domingo, 31 de julio de 2016

Fernando el Gallo, Blanquet y Joselito (contados por Tito de San Bernardo)

Por José Morente

1917. Joselito, con su cuadrilla, en la escalera de entrada de su casa de la Alameda, saliendo para estoquear en solitario una corrida de Carmen de Federico en Sevilla. Esta foto nos la ha facilitadonuestro buen amigo y gran aficionados Antonio Liger a quien se la dio Luis González, banderillero que durante años fue de pareja con El Vito, en las cuadrillas de Litri y Jaime Ostos. En la foro aparece Fernando pero no Blanquet
En esta más conocida, si aparece Blanquet (pero no Fernando) junto a Cantimplas, Enrique Ortega "El Almendro" y Caracol el del Bulto (el padre de Manolo Caracol que era primo y mozo de estoques de Joselito)

En uno de los programas de la serie "Gente del toro" de Canal+, Manolo Molés le preguntaba a Tito de San Bernardo por el mítico peón valenciano Blanquet.

Tito no había llegado a ver a Blanquet pero si conocía muchos aficionados y toreros contemporáneos del mítico banderillero que fue personaje clave en las cuadrillas de Rafael el Gallo, Granero y Joselito el Gallo

Tan clave como el hermano mayor del diestro de Gelves, Fernando el Gallo. Un torero singular y genialoide pero errático que atesoraba en su cabeza toda la tauromaquia del siglo XIX (era el gran teórico de la familia) y del que se contaban y cuentan anécdotas alucinantes, 

Con escasa facultades, Joselito reservaba a su hermano para los toros fáciles pero también para resolver aquellos enigmas de la lidia que nadie era capaz de descifrar, como esa tarde en la que ninguno de los miembros de su cuadrilla era capaz de sacar a un marrajo de tablas. José mandó que todos se retirasen a la barrera y envió a Fernando. Este se fue muy despacio al tercio, esperó unos momentos y centró la atención del toro. Cuando levantó la capa un par de veces, el toro se arrancó como una centella abandonando -entre la sorpresa y la admiración de sus compañeros- la querencia. 

Pero la mayoría de las tardes y de los toros, era Blanquet el encargado de resolver los problemas que presentaban unas reses tan poco picadas como las que se lidiaban en aquella época sin peto y, sobre todo, el encargado de ponerle los toros en suerte en banderillas a Joselito de esa manera tan singular que le contaba Camará a Tito y que Tito nos cuenta a nosotros.



Fragmento de la entrevista a Tito de San Bernardo del programa Gente del Toro de Canal+ (La entrevista completa se puede ver en el canal de youtube de Juncal

viernes, 29 de julio de 2016

Duro como la ROCA y poderoso como un REY

Por Fernando Cámara

Duro como la roca y poderoso como un rey (Fotografía de la web oficial del torero)


El zarpazo en silencio, aquello que casi nadie comprende pero es tangible, aquello que se aprecia sin saber su soporte técnico, el plato de calidad gourmet, cuya receta y técnica, solo la sabe el cocinero, el protagonista, ¡el torero

La prestancia, las hechuras, el carisma, que tanto y tan bien compra el respetable. Un conjunto de virtudes y valores humanos que conforman una figura del toreo. 

Explosión de admiración, que tal vez añore un tanto de sugestión artística, pero que provoca el volar de los pañuelos al viento cada tarde. Admiración ante una cara de niño con argumentos de torero, prematura madurez de un joven desprendido de la vida y enamorado del respeto que provocan los puñales de la gloria. 

La capacidad no necesita sugestión, este valor queda para otros que portan el toque de la varita mágica del arte. El toreo desde el cerebro y la capacidad, se impone casi siempre al toreo desde el corazón y nunca mejor ejemplo en la inminente figura del toreo actual que responde al nombre de Roca Rey. Duro como la roca y poderoso como un rey. Roca Rey se pasea impávido por el albero cada tarde, pasó a paso con la firme convicción de alcanzar poco a poco la inmortalidad. Pasea y recorre todos los caminos que permite el toro para ser burlado, para ser sometido e incluso sorprendido

Y esto a su vez sorprende al público, provoca una profunda admiración y envidia sana en aquel que se siente torero. La fuerza de la razón, el talento, la capacidad y la prestancia que forjan un torero de época. 

