Ampliando nuestra pequeña biblioteca taurina (II) El toro en el campo

Por Jose Morente

Un toro de F. Palha en el campo (foto Laurent Larrieu)

Un toro de Fernando Palha, de hechuras decimonónicas, en el campo (Fotografía de Laurent Larrieu publicada en la bitácora de jaquetón)

 

El toro en el campo

En junio del año pasado, una lectora del blog me consultaba sobre libros, folletos, ponencias, que se refirieran a estos dos temas:

1.- Nutrición del ganado bravo,
2.-Selección de reproductores, haciendo hincapié en el manejo práctico de los métodos.

No tengo demasiado información sobre el primero de esos temas (nutrición del ganado de lidia) pues me interesa más –lógicamente- como aficionado el comportamiento del toro en la plaza que las cuestiones más propiamente ganaderas. En ese sentido, sin embargo, lo relacionado con la elección de sementales siempre ha atraído la curiosidad de los aficionados.

 

Libros sobre el ganado bravo

Sin perjuicio que se pudieran localizar textos más detallados,  incluyo a continuación una pequeña relación de los libros que, sobre esos temas conozco y he leído.

1. El Cossío (El tomo I de la edición principal. La de los 12 tomos grandes).

Habla del toro en el campo y de las leyes de Mendel aplicadas a la reproducción. También algo de nutrición y sanidad.

2. “El toro bravo” de Alvaro Domecq (Colección la Tauromaquia nº 2 Espasa Calpe, Madrid 1985). Es un trabajo magnífico sobre todo lo relacionado con el toro en el campo. Trata por extenso los temas que le interesaban a nuestra lectora (aproximadamente unas 472 págs..)

El toro bravo 1985 Alvaro Domecq

El toro bravo de Don Álvaro Domecq y Díez (1985)

 

3. Es también muy interesante el artículo "Cría y selección del toro de lidia en la actualidad", también de Álvaro Domecq en el Tomo XI del Cossio (1992) . Es ampliación y actualización (unas 300 pág.) del libro “El toro bravo”.

4. Más moderno. "Del toreo a la bravura" de Juan Pedro Domecq (Alianza Editorial , 2009). Este libro del genial ganadero jerezano, es fácil de encontrar y además hace poco se ha publicado una edición barata de bolsillo. Trata sobre todo el tema de la selección en función del tipo de toro buscado por el ganadero, por lo que habla bastante de temas de toreo y de los conceptos relacionados con la bravura como la casta, la fiereza, la nobleza o la toreabilidad. Pero también dedica atención a la utilización de métodos informáticos en la selección del ganado. (Juan Pedro ya hizo algún apartado o anexo en el artículo de su tío Álvaro publicado en el Cossío, que acabamos de citar).

Del toro a la bravura JP Domecq Solís 001

Del toreo a la bravura de Juan Pedro Domecq (2009)

5. Los primeros tratados clásicos sobre el tema. Ramón Barga, Benito Madariaga, etc. Hoy creo que (salvo reediciones que no conozco) son difíciles de encontrar (hay que buscarlos en librerías de viejo).

Historia y bravura del toro de lidia

Historia y bravura del toro de lidia de Cesáreo Sanz Egaña (Colección Austral de Espasa Calpe, Madrid, 1ª ed.,

6. El más clásico. "La vida privada del toro" de Luis Fernandez Salcedo (Editorial Mon. 1955). Existe reedición reciente (Los libros de Salcedo los ha reeditado Egartorre estos últimos años).

 VIDA_PRIVADA_TORO

Portada (más bien feílla como todas las de esta editorial) de la edición (3ª ya) de Egartorre. El caso es que el libro se sigue reeditando y está al alcance de los aficionados actuales lo que es de agradecer pues las tiradas de los libros de don Luis eran, por decisión del autor, muy cortas. 

7. Otro clásico sobre reproductores. El “Diano” tambien de Salcedo (De este estoy seguro que existe edición reciente pues tengo la de Egartorre). Es un libro excepcional pues trata sobre la vida y descendencia de un semental mítico, el Diano de Martínez, un toro de encaste ibarreño legítimo y, por tanto, (algo que no gusta hoy a muchos aficionados) fino y terciado hasta la exageración.

Diano 1ª ed

Portada de la 1ª edición de “Diano” de Luis Fernández Salcedo (Este ejemplar del que reproducimos la portada es del Catálogo de Librería Rodríguez. Hay reedición moderna de Egartorre)

Por cierto de Salcedo hay que leerlo todo (todo lo que se pueda) pues habla del toro en el campo con una gracia y una amenidad enormes. O sea que son especial y altamente recomendables todos sus libros: En primer lugar, “Los Cuentos del Viejo Mayoral” y luego, “Charlas taurinas”, “Media docena de rollos taurinos”, “Mientras abren el toril”, “27 acuarelas taurinas”, etc, etc. Especialmente interesante es “Verdad y mentira de las Corridas de Concurso” que se editó en su día por la Unión de Bibliófilos Taurinos que tan magnífica labor viene haciendo desde su fundación por rescatar textos antiguos.

El toro bravo Luis Fernandez Salcedo

Otro libro de Don Luis, “El toro bravo

8. Más actuales, hay que destacar los libros de dos veterinario José Luis Prieto Garrido y Adolfo Rodríguez Montesinos que (cada uno por su lado) están sacando cosas muy interesantes sobre el toro pero que, en general se refieren más a los temas de bravura y encastes, que a los temas del campo.

