jueves, 30 de octubre de 2014

La línea de la elegancia

Por Jose Morente

 

09

La elegancia dentro de la plaza. Airoso recorte con la muleta de José Mª Manzanares (Fotografía facilitada por Paco Carmona)

***

Hay una línea en el toreo….

Hay una línea en el toreo que brota en LAGARTIJO

Lagartijo


cuaja en ANTONIO FUENTES,

 1945-01-24 (p. ER) Fuentes brinda de paisano - copia


se recrea en RODOLFO GAONA

 images (2) - copia


sonríe en DON ANTONIO BIENVENIDA

1956-04-00 Anotnio Bienvenida (Alfonso) 001 - copia

 

Y culmina (por ahora) en JOSE MARÍA MANZANARES.

cuellar-photo-7-blog - copia

 

Es la línea de la elegancia....

La elegancia en una fiesta tan dura, cruel, sangrienta y tremebunda siempre será un valor a buscar, proteger, ensalzar y conservar.

Dentro y fuera de las plazas…

miércoles, 29 de octubre de 2014

Cuaderno de notas (XXXIII) 3 naturales, 3 de José Mari Manzanares

 

1987 La tauromaquia de JM Manzanares

José Mª Manzanares en el Palacio del Infantado de Guadalajara.

(Fotografía de Carlos Arévalo Nonclercq. Portada del libro “La tauromaquia de Jose Mª Manzanares” de José Carlos Arévalo y José Antonio del Moral)

Nota de LRI:

Ayer (28 de octubre de 2014) falleció en su finca de Cáceres el maestro José Mª Manzanares.

Decían que fue “torero de toreros”. Sin embargo, cuando esta expresión se utiliza sin ton ni son y se aplican a diestros que no hubieran servido para abrocharle las zapatillas al alicantino, creo que el mejor calificativo que se le puede dar es el de “maestro de maestros”.

En cualquier caso, pienso que el mejor homenaje posible a un diestro de tanta categoría es simplemente recordar su concepto del toreo, su forma de torear.

Por ello, hemos recuperado unos párrafos del librito que sobre su excepcional Tauromaquia escribieran, en 1987, José Carlos Arévalo y José Antonio del Moral, un libro de cabecera para aficionados…y toreros.

 

Natural número UNO

Natural de Manzanares0001

Viene el toro raudo, de lejos, así le ha citado el torero porque su embestida es pegajosa y fuerte, encelada y corta, con tendencia a vencerse, y la muleta, siempre cogida por el centro del estaquillador, lo embarca, vibrante y templada, marcando ligeramente la salida hacia afuera para compensar el excesivo humillar del toro hacia adentro.

Y quiebra mucho el diestro su cintura, y alarga el pase, con el fin de que sea completo, equilibradamente hondo, con la técnica escondida por dentro y el arte cantado por fuera.

 

Natural número DOS

Natural de Manzanares0002

Pero cuando el toro, fijo, con son y acoplado, se somete noble a la flámula, el pase encuentra la tersura, la figura se estira con naturalidad, el mando resplandece nítido, y las formas todas –toro, torero y engaño-, comunicadas entres sí, esculpen la estructura canónica de la suerte, majestuosa en el cite, templada en el centro y sutilmente sesgada a la salida.

Precisamente, ese momento hondo, herido por un pellizco estético, es un esguince dramático del arte, que se inicia en la zapatilla y termina en la muñeca que resuelve la embestida.

 

Natural número TRES

Natural de Manzanares0003

Otras veces, acoplados toro y torero, pastueñamente entregado el primero y lúcidamente embriagado el segundo, el natural discurre por un túnel. Sus cuerpos se funden como si fueran uno, aunque los pitones anuncien la muerte y la muleta su burla.

Toda la esencia del toreo en ese natural modélico que es la cima más alta de la tauromaquia.

 

De José Carlos Arévalo y José Antonio del Moral. La Tauromaquia de José Mª Manzanares. (1ª ed., Los Berrocales del Jarama, Ediciones AKAL, S.A., 1987. Págs. 136 a 141)

martes, 28 de octubre de 2014

Guerrita. Un gran torero con mala prensa

Por Jose Morente

1899-10-26 (p. SyS) Guerrita - copia

Guerita.Detalle de fotografia publicada en Sol y Sombra con motivo de su retirada

No es fácil ser un visionario. NI abrir nuevos caminos al toreo, máxime cuando uno no gusta de hacer alardes ni excentricidades y las novedades que propone sólo las perciben tus propios compañeros y cuatro o cinco aficionados.

Ese fue el caso de Rafael Guerra Guerrita, uno de los mejores toreros de la Historia, al que los públicos le fueron poniendo enfrente un competidor detrás de otro sin que ninguno (Espartero, Reverte, Fuentes) fuera capaz de hacerle la más mínima sombra por los que se los fue  que él se fue quitando de en medio uno detrás de otro (“Después de mí, naide  y después de naide, Fuentes)

Nació en Córdoba en marzo de 1862 en una familia de toreros por parte de madre y con un padre, curtidor de oficio que desempeñó el cargo de portero del Matadero.


La casa donde nació Guerrita



1899-10-26 (p. SyS) Casa donde vivia Guerrita
Y la mucho más lujosa casa donde vivía el año de su retirada.


