Por Jose Morente
En el álbum, podemos ver una sucesión de imágenes que corresponden a un lance ejecutado por Joselito el Gallo, con el toro Nevadito, en la plaza vieja de Madrid, el día de los 7 toros de Martínez. Se trata de una navarra, La navarra auténtica. Una suerte muy diferente a la que hoy se conoce con este nombre (suerte esta, la actual, que en realidad procede del repertorio de Chicuelo).
Uno de los lances de capa antiguos, que todavía hoy suponemos que se practican con cierta asiduidad, es el que llamamos “navarra”.
Por ello, si decimos en este blog, que la “navarra” es una de las suertes del toreo en desuso, como hemos puesto en el título, nuestros lectores podrían pensar que estamos desvariando.
Pero no, no estamos “trascordados”. La “navarra”, una de las suertes primigenias del toreo de capa, descrita ya en las más antigua de las Tauromaquias (La de Joseph delgado, vulgo Yllo) se ha perdido (si nadie lo remedia y estoy invocando directamente a Morante de la Puebla) en el olvido de los tiempos, confundida entre otros recortes ancestrales.
Vayamos por partes. Por eso, vamos a ver primero imágenes del lance que conocemos actualmente con el nombre de “navarra”. En este caso, se trata de uno de los quites que José Miguel Arroyo “Joselito” realizó el día del 2 de mayo de 1996 en la Plaza de las Ventas cuando, toreando en solitario, tuvo una de sus mejores tardes en esa plaza y, posiblemente también, de toda su carrera profesional.
Estamos en el segundo toro de la tarde, Garbosillo de Cortijoliva. Joselito lucha con el viento y las complicaciones de la res pero resuelve de forma airosa el quite.
Como bien dice, en los comentarios, Victorino hijo que acompañaba ese día a Moncholi y a Joaquín Bernardó, en México a ese lance se le conoce con el nombre de “chicuelina antigua”, ya veremos porqué.
La navarra antigua en las Tauromaquias clásicas
El lance al que hoy llamamos navarra y que hemos visto realizar a José MIguel Arroyo “Joselito”. y que practicaba también con bastante asiduidad (siempre en quites) Luis Francisco Esplá, no tiene nada que ver (y aquí la sorpresa) con la antigua navarra, aquella que describían las viejas tauromaquias. Vamos a demostrarlo.
Pepe Hillo, en la primera edición de su tauromaquia (1796), dice que la navarra es suerte que se debe hacer, estando el diestro en rectitud del terreno del toro y una vez que éste embiste …
Pepe-Hillo no nos dice hacia que lado debe darse la vuelta el torero y tampoco la lámina que acompañaba la segunda edición sirve para aclararlo pues refleja el momento en el que el toro entra en jurisdicción pero no recoge el remate.
Una de las láminas que acompañaba a la 2ª edición de la Tauromaquia de Pepe-Hillo, la de 1804.
¿Hacia que lado debe darse la vuelta el torero?
En realidad, tal y como está escrita la Tauromaquia de Hillo y si leemos atentamente, la cuestión no debería plantear dudas, aunque las ha suscitado entre algunos autores recientes. Y no debe plantear dudas porque si la capa hay que sacarla (“arrancarla”) por bajo lo lógico es que el giro se de en sentido contrario al viaje del toro. Ya que, si fuera al revés y se acompañara al toro en su recorrido (como se hace en la actual navarra), la capa no habría que quitarla bruscamente por debajo del hocico del animal sino limitarse a “tender la suerte”.
Vemos al Miguel Ángel Martínez “Zapopan” (El creador de la “zapopina”) ejecutando la actual navarra acompañando suavemente el viaje del toro que en este caso es su compañero de entrenamiento (Del DVD que se incluye en el libro “Alas de mariposa”. 1ª ed., Editorial México Mío, México, 2011)
En la actual navarra, al contrario que la suerte que describía Hillo, el giro se da en el mismo sentido del viaje del toro como vemos hacer aquí al “Zapopan” en un entrenamiento, más o menos rápido pero sin brusquedades.
Ítem más, las siguientes tauromaquias precisaron el tema de forma que cualquier confusión sobre este aspecto resultaba ya imposible.
Paquiro dice, concretamente, que el torero:
“Le arrancará con prontitud la capa por bajo del hocico, dando al mismo tiempo una media vuelta con ella por dentro, viniendo a quedar otra vez frente al toro”
Y Guerrita de forma tajante y concluyente explica que, estando bien humillada la res y pasada la cabeza:
“el matador retira el capote por bajo y da una vuelta en redondo girando hacia el lado contrario al que haya marcado la salida, volviendo a quedar frente al toro”
En lo que no se ponen de acuerdo estos toreros, es en las condiciones que deben reunir las reses para propiciar la suerte, algo muy importante pues las Tauromaquias clásicas no dan normas fijas sino reglas que varían en función de las condiciones de los toros.
Pero, como ocurre siempre, cada uno cuenta la feria según le va en ella. Por eso cada torero tiene su visión personal y diferente. Así mientras que para Pepe-Hillo, la suerte a la navarra sólo debe intentarse con las reses boyantes y siempre que conserven las piernas, Paquiro discrepa y sostiene que la suerte puede hacerse con reses de casi toda condición, aunque con algún matiz en los burriciegos y tuertos y con muchas precauciones en los que ganan terreno y los de sentido.
Guerrita, más prudente que Montes y, por tanto, más cercano a las tesis del sevillano que a las del chiclanero, sólo la aconseja con los bravos (boyantes) y los revoltosos.
La navarra antigua en nuestra particular Tauroteca.