En tiempos difíciles como los actuales, aún tiene más mérito el paso hacia la cima del toreo...

martes, 26 de julio de 2016

Las partes de la muleta (montada)

Las partes de la muleta (Gráfico de  ©Paco Carmona). El círculo azul es la llamada por Fernando Cámara "zona de ataque" donde convendrá fijar la mirada y, en consecuencia, la embestida del toro.
Dicen los viejos aficionados que se debe torear con la panza. Y lo cierto es que si bien la frase pudo haber tenido validez hace un siglo, hoy con un toreo mucho más preciso y depurado, estamos obligados a precisar mucho más.

En el toreo antiguo se procuraba torear (o, al menos, citar) con la panza. Belmonte citando con la muleta plana. Relativamente plana, por cierto, pues Juan la presenta algo sesgada y, sobre todo, muy al pitón contrario, al ojo contrario.
Empecemos, para precisar, distinguiendo aquellas partes de la muleta que tienen nombre propio. De una muleta en la mano derecha o sea, montada con la ayuda o el estoque. La muleta en la mano izquierda tiene una complejidad mayor y de la que ya hablaremos más adelante.

El caso es que, para algunos aficionados, la muleta sólo tiene panza y pico. Pero hay más. Las partes de la muleta serían: el pico (tan denostado); la panza (tan elogiada) y el faldón (tan indisciplinado). Por debajo de la panza, estarían los vuelos (también llamados flecos por ese deshilachado tan típico del extremo de la tela).

El palillo o estaquillador (que es donde se arma la muleta) y la ayuda o estoque (que en él se apoya) forman un armazón de base que confiere cierta rigidez a ese engaño que resulta así mucho más manejable y dúctil al mando del torero.

De las zonas descritas, la más gobernable, es el pico. La más díscola inmanejable (especialmente en los días de viento) es el faldón por ser la más alejada de ese armazón que forman palillo y estoque. 

Cogida de Víctor Barrio. El viento le mueve el faldón en el remate de un muletazo e inicio del siguiente y el toro se le cuela por dentro. La fatalidad hizo el resto. 
Al mover la muleta, lo ideal es apoyar los flecos en el albero para proporcionar mayor estabilidad al conjunto. Dentro de la panza, la zona más cercana al pico y más alejada del faldón ("zona de ataque" le llama Fernando Cámara; "objeto" la denomina Raúl Galindo) será aquella en la que conviene encauzar la mirada del toro y, por tanto, su embestida, por ser una zona relativamente fácil de controlar por el diestro.

Una fotografía muy difundida de un muletazo -muy criticado- de José Tomás. Efectivamente, ahí parece que hay mucho pico pero lo que hay es mucho mando, mucho ajuste y mucha verdad y muy poca superficie de muleta, una muletilla para la vista del toro. La ignorancia (de los criticantes) es muy atrevida.
Aunque todas las partes de la muleta (incluido el palillo) sirven para torear, lo ideal es torear con la panza, cierto. Pero no con cualquier parte de la panza. Sólo con la más próxima al pico. 

Como hace José Tomás, como intentaba hacer Juan Belmonte.

Los instrumentos de torear según la Tauromaquia de Pepe-Hillo (Lámina XXX de la edición de 1804). En el centro la muleta.
PD: La muleta sin montar o sea, la muleta en la mano izquierda presenta zonas similares pero los matices a la hora de utilizarla son innumerables. Más difícil de manejar, menos dominadora, propicia, sin embargo, un toreo mucho mas exquisito y depurado. La muleta en la mano izquierda merece un capítulo aparte.

lunes, 25 de julio de 2016

¿Una mala racha?

