Madrid. Mayo 21/88
Sr. D. Ramón Sánchez y Jara:
Muy señor mío: en contestación a la consulta que se sirvió V. hacerme en términos que agradezco mucho, me apresuro a manifestar a V. que los toros demasiado cornivueltos, son, en mi concepto, inadmisibles para la lidia por la sencilla razón de que las defensas, colocadas de ese modo, ponen al lidiador fuera de todo riesgo y convierten al toro en mogón de necesidad.
El animal cornivuelto excesivamente no puede ofender sino con la pala del cuerno y se halla, por lo tanto, desprovisto de sus naturales medios de defensa, por lo cual debería prohibirse su lidia en una corrida formal; pero como el toreo ha sufrido una transformación radical y hoy se reduce a divertir al público sin ningún género de exposición por el torero, los toros demasiado cornivueltos resultan ideales para los maestros que entusiasman actualmente al público de Madrid.
Hoy día la mentira impera en el toreo, se la han impuesto a los aficionados modernos y no hay más remedio que aguantarla y aplaudirla que es lo que hacen los más, ó sufrir lo que yo sufro resignado desde hace 20 años por defender los fueros de la verdad, lo mismo en el toreo que en todas partes.
Mande V. otra cosa a su afmo. s.s.
Antonio Peña y Goñi (firmado y rubricado)
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