miércoles, 26 de junio de 2013

José Tomás. Ni donde, ni como, ni cuando

Por José Morente

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José Tomás en Linares

Ahora, cuando se anuncia que Jose Tomás no pisará los ruedos esta temporada (o mejor dicho, lo que queda de ella), parece momento de reflexionar un poco sobre un torero del que tanto se discute.

Dicen que para ser indiscutible, hay que ser antes muy discutido. Y muy discutido es, ha sido y será José Tomás. No tanto por su toreo, que también, sino y sobre todo por el planteamiento de sus temporadas, por las plazas, carteles y ganaderías que elige para sus, por desgracia, cada vez más escasas comparecencias públicas de estos últimos años.

Tomás, que goza del fervor, a veces rayano en la idolatría, de los grandes públicos, concita –sin embargo- la crítica de no pocos aficionados, una crítica que a mí personalmente me produce perplejidad.

José Tomás ha planteado sus últimas temporadas sobre unas bases que se podrían resumir en: ausencia de cámaras de televisión, pocos carteles muy escogidos en plazas de segundo orden y ganaderías muy seleccionadas.

Y ese cuidadoso planteamiento es precisamente lo que se le discute. Son muchos los aficionados que dicen que debería: Acudir a las plazas de primera (Madrid, Sevilla, Bilbao), alternar con toreros de la primera fila (no se nombra a Ponce pero es el nombre que está en el subconsciente) y lidiar ganado de las ganaderías llamadas duras (Miura, Cuadri, Adolfo Martín, etc.) y, sobre todo, con televisión por medio. De remate, se le reprocha que no haga campañas largas y que no se eche a las espaldas el peso de la fiesta.

Como no hace nada de lo que le exigen, sus detractores argumentan que no pasa de ser una figura mediática más, fruto de un cuidado marketing y amparado por un público adicto que llena las plazas a su solo nombre, entregado de antemano a su toreo.

¿Qué hay de verdad en todo esto? ¿Tienen razón sus enemigos cuando le acusan de lo que le acusan? ¿O la razón está de parte del torero?

Para dilucidar la cuestión, creo que no hay más remedio que hablar de su trayectoria y su concepto del toreo. Y es que lo que se dice puede tener una cierta lógica pero carece de fundamento, en mi opinión, si lo aplicamos a este torero.

Si analizamos su modo de torear, habría que convenir que José Tomás es un torero de cuerda manoletista. Y no lo digo por su admiración, tantas veces confesada hacia Manolete, sino por su concepto del toreo tan cercano en tantas cosas al del diestro de Córdoba.

Y es que Tomás y Manolete, comparten mucho. Para empezar les une un pundonor insólito, un gran valor, una tremenda personalidad y una fuerte independencia profesional.

Además, ambos son diestros que conceden toda la importancia al modo de ejecutar las suertes. Pocas suertes (la excepción fue Nimes) pero muy depuradas. Por ello, sus lances se reducen a lo sustancial, a lo mollar (La verónica y la media en el capote; el natural en la muleta y tal o cual adorno).

Es un repertorio reducido que se impone (no se adapta) a las condiciones de las reses a las que se enfrentan y que, por ello, ha sido en ambos causa de importantes percances que muchos confunden y han confundido con la torpeza cuando habría que llamarlo sencillamente coherencia.

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Manolete en la enfermería

Ambos toreros coinciden también en sus magníficas estocadas, propias de los matadores valientes; de los que se entregan en la suerte a cara o cruz. Cualidad que acaba por definir sus figuras.

Y es que, como dijera en su día Cesar Jalón "Clarito" refiriéndose a Manolete, en juicio que es aplicable también al diestro de Galapagar, ambos:

"Torean como los que no matan y matan como los que no torean"

Manolete citando para la estocada

Manolete citando para la estocada

Ese insobornable concepto de la profesión llevó a Manolete a morir en Linares y llevó también a José Tomás a una especie de muerte taurina en Aguascalientes hace tres años.

Y digo lo de muerte taurina porque, aunque menospreciada por algunos "escépticos", la cornada de José Tomás se puede parangonar a cualquiera de aquellas que han causado la muerte física o profesional de los diestros que las han recibido.