Del Matadero le vino su primer apodo, el de “Llaverito”, por distraer las llaves de los corrales para hacer sus primeros pinitos taurinos. Después, como era entonces habitual, vinieron las tientas y la participación en la cuadrilla de “jovenes cordobeses”, que organizó Caniqui, el padre del Mojino, y de ahí, en 1882, a la cuadrilla del señor Fernando el Gallo, donde se destapa como un banderillero colosal.

Tan colosal que, en un sólo día se coloca a la cabeza de todos los rehileteros de la época. Tan colosal que al señor Fernando le empiezan a llover los contratos sólo por ver al joven que iba en su cuadrilla.

Cuando el Gallo le falta al compromiso que le había dado de contratar una tarde a Mojino y Matacán, El Guerra se marcha con Lagartijo quien le protege, ayuda y ampara.

Guerrita en 1883. Todavía banderillero de Fernando el Gallo.

Le protege, ayuda y ampara…hasta que Rafael toma la alternativa contra el criterio del Califa. Ahí se acaba el idilio entre los dos Rafaeles y ahí empieza el calvario de Guerrita pues el partido lagartijista (a quienes llaman los anabaptistas) ataca sin piedad al que sólo pocos días antes pretendían santificar.

Retirados los abuelos, Lagartijo y Frascuelo, y sólo y sin competencia posible (pues los que hay no son rivales para él), Rafael hace y deshace a su antojo. Usa y abusa y pone al toreo a su modo y medida que es el modo y medida del futuro.

Los aficionados conspicuos de la época no se lo perdonarían y la inquina contra el Guerra, crece y crece hasta el punto que se ve obligado a abandonar el toreo muy pronto, en 1899, cuando todavía le quedaba cuerda para un rato.

1891-00-00 (p. 1899-11-02) Guerrita en Jerez (2)

Guerrita en Jerez en 1893

Sin embargo, nos dejó su herencia. Una herencia con doble lectura.

Para unos, los integristas, Rafael es el gran culpable de todos los males del toreo. Achica el toro y desparecen las cuernas destartaladas típicas de la época de Frascuelo y LagartijoModifica la suerte de varas, dejando que los toros se duerman corneando a los caballos (romaneando) para que lleguen a la muleta más mermados de fuerzas. Pone a la verónica de perfil.

Un hereje, en resumidas cuentas. Un ventajista.

Sin embargo, visto con los ojos del sentido común, Guerrita es todo lo contrario. No un hereje sino un genial precursor tanto del toreo de capa como del toreo de muleta que vendría después. Impone además la lidia de toros más proporcionados y de las mejores castas.

Y, aunque puede con todos los toros, procura que a sus toros se les pique convenientemente lo que le permitirá lucir en la muleta (Una muleta “de seda en los toros nobles y una tralla con los difíciles”) a un porcentaje importante de ellos.

Es también precursor del incipiente toreo en redondo (herencia de Lagartijo) que quedara en formol hasta que irrumpa en los ruedos su más legítimo sucesor: Joselito el Gallo. Horma del mismo y espléndido zapato.

1899-0-19 (p. SyS) Ultimo toro de Guerrita (2)

Guerrita en Zaragoza en octubre de 1899 esperando que se eche el último toro que mató en su vida. Un toro de la ganadería de Jorge Díaz (Fotografía publicada en Sol y Sombra)

Al margen de su inmejorable papel como torero, como gran torero (Posiblemente, el mejor torero de todo el siglo XIX), Guerrita es el personaje finisecular más emblemático de España. El mismo día que perdimos Cuba, el público madrileño se dirigía por la calle de Alcalá a verle torear. Ni él ni el público son culpables de eso. Aunque la Generación del 98 aprovecharía esa coincidencia para cargar, una vez más, contra los toros y el toreo.

En cualquier caso, su nombre y su época nos traen recuerdos de las Colonias, recuerdos que vienen envueltos en aires de guajiras y olores de mulatas.

“Tengo una casa en la Habana
destinada para tí
con el techo de marfil
el piso de plataforma
para ti, blanca paloma
tengo yo la flor de lís”

O algo así.

__________________________________________________________

Tauroteca. Guerrita 



Vemos en la película imágenes de Guerrita, en 1915, en la Becerrrada organizada por el Club Guerrita en Homenaje a la mujer cordobesa y también le vemos unos años antes toreando en Beziers (1897).

Aunque Guerrita torea alternando los pitones, se ve perfectamente que es un torero de contextura o línea natural, que no obliga al toro al que intenta buscar por su terreno (las afueras).

La difícil facilidad de los más grandes.

Guerrita Madrid 1898-03-13 2ª de abono 001[3]
Guerrita en Madrid en 1898. El cite de línea natural, sin cruzarse o atravesarse con el toro, aunque todavía de frente.


jueves, 23 de octubre de 2014

Domingo Ortega (I) Su toreo al descubierto

Por Jose Morente

 

1935-08-07 (p. MG) Ortega Valencia Miura (2)

Domingo Ortega en Valencia en un prodigioso natural. Un muletazo que prodigaba más bien poco pues era excepción en su toreo. Corría el año 1935 (Fotografía de Mundo Gráfico)

Un torero tratadista

De Domingo Ortega es tan importante su toreo como su faceta de tratadista taurino, pues quizás sea, con Pepe-Hillo, uno de los teóricos más influyentes en toda la historia del toreo.

Por eso, aunque sabemos mucho de sus teorías, es muy poco lo que conocemos de su toreo, especialmente de su primera época de la que no queda casi rastro alguno.