Por Jose Morente





Una cogida de mucha gravedad

Ayer domingo en las Ventas fue cogido de mucha gravedad el novillero Pablo Belando. Don Máximo García Padrós ha asegurado a El Mundo que la de Pablo Belando es la cornada más grave a la que ha tenido que hacer frente esta temporada. 
"El pitón entra por debajo de la chaquetilla, penetra la cavidad torácica y contusiona el pulmón, gracias a Dios, sin perforarlo, llegando incluso a rozar el pericardio. Belando está vivo de milagro" explica el cirujano jefe de Las Ventas. Las conclusiones son escalofriantes: rozó el corazón, llegó al pulmón y por el camino reventó dos costillas en mil pedazos.Las otras dos cornadas, una de 10 centímetros en el glúteo y otra de 20 en la cara interna del muslo derecho "son de tipo muscular y están evolucionando favorablemente". 
En la enfermería se debieron vivir momentos muy duros pero, afortunadamente, el novillero continúa en la UCI, estable.



Tulio Salguero, por su parte y en la misma novillada, cortó una oreja y recibió una cornada en el temido triángulo de Scarpa engrosando a once el número de novilleros heridos en las novilladas de Madrid de este año.

Esta es la lista: Gallo de Córdoba (10/04) Miguel Ángel Silva (01/05) Luis David Adame y Filiberto (16/05) Rafael Serna y Guillermo Valencia (12/06) Juan Miguel (19/06) Juan Carlos Carballo (26/06) Luis Manuel Terrón (17/07) Pablo Belando y Tulio Salguero (24/07).

Para los novilleros, Madrid está resultando este año una escabechina, una carnicería sin sentido.


La novillada del domingo

¿Novillos o toros cuajados? Las novilladas de Madrid saltan al ruedo con un trapío y unos pitones que no tenían la mayoría de las corridas que se lidiaban en los 60 en esa plaza. Recordemos al mítico toro blanco de Antoñete, sin ir más lejos... y comparemos.








Aunque nadie lo diría, el precioso ensabanao de la última imagen es un toro. Los seis anteriores, aunque nadie lo diría, son novillos (Fotografías de la web de las Ventas)
La opinión de García Padrós

La lista de novilleros heridos esta temporada en Madrid está siendo ya demasiado larga para encontrarnos sólo a finales de julio. García Padrós analizaba de la siguiente manera la situación en la entrevista al diario El Mundo
"No se trata de una racha, se trata de las circunstancias. Vienen sin torear y se enfrentan al novillo de Madrid. Es normal que caigan heridos. En Madrid se echan toros y en el toreo ya se sabe: cualquier error se paga con sangre."
La combinación es letal: Novillos, con hechuras de toros, de impresionante trapío y novilleros que, ante la falta de festejos, vienen a Madrid a jugársela.

A la fiesta le sobra sangre. No sólo la del toro que tanto preocupa a los animalistas sino, sobre todo, la de los toreros, especialmente los modestos y los que empiezan, por los que nadie parece preocuparse.


El toro (perdón, quise decir novillo) que da miedo. O sea, cornadas (Fotografía facilitada por Jose Mari H).

El cite ¿tocar o no tocar?

Por Jose Morente


Manolete, aguanta a pie firme, esperando la arrancada del toro hacia la muleta, una muleta que, sorprendentemente, no se mueve (Sevilla. 20-IV-1941. La Tauromaquia de Pavo Laguna T. II)
Ya hemos hablado, en este blog, del cite en bastantes ocasiones. Pero, en todos los casos nos hemos centrado en la colocación del torero respecto al toro (de frente o de perfil/erguido o encorvado) o en la distancia a la que se cita (de lejos o de cerca) e, incluso, en la posición de la muleta (adelantada o retrasada/plana o sesgada) pero nada o casi nada hemos dicho del cite en sí, del propio acto de citar que no es sino llamar al toro.

Hablemos pues un poco del cite desde ese punto de vista, el de llamar al toro. El de incitarle a embestir.

Cuando el toro encuentra a una distancia notable y el torero está situado fuera de su jurisdicción, no hay más remedio que llamarlo de forma "ostentórea" lo que se puede hacer con la voz o, incluso, pegando algún saltito. Si el toro no se arranca y el torero no quiere modificar su posición (un cite desde los medios con la muleta plegada, por ejemplo) se puede llamar su atención tirando la montera al hocico en recurso tan tradicional como pleno de torería.

