Por José Morente
El cartel (mural) del primer mano a mano entre José y Juan (Creo que sólo se conservan dos ejemplares en el mundo). Este aparece publicado en el libro de Ángel Sonseca Rojas). El histórico evento tuvo lugar en Málaga (¿donde mejor, si no?), el 28 de febrero de 1915. Detalle curioso, Gallito se anuncia esta vez, rara excepción, como Joselito.
Málaga, 28 de febrero de 1915
Con muchos aficionados de Sevilla y Córdoba, más un par de cientos venidos de Madrid, lo que incluye a toda la prensa taurina influyente del Foro, se celebró la tan esperada corrida del primer mano a mano entre Gallito y Belmonte
El ambiente no es para descrito. El tiempo, como ocurre casi siempre en nuestra tierra, excepcional (Hasta el punto que bastantes espectadores tuvieron que quitarse sus chaquetas).
El tiempo fue espléndido y, como decía Don Modesto, verdaderamente primaveral, tan primaveral como el que hace hoy, día 28 de febrero de 2015, con un cielo azul salpicado por algunas (pocas) nubecillas que le dan su adecuado contrapunto al cuadro. El clima de Málaga es punto y aparte (Vista del Limonar)
Y por si hubiera duda, la temperatura que también es hoy (2015) de 17º. Exactamente la misma de las que se hacían lenguas las reseñas de los periodistas taurinos en febrero del 1915.
Tras el paseíllo, Joselito y Belmonte fueron obligados a saludar pero la corrida (de expectación) fue regular tirando a mala (decepción) como suele ocurrir. Como ocurrió, por ejemplo y sin ir más lejos el Domingo de Resurrección del pasado año en el mano a mano, relativamente conmemorativo del que comentamos, entre Morante y el Juli.
Sin más dilaciones incluimos la reseña telegráfica con el resumen del festejo que publicó el Toreo unos días después.
Entonces, al contrario que ahora, la información de lo que ocurría en “provincias” era más bien escasa. El Toreo, por ejemplo, se se centraba sobre todo en los festejos de Madrid.
No obstante, y como hemos comentado, se desplazaron a nuestra ciudad todos los revisteros importantes de la capital lo que nos permite hacernos una cabal idea de lo que ocurrió esa tarde.
Y lo cierto, es que la impresión que se saca leyendo el resto de la prensa matiza algo lo que dice el Toreo. En general hay consenso y parece que el primer acto (la lidia de los dos primeros toros) fue relativamente interesante aunque , a partir de ahí, la corrida decayó. El tercero, el único bravo, perdió una pezuña en banderillas y la cosa acabó en el aburrimiento por el mal juego y nula presencia de los murubeños que salieron después.
La corrida fue de más a menos, y no al revés, lo que hubiera cambiado algo el resultado y, en especial, la penosa impresión con la que salió el público.
Había demasiada expectación por ese primer enfrentamiento entre los dos colosos. Por eso, por la fuerte decepción, al día siguiente en la miurada, a la que asistió de espectador Joselito (invitado por el político local don José Rosado González) los gritos alusivos a la corrida del día anterior acabaron incomodando, y echando de la plaza, al menor de los Gallos.
Y es que José y Juan se las habían visto el día antes con unos toros de Murube chicos, febles, dóciles y escasos de bravura (por no decir mansos). Nada que ver con los miureños del domingo, con los que tuvieron que pechar tres toreros modestos (Curro Martín Vázquez, Celita y Saleri II). Los tiempos cambian pero hay cosas que, por desgracia, no cambian nunca.
Cada uno en su estilo
Como hemos dicho, lo más interesante, aparte de algún detalle suelto en el resto de la corrida, fue la lidia de los primeros toros.
Interesante no sólo para el espectador de entonces sino también para el aficionado actual y es que Joselito planteó su primera faena a base de naturales (nada menos que cinco seguidos le dio a ese toro) pues estaba, por entonces, empeñado en la ardua tarea de estructurar (o rescatar) el toreo en redondo y casi todas las tardes (ahí están las reseñas y las películas para quien tenga interés en comprobarlo) incluía las consabidas tandas con la mano izquierda.
Joselito en uno natural al quinto toro. Al primero le había dado cinco en redondo (Fotografía de Mundo Gráfico)
De Juan destacaban los revisteros en su primer toro (segundo de la tarde) dos molinetes inmensos y dos pases de pecho tremendos. Cuatro muestras del toreo cambiado con la mano derecha que era donde el trianero tenía su plaza fuerte (en la muleta y aparte de su excepcional capote, por supuesto).
Belmonte en uno de sus inconmensurables pases de pecho al segundo de la tarde. Un pase de pecho de los que ponen los pelos de punta según el hiperbólico Don Modesto (Foto Mundo Gráfico)
Ambos cortaron la oreja de sus primeros toros y ahí, prácticamente acabó la corrida.
Al respecto de la concesión de trofeos, resulta curioso el dato de que, coherente con la campaña que había iniciado, el Barquero en el Heraldo de Madrid no daba información alguna sobre esas orejas cortadas por los fenómenos (con el consiguiente despiste y desinformación de sus lectores) posiblemente por considerar, como consideran todavía en nuestros días algunos aficionados, que los trofeos son simple casquería sin valor alguno.
Craso error pues el número de orejas cortadas (medida del éxito del torero en la muleta), estaba ya empezando a sustituir en esos años, al dato del número de varas, caídas y caballos muertos (medida del éxito del toro en varas).
La razón es que el toreo de muleta, la faena de muleta, estaba empezando a coger peso y vuelo frente a los restantes tercios o momentos de la lidia (capote, caballo, banderillas y estocada).
En el resto de la lidia hubo poco que ver, salvo algún detalle aislado como este desplante de Belmonte con su peculiar y trágico estilo.
O este otro desplante de Joselito, sonriente y disfrutando ante la cara de uno de sus toros, muy en su línea.
Lo mejor, y como hemos dicho, el clima primaveral y la gente de Málaga siempre tan hospitalaria con los visitantes de nuestra ciudad.
Detalle del cartel. Precio de la entrada de sombra, 7 pesetas
¡Ah, se me olvidaba un detalle! El fracaso de la reventa: Con todo el papel vendido los tendidos no aparecían abigarrados. La causa: los billetes que se quedaron en manos de los reventas. Los precios eran excesivamente caros (¡7 pesetas el tendido de sombra!) y los malagueños (pues quienes venían de fuera traían ya comprada su entrada) se negaron a pagar todavía más a los revendedores profesionales y a los espontáneos (que también los hubo).
El humor que no falte. Resumen (crítico) de la corrida publicado en Palmas y Pitos.
En resumen, que lo mejor fue el clima y el ambiente de expectación que despertó en Málaga, y fuera de Málaga, ese primer encuentro entre los dos grandes toreros. Y lo menos bueno, el resultado. Y es que ya lo dice el dicho: ¿A dónde vas? ¡A los toros!…