Y cuando hablo de rastro me refiero a películas suyas toreando, películas de antes de la guerra, porque las fotografías y las crónicas de esa  época si que abundan.

1936-06-10 (p. MG) Madrid Montepio Ortega 2 orejas (2)

Las fotografías de pre-guerra abundan, aunque las más conocidas y difundidas son las que ponen énfasis en el toreo de línea cambiada o en ochos que era el que practicaba preferentemente el de Borox. Aquí al contrario, torea al natural con la derecha de forma muy relajada y natural. Una imagen excepcional tanto que pudiéramos decir que es un muletazo a contraestilo.

 

La faena de Ortega en Alicante

Por suerte, hace sólo unos días, encontramos en un noticiero italiano una película de una tarde en Alicante, donde actuaban Lalanda; Bienvenida y Ortega. Una película magnífica, relativamente extensa y de buena calidad.

Vamos a analizar la faena de Ortega a un toro de Saltillo, que sale en esa película, comenzando por lo que dijeron los críticos de la época. Opiniones que, además podemos confrontar con otra más actual, la de nuestro amigo Ángel González Jurado (publicada también recientemente en este blog)

1936-05-13 (p. MG) Ortega tocadura (2)

Esta foto responde ya más a su estilo de torear. A su concepto del toreo. De rodillas en Madrid el año 1936, coge el pitón al toro para hacerlo pasar. Un gesto que también prodigaba mucho Joselito el Gallo (Fotografía de Mundo Gráfico)

 

El toro tercero (de Saltillo)

Leyendo las crónicas de la época llama la atención la disparidad de opiniones sobre el mérito de la faena de Ortega al toro tercero de la tarde, lo que contrasta con la valoración que todos los cronistas hacen del comportamiento de ese toro sobre el que hay una rara unanimidad.

Corrochano, por ejemplo, un critico que, por su experiencia campera, se fijaba mucho en el toro, decía que si ese toro tercero se hubiese lidiado en mayo, y no en enero, se hubiera podido ver un ejemplar.

Un ejemplar por la bravura que no por el tamaño pues fue chico y corto de pitones. Un toro muy bravo y peligroso por su celo en la muleta. Un toro con mucho genio, como se aprecia en las imágenes que hemos rescatado.

 

Corrochano (2)

Corrochano en el Quemadillo, la finca de Aleas. Corrochano era uno de los pocos críticos de la época que gustaba de pasar largas temporadas en el campo lo que le permitió conocer en profundidad el comportamiento del toro al que luego prestaba especial atención en sus crónicas.

 

La faena de Ortega. Todo es según el color del cristal…

Por lo que respecta a la faena de Ortega, para Corrochano fue, teniendo en cuenta las condiciones del toro, una faena de mérito. Una faena de mucho castigo. Y con una observación importante sobre la forma de torear de Ortega que, aunque referida al toro quinto, vale para este.  Dice Corrochano que Ortega:

“Les pisa mucho el terreno a los toros”

Retengamos el comentario pues es importante para entender el toreo de Ortega.

Maximiliano Clavo (que así se llamaba el crítico de la Voz) decía, por el contrario, que Ortega había estado bien pero que no aprovechó la bravura del toro, un toro de bandera, que se murió “pidiendo a gritos pases naturales” y señalaba con sorna política que era una pena pues Domingo López Ortega “no se sintió izquierdista ni un instante”. ¡Lástima de toro! recalcaba.

Lo curioso es que, mientras un crítico (Corrochano en ABC) sólo se fijo lo positivo de pisar el terreno del toro; el otro (Corinto y Oro en La Voz) sólo repara en lo negativo de la faena, en el uso y abuso del toreo con la mano derecha. Dos críticos dos visiones dispares.

s.f. Domingo-Ortega pase de castigo

Ortega utilizaba casi con exclusividad la mano derecha en sus faenas pero no para torear en redondo.

Las claves del toreo de Ortega

Analizando lo que hizo un torero una tarde concreta es muy difícil hacerse idea de como era su forma de torear. Por eso, lo mejor es recurrir a quien lo conocía muy bien, o sea a su cuñado Luis Carlos Fernández López-Valdemoro. Más conocido como Pepe Alameda

Del toreo de Ortega, Alameda dice varias cosas muy interesantes:

Primero. Que Ortega basa sus muletazos es la técnica del recorte.

El recorte (descrito de forma muy esquemática en las viejas Tauromaquias) es el mecanismo que se utiliza en los galleos y consiste en cruzarse con el toro, ocupando el torero el terreno que el toro deja a sus espaldas.

Ortega no da muletazos convencionales. Su toreo (casi siempre sobre la mano derecha) no encaja en los moldes habituales. Por eso, la mayoría de sus pases no tienen nombre propio.

1943-10-08 DOMINGO ORTEGA DOBLON POR BAJO

El toreo de Ortega se basa en el mecanismo técnico del recorte

Segundo. Que Ortega construye sus faenas concatenando esos muletazos tan personales, recortando a los toros, en continuo movimiento y alternando los pitones (toreo en ochos). Muy metido en el terreno del toro. Y, todo eso, improvisando sobre la marcha. Respondiendo a lo que le va pidiendo el toro.

En Ortega, dice Alameda (atención que el juicio es de antología) no hay pases sino pasos.