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El toro bravo en el campo de José Luis Prieto Garrido (Editorial Almuzara).

Espero que los lectores (especialmente los lectores ganaderos) aporten algún libro más que pudiera sernos de interés a todos. No obstante, de intención, hemos dejado fuera de esta relación los libros que hablan de la historia del toro de lidia y los que hablan de su genealogía, así como aquellos otros que tratan sobre sus características fenotípicas y los diferentes encastes. Capítulo aparte merecen también los -muy escasos- que tratan del comportamiento del toro en la plaza.

Aunque hablaremos sobre todos ellos más adelante, si que me parece oportuno recordar lo que dice don Álvaro Domecq en su libro “el Toro Bravo” sobre la cuestión del comportamiento del toro en la plaza.

De la web Noticias sorprendentes. Un toro saltando al tendido en Tafalla

Lo que decía Don Álvaro

Don Álvaro Domecq, aparte de magnífico rejoneador, fue un ganadero sin igual y capaz, mezclando diferentes componentes, de crear un encaste singular, el del toro de Torrestrella. Encaste cuyos ejemplares están dotados de una belleza y bravura distinta.

foto_noticia12070 Toro de Torrestrella

Las magníficas hechuras de un Torrestrella para Madrid (Foto de Juan Pelegrín)

Hoy día en que los conceptos sobre lo que debe ser un toro y sobre cual es su comportamiento ideal están tan desquiciados y cuando –a veces- se jalea como bravura lo que no es sino fiereza más o menos cobarde, no está de más revisar estos viejos textos de un gran ganadero que sabía de verdad lo que se traía entre manos.

En el capítulo 41 de su libro “El toro bravo”, titulado “Resumen de lo dicho”, el ganadero jerezano nos recuerda el proceso de evolución de la bravura del toro desde la búsqueda de la dureza en su embestida a los caballos que, al ir sin petos, propiciaban un espectáculo sangriento y cruel hasta su depuración posterior donde se busca (y se consigue gracias a la selección) un animal que sea más bravo.

“Del toro se ha seleccionado la codicia, y la tiene; se le seleccionó la bravura, y ahí está, pese a que, al no conocer el concepto bravura, de antemano nos parece que hoy el toro está bajando, según dicen los entendidos o los que escriben de su raza”.

Añade Don Álvaro, con fina ironía:

“Circula la opinión de que el ganadero ha querido bajar la casta  para hacer toros más comerciales. Esta es una idea que conviene aclarar y sólo los ganaderos pueden explicarla. Yo, que escribo estas líneas, y lo soy, voy a tratar el tema sin saber si el lector podrá comprenderme”

 

.

Explanada de las Ventas en día de corrida. Los aficionados llegan a la plaza (Foto de www.skyscrapercity.com)

Empieza la lección magistral.

“Antes el toreo era tratar de dominar al toro indomable –que no es igual que bravo-  que se arrancaba muchas veces, inesperadamente, que se volvía seguido, que mantenía su fuerza porque no se picaba bien o, mejor dicho, a placer; el toro no se entregaba como hoy.

El toro daba emoción en la suerte de varas, no precisamente por su bravura máxima, sino por su movilidad y acierto en derribar caballos. Entonces la suerte de varas era emocionante, magistral, llena de arte (…) pero en estas condiciones el toro se picaba deficientemente, por lo general, y se hacía dueño del ruedo. Había emoción, divertimento ante el peligro. Tenía emoción también la suerte de banderillas por la falta de fijeza del toro, y su movilidad, porque no estaba suficientemente picado”.

1896-06-01 (p. Pan y Toros) agujetas entrando a picar

La suerte de varas era emocionante… “El puyazo era como una picadura de abeja o algo más” según Don Álvaro Domecq (Fotografía de Pan y Toros. El picador Agujetas citando al toro en Madrid. Mayo de 1896)

“Después, en la muleta, una pura batalla, surgía la emoción del torero valiente, que a base de pases de castigo, conseguía fijar, parar al toro, y de vez en cuando, darle un muletazo (…) El concepto del toreo se basaba en la emoción y en el peligro. Era una fiesta más dura como la vida de entonces, que hacía que el público reclamara y exigiera esa dureza, esa sensación de fuerza y de peligro, que tenían sus propias vidas con las incomodidades y dificultades de la época”.

Lo que vino después ya lo conocemos aunque a veces no seamos capaces de entenderlo:

“A través del tiempo la emoción fue perdiendo algo de su inmenso valor, porque junto a ella apareció el arte del toreo, que no es igual que la fuerza y valentía, y aparecieron en la fiesta dos conceptos distintos que podemos llamar para distinguirlos, arte y quietud”

 

El_Gallo_1 (2)

Y después apareció el arte… (Rafael el Gallo en un remate con el capote a una mano)

 

“Empezaron a surgir toreros que tenían gran parte de las dos cosas, y otros que sólo tenían una de las dos, y se dividieron los públicos. Unos con los toreros del arte; otros con los del valor, y todos con los dos a un tiempo. Pero hacía falta el toro que lo permitiera, y en la selección se le dio importancia al toro que embestía al torero”.  

Curro-Camino y Puerta (2)

Hay toreros valientes y toreros artistas. Y que no se me olvide, toreros técnicos. Estas cualidades no son –como opinan algunos- jerarquizables ni pueden pensarse subordinadas unas a las otras (En la foto, del blog de Rafael Cabrera “Recortes y galleos”,  Puerta, Camino y el Viti triunfando en Madrid. El rigorismo de los públicos actuales hace imposible que hoy se produzcan triunfos similares).