Cuando el toro está a cierta distancia, no hay más remedio que llamar su atención previamente (En la imagen de EL Mundo, Alberto López Simón)
Cuando el toro se encuentra más cerca hemos visto hasta pegarle algún "palo" en el lomo, con la ayuda o el estoque, cual si se tratara de un semoviente (Manolete) o incluso alguna "patadita" en los hocicos (algo que era muy del gusto de Domingo Ortega). Ni que decir tiene que ambos métodos, en desuso en nuestros días, nos merecen severo reproche.


Domingo Ortega, adalid de la ortodoxia, en una postura muy poco ortodoxa: provocando la arrancada mediante una patadita al hocico del toro (Madrid. 1933-Publicado en Mundo Gráfico)

En todo caso y como de lo que se trata es que el toro centre su atención en la muleta, lo usual será procurar que hacia ella dirija la vista el burel. 

Lagartijo, con las normales precauciones en una tarde de viento, adelanta la muleta para intentar fijar en ella la mirada del toro
Guerrita, al contrario muy sobrado, en postura más airosa y emocionante y con la muleta retrasada, está fijando previamente al toro con el cuerpo. Luego vendrá el cite.

En la larga distancia, Antoñete solía pegar algunas veces un golpetazo con la ayuda en la panza de la muleta, a guisa de sonoro tambor. Pocos toros se resistían a una invitación tan seductora pero tampoco este método me resulta demasiado convincente.

5 de abril de 1986. Festival Nevado del Ruiz. Antoñete cita dando un golpetazo con la ayuda.en la panza de la muleta.

Más lógico -y aquí viene el toque-, será mover la muleta con una sacudida más o menos seca de la tela y, por supuesto, sin mover un ápice el cuerpo. Se trata de que el toro centre su atención en la muleta, no en el cuerpo. El toro tenderá a embestir (pues es un animal hipersensible al movimiento) a aquello que se mueve que es la muleta, olvidando o ignorando al torero. Ese y no otro, es el milagro del toreo.

Rafael Ortega, en el instante antes de "tocar" al toro, adelanta la muleta al pitón contrario.
Dependiendo de la condición del astado, ese "toque"o movimiento deberá ser más o menos brusco. Otra posibilidad (o necesidad con algunos astados) es echarle los vuelos al hocico y traerlo enganchado en "toque" más sutil y armonioso. Ya puestos y si el diestro va sobrado de valor puede acortar las distancias y ahí, con la muleta puesta y sin "toque" alguno esperar, en espera angustiosa, a que el toro se decida a embestir. A embestir a la muleta aunque bien podría optar por el cuerpo del torero. 

Ese cite sin toque es el que utilizaba Manolete y, luego, todos los toreros de su generación. Es un cite emocionante y que exige un enorme derroche de valor


El cite de Manolete. El diestro de Córdoba espera, quieta la planta, la embestida del toro con la muleta en su caída natural y sin toques.
Llegados a este punto, me parece pertinente una pequeña digresión. Me resulta curioso que Joaquín Vidal tan crítico con los toques (tal y como vimos en la entradilla de la anterior entrada) no sacara a la palestra alguna vez esa tan llamativa ausencia de toques en el toreo de muleta de Manolete. Puede que los árboles del cite de perfil no le dejaran ver el bosque de la arriesgada técnica muletera exenta de toques del Califa aunque también puede que su antimanoletismo a ultranza no le permitiera reconocer mérito alguno al diestro de Córdoba. Una actitud que si bien puede aceptarse (que no compartirse) en un aficionado estándar, resulta poco entendible y nada defendible en un crítico de campanillas. 

En cualquier caso, una cosa es renunciar voluntariamente a los "toques" como hacía Manolete y otras considerar el "toque"como algo inaceptable o negativo como proponía Vidal pues los toques son básicos y necesarios en el toreo.