Eso, que es de una eficacia absoluta y demoledora (toreo de gran dominio) tiene mucho de intuitivo, personal e intransferible.

 

1931-08-26 (p. MG) Orteg por bajo (2)

Sus pases no tienen nombre propio pero traslucen gallardía y eficacia (Fotografía de Mundo Gráfico)

Una cosa es dar pases y otra torear

Lo que está claro es que el toreo de Ortega no es aprendido. Por eso, no creó escuela. Nació y murió con él. El toreo de Ortega no puede copiarse. Es incopiable.

1933-08-02 (p. MG) Valencia patadita Miura (2)

El concepto del toreo de Ortega basado en utilizar pases no “prefabricados” lo alejaba muchas veces de la más pura ortodoxia. Aquí le vemos en una patadita a un toro de Miura (de escaso trapío) en Valencia en 1933. Algo que repetiría en bastantes ocasiones.

Ese concepto tan personal es el que permite interpretar una frase clave de su tauromaquia:

Una cosa es dar pases y otra torear”

Es este un aforismo que muchos han interpretado como un alegato contra el toreo meramente esteticista. Sin embargo, Para Alameda, esa frase tendría un significado radicalmente distinto al que habitualmente se le da.

Alameda piensa (con enorme lucidez) que lo realmente quiere decir Ortega es que utilizar pases consabidos, piezas prefabricados (“dar pases”) no es propiamente “torear” porque tales piezas, tales pases, no siempre permiten adaptarse a las concretas condiciones del toro.

Lo que parece claro es que, por ese modo de torear, sus faenas que, para muchos aficionados, eran siempre iguales (“De domingo a domingo, eres el mismo, Domingo”, como nos recordaba Ángel González Jurado) son, sin embargo y en el fondo, siempre diferentes.

1945-03-07 (p. ER) Domingo Ortega pase de pecho (2)

Son aparentemente los mismos pases pero son siempre diferentes

Todo esto que no es poco, es lo que se trasluce en esa faena de Alicante.

Si esperamos pases de catálogo (y el toreo en tandas de naturales ya lo era) quedaremos defraudados como quedó Corinto y Oro pero si miramos al toro, nos olvidamos de la estética y contemplamos como hizo Gregorio Corrochano, la forma en la que Ortega se mete en el terreno del toro y le va pudiendo, pase a pase o, mejor dicho, paso a paso, tendremos que quitarnos el sombrero ante el de Borox.

 

Tauroteca: Ortega en Alicante con el toro de Saltillo.

Hemos ralentizado las imágenes para disfrutar con la coreografía de movimientos de toro y torero. De fondo, escuchamos el pasodoble Domingo Ortega.

 

(Continuará…)

lunes, 20 de octubre de 2014

El Juli. El gran desconocido

Por Paco Carmona

10735717_10204997504682599_510465520_n

El Juli. Contra viento y marea


Lo que me interesa del toreo

Hace mucho tiempo que no me interesan los nombres sino las personas. Del mismo modo, me interesa sobremanera el toreo; no quien lo lleve a cabo, menos aún si estos son figuras. Entonces ahí pierden casi todo mi interés como protagonistas. Lo que hagan o no con sus vidas y con sus carreras (sin mirar para otro lado claro está) tampoco me obsesiona.

Debo ser un bicho raro al afirmar que me sobrecoge el toreo de José Tomás y que admiro profundamente la tauromaquia de El Juli. Me estremece Morante y procuro fijarme todo lo que puedo de un grandioso torero como Perera.

No me gustan las etiquetas, pero sí tengo claro cuales son mis gustos. Digo esto porque parece que aquí no te puede gustar Antonio Mairena si te gusta Manuel Torre o que si escuchas a Terremoto ya no puedes ponerte un disco de Enrique Morente. Yo lo que miro es el Toreo con sorpresa, con admiración, con la esperanza de ver que, aquello que como aficionado busco, ese torero me lo está dando.

Juli

Cuando Juli tenía 10 o 12 años se saltaba la barrera de la placita de la Escuela para banderillear vacas utreras, le cogían una y otra vez y ya su ambición era infranqueable. Tenía más claro que nadie que sería lo que hoy es, ni más ni menos. Nunca tuvo la mínima duda.

Con 13 años, una serie de matadores a los que todos admiramos e idolatramos le hicieron una medio encerrona en un festival en Palencia y dejaron que matara un toro con 520kg al que cortó el rabo. La cara que tenían mejor nos la ahorramos.

10728759_10204997466961656_1626384292_n

El Juli. Contundente becerrista

Cuando llegó a México, tieso como una regla, se ocupó en año y medio de arreglar la vida de una familia entera.

10726581_10204997467361666_1599508494_n

Los inicios en un México, lindo y querido pero muy duro para un chaval de 14 años.

Con 15, matador de toros. Con 20 llevaba casi 1000 corridas de toros; con 30 más de 2000 y, ahora, rico perdido le hace al toro las cosas que debió soñar entrenando día tras día en aquella placita de la Venta del Batán, bajo la atenta mirada de esos que éramos sus compañeros pero que ya veíamos en él en nuevo líder, el nuevo referente en cuanto a poder, capacidad, sabiduría, esfuerzo, inteligencia, ambición y afición.

10733427_10204997468081684_740740105_n

La dificultad de triunfar en Madrid, una plaza muy complicada para los grandes toreros

Una tauromaquia impensable. El listo de la clase, el abusón del patio, no solo se ha salido con la suya sino que también ha querido mirarse en la Historia y le interesa su profesión más que nada en el mundo.