Y remata el ganadero de Jerez:

“Resultado de esto fue que se excluyera el toro de bravura defensiva y se valorara al toro de embestida fija y codiciosa, porque sus condiciones eran más aceptadas por la mayoría del público.

El de embestida defensiva era, naturalmente, más vigoroso y fuerte, entre otras cosas, porque al no dejarse dominar, dominaba él y eso traía emoción a la fiesta.

Pero como había que dominar al toro, se inventó la forma de conseguirlo con la protección del caballo y el peto. Con estos dos elementos se dominó al toro defensivo y al mismo tiempo se abusó del toro que se entregaba.

Aquel se defendía, pero embestía tan sólo a ratos; el de bravura entregada, embestía casi siempre y en su entrega mermaban su poder y su fuerza

No es habitual, en este blog, transcribir párrafos tan extensos de otros autores. Sin embargo, anda tan errático el discurso del aficionado de tendido y café sobre el tema de la bravura que merecía la pena dejar a Don Álvaro que se explayara explicando estos conceptos tan claros y tan sencillos pero que, quizás por ello, por claros y sencillos, cada vez van siendo más olvidados y resultan a la postre desconocidos, sobre todo por las nuevas generaciones de aficionados a los que, estas verdades, hoy no se las cuenta nadie.

¡Chapeau, ganadero! 

img_0015 Una caida el matador al quite

   La emoción del peligro. Cuando no había petos, hasta el toro más manso se crecía en el ruedo ( Una caída-El matador al quite. Postal de Marcel Delboy)

28 comentarios:

Dominguillos dijo...

No sabía que se inventó el peto para dominar al toro, pensaba que había otros motivos.

De momento no me gusta la bravura moderna, la rechazo resueltamente. Prefiero un toro áspero, fiero, que permite veinte muletazos a lo sumo si el torero anda poderoso, inteligente y valiente; a uno que se deja pegar 300 muletazos y todos los que se deseen, permitiendo cualquier tipo de colocación y terrenos.

Magníficas fotografías.

Saludos.

Jose Morente dijo...

Vazqueño:

El peto se inventó por motivo de la repugnancia que a muchos empezaba a causarles la suerte de varas tal y como entonces se practicaba.

Sin embargo, para lo que aquí interesa el resultado es que, como afirma Álvaro Domecq, con el peto se consiguió resolver un problema que venía arrastrando hacia mucho tiempo: el dominar al toro de entonces.

Es proverbial la preocupación de los toreros de antes del peto (sobre todo, los posteriores al Guerra) de que el toro llegase convenientemente picado a la muleta. En Joselito esa preocupación era paradigmática y se cuentan algunas sabrosas anécdotas al respecto.

Sobre preferencias personales poco hay que decir. Allá cada cual con sus gustos siempre legítimos y respetables pero si me permite un consejo (aunque no soy nadie para darlos) y sin renunciar a su gusto por el toro fiero, intente disfrutar también con la "bravura enclasada" del toro de ahora. Es una lástima reducir -innecesariamente- el toreo a la mitad como hacen (o proponen) hoy día algunos aficionados.

Un abrazo

domi dijo...

como no emocionarse con castaño en la corrida de miura de nimes,como no emocionarse con fandiño en la corrida de victorino en sevilla,como no emocionarse con morante ante un toro de juan pedro como muy pocas veces se a visto torear de capa en madrid,como no emocionarse con la tauromaquia con su riqueza,con sus matices....que triste tiene que ser disfrutar solo de una sola forma y manera de interpretar el toreo...gracias a dios a mi me emocionan y me enriquecen muchas tauromaquias.saludos

Dominguillos dijo...

José y Juan necesitaban un toro más bravo para hacer su toreo, bravura en el sentido que hoy entendendemos, es decir con mayor acometida. La excepcionalidad del toreo de estos dos ases, pusó de manifiesto a los ganaderos una bravura que ni siquiera ellos conocían y por ello se cambió el modo de selección buscando una acometida franca y noble, en detrimento de la bravura geniuda que los había precedido. Esto explica que se esforzaran en castigar los toros en el caballo, pues se empezaban a dar ejemplares con un grado de acometividad inusual hasta entonces que en caso de no ser convenientemente atemperados suponían un problema en el último tercio para el toreo que ellos buscaban, el toreo de brazos.

Quiero decir que tiene usted razón, y probablemente también la tenga Juan Pedro. José y Juan irrumpieron en la Fiesta y se descubrió la bravura de ataque que hoy conocemos, la cual necesitaba mayor castigo que una serie de picotazos fugaces en la mayoría de los casos. Por otra parte, los caballos destripados tenían los días contados por razones evidentes.

Me gustan muchísimos toros y muchísimos tipos de comportamiento, de ahí el pesar que tengo como aficionado debido al comportamiento unificado que impera en la cabaña brava y la sangría de encastes que sufrimos temporada tras temporada. Sobre el comportamiento prototípico atribuyo una parte de culpa importante a la familia Juan Pedro. No me parece conveniente pontificar sobre la bravura del toro como se ha hecho en esa casa porque al final "todo el mundo" se ha creído que el único toro que sirve es el que embiste como un Juan Pedro, y yo, por ahí no paso.

Un abrazo.

Jose Morente dijo...