Esto no ha hecho sino comenzar.así que ahora nos toca entrar de verdad en materia y continuar revisando los distintos tipos de toques

Pero eso nos lo tiene que contar alguien que conozca, con suficiente rigor y profundidad, la técnica del toreo. 

jueves, 21 de julio de 2016

Un toque de atención sobre el toque

Por Jose Morente

¡Toca, toca! (Granada. Corpus 2008-Fotografía de Fermín R.F.)
Hubo peones que durante las faenas de sus maestros no paraban de gritarles: "¡Toca!", "¡El toque!", "¡Toqui, toqui!". Hasta toqui decían. Eso del toque parece el ungüento amarillo, la purga de Benito, la piedra filosofal en los extraños conceptos de la tauromaquia moderna. Y no es eso, no es eso. En toreo, cuantos menos toques, mejor. En toreo, como en tantas cosas de la vida, las manos quietas. Les insistían toca, toque, toqui a los toreros, y más acertado habría sido recordarles que no se torea con el pico dejando la pierna contraria atrás,...; tampoco sin temple ni ganancia de terrenos, ....
Joaquín Vidal-"Toreo grande de José Antonio Iniesta" (El País. 28 de abril de 1997)

Cuando Joaquín Vidal consideraba el toque como piedra filosofal de la Tauromaquia Moderna (¿la de la Guerra para acá?) no iba tan descaminado pues el toque resulta elemento imprescindible y casi omnipresente en el toreo de nuestros días. Obviado, olvidado o sencillamente silenciado en los antiguos diccionarios taurómacos como el de Neira o el de Cossío,  hoy el vocablo toque, el verbo tocar y sus derivados aparecen por doquier.

Tocan los músicos sus instrumentos ("La banda arrancó a tocar el pasadoble "La Concha Flamenca"). Tocan clarines y timbales para los cambios de tercio (¡Ya era hora de que tocaran a banderillas!).

Clarines y timbales de las Ventas. Hasta siete toques diferentes para marcar las incidencias de la lidia. Toques que pueden oírse aquí (Foto Web Las Ventas)
Vienen los toros tocados de pitones de forma natural (Se llama tocado de pitones al toro con las puntas algo vueltas) o artificial ("¡Oiga. Yo jamás le he tocado un pitón a un toro")

Tocan a rebato las campanas del olvido ("¡Fulano ha dado una gran tarde. Un toque de atención a las empresas!"). Y también las campanas del éxito ("Mengano ha tocado pelo casi todas las tardes esta temporada". Mengano es, por supuesto hoy por hoy, Andrés Roca Rey).

El primer año como matador de Andrés Roca Rey está resultando apabullante. El peruano está tocando pelo todas o casi todas las tardes y, por tanto, tocando la gloria del toreo con los dedos
Nos toca -o no- la varita mágica del azar ("Me ha tocado presidir esa corrida") o la de la suerte ("Vaya toro bueno que te ha tocado en el sorteo"). O, si se tercia, la de la sal derramada sobre la tierra ("¡Curro está tocado por la gracia divina!")

Un torero tocado por la gracia divina: Curro Romero.

El toque es, también y a veces, referencia imprescindible ("La muleta es la piedra de toque del toreo contemporáneo") o matiz que completa el cuadro ("A su labor le faltó ese toque de clase que es la sal de las faenas grandes").

Tocan los toreros al toro con los engaños por necesidad defensiva (¡Toca, toca!) o para sublimar el toreo (¡Daba un toque tan suave gracias a su prodigiosa muñeca!) o para poderle al astado ("Como no le toques los costados, te gana la partida").


Manolete tenia una muñeca prodigiosa lo que le permitía un toque suave en la muleta con el marcaba su camino al toro (Emilio Arroyo en el Ruedo de 26 de agosto de 1975)
Lo tocan con la muleta ("No obedeció al toque en un muletazo con  la izquierda y me cogió de lleno"). O con sus manos desnudas (El simple toque de pitón al que Joselito el Gallo era muy aficionado, alborotaba al graderío"). O no lo tocan ("El toro se empezó a caer sin que nadie le tocara"). O sí, pero para fastidiar al compañero (Me mosquea que Perengano en el quite le haya tocado las orejas a mi toro")

8 de mayo del año 15. Joselito toca el pitón de un toro en Madrid. Un adorno "emocionante" según Mundo Gráfico.

A la vista de los anterior ¿tiene o no importancia el toque?