 10723630_10204997470281739_1202679337_n

La importancia de triunfar en Sevilla, una plaza capaz de entregarse (a la larga) al buen toreo venga de donde venga.

Estaría bien, que pudiéramos quitarle la cabeza (solo de las imágenes claro) y empecemos a mirar lo que le hace al toro, porque somos unos suertudos que coincida con nosotros en el tiempo un torero tan grande y tan, tan admirado por todos y cada uno de sus compañeros de profesión.

10728708_10204997470361741_1029181620_n

Por las calles del Ensanche Cerdá. Todo un símbolo

 

Tauroteca: El corazón de la técnica

12/10/2014. Zaragoza. El Juli. Toro de Parladé

Si no ve el video pinche aquí

Guía de visionado

00:08 La difícil facilidad

Juli siempre fue un virtuoso del capote pero su verónica es aún más grande. Facilidad y estudio.

Aquí le vemos de inicio, parando un toro bravo que no regala nada. Muy abierto, dando espacio y tiempo para echárselo siempre en el momento justo.

Un toreo más de cambiar la trayectoria que de enganchar adelante, sirviéndose de una posición natural para economizar y no gastar embestidas. ¡Ya habrá tiempo!

00:26 Quietud y control.

Perfección inicial. En el inicio de faena de muleta, Juli espera al toro quieto e inmóvil, hasta que éste se coloca por completo después de cada muletazo.

Así, una y otra vez, sin forzar. Lo que le ayuda a fijar una embestida aún sin definir.

00:55 Pasión y entrega

Una tanda tremenda. Entrega absoluta en la primera serie por abajo.

La muleta siempre puesta, encarando de forma perfecta después del remate para hilvanar, engarzar y ligar los muletazos.

Juli se hunde en la posición, asumiendo el riesgo, antes de que el toro llegue a la muleta. Por tanto, da igual la pierna si la colocación es tan buena.

En esta tanda destacan dos grandes muletazos donde una vez fijado el toro en el engaño el torero se abandona por completo y se olvida de la técnica.

01:11 Choque de bravuras

Se juntaron dos muy bravos.

Con un temple poderoso y prodigioso, Juli alarga las embestidas sin quebrantar la voluntad del toro que acude cada vez más entregado a un torero en estado de gracia.

01:31 “Haciendo” al toro por el pitón izquierdo.

Una colocación precisa y natural.

Su muñeca sostiene la embestida para soltarla justo al final. Los muletazos son cada más reunidos, largos. Cada vez más despaciosos.

Cumbre el pase de pecho final.

01:49 “Exprimiendo” la embestida

De la intensa calma a lo más profundo.

Por abajo roto, encajado, ya no hay control ni medida.

Una vez que inicia la embestida hay que exprimirla al máximo.

02:08 La obsesión por “bajar la mano”

A estas alturas de la faena, el bravo Parladé ya exige toques precisos y firmes para mantener fija su brava y encastada embestida.

Bajar la mano, en estos momentos, no es sólo una apuesta sino también responder a la pregunta ¿Quien manda aquí?

Bajar la mano confiere la máxima profundidad y reunión en el trazo del muletazo pero supone un riesgo añadido por parte del torero.

02:33 Recordando a Ojeda

El Toreo en ochos... Pura geometría.

El torero como eje absoluto, engancha por fuera para hacer circular la embestida alrededor suya a un toro que exige lo que no se ve.

Aplastante seguridad en un cuerpo a cuerpo que se resuelve como no podía ser de otra forma en este grandioso torero. Triunfando.

Conocedor de todo el toreo y líder absoluto. Cuando pase el tiempo, Juli será menos discutido y su tauromaquia, plena y rebosante de todo, habrá servido de base y cimiento para el futuro.

viernes, 17 de octubre de 2014

Toros en Alicante (III) Una crónica inédita

Por Ángel González Jurado

 

Cartel - copia

Un pase de pecho con la derecha de Domingo Ortega en versión de Ruano Llopis fue el motivo del cartel de la corrida de Alicante. El empresario era el apoderado del torero.

Nota de LRI

Somos hijos de nuestro tiempo. Por eso, vemos los toros desde el punto de vista de nuestra época. Cuando se presentan ante nuestros ojos documentos gráficos (fotos o películas) de otros tiempos nos resulta casi imposible no analizarlos según nuestros criterios actuales.

Hemos pedido a un buen amigo nuestro y gran aficionado que reseñara la tarde de Alicante que publicamos en anterior entrada.

Es, por tanto, la crónica de un aficionado actual (madrileño por más señas) sobre una corrida de toros de hace más de 80 años.

En la próxima entrega vamos a comparar y contrastar esa visión con la que tenían los aficionados y revisteros de la época.

Algunas cosas se siguen viendo iguales pero, en otras, el cambio resultará evidente.

 

Una de Toros en tiempos de la Segunda República

Alicante. 18 de enero de 1932 (LRI) De nuestro corresponsal en Alicante AGJ

Nada nuevo en la invernal tarde del pasado domingo (17 de enero de 1932) en la plaza de Alicante. O sí; acaso ver en el palco de honor al Presidente de la República –el Sr. Alcalá Zamora-, ya que hasta esta clase de corridas han dejado de ser “reales”.