Vazqueño:

Comparto en su casi totalidad sus opiniones. Sin embargo me permito hacerle una pequeña consideración.

¿No cree usted que es una contradicción pedir variedad de encastes y "rechazar resueltamente" la bravura del toro actual?

Y es que creo que lo que se plantea por parte de un sector (minoritario pero muy activo) de aficionados no es sólo "abrir" los encastes (algo que, pienso, todos compartimos) sino sobre todo, lisa y llanamente, renegar del tipo de embestidas del toro actual (lo que, lógicamente, no puedo compartir).

Un fuerte abrazo.

Gil de O. dijo...

Vazqueño ha puesto el dedo en la llaga:
Comportamiento UNIFICADO Y PROTOTÍPICO, ha dicho. El Toro Bravo es más que todo eso. Se ha tomado la parte por el todo. Error de varias generaciones.

José Morente no debe prestar servilismo en defensa del torito babosa y monocorde al que le ha definido como de "bravura enclasada".

La Fiesta necesita a José Morente por su afición, por su trabajo investigador, por su condición de historiador nato. Y digo ésto porque ha elegido el camino que conduce a la desaparición de la Fiesta, cuando lo propio de un aficionado que torea (añojitas bien, pero toreando) como él lo hace, me dice que lleva dentro lo que no quiere reconocer para su obra. Es por ello que he utilizado la expresión "servilismo".

Saludos de Gil de O.

Jose Morente dijo...

Gil de O.:

Me halaga su persistente empeño en "convertirme" a su causa. Lamento sin embargo, que la cosa no tenga visos de prosperar.

Será cuestión de talante (que no de talento) personal pero me confieso apasionado de todo tipo de toros y de toreo.

En ese sentido me identifico plenamente con Domi y me entusiasmo, como él, tanto con la faena vibrante a un toro encastado y fiero como con la faena elegante a un toro artista y, por supuesto, con la lidia inteligente y precisa al toro más complicado e impredecible.

No creo que, por ahora, vaya a cambiar mi forma de ver los toros. No sólo por mi convencimiento absoluto de que en el toreo deben tener cabida todas las opciones (y, con preferencia, las que se adecuan a los gustos, criterios, maneras y espíritu de cada época concreta) sino, sobre todo, porque serían muchos los momentos de magia y disfrute que, en caso contrario, me perdería.

Un cordial saludo

Anónimo dijo...

No entiendo porqué hay quien aqui escribe que el amigo Josè Morente con su postura ha emprendido "el camino que conduce a la desaparición de la Fiesta" por (supuestamente) defender al "torito babosa" ya que no creo sea esa la postura de este blog donde ademàs en repetidas ocasiones se han desmentido mucho topicos entre los cuales el "torito babosa" (lo cual no quiere decir que sea todo oro lo que reluce).
Ademàs creo que el camino hacia la "desapariciòn de la Fiesta" es aquel donde nos habian intentado llevar hace unos 30 años una critica que queria demonstrar la supuesta verdad y pureza del toreo (frente a constantes falsedades e impuridades), mitificando el pasado y haciendo que los publicos poco a poco se hicieran cada vez màs rigoristas perdiendo esa genuina pasion de la FIESTA de los TOROS que viene de la tradicion popular de los festejos taurinos transformando algunas plazas en Tribunales Supremos (como hace tiempo esplicò muy claramente Domingo Delgado de la Camara en su magistral libro "Avatares historicos del toro de lidia").
Espero que Josè Morente sigua en este camino de visiòn global de la Fiesta de los Toros (de ayer, de hoy y de mañana) que tan bien està haciendo a la aficiòn y que nos permite caminar hacia el futuro.
Gracias,

Paolo

francisco butler dijo...

Creo que el tema del tipo bravura es el tema clave de las corridas. Por ello, hago las siguientes reflexiones:
-es evidente que pueden gustar ditintos tipos de toros y toreo asociado.Creo que esto no es el quid de la cuestión
-lo que no termino de ver tan claramente, es si el toro moderno permite conectar en la plaza al hombre con la naturaleza.Podrá ser un espectaculo artístico,pero me hace sentir y pensar que la esencia de la lidia se pierde, por lo menos en cierto grado.
-insisto, de todos los comentarios, deduzco que lo que late es la preocupación por la desnaturalización del enfrentamiento del hombre con la naturaleza concretada en el toro salvaje.En cuanto más sea un producto humano, más corre el riesgo de perderse la esencia, justificación y ética de las corridas.

Jose Morente dijo...

Paolo:

Lo primero,agradecer sus palabras de ánimo hacia lo que venimos haciendo en el blog.

Personalmente, no tengo claro cual sea el camino que debe tomar la fiesta para evitar su desaparición(por desgracia no tengo dotes adivinatorias y creo que nadie las tenga) pero es que tampoco tengo nada claro que la fiesta se encamine hacia su desaparición como anuncian tantos agoreros.

En cualquier caso, no creo que el toreo se encamine hacia su desaparición simplemente por evolucionar y adaptarse a los gustos de esta época.

Siempre se ha hecho eso (adaptarse) y siempre se ha seguido adelante pese a aquellos que vaticinaban todo tipo de catástrofes y decadencias (Llevamos así casi desde que empezó la Fiesta de los Toros).

Comparto también su análisis del callejón sin salida que emprendieron algunos hace unos 30 ó 40 años (muy bien explicado como usted dice en el libro -magnífico, por cierto- de Domingo Delgado de la Cámara) pero tampoco aseguraría que esas posturas nos lleven a la desaparición de los toros aunque estoy convencido que pueden propiciar un cierto desfase del toreo con la sociedad en la que nos movemos.

