Joaquín el de la Paula, en un dibujo de Capuletti |
"Como ya he dicho, los gitanos andaluces, y entre ellos muchos trianeros, se instalaban en Mairena, y en los pueblos próximos, atraídos por la feria mairenera, y luego se quedaban viviendo muchos de ellos en Mairena y en otros pueblos, como Alcalá, normalmente en las afueras de la población, al abrigo de los montes o en cuevas. De este modo, escapaban al control de las autoridades, cosa que sería más difícil en Triana"
MAIRENA, Antonio. " Las confesiones de Antonio Mairena" (1ª ed., Secretariado de Ediciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 1976. Págs. 57-58)
INTERVENCIÓN IMPROVISADA DE MANUEL MARTÍN MARTÍN
Mairena del Alcor. 13-05-2017
Cuando en 2006 publiqué ‘Alcalá de la soleá, un museo abierto’, he de confesar que tuve por confidentes a Antonio Mairena y a Hiniesta Fernández, la hija de Joaquín el de la Paula, con la que me unió una gran amistad y a la que durante más de un año estuve visitando en su casa de Lora del Río. De ellos recuperé todo el trabajo de campo (notas, entrevistas, etc.) que había hecho para biografiar a Joaquín el de la Paula y buena parte de ello se plasmó en el libro que hoy, de reeditarse, albergaría nuevos datos y nuevas sorpresas.
Del primero, Antonio, recuerdo una frase que, al hilo del anecdotario de Luis Soler que me ha precedido en el uso de la palabra, lanzo al aire: “La Venta Platilla es una encrucijada de caminos (Triana, Utrera, Alcalá) que tienen un punto de confluencia: la Feria de Mairena del Alcor”. A la que yo añadí: Y un lugar de destino, un alfa y omega llamado Antonio Mairena.
Lamentablemente, la Venta de Juan Platilla, cuando yo la conocí era una casa de meretrices, de prostitutas, una alerta de que fueron muchos los que entregaron sus vidas para conformar y preservar la identidad sonora de un pueblo. Y entre ellos, Joaquín el de la Paula, el rey de la soleá que murió en un trono de miseria y del que al tiempo presente el Ayuntamiento ya no le reconoce ni el mosaico del ‘Camino de Joaquín el de la Paula’, no sólo fuera de su emplazamiento en la actualidad, sino que después de las obras de rehabilitación del entorno, se encuentra, al parecer, desaparecido.
La rotulación del Camino de Joaquín el de la Paula con ese mosaico fue sugerida por Antonio Mairena a Manuel Rodríguez Granado, nuestro dilecto y querido amigo, por entonces teniente de alcalde de Alcalá de Guadaíra, y se inauguró en los previos al I Festival Joaquín el de la Paula el año 1967, siendo el costo de 448 pesetas.
En cualquier caso, apuntaba lo de la Feria de Mairena, que data de primeros del siglo XV y es, por tanto, la más antigua, donde se reunían los gitanos procedentes de esos tres enclaves flamencos, reuniones que nutrieron las vivencias que serían determinantes en las obras ulteriores de Mairena.
Pero sin apartarme del hilo conductor que me propongo, Antonio aprende los cantes de Joaquín en la Taberna Cachito, en la alcalareña calle de la Mina, a donde acompañaba al padre, que era su gran admirador, amigo y pariente, ya que, cuando en 1914, Joaquín enviudó de Caridad la Cholona, se juntó con Rosario, prima hermana de la madre de Antonio Mairena. Pero Joaquín, tan imaginativo, se buscaba la vida tanto en la pelada en los cortijos como en Mairena del Alcor, a la que visitó entre 1910 y 1930, bien como director de la comparsa que el mismo fundara o invitado a las fiestas por sus amigos Rafael Cruz, padre de Antonio, y José Monte.
Pero además, como digo, en la Feria de Mairena, donde cada año Joaquín ponía una caseta llamada El Descrédito, y de ayudantes tenía al Enriquillo, su hijo; su sobrino, Manolito el de María, además de El Sevillano y Luís Candela.
Tenemos que considerar, además, cómo el 23 de agosto 1924, Antonio acude como el Niño de Mairena al Concurso de Alcalá, celebrado en la Plaza del Duque, y con 14 años se alza con el primer premio, teniendo por competidores a El Sordillo de Triana, El Curilla, Eloy Curraga y Agustín Callejón, entre otros. Antonio vocalizaba entonces como Manuel Torre pero hacía los cantes de Joaquín, escuchados tantas veces en la Taberna de Cachito, en la calle de la Mina, a donde iba su padre.