Los nombres del Papa Negro, Pepín Martín Vázquez y tantos otros, revolotean trágicamente en la mente del aficionado, igual que el de aquellos otros grandes toreros que, a partir de cornadas similares ya no volvieron a ser lo que habían sido o se esperaba que fueran. Son muchas, demasiadas, las trayectorias rotas y las esperanzas truncadas, cuando no las muertes reales, las que jalonan la historia del toreo por mor de una de esas cornadas.

Y resulta que José Tomás ha sido de los pocos toreros que, después de una cornada de ese calibre, ha vuelto a los ruedos con la misma entereza que antes, depurando y engrandeciendo su figura. Por eso y no por otra cosa, se habló en su día de resurrección.

Es por eso, por todo eso, por lo que José Tomás se ha ganado el derecho de decir donde torea, como torea y cuando torea. Y nadie, repito nadie, debe decirle o discutirle ni donde, ni como, ni cuándo.

Jose Tomas en Nimes (Ignacio SM)

José Tomás en Nimes

 

ENLACE

Que José Tomás y Manolete comparten muchas cosas va siendo ya evidente para muchos aficionados.

Para los que aún no estén convencidos, les remitimos a este antiguo enlace de este blog, en el que hemos incluido, muy recientemente, un par de gratas sorpresas:

Parecidos razonables (III): Manolete-José Tomás

sábado, 22 de junio de 2013

Un ¿nuevo? concepto del toreo (2ª parte)

Por Jose Morente

Joselito triunfó sobre los toros y sobre los demás toreros y, no sin muchas dificultades, sobre los públicos aunque no pudo ganar, pese a Talavera, la batalla póstuma y mediática a Juan Belmonte. Pero si consiguió que, años después de su muerte, su concepto del moderno toreo en redondo se impusiera. Eso es algo que algunos aficionados todavía no le han perdonado y su factura la siguen pagando y muy caro, aún hoy, sus discípulos

 

La fuente del toreo en redondo. Joselito el Gallo

Por si no estuviera suficientemente claro y para evitar confusiones, lo mejor es acudir a las fuentes, a los orígenes. Vamos a ver, por eso, tres imágenes de la tanda de naturales que dio Joselito el Gallo en Madrid, la tarde de los 7 toros de Martínez, al segundo de la tarde, Descarado de nombre.

1. El cite

Joselito con Descarado 01_thumb[6]

El torero cita algo encorvado, o sea, inclinado hacia el toro, presentando la muleta, que va cogida por el extremo del estaquillador (no por el centro) y no algo adelantada, al ojo contrario.

2. El embroque

Joselito con Descarado 05_thumb[5]

Todo el cuerpo (cintura, torso, cabeza, barbilla) se inclina y acompaña el viaje de un toro al que se lleva muy toreado en un trayecto muy largo. Incluso llega a flexionar ligeramente la pierna izquierda, un gesto muy suyo. Aunque torea a media altura, la intención del torero de bajar la mano, para conseguir que el toro humille, es evidente. La imagen, captada de la película de esa tarde, es excepcional pues refleja de manera magistral el concepto del toreo del menor de los hijos de la señora Gabriela.

3. El remate

Joselito con Descarado 11_thumb[5] 

El muletazo ha finalizado pero el torero, que se mantiene inclinado hacia el toro, sigue presentando la muleta (tender la suerte) para ligar este pase con el siguiente, para darle continuidad al muletazo. El talón de la pierna contraria está levantado lo que acentúa aún más la inclinación del cuerpo en el remate.

4. El cite del siguiente muletazo

Joselito con Descarado 12_thumb[3]

El toro no ha acabado todavía de salir de los vuelos de la muleta y, Joselito que no ha perdido el norte (o sea, el centro de la suerte), le está ya presentando la muleta perfectamente colocada para ligar ese natural con el anterior. Si en ese momento, el torero se atravesara, como piden hoy (a veces, a voces) los aficionados desconocedores de la técnica real del toreo en redondo pero devotos de los cánones, el toreo ganaría, quizás, en emoción aparente (lo de aparente ya lo explicaremos otro día) pero perdería ligazón, calidad, coherencia y verdad y sobre todo, perdería el centro..