Un abrazo



Jose Morente dijo...

Francisco Butler:

Estoy de acuerdo en que la "bravura", la definición del concepto bravura (cambiante en el tiempo) es uno de los temas claves (aunque puede que no el único) en cada época.

Me resulta también evidente, como a usted, que el quid de la cuestión no está ni puede estar en los gustos personales que pueda tener cada uno de nosotros.

La duda que usted plantea me parece que refleja muy bien la preocupación que late en el fondo del discurso de tantos aficionados aunque (en el caso de muchos de ellos) sin quizás capacidad de explicitarla con tanta claridad y precisión como usted hace.

Sobre esa duda (La de si el "toro moderno" nos permite mantener el contacto del hombre con la naturaleza. Con lo que el espectáculo gana en arte pero se pierde la esencia de la lidia) opina usted que, mientras menos salvaje sea el toro más se desnaturaliza el enfrentamiento del hombre con la naturaleza y se pierde la ética que justifica las corridas.

Si me permite alguna objeción, no tengo claro que la ética que justifica los toros dependa del estado más o menos salvaje del animal. Menos aún que la ganancia en arte vaya en detrimento de la esencia de la Fiesta ni mucho menos.

Reconozco que me cuesta mucho utilizar conceptos como ética o esencia no ya en el discurso taurino sino ni siquiera en lo cotidiano pues inmediatamente me surge el mismo problema que con la bravura ¿Quién define lo que es o no ético? ¿Quién nos dice cual es o no la esencia de cada cosa?

Pienso que sobre eso hay casi tantas opiniones como aficionados o espectadores y dudo que nadie tenga la verdad absoluta.

Por eso, la competencia para definir la bravura, la esencia o la ética en el toreo ¿Se la concedemos al público (a todo el público pues no en balde alardeamos de tener el espectáculo más democrático de todos) o, por el contrario, concedemos la exclusiva para decir lo que es y lo que no es al Sanedrín de los aficionados más dogmáticos?

Ese es, para mí, el verdadero dilema.

Un cordial saludo.

Dominguillos dijo...


Suscribo al 100% el comentario de FRANCISCO BUTLER porque es exactamente lo que siento cuando veo muchos toros y dónde yo quería llegar. En la mayoría de ganaderías, al toro se le ha arrebatado la animalidad y rusticidad propia de su especie. Chapó por explicarlo tan bien.

José, seguramente me expresé mal con lo de "rechazar resueltamente" aunque hay una acepción del verbo rechazar, según la RAE, que dice: "Contradecir lo que alguien expresa o no admitir lo que propone u ofrece". Cambio mi opinión "rechazar resueltamente" por "no admitir lo que se propone de forma determinada", a ver si de este modo no suena tan tajante.
Es decir, no comulgo con la idea de bravura que proponen algunos ganaderos, o mejor dicho, más que proponer, porque en las tertulias y en los libros suena todo muy cautivador, no comulgo con los toros que echan por esas plazas de Dios y que veo yo con mis ojos. Y creo que usted sabe al tipo de toro que me refiero.

Está muy bien el toro artista cuando hay un verdadero artista delante porque a todos, o casi todos, nos encandila con su toreo y nos hace olvidarnos del comportamiento de un toro que normalmente no pasamos por bueno, pero toreros artistas, tocados por esa varita, desgraciadamente los cuento con los dedos de una mano y aún me sobran dedos.
Ahí está el ejemplo de Juan Mora aquella Feria de Otoño, si no es por ese sublime estado de inspiración y torería, o en otras manos, ese toro hubiera sido tachado de dulce, blando y descastado por la parroquia, sin embargo ha quedado inédito y en algunos casos recordado como un buen toro. Pero esas cosas pasan de cuando en cuando...

Un abrazo

Anónimo dijo...

Estimado Butler, quiero quede claro (si hubiese existido alguna duda) que no me interesa la "humanizacion" o "desnaturalizacon" del enfrentamento toro-torero, si con eso se entiende cambiar parte de nuestras tradiciones taurinas (como cambiar o hasta quitar la suerte de varas, eliminar la suerte suprema o en general quitar el peligro que el toro lleva dentro).
Pero tampoco creo que la autenticidad de la corrida sea la de enfrentarse al toro màs salvaje posible para que haya "conexion entre hombre y naturaleza" (como usted dice) dandole asì un valor etico.
Porquè si este hubiera sido el fondo de la question, porquè no se han desarrollado otros tipos de festejos con animales màs feroces y màs salvajes aùn (leones, tigres, lobos)?
Al contrario el echo de enfrentarse a los toros ha fascinado tanto no solamente por lo que los toros simbolizaban en la tradiciòn, o por encontrarse con facilidad en la peninsula Iberica, o por ser salvajes e indomabales, sino tambien por ser toreables y domables gracias a trucos y engaños que otras fieras màs salvajes no hubieran constentido.
De festejos y juegos taurinos tenemos muchisimos ejemplos ( muy salvajes (en el sentido etimologico de la palabra) en todo el Mediterraneo (y en mi tierra italica tambien) pero el echo que en la pensinsula Iberica estas tradiciones populare se desarrollaron como un Arte nos recuerda que nuestra Fiesta es grande por los Toros y por el Toreo que se puede hacer con ellos (que obviamente tienen que ser bravos e integros).
Esto entonces no excluye ningun tipo de concepto de bravura ni de toreo (y aqui para gusto colores), pero no hay que mitificar un pasado que nunca existiò ni creer que nuestra Fiesta va camino de la desapariciòn por un alejamiento de su supuesta origen “salvaje” (o por los menos, si tendrà que ocurrir este triste evento, no serà por estos motivos).