A Vidal no le gustaban los toques y ponía en guardia a sus prosélitos contra esa extraña y perversa técnica del toreo moderno. Extraña y perversa para él pues, como hemos visto y sabemos, el toque es parte esencial de la fiesta y el toque con los engaños -en el cite o en pleno lance-, técnica básica y necesaria del toreo más ajustado y preciso.

Técnica básica y necesaria ¿Tendrá o no importancia el toque?

¿Queda ya más claro o tendremos que dar otro toque de atención sobre este tema?

lunes, 18 de julio de 2016

El codilleo (y III) La terza maniera

Por Jose Morente

El codilleo en un detalle de un cuadro manierista: Susana y los viejos de Martín de Vos. Sólo le faltaría una muleta en esa mano izquierda para servir de referente al toreo de nuestros días.
Leonardo da Vinci..., dando comienzo a esa terza maniera que nosotros queremos llamar la moderna , además de la gallardía y valentía del diseño, y además de imitar sutilmente todos los matices de la naturaleza , [ ... ] dotaba efectivamente a sus figuras de movimiento y espíritu"
(Vasari-"Vida de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos")
El manierismo

En Historia del Arte se llama terza maniera o manierismo a la última fase del Renacimiento. En ella lo que, en los grandes maestros renacentistas, había sido clasicismo, proporción y equilibrio se convertirá en alarde formal, exageración y exceso

El cuerpo humano, tanto vestido como desnudo se va a representar en toda clase de complicadas posturas, difíciles y artificiosas, posturas de una extraña gracia y elegancia, y donde las articulaciones -el movimiento de las articulaciones- va a jugar un papel primordial.



En la escultura manierista, al igual que en la pintura de ese periodo, los cuerpos se contorsionan y retuercen. Muy llamativo es el "codilleo" de los codos.

El codilleo. Convertir un defecto en una virtud.

Veíamos en dos entradas anteriores, como lo que se había considerado defecto en el torero, el pegar los codos al cuerpo, había pasado a ser visto como una virtud o mérito, pues permitía pasar al toro más cerca del cuerpo del torero. En cualquier caso, llamábamos codilleo a esa acción de pegar el codo al cuerpo ya fuese por torpeza o por valentía.

El Juli en Huelva, codilleando pero sin pegar el codo al cuerpo para ajustar la altura y distancia de su muleta a lo exigido en cada momento por los movimientos del toro (Foto de Manolo Ortega publicada en el blog de Agustín Hervás)
En nuestros días se viene utilizando una nueva definición del término codillear. Por extensión, se habla también de codilleo cuando el torero al torear dobla el codo con objeto de ajustar la colocación de la muleta (altura y distancia al cuerpo) para controlar con mayor precisión el trazo de la embestida del toro. Incluso aunque no pegue los brazos al cuerpo. Es la tercera acepción ("terza maniera") del término codillear y realmente, tiene mucho que ver con el manierismo pues la postura del torero aparece necesariamente forzada al ejecutar ese movimiento. Una estética que, como hemos visto, era deseada y buscada a finales del Renacimiento igual que ocurre en nuestros días en el toreo.

Es muy probable que ese modo de colocar el brazo se deba a Santiago Martín el Viti. Sin duda, uno de los mejores muleteros de la posguerra acá.

El gran torero salmantino fue gente en el toreo al natural. Lo curioso es que tenía un defecto físico que le impedía doblar correctamente el brazo izquierdo. El Viti supo convertir ese defecto en virtud y en distintivo de su toreo de muleta con la mano izquierda.

Otros toreros han seguido luego ese modo de doblar el brazo por el codo, lo que les ha permitido un mejor y variado control de la muleta durante el muletazo. En realidad, no deberíamos emplear, para ese doblez del codo, el termino codilleo, reservado en puridad para cuando el codo se pega al cuerpo pero, a falta de otro término más preciso se viene llamando también codilleo a ese posición del brazo doblado por el codo incluso cuando el codo está despegado del cuerpo.

Esta forma de codillear es un recurso técnico muy habitual en nuestros días y resulta imprescindible para practicar ese toreo de alta precisión que hoy se estila pues permite ajustar, al mismo tiempo, la altura de la muleta y su distancia al cuerpo del torero.