Nota: En los comentarios a la entrada anterior se suscitaba una interesante reflexión sobre la “naturalidad” en el toreo, con sesudas e interesantes observaciones J.C. Romero y Jack Coursier, entre otros lectores del blog. Me parece pertinente hacer aquí alusión a  esas reflexiones al hilo de estas imágenes de Joselito el Gallo

 

¿Decadencia o desconocimiento?

Si hay algo por lo que algún día habrá que pedir cuentas a más de uno, es por la demonización que, críticos y aficionados dogmáticos y/o apocalípticos, han hecho del toreo de línea natural, del toreo en redondo. Todo en aras de imponer un concepto del toreo (el suyo) que, por mestizo, resulta teórico e imposible.

Este planteamiento radical, ha causado y causa un daño enorme pues el canon que se predica (un verdadero remix) es excluyente y ha desorientado a muchas generaciones de aficionados que, por ello, han acudido a las plazas provistos de una enorme lupa y dispuestos a juzgar a los toreros no por su toreo sino en base a esos conceptos que, repito, son especulativos y dogmáticos pero no pragmáticos o basados en la experiencia.

Como son conceptos teóricos, raras veces (por no decir nunca) podemos ver en las plazas lo que se nos propone en la teoría y el aficionado acaba insatisfecho tarde tras tarde y, lo que es peor, achaca su desencanto (fruto, casi en exclusiva, de su desconocimiento de la correcta técnica real del toreo en redondo) a la decadencia de la fiesta que atribuye a la incompetencia de toreros y ganaderos pero nunca a la suya propia. 

El toreo, el concepto del toreo en redondo de Paco Camino y Joselito el Gallo es, aunque puede sorprender hoy día a los nuevos aficionados, un concepto del toreo grandioso y enorme (el de los años 60 inspirado en el de los años 20). Puede que distinto a lo de hoy (¿O quizás no tanto?) pero sobre todo, distinto a como ahora nos dicen que se toreaba en aquellos años…

 

Un cite sin complejos

Ese concepto es el mismo del que se nutre el toreo del Juli, aunque las inquinas viscerales y personales que suscita este diestro impidan a algunos percatarse de ello y analizar el tema sin pasión y con objetividad (“la pasión ciega el conocimiento”).

Pero el cite esta ahí (aunque quisieran borrarlo). Su novedad, puede que relativa, es muy sencilla: El Juli quiere coger al toro muy adelante y traérselo muy toreado y, sobre todo y aquí puede estar la clave de la posición de la muleta, muy humillado desde antes de llegar al embroque.

Un cite que sólo es posible o pertinente con un toro bravo y que humille (no al revés). Pero eso es algo que no presenta problemas para un torero como el Juli, que a su conocimiento de las suertes une un magnífico e intuitivo conocimiento de las reses por lo que es capaz de adaptar aquellas (las suertes) a las condiciones cambiantes de estas (las reses) y no sólo de un toro a otro sino también a lo largo de las cambiantes condiciones por las que pasa cada burel e, incluso,  a lo largo de un mismo muletazo.

Vistas esas imágenes, y volviendo a la cuestión de origen, creo que hay que replantearse la pregunta que nos hacía Vazqueño: ¿El Juli es un precursor? Y sustituirla por esta otra ¿No será más bien –cite incluido- un verdadero continuador y renovador del toreo que practicaban algunos de los toreros que le han precedido?

 

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Secuencia de un natural del Juli en Aranjuez.

Un “cite sin complejos” de un “torero sin complejos” que ha desconcertado a los aficionados acomplejados, Un cite novedoso que permite dotar al muletazo de una mayor longitud y profundidad pues el torero está toreando antes de que el toro entre en una muleta que permanece siempre tendida para engarzar cada natural con el anterior.

Un muletazo que comienza por abajo, muy por abajo, para traer al toro humillado. Que sigue pasando al toro cerca, muy cerca, de la pierna del torero y que termina (como remataban Camino y Joselito) a media altura para darle al toro mucha salida y no tener el torero que enmendar su posición entre pase y pase.