Descrita la navarra antigua en las viejas tauromaquias, está claro que esa suerte (que muchos atribuyen a Martincho) no se asemeja nada a la que hoy se practica con el mismo nombre ya que la vuelta (más brusca) se da en aquella en sentido contrario al viaje del toro mientras que en la actual navarra, se gira más suavemente en el mismo sentido.
Por suerte, disponemos de una película donde está grabada la navarra antigua. Corresponden a los lances de recibo de Joselito el Gallo a su quinto toro, Nevadito, la tarde de los 7 toros de Martínez. Es una película que ya hemos insertamos en anterior entrada de este blog y de las que decíamos:
“Aunque nos pueda sorprender hoy, Paco media Luna en el Toreo llamaba navarra al lance que Joselito da después del farol. Un lance que no tiene nada que ver con la suerte que hoy conocemos con este nombre sino con la descrita en las Tauromaquias clásicas. Se trata pues de la verdadera navarra. Quede hecha la precisión sobre un lance al que dedicaremos una próxima entrada.”
Descripción, por Paco Media-Luna, de los lances de Joselito al quinto toro, Nevadito de Martínez en el Toreo del día 4 de julio de 1914.
Vemos otra vez esas imágenes pero, ahora, ralentizadas lo que nos permitirá apreciar y comprender cabalmente la técnica y el mecanismo de ese lance que Joselito utiliza como remate de esa serie después de un farol.
¿Navarra o molinete?
La imprecisión terminológica que provoca el hecho de que una suerte deje de practicarse durante algún tiempo es un problema muy frecuente no solo en tauromaquia sino también en otras disciplinas. Si a ello se une la falta o dificultad de transmisión de la información que era frecuente en épocas pasadas (nada que ver con el exceso de información que es el problema que tenemos hoy día) se comprenderá fácilmente las razones de los “bailes” en la denominación de muchas de estas antiguas suertes.
Igual que pasó en su día con la suerte de frente por detrás como veíamos en anterior entrada de este blog, al pasar la navarra a convertirse en una suerte en desuso, se aplicó su nombre a otra suerte posterior que es la que hoy se practica pero que no tiene nada que ver con aquella (y a la que me parece oportuno denominar -para evitar confusiones- “navarra antigua”).
Consecuencia de lo anterior, es que cuando la genuina suerte de la navarra se ha ejecutado ante los ojos de aficionados de generaciones posteriores, estos, al desconocer el nombre verdadero, la han rebautizado con otras denominaciones. Precisamente, eso es lo que ocurre en la grabación de Achúcarro, donde el locutor utiliza la denominación de “molinete” para la “navarra antigua”.
La cosa tiene su lógica pues el giro del torero emparenta ambas suertes dentro de la familia de las denominadas “suertes de molinillo”.
A este respecto resulta muy instructivo comparar los nombres que utiliza Robert Ryan, en su libro “El toreo de capa” (recientemente reeditada), para todas esas suertes tan parecidas: La actual “navarra”, la “media verónica al molinete” y el “recorte al molinillo”
En todos los casos el intérprete es el genial Chicuelo.
Chicuelo ejecuta aquí la suerte que, en la actualidad, se conoce como navarra y que nada tiene que ver con ella. En México, con más acierto, llaman a esta suerte “chicuelina antigua” pues la conocieron, de la mano del genial torero de la Alameda, antes que a la “chicuelina” verdadera.
Ryan (y otros autores) han denominado “recorte al molinillo” a esta suerte que es muy similar a la “navarra antigua”, esa que veíamos ejecutar con gracia sevillana a Joselito el Gallo en la película de Achúcarro con la misma gracia que aquí derrocha su aventajado discípulo, el inimitable Chicuelo.
Y finalmente, Chicuelo ejecutando la que Ryan denomina “media verónica al molinete”. Una suerte que es también muy similar a las anteriores.
Las diferencias entre las dos suertes que comenta Ryan (la “media verónica al molinete” y “el recorte al molinillo”) y la navarra antigua son excesivamente sutiles. A la vista de la película de Joselito, pienso que en la navarra las manos deben ir cada una a un lado del cuerpo mientras que, en las otras dos suertes, van al mismo lado, pero esto no pasa de ser una hipótesis que habría que verificar con más detalle.
Vemos ahora a Armillita (una de los verdaderamente grandes toreros de la historia) ejecutando una verónica y un recorte al molinillo de recibo y, después del quite al picador, en una serie de modernas navarras rematada con una serpentina.
De Navarra a Sevilla. El origen de la “Chicuelina”
Viendo estas imágenes y estas fotografías antiguas, creo que queda claro (o al menos a mí me lo queda) que el origen de la “Chicuelina” de Chicuelo no está en ninguna suerte del toreo cómico, sino en el genuino lance a la navarra que describía Pepe-Hillo en su tauromaquia. Ese lance que se dice que inventó Martincho, del que Cúchares pasa por gran intérprete y que hemos visto ejecutar, con precisión y garbo, a Joselito el Gallo.
Chicuelo convirtió a la navarra, que era un lance brusco donde el torero arrancaba la capa por bajo del hocico del toro, en un lance nuevo y distinto, mucho más airoso y elegante, por el simple procedimiento de levantar los brazos y parar los pies en el giro al estilo de ese otro lance de capa, también de su cosecha, que es la actual navarra.
La “Chicuelina” de Chicuelo deriva de la navarra antigua (pues el giro se hace también en sentido contrario al movimiento del toro) pero adobada con el sentimiento del genial torero sevillano. El mismo sentimiento que Chicuelo imprimía a ese otro lance de su repertorio que, en México, llamaron “chicuelina antigua” en su honor y que aquí conocemos, hoy día, como “navarra”