Alcala Zamora en las Ventas

Alcalá-Zamora en las Ventas pero esta vez en un mitin político

De ocho toros se anunciaba la corrida, dos de ellos para rejones, entre los de Saltillo y los de Antonio Pérez. El cartel de toreros de a pie como de lujo: Marcial Lalanda, Domingo Ortega y Manolo Bienvenida. Los tendidos con muchas calvas y eso que, como cabe suponerse, debía haber muchos billetes regalados para presenciar el festejo, como bien dice el bellísimo cartel de Ruano Llopis, en honor del Presidente de la República. La Empresa organizadora la de Domingo Dominguín a su vez apoderado o representante de todos los componentes del cartel.

Cartel - copia (2)

05Domingo Gonz ílez del Campo toreando de sal ¦n en el estudio del fot ¦grafo (2)

Domingo González “Dominguín” iniciador de una interesante saga, fue un torero corte o estilo belmontista o abelmontado. Sin embargo, aprendió de Joselito el Gallo, su padrino de alternativa, a manejarse en los entrebastidores taurinos  lo que permitió convertirse en un influyente taurino (Fotografía del blog Larga Cambiada)

De los ocho toros, por razones que no vienen al caso y no sólo porque fueran pequeños, sólo pudimos ver cuatro, pequeñitos ellos, jovencitos, blanditos, tocaditos de los pitones,… ya se viene diciendo eso de “torerillos de hoy que sólo quieren saltillos”.

Las ventajas de poder elegir ganado y que tu apoderado lo imponga para si, seguimos tolerándola hasta en Madrid. Por lo que llegará el momento, más pronto o más tarde, en el que desaparezca el TORO y desaparezcan encastes como los lidiados esta tarde.

Salida toro

Uno de los toros de Saltillo salta al ruedo alicantino el 17 de febrero de 1932

La corrida estuvo frecuentemente por los suelos, los cuatro toros que vimos se cayeron varias veces durante su lidia, la lengua la llevaban por delante de unos indecentes pitones, y ello por más que pudieran parecer, como oímos decir, bravos y nobles.

Caida del toro de Manolo Bienvenida

Los toros se cayeron frecuentemente. ¿Quizás por tratarse de “toros de yerba” al haberse lidiado en pleno invierno?

Marcial Lalanda

¿Cómo no se le va a ver poderoso con esa clase de toro?. Tal vez también se le viera poderoso a cualquiera de los demás toreros del escalafón que torean la cuarta parte de las corridas que él torea. Con esa clase de toro no puede ni debe presumir de ser un torero poderoso.

Decía un vecino de localidad que no se puede comprender que un torero de poder tenga con tanta frecuencia que anunciarse en “festivales” por mucho que, como en esta ocasión, acuda a presenciarlo Alcalá Zamora.

Se lució Marcial y cumplió con una media verónica importante saliendo garbosamente de la cara del toro el cual, por cierto, le enganchó el capote. También quiso lucirse en banderillas, pero a toro pasado.

Media veronica garbosa de Marcial

La garbosa media de Marcial Lalanda

Sobrado en la muleta en base a su toreo sobre las piernas, andándole mucho al toro por la cara y terminando la faena con lances rodilla en tierra (ya podía). Una buena media estocada de rápido efecto hizo que el toro, nuevamente, se postrara de rodillas ahora para ser apuntillado.

 

Domingo Ortega

Domingo, como todos los domingos siempre lo mismo Domingo”, aunque sea en Madrid o en Alicante, aunque sea con “saltillos” o con “antoniospérez”, aunque el palco presidencial lo ocupe el Presidente de la República o lo ocupara el Rey: siempre lo mismo Domingo.

El toro que le correspondió hace una buena pelea en varas, aun con el caballo envuelto en uno de esos horrorosos petos que nos impuso la norma dictada por Primo de Rivera.

Ortega estuvo poderoso con el toro que se derrumba (ya podrá también), y, con la planta encorvada, lleva a cabo una variada faena con pases sino de todas sí de muchas marcas.

Ortega ayudado

La personal e intransferible tauromaquia de Domingo Ortega. Un ayudado sobre las piernas

 

Manolo Bienvenida

A Manolo Bienvenida le corresponde uno de Antonio Pérez que desmonta aparatosamente al piquero cabeceando para tratar de quitarse la vara de encima. En la faena de muleta le da al toro, que se derrumba también en varias ocasiones, un trato amable marca de la casa, toreándole sólo por la cara y sin profundidad alguna.

Se perfila bien para matar y agarra media en buen sitio que es suficiente. Da una vuelta al ruedo corriendo, al estilo Bienvenida.

 

Bienvenida cite estocada

El cite de Manolo Bienvenida. La muleta perfectamente liada.

La afición está esperando a alguien que, aunque sea dentro de treinta años, venga con una escoba, se llame Manolete o se llame Pepe Luis.

Manolete Pantalon corto

 Manolete, de pantalón corto, a principios de los años 30, junto a unos novilleros cordobeses.Preparando la escoba.(Imagen del libro Manolete Biografía de un sinvivir de Fernando González Viñas)

(Continuará)

miércoles, 15 de octubre de 2014

Un reparto de lujo

Por Jose Morente

matador

Rodolfo Valentino en una de las escenas finales de Sangre y Arena (1922) de Fred Niblo. Esta fue la película que le consagró como estrella en Hollywood. Era la segunda versión cinematográfica de la famosa novela de Vicente Blasco Ibáñez.