Saludos,


Paolo




Jose Morente dijo...

Vazqueño:

Queda aceptada su corrección. No obstante, me parece que "rechazar resueltamente" viene a ser prácticamente lo mismo que "no comulgar con la idea de bravura que proponen algunos ganaderos" aunque eso sí, dicho de forma más elegante y suave. Por cierto que sería mejor decir "la mayoría de los ganaderos" que "algunos ganderos" así su frase se ajustaría más a la realidad.

Por lo que respecta a los comentarios de Francisco Butler, y como ya he dicho, comparto su análisis de que "al toro se le ha privado de rusticidad" (muy similar en cierto modo al de don Álvaro Domecq); aunque no sus conclusiones y menos la identificacion de un tipo de toro con lo "esencial" de la fiesta o con su "ética", como ya he comentado.

Al contrario, pienso que la fiesta es -en primer lugar- un producto cultural resultado de la evolución seguida para adaptar el toro y el toreo, en cada momento, a los gustos de la época (Aunque quizás sea la no aceptación del toreo como actividad cultural la que explique el curioso empeño de algunos "aficionados" por mantener la Fiesta bajo la égida del Ministerio del Interior. Algo que a mí -personalmente- me resulta, cuando menos, sorprendente)

En segundo lugar, la defensa de la "animalidad" llevada a esos extremos me parece que nos acerca peligrosamente al discurso "animalista". Para mí el toreo es, por contra, puro humanismo. Lo importante es y será el hombre y su actitud ante el animal. No al revés.

Como siempre, lo dicho no dejan de ser meras opiniones personales. Bien está que se las discuta.

Un fuerte abrazo.

domi dijo...

lo malo de cierto sector de publico de toros y sobre todo en madrid es que en determinadas corridas tiene que haber un vencedor y un vencido...me resulta muy duro y muy hiriente ver a esos toreros "casi siempre humildes"ser tratados con una dureza y una indeferencia desoladoras....

Gil de O. dijo...

Paolo le aclaro: El camino para evitar la desaparición de la Fiesta es él de la INTEGRIDAD. Otra cosa es advertir del poco acierto de Morente al elegir el que discurre, ya trazado hace varias décadas, no para evitarlo, sino para conducir la Fiesta a su desaparición.

También tenemos un punto de discrepancia en el sentido de la preferencia de toro salvaje: El Toro Bravo nunca debió de dejar de ser salvaje, y menos aún fiero; pero en ello no consiste la cuestión, aunque sea el punto de partida; el término "Bravura" fue acuñado antes de conseguirla -todavía no se ha conseguido- y ya se le están rebajando grados. ¡Ya me dirá!

Disiento de Morente: El Toreo en sí, es puro humanismo; cierto. Pero observe -usted lo ha dicho- que se trata de la actitud del hombre ante el animal; usted mismo ha evitado escribir un animal; por lo que al tratarse de "el animal" tan particular -la historia, los hechos y la literatura lo dicen- como es el Toro Bravo, en el qué su actitud ante el hombre es de una sensibilidad tan especial, qué particularmente le doy gran importancia; y es más, me enamora. Si repasa sus propios escritos verá como, para usted también la tiene.

¡Eso de los toros Artistas...me lo tendrá que decir en la calle! ¡jejeje!

Saludos de Gil de O.

Dominguillos dijo...

Jaja, básicamente sí, pero un eufemismo ahora que están tan de moda, como por ejemplo en el mundo del toro usados prácticamente a diario en la crónica taurina, tampoco queda tan mal.
A ver, aunque me desagraden determinados tipos de comportamientos, el placer de ir a la plaza y ponderar el rito siempre está presente.

***En segundo lugar, la defensa de la "animalidad" llevada a esos extremos me parece que nos acerca peligrosamente al discurso "animalista". Para mí el toreo es, por contra, puro humanismo. Lo importante es y será el hombre y su actitud ante el animal. No al revés.***

Mi locura torista, de momento es una locura consciente. También hay que decir que el toro que tanto estoy aludiendo en esta entrada también se acerca peligrosamente al discurso animalista, sólo hay que ver la mirada de pena que tienen algunos.
Completamente de acuerdo sobre la categoría humanista que atribuye a la Fiesta, para mi no tiene discusión.

Saludos.

Jose Morente dijo...

Gil de O.:

La fiesta irá o no camino de su desparición no porque lo digan )o lo digamos) cuatro o cinco aficionados sino porque la inmensa mayoría de la población le de la espalda.

Y en ese sentido, es más probable que la fiesta se vaya al garete por volver hacia atrás y no sintonizar con el modo de pensar de nuestros días, que por lo contrario. De adecuarse a la sensabilidad actual de la mayoría de la población lo normal es que perdure.

La fiesta basada en el toro que da miedo y el torero inmolado entre la indiferencia del público (genial el comentario de Domi)para deleite de cuatro recalcitrantes me parece esperpéntica.

No obstante, habla usted de integridad y le doy la razón. Las cosas para que se acepten tienen que ser integras. El problema es que muchos aficionados ven falta de integridad donde yo pienso sinceramente que sobra (Y creo que puedo decirlo con el mismo derecho y honestidad que otros dicen lo contrario).

Y es que como le decía a Francisco Butler ¿Quien define el concepto de integridad? ¿Usted? ¿yo? ¿El público?

Va en mi apoyo, la enseñanza de la historia del toreo... Siempre los aficionados han profetizado los mismos males, las mismas perversiones y las mismas decadencias.

Un cordial saludo

Jose Morente dijo...

Vazqueño:

Como decía Paolo, creo que existen demasiados tópicos sobre el comportamiento del toro moderno.

Es cierto que su embestida es más bonancible pero no lo es menos que el torero asume con ellos riesgos y apuestas impensables en otros toros de peor condición.

Andrés Vazquez lo dijo muy claro este otoño en las Ventas: "El toro más difícil de torear es el toro bueno". Y lo recalcó con bastante énfasis. Curioso que nadie haya citado esa frase.

En esa misma línea, creo que se inscribe lo que dijo Cossío en el primer tomo de su enciclopedia. Que era tan peligroso torear de cerca el toro de entonces como torear lejos y con las debidas precauciones al toro de antes del peto. Y ojo, que cuando Cossío hablaba del toro de entonces se refería al toro de la posguerra (utrero y desnutrido) no del toro actual con la edad cumplida, bien alimentado y con un volumen tremendo.

Puede que el exceso de dominio y técnica de los toreros de ahora (es la generación técnicamente más sobrada de la historia del toreo) transmita al espectador poco avezado sensación de poco riesgo pero no creo que los aficionados debamos caer en ese grave error de apreciación simplificando tan burdamente la realidad.

En mi opinión, por supuesto.

Saludos

Luis Miguel López R. dijo...

Muy interesante la tertulia que se ha montado alrededor de esta entrada. Me congratula el funcionamiento moderado y cotidiano de la razón incorpórea, donde hablar de toros se convierte en un verdadero placer. Dicho esto, resulta evidente las diferentes concepciones que tenemos los aficionados sobre el toro bravo, la bravura, la emoción, la fiereza… y el devenir de la fiesta en general. En este punto, permítanme un paréntesis para decir que no estoy para nada de acuerdo con los aficionados de la cofradía del “pasado esplendoroso, presente decadente y futuro apocalíptico”. Aficionados con este tipo de opinión han existido en todas las épocas de la tauromaquia y el tiempo, el mejor juez, se ha encargado de quitarles la razón. La tauromaquia evoluciona, nos guste o no. El “futuro apocalíptico” para una generación, se convierte en el “pasado esplendoroso” para las siguientes. Así de sencillo.
Retomando el asunto, todos los aficionados estamos de acuerdo en que cada toro tiene su tipo de lidia, puede que el “kit de la cuestión” nos lo aclare la siguiente pregunta ¿está preparado el aficionado actual (o público en general) para aceptar la lidia que corresponde a cada toro? En ésta, se incluye la lidia de los toros catalogados como “duros” donde la fiereza, carácter salvaje, genio defensivo o cómo lo queramos llamar, prima sobre el concepto “toreabilidad” que acuñó Juan Pedro Domecq.
En otras épocas, donde la proporción de aficionados en las plazas era mucho mayor, si se sabía apreciar estas lidias y suponían grandes triunfos para los toreros, pero hoy en día, donde prima el toreo estético y el porcentaje de aficionados es mucho menor, se espera una quimera: pegar veinte naturales por abajo a este tipo de toros.
Ya le pasó al Juli cuando toreó Miuras en Valencia en 2006 (pitado), o a Morante cuando se enfrentó a Victorinos en Sevilla (silencios). Estos toreros con tantos recursos, son capaces de resolver los problemas y dar la lidia adecuada a estos toros, pero a la vez tapan gran parte de la sensación de peligro que transmiten en otras manos. El público al no encontrar tampoco el toreo estético, aparece la incomprensión. La apuesta, se convierte en fracaso.
Por tanto, si queremos que se lidien todo tipo de toros, que se generalicen más estos encastes y sobre todo que las figuras los lidien, aunque sea de vez en cuando, deberíamos hacer un esfuerzo para formarnos como aficionados o formar al público en general para saber valorar en su justa medida, estas lidias.
Vamos a tener una gran oportunidad en la próxima feria de Sevilla donde el Juli se ha apuntado a los Miura. La actitud del público maestrante, en la plaza donde se concentra un mayor nº de aficionados, nos puede servir como fiel termómetro para saber en qué punto nos encontramos y retomar nuevamente este asunto. Lo dejamos hasta entonces pues…
Un saludo.

Gil de O. dijo...

Hoy, con algunas carteles en las esquinas de las Ferias más tempranas, vemos nombres “geses” para Miuras y …///…
…///… Cuadris y Victorínos, anunciados (chiste) como gestas

Hay críticos –los chupópteros- que esperan esas actuaciones para obtener determinadas conclusiones. No sean ilusos, les digo; habrá éxito, dependiendo de la plaza; y “sobraos” estarán. Pero no es eso lo que defiendo, ya que se trata de que estos ganaderos, y todos los llamados duros, aún dentro de lo que ellos entiendan como “su encaste”, perseveren en busca de la Bravura, mientras se soluciona lo de los petos sobre mínimos reglamentarios, se eliminan las rayítas, se restituye la suerte de varas, se le dé al Toro su sitio, a la lidia con todos sus tercios su importancia, los toreros den la cara en torero con todas las ganaderías, incluyendo JP; y a partir de ahí, comencemos a definir conclusiones.

El Juli no va a estar aperreado con ningún Toro, eso que conste; pero sí, que nos dará –si se prodiga- la dimensión de Torero que todos le presumimos, pero que él parece… no muy decidido a demostrar. Una gestíta para taparse; y mucho es.

En estos días es preciso que analistas críticos como José Morente por un lado, y matadores como Julián López el Juli por otro (los necesito para mi causa) además de que ganaderos como Ricardo Gallardo, Valdefresno, Escolar, Miura (si recupera), y Victorino definan su camino.

¡Ah! Los picadores deben volver al hotel sobre los caballos con los que han picado la corrida; Los mejores caballos de las cuadras de picar están viniendo reciclados del Rejoneo 8un buen caballo de picar vale más que uno de Rejones); en tanto desde los conocimientos y cualidades pedagógicas de cada aficionado se vayan formando a los futuros aficionados y al público; sin los cuales y sin cuya aportación en taquilla la Fiesta no sería posible.

Saludos de Gil de O.

Anónimo dijo...

Hablando de Domecq... unos versos de Foxá: http://torear.blogspot.com.es/2013/02/de-agustin-de-foxa-la-familia-domecq.html

Jose Morente dijo...

Luis Miguel:

1. Le copio y entrecomillo: "El “futuro apocalíptico” para una generación, se convierte en el “pasado esplendoroso” para las siguientes. Así de sencillo".

No se puede decir mejor ni más claro. Inapelable.

2. Evidente. El público de antes (habría que decir a que "antes" nos referimos) aceptaba faenas que hoy no se entenderían. Creo que la faena sobre las piernas compuesta de 6 pases no la aceptarían los públicos de nuestros días.

3. Totalmente de acuerdo. La de Miura en Sevilla va a ser "piedra de toque" pero no del Juli sino de la rectitud de intenciones y conocimientos de algunos de los más conspicuos representantes de la afición.

Un abrazo

Jose Morente dijo...

Gil de O.:

Opiniones aparte me encanta que me incluya junto al Juli como objetivo de su campaña particular de personas a recuperar para su causa. Es un halago. Aunque me temo, ya se lo dije, que la cosa va para largo.

Por otro lado, magnífica estampa la de los picadores volviendo al hotel a caballo. Estampa con sabor añejo como nos gusta a los aficionados a la Fiesta.

Un cordial saludo.

Jose Morente dijo...

Anónimo:

No conozco lo suficiente la figura de Agustín de Foxá para calar por donde van los tiros de su manifiesta inquina contra los Domecq. A la vista de la poesía que cita parece más rencilla de la nobleza antigua contra un empresariado emergente que un tema taurino que es lo que, en el fondo y en la forma, a mí me interesa.

(Desde luego los exabruptos e improperios, nada de nada).

Gil de O. dijo...

El anónimo (Gloria Sánchez Grandes) que nos sugiere la lectura de los ripios de Foxá, no creo que lo haya hecho buscando apoyo para ellos creyendo encontrar terreno abonado por los comentarios críticos (objetivos y constructivos) a JP.

Esos versos, propios del mal caletre espiritual de su autor, son bajos, burdos, baratos y bordes; todo con la "b" de burro de su autor.

No creo que los construyese mirándose en Quevedo, aunque me da que pudiere ser. Cuida del espejo en que te miras se le pudo decir. ¡Qué tío más feo el Foxá ese!

Saludos de Gil de O.

Luis Miguel López R. dijo...

Al hilo de bella imagen de los picadores volviendo al hotel con su caballo que nos evoca Gil de O. Resulta inconcebible que los rejoneadores actuales utilizaran diferentes caballos (que no fueran suyos), según en la plaza en la que se vieran anunciados. Siendo una incognita para ellos, los animales que se pueden encontrar.
Si lo extrapolamos a los picadores, puede que sea un buen asunto de debate la idea de que no fueran en las cuadrillas. Que tuvieran sus propios caballos, perfectamente domados, con conocimiento pleno de sus reacciones, ayudas... Esto podría facilitar la reducción del peso de los caballos y una revitalización de la suerte de varas.
Por motivos de logística podrían estar ligados a las plazas o a zonas geográficas e ir anunciados en los carteles.
De esta forma podrían recuperar parte del prestigio ganado en otras épocas y seguir con el derecho a vestirse de oro.
Puede que no recuperemos la imagen del picador volviendo a caballo al hotel, pero puede que se obtengan nuevas de nombres de picadores unidos al de su caballo, como binomio inseparable como ocurre en el rejoneo (Alvarito Domecq-Opus; Vidrié-Neptuno; Pablo Hermoso-Cagancho...). ¿Qué les parece la idea? Un saludo

Gil de O. dijo...

Gracias Luis Miguel R.:
Te sacado el hilo y desde ahí has, en tu rueca de de buen aficionado, presentado el ovillo para construir la madeja de lo que puede ser la auténtica Fiesta -su Rito- sin prescindir del pasado y aceptando lo que de creatividad tiene el presente. Como verán coordinar lo que de bueno tiene el Toreo no es tan complicado en el mundo de las ideas.
Platón las hizo realidad, Aristóteles lógicas. ¿Hay algo que impida la Verdad de la razón, si ella está ahí, si ella es tangible?

Saludos de Gil de O.