Claro que lo más sustancial, lo que queda para la historia sonora del cante, es el legado de Joaquín, que se bifurca entre las letras por él elaboradas, como así difundieron tanto Vallejo como el Sevillano o el propio Antonio, y sus propios cantes, que en Antonio Mairena se centran en tres estilos y aunque se habla de un cuarto (‘Yo te tengo compará’), es muy probable que éste sea una recreación del propio Antonio.
En cualquier caso, sí quiero reseñar, por último, dos cuestiones. La primera es que fue Antonio Mairena el que le imprime solemnidad y excelencia al cante de Joaquín, como así me confesó su hija Hiniesta, que incluso me cantaba los cantes de su padre que, al compararlo con el desarrollo melódico que les imprimió Mairena, se ratificaba esa afirmación.
La segunda es que fue la propia Hiniesta la que en 1983 me despejó toda duda sobre el repertorio de Joaquín. “Su cante -decía- era la soleá, pero también cantaba las bulerías -se refería a las bulerías de escuche-, martinetes, saetas, seguiriyas,… pero bailaba mejor que cantaba”.
Finalmente, sólo dejar en el aire de Mairena del Alcor, un recuerdo: hace unos días dimos cristiana sepultura a un miembro de la Fundación Antonio Mairena, aficionado cabal y muy querido en la encrucijada de caminos de la Venta Platilla, me refiero a Antonio Torres. Vivirá siempre en nuestros corazones y para él nuestro reconocimiento.
Luis Soler y Manuel Martín Martín durante su charla, acompañados por Manuel Rodríguez Pallarés quien presentó el acto que se celebró en la Casa del Arte Antonio Mairena (Foto de Carmelo Camino). |
Bibliografía recomendada
MARTÍN MARTÍN, Manuel. "Alcalá de la soleá-un museo abierto" (1ª ed., Sevilla, Ediciones Giralda, 2006)
Quien quiera adentrarse en el solvente mundo de las soleares de Alcalá (los llamados cantes de Alcalá) no tendrá más remedio que visitar ese museo abierto que es el libro de Manuel Martín Martín. "Alcalá de la Soleá. Manuel Martín estructura su obra, no por capítulos, sino en salas virtuales de ese peculiar museo singular y fantástico cuya acceso nos permitirá conocer y profundizar en el legado cantaor del municipio sevillano.
Las influencias y las herencias, los territorios y los repertorios vinculados a los cantes alcalareños son desgranados de forma magistral por Manuel Martín quien adereza el libro con sabrosas anécdotas y precisos datos biográficos recogidos de primera mano entre los herederos de aquellos cantaores que hicieron grandes estos cantes, Una familiaridad no exenta del rigor y conocimiento que requiere un trabajo enciclopédico de este calado.
Un libro monumental, como ese Castillo de Alcalá que tanto y tan buen cante cobijó a su sombra, pero que se lee con la facilidad y amenidad con la que se leen todos los escritos de este gran escritor. Un verdadero placer, por tanto, el de este viaje -iniciático y museístico- a los cantes por soleares de Alcalá de los Panaderos que nos regala Manuel Martín Martín.
Nota de LRI. El recorrido a las Fuentes del Cante de Antonio Mairena,del pasado sábado 13 de mayo, tuvo uno de sus momentos más culminantes en la Casa del Arte Antonio Mairena con la doble intervención de Luis Soler, quien habló de las seguiriyas del inolvidable Manuel Torre, y de Manuel Martín Martín quien nos transportó a esa cueva de Alcalá de los Panaderos donde vivió el mítico Joaquín el de la Paula.
Luis Soler y Manuel Martín, dos estudiosos del flamenco de la máxima categoría, nos regalaron un singular y sugestivo mano a mano que nos hizo vibrar y emocionarnos.
El broche de oro a sus interesantes y amenas palabras, lo pusieron otros dos flamencos de categoría, el cantaor Antonio Hermosín y el guitarrista Jose de Pura, quienes llenaron la sala con los aromas de la soleá más aromática, la de más sabor: las soleares de Alcalá de los Panaderos, de Alcalá de Guadaira, aquellas que se guardaban en la casa de Joaquín el de la Paula...