Un natural que es un prodigio de técnica torera por la precisión en su ejecución y porque responde a un concepto muy claro y muy puro (por no contaminado) del toreo.

El mismo toreo en redondo de siempre, renovado y remozado una vez más.

martes, 18 de junio de 2013

Un ¿nuevo? concepto del toreo (1ª parte)

Por Jose Morente

Juli cite (TV2) 01

Un “cite sin complejos”. El cite del Juli en Aranjuez, muy llamativo y que ha llamado mucho la atención.Con esa novedosa forma de citar, el Juli consigue que el toro humille desde antes de entrar en jurisdicción. (Imagen capturada del video de TV2).

 

Una pregunta de mucho interés

La curiosa y novedosa forma de citar con la muleta de la que hizo gala Julián López el Juli ante un encastado y noble toro de Domingo Hernández en Aranjuez, el pasado 30 de mayo, festividad de San Fernando, ha llamado poderosamente la atención, tanto entre sus partidarios como, sobre todo, entre sus detractores. Y es que esa forma de citar tan poco convencional. no podía pasar desapercibida máxime después de la enorme difusión alcanzada por una fotografía en sepia captada por José Mendoza “El Bomba”.

Y aunque todavía colea el interesante, aunque asimétrico, debate que se ha producido en este blog entre nuestros lectores (muchos de ellos también amigos nuestros) a raíz de la publicación de la pertinente entrada sobre ese tema, parece oportuno ya darle un “quiebro torero” a todo esto y  cambiar el tercio sin cambiar de toro.

Vamos a aprovechar, para eso, la interesante pregunta que, al hilo de sus comentarios (muy críticos) suscitaba nuestro lector, buen amigo y buen aficionado, Vazqueño:

Por cierto, antes de Juli, ¿hubo más toreros que usaron esta peculiar forma de citar que tanto chirria a la vista de muchos aficionados? ¿O estamos ante el precursor?.

Juli cite sin complejos

El mismo natural de la foto que encabeza esta entrada pero captado un instante antes. El toro todavía está volviendo del muletazo anterior y ya se encuentra puesta la muleta.

 

Un concepto del toreo muy claro.

Chirríe o no el cite del Juli (que para mí, no chirría) resulta evidente que este torero tiene muy claro su concepto del toreo. Un concepto del toreo que (como el de los demás) no sale, no puede salir, de la nada.

Y es que cuando hablamos de precursores en el toreo (lo que es legítimo) hay que hacerlo con mucho tiento pues incluso aquellos toreros que han abierto nuevas sendas nunca han partido de cero.

De Belmonte dijeron los revisteros antiguos que había inventado el toreo y hoy pasa por padre del moderno toreo en redondo cuando lo cierto es que, toda su vida, toreó “en ochos” a la antigua usanza y no ligó naturales en serie salvo en dos o tres raras ocasiones.

Belmonte, resulta notorio, se inspiró  y asumió (vía José María Calderón) el concepto del toreo que tenía Antonio Montes, el cual a su vez lo había heredado del Espartero.

img_0465 Matajaca y Antonio Montes

Antonio Montes, precursor del toreo de Juan Belmonte, trastea al toro que le mató: "Matajaca” (que no “Matajacas” como fraternalmente me corregía en facebook mi buen amigo Gastón Ramírez, experto y sagaz aficionado)

Peor es lo de Manolete, a quienes muchos quisieron convertir en corruptor del canon belmontista por sus supuestas innovaciones heterodoxas. Craso error, pues el de Córdoba se limitó a dar una vuelta de rosca al toreo de Manuel Jiménez “Chicuelo”, al que conceptualmente estaba tan ligado, y ello pese sus estéticas tan distintas. No lo digo yo sino que lo dijo, muchas veces, el propio torero.

Manolete alternativa por Chicuelo

Chicuelo dando la alternativa a Manolete quien se reconocía públicamente seguidor del concepto torero del sevillano

Volviendo al Juli, está claro que su concepto del toreo no es nuevo aunque esa forma de citar si que huele a novedad.