 

Las escenas naturales en el cine taurino

Las películas de temática taurina suelen incluir las antaño denominadas “escenas naturales” o sea, imágenes tomadas en directo en la plaza de toros.

Cuando los actores son toreros profesionales (Mario Cabré, Capetillo, Bienvenida, Domingo Ortega, Pepín Martín Vázquez, etc.) estas escenas no plantean problema alguno.

Cosa distinta es cuando el protagonista es un actor desvinculado del mundo del toreo. En esos casos, se recurre a documentales existentes o se acude a algún torero para que “doble” al actor y, además, para que le proporcione el adecuado asesoramiento.

 

Rodolfo Valentino

Esto último fue lo que se hizo en la versión cinematográfica de “Sangre y Arena” rodada en 1922 y protagonizada por Rodolfo Valentino.

Sangre_y_arena-1922

Cartel de la película con sus protagonistas Rodolfo Valentino (Juan Gallardo), Lila Lee (Carmen) y Nita Naldi (la pérfida doña Sol)

Según Carlos Fernández Cuenca (Toros y toreros en la pantalla. 1ª ed,. San Sebastián, 1963), Rodolfo Valentino fue quien pagó directamente de su bolsillo, el asesoramiento del torero mexicano Rafael Palomar.

Según este autor, las escenas taurinas se rodaron en Hollywood con tres toros adquiridos en México de las prestigiosas vacadas de Miura, Veragua y Saltillo. Palomar fue quien “dobló” al actor además de darle las pertinentes lecciones de como comportarse en el ruedo para hacer más creíble su interpretación.

Sin embargo, al visionar la película las cosas resultan ser muy distintas.

Las escenas donde aparece Valentino corresponden claramente a escenas rodadas en Estudio con un decorado montando ex-profeso.

Plaza Hollywood

El decorado de estudio montado para las escenas donde aparece Valentino

 

Estas escenas están intercaladas con otras rodadas “al natural”. Aunque siempre se ha escrito que esas escenas naturales estaban rodadas en Hollywood y protagonizadas por un tal Rafael Palomar, lo cierto es que están rodadas en plazas españolas y mexicanas y protagonizadas por toreros de postín.

 

Las escenas mexicanas

Por lo que respecta a la plaza de toros mexicana que aparece en el film, hemos tenido una suerte tremendo pues al enviar algunas imágenes fijas a mi amigo José Francisco Coello Ugalde, uno de los mayores eruditos en Tauromaquia de ambos lados del Océano, ha sido capaz no sólo de identificar la plaza (lo que tiene mérito) sino también concretar la fecha en que se filmaron esas imágenes (lo que tiene más mérito aún.

La Plaza de toros es la Plaza de “el Toreo” ubicada en la Colonia Condesa de la capital mexicana. La fecha en la se tomaron las imágenes es la del 12 de marzo de 1922 (lo que concuerda perfectamente con el año de filmación de la película).

Toro en la plaza

Imagen de “Sangre y Arena” que corresponde a la mítica plaza del Toreo de la Condesa de la capital mexicana.

El toreo de la Condesa (2)

 Vista exterior de la plaza “El Toreo de la Condesa

Según el profesor José Francisco Coello Ugalde, la corrida mexicana de la película tiene que corresponder bien al 12 de marzo de 1922, día en el que Juan Silveti e Ignacio Sánchez Mejías se enfrentaron a 6 ejemplares del Duque de Veragua (Festejo en honor de la Cruz Roja y de la Sociedad Protectora del Niño),o bien a la corrida del 2 de abril del mismo año, en la que los diestros antes citados estuvieron acompañados por Gaona y Belmonte con reses del mismo hierro (tarde conocida como la Corrida de Covadonga).

En ambas se colocaron las colgaduras y adornos que se ve en la película, ya que en ambas se contó con la presencia del Presidente de la República en turno, el General Álvaro Obregón (un gran aficionado).

1384583584_Rovira-Toriles_2

El general Álvaro Obregón, un gran aficionado, en los toros (Del blog Romacondesa)

 

José Francisco se inclina por la primera de las dos fechas citadas tanto por corresponder con los detalles de las colgaduras como, además por la circunstancia de la cogida de Ignacio Sánchez-Mejías que es probablemente la que se recoge en la película de Valentino.

Plaza Mexicana 02

Las colgaduras de la barrera y, sobre todo, la cogida de Ignacio Sánchez-Mejías han sido los detalles claves para ubicar la fecha de esa filmación incluida en la película de Valentino.

Por lo que respecta a lo que ahora más nos interesa que son las imágenes taurinas filmadas en México, tengo que señalar que cuando las vi por vez primera me impresionó la forma en la que el diestro (entonces un desconocido) salía de la barrera teniendo el toro muy pero que muy cerca y se dirigía hacia el tercio. Un valiente. Demasiado valiente y osado para tratarse de un torero desconocido.

Y, en efecto, el diestro que aparece en la cinta es nada más y nada menos que Juan Silveti “El Tigre de Guanajuato” a quien vamos a poder contemplar en acción y entrando a matar con su proverbial valentía.

Juan Silveti

El  estilo inconfundible del Tigre de Guanajuato. ¡Vaya manera de empezar una faena!

Entrando a matar porque la salida de la suerte corresponde (por exigencias del montaje) a la cogida de Ignacio Sánchez-Mejías que nos comentaba José Francisco Coello.

Una cogida que no es una cogida cualquiera sino el producto de aquel famoso desplante de Ignacio cuando decidió que la mejor manera de acallar a la “Porra”, que no paraba de hostigarlo, era dejándose cornear adrede por el toro. Instante este del que disponemos de esta espectacular fotografía facilitada por nuestro amigo José Francisco.

Sanchez Mejias

El momento previo a la cogida de Ignacio, donde el diestro está a punto de ser levantado por el toro, lo podemos apreciar en la imagen adjunta facilitada por José Francisco Coello Ugalde. A la izquierda aparece el peón de brega, probablemente Luis Suárez "Magritas" quien se acerca para intervenir en el precipitado "quite". En un segundo plano puede apreciarse al popular Monosabio" Simón Cárdenas.

 

Sanchez Mejias (2)

Por sugerencia de José Francisco Coello, hemos volteado horizontalmente la fotografía de la cogida de Ignacio Sánchez-Mejías (pues invertir las imágenes era algo muy habitual en el revelado de negativos de vidrio). La comparación con el fotograma de la película es sorprendente. La situación de monosabio y peón la misma. Sólo faltan los dos auxiliares situados en el callejón. ¿Será la misma cogida?.

 

Las escenas españolas

Pero hay más.

No sé cuantos aficionados habrán visto esta versión de Sangre y Arena. Me imagino que muchos pues la película circula libremente por Internet.

Lo curioso es que nadie se haya percatado hasta la fecha (yo al menos no tengo constancia de ello) de que además de las escenas rodadas en México, y que también han pasado desapercibidas, en esta película aparecen escenas rodadas al natural en la plaza de toros de Barcelona. Concretamente, en las Arenas.

Salida de la plaza

Fotograma de Sangre y Arena con la salida de los espectadores de la plaza. Se identifica perfectamente que se trata de la plaza de las Arenas de Barcelona, hoy reconvertida en Centro Comercial

Y lo tremendo es que, en esas escenas, aparecen como “extras” toreros de la talla de Maera, Enrique Ortega El Almendro, Ignacio Sánchez-Mejías, Juan Belmonte

 

Cartelas 11

Fotograma de “Sangre y Arena” con unos extras de lujo: Maera, Belmonte y el Almendro.

 

De remate Joselito el Gallo aparece como secundario de categoría, y le vamos a poder ver jugando con el toro en banderillas, toreando de muleta (a su estilo o sea, con mucho aplomo y seguridad, en los medios de la plaza) y matando (aunque eso sí, con cierto alivio)

Joselito el Gallo

Atención. Torea Joselito (en realidad lo lleva haciendo en el anonimato desde hace más de 90 años)

 

Un despiste significativo

Que estas escenas tan interesantes hayan pasado desapercibidas a tantos y tantos aficionados plantea un curioso problema.

Creo que la clave de este sorprendente y monumental “despiste”, de este olvido, puede estar en nuestra peculiar manera de ver los toros. En realidad,  en nuestra peculiar manera de ver y consumir cualquier espectáculo.

Vamos a la plaza (o al cine, tanto da) predispuestos  a ver lo que se supone que tenemos que ver. A que nos guste lo que nos tiene que gustar y a que nos disguste lo que nos tiene que disgustar. Hemos perdido la ingenuidad y la frescura tan necesarias para disfrutar de cualquier manifestación cultural (el toreo lo es) y, en vez de observar lo que realmente pasa en el ruedo, nos limitamos a buscar en ese espacio circular lo que, de antemano, sabemos y esperamos encontrar.

Para nosotros, los espectadores actuales, la corrida no es ya un acontecimiento mágico y maravilloso repleto de oportunidades y sorpresas sino un mero pretexto para reafirmar prejuicios, confirmar caducas teorías y exponer (a veces, a voz en grito) nuestras erráticas convicciones. Y ya puede torear delante de nuestras narices el mismísimo Joselito el Gallo que nosotros no estaremos dispuestos a reconocerlo ni a reconocerle.

No es este un problema que afecte únicamente a los aficionados a los toros pues, en eso, nos asemejamos y comportamos como el consumidor de cualquier otro espectáculo de masas, fácilmente manejable y manipulable.

Así nos va.

Violinista

Posiblemente seríamos incapaces de reconocer al mismísimo Joselito el Gallo si torease delante de nuestras narices. Este curioso experimento del Washington Post confirma esa tesis.

 

Las escenas naturales de “Sangre y Arena”

Lo mejor será que dejemos de atormentarnos con esta (¿irreversible?) situación y nos centremos en lo que, de verdad, nos interesa que es el toreo.

Vamos a la plaza que, en este caso son dos: El Toreo de la Condesa y las Arenas de Barcelona. Y vamos a ver a Juan Belmonte, Ignacio Sánchez-Mejías, Maera y El Almendro. Toreando, veremos a Juan Silveti y a Joselito el Gallo. ¡Casi ná!

¡Silencio!…¡Se rueda!….¡Acción!

Agradecimiento.

Esta entrada no hubiera sido la misma sin la colaboración y sagacidad del Catedrático del toreo José Francisco Coello Ugalde quien, cual moderno Hércules Poirot, se mueve entre las imágenes antiguas con la misma solvencia y soltura con la que los jóvenes de hoy lo hacen en las redes sociales (o quizás más).