Tengo que confesar que el Viti es una de mis debilidades,como torero y como persona. No me canso de ver sus faenas en video ni de leer sus declaraciones. También tengo que confesar que si me apetecía hablar del codilleo era, entre otras cosas y sobre todo, por tener un pretexto para poner en el blog alguna foto de este grandioso torero toreando y codilleando.
La tesis de la economía de movimientos

Y entrando de lleno en el tema de los movimientos de las articulaciones, nos surje al paso una teoría muy extendida, aunque no siempre bien explicitada, entre toreros y aficionados. Aquella que equipara el buen toreo con una cierta economía de movimientos y de la que también hablábamos hace días en este blog.

Para Raúl Galindo, que es quien mejor lo explica, el toreo ideal es un toreo basado en la sencillez. Sencillez que para él equivale a economía de movimientos. Un toreo donde él que se tiene que mover es el toro (como ya dijera, en su día y con cierta sorna, Juan Belmonte). Un toreo, según Galindo.
"donde jamás una articulación mayor realiza un movimiento posible con otra menor: lo que mueven las muñecas no deben moverlo los codos, y lo que mueven estos no pueden hacerlo los hombros, después va la cintura y así sucesivamente hasta llegar a las piernas que suponen digamos, el movimiento mayor porque es un desplazamiento de todo el cuerpo"
La fluidez y sencillez de ese modo de torear (hay otros modos, aunque Galindo no los considere "ideales") se basan en la sencillez de movimientos que se reducen a los estrictamente necesarios.

Este es el modo de torear de los toreros artistas y que basan su toreo en el conocimiento de las suertes. Es el toreo de los artistas más depurados y exquisitos. Toreros en los que prima la elegancia sobre cualquier otra consideración. El toreo de Gaona, Antonio Fuentes, Pepín Martín Vázquez, Enrique Ponce, Manzanares (padre e hijo),...




Pepín Martín Vazquez. Sencillez y economía de movimientos. Lo que puede hacer una articulación menor que no lo haga una mayor. Aquí torea al natural 

Torear para el toro

Frente a ese modo de torear basado en el contraste de un torero "quieto" y un toro en "movimiento", existe otra escuela menos preocupada u obsesionada por componer la figura, por la postura, y más interesada en dominar o controlar al máximo la embestida del burel.

Es la escuela de los grandes lidiadores, toreros de gran intuición para los que el toro no tiene secretos y que basan su toreo en adaptarse a las cambiantes condiciones de las reses. Son los toreros como Guerrita, Joselito el Gallo, Luís Miguel Dominguín, Paco Camino, El Viti o El Juli, Toreros generalmente poco preocupados por la estética a ultranza y que, en algunos casos (no en todos), han hecho precisamente de los movimientos del cuerpo, del movimiento de las articulaciones del cuerpo, un motivo de estética. Un toreo que, por muchas razones,  pudiéramos llamar manierista.

El manierismo en el toreo es una actitud tan legítima como la contraria. Lo que no se debería, bajo ningún pretexto, es convertir la economía de movimientos ni ningún otro concepto, en un nuevo dogma.

Ya tenemos demasiados.
10 de mayo de 1915. Joselito el Gallo en Madrid en un natural a un toro de Gamero Cívico. Con el codo y la rodilla izquierdas ligeramente dobladas.
Joselito en Valencia, el día de los 6 toros de Contreras, Torea de muleta con el cuerpo encorvado bajando mucho la muleta al toro. Lo que le reprochó la crítica de su época.Una crítica posiblemente poco acertada pues su concepto del toreo -legítimo- era el que le hacía dolvidarse de la postura del cuerpo para centrar toda su atención y su interés en el dominio del toro. Joselito toreaba para el toro despreocupado de la estética..

miércoles, 13 de julio de 2016

Víctor Barrio visto por Andrew Moore




Algunos indios norteamericanos se negaban a que les fotografiasen pues temían que, al capturar su imagen, les pudiesen robar el alma.

Pudiera ser. Si así fuera quizás en fotografías como estas de Víctor Barrio, realizadas por Andrew Moore, se pueda encontrar parte del espíritu y la personalidad de este torero; su parte profesional, en la plaza y en el campo.

Sería una manera de mantener vivo su recuerdo.