Juli cite (TV2) 02

El mismo natural, del que veíamos antes dos momentos del cite, pero en su tramo central el cual nos resulta más reconocible. Su concepto del toreo (de línea natural, sin forzar el viaje del toro, muy quebrada la cintura) no es nada nuevo sino muy añejo y de indudable valor estético, técnico y ético (Imagen captada de TV2).

 

Un texto de Paco Camino

En estas reflexiones estaba yo sumido, cuando otro buen amigo y también gran aficionado (éste práctico de los de verdad), Alberto Marcos Morante (¡Vaya apellido de tronío!) me enviaba unos textos con las opiniones de Paco Camino sobre su concepto del toreo.

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Paco Camino es un torero que, desde joven, siempre ha tenido (y tiene) un concepto muy claro del toreo.

Leídas ahora (en plena trifulca sobre el toreo del Juli), las opiniones de Paco Camino, incluidas en el libro “Todas las suertes por sus maestros” de José Luis Ramón (1ª. ed., Madrid, Espasa-Calpe, 1998) aunque de sobra conocidas, me resultan sorprendentes y reveladoras pues tienen mucho que ver con el debate planteado, hasta el punto que parecen dichas ex-profeso para apostillar y comentar las imágenes de los naturales del Juli.

Vamos a transcribir esas opiniones y vamos a ilustrarlas con unas fotografías de actuaciones del propio diestro de Camas y con otras de la faena del Juli en Aranjuez. El resultado es sorprendente para quien esté dispuesto a leer y mirar sin prejuicios.

Dice Camino sobre la verticalidad

"Yo siempre he tenido varios conceptos muy claros: en primer lugar la cintura tiene que estar quebrada, rota, porque en mi idea no cabía la verticalidad, sino que al toro había que llevarlo, acompañarle, mecerse con  él, prolongarle la embestida..."

Paco Camino con Sto Domingo 02

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“Siempre he tenido varios conceptos muy claros. En primer lugar que la cintura tiene que estar quebrada, rota, porque en mi idea no cabía la verticalidad (Paco Camino)

Sobre acompañar al toro

"… En mi época en general, acompañábamos al toro con la cintura, la cabeza e incluso, la barbilla y cuanto más largo se llevaba, mejor. Hay una secuencia clara: cuanto más lejos se cogiese y más lejos se dejase, mejor. Algunos toreros lo que hacen es muñequear nada más y los toreros sabemos que con las muñecas, se pueden hacer muchas cosas, incluso trampas..."

Camino con Catrin

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Decía Camino que “con las muñecas se pueden hacer muchas cosas incluso trampas” lo correcto es llevar al toro con los brazos como hacen Camino y el Juli en estos dos naturales, no abrir las muñecas antes acortando el viaje.

Echar el cuerpo hacia la dirección de la embestida del toro

"... la ausencia de verticalidad implica que el torero, al ejecutar un natural, se encuentre vencido (incluso un poquito echado hacia adelante) en la dirección de la embestida del toro..."

Paco Camino con Sto Domingo 03

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Para Camino “la ausencia de verticalidad implica que el torero se encuentre vencido en la dirección de la embestida del toro”. El toreo vertical, cuyo mejor ejemplo es Manolete es sensacional e impactante pero el toreo con la cintura rota y el torero volcado hacia al toro, no lo es menos. Puestos a escoger lo hábil es quedarse con los dos.

La pierna contraria con el talón levantado

"...respecto a la pierna contraria, a veces levantaba el talón, siempre con la intención de llevar al toro, lo más largo posible."

Paco Camino con Sto Domingo 08

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Camino comentaba que “a veces levantaba el talón de la pierna contraria para llevar al toro lo más lejos posible”. El matiz es importante porque no se trata tanto de cargar el peso en la pierna de salida en el centro del lance como hace el Juli en la foto (aunque también es eso) sino al final del lance para prolongar el viaje como hace Camino (algo de lo que los teóricos del toreo nunca se han percatado)

Lo anterior, con ser mucho, no quiere decir, ni mucho menos, que Camino avale el toreo del Juli (magnífico, por otra parte). Esa es otra cuestión. Lo que es indudable es que ambos diestros dicen y, sobre todo, hacen cosas (con todos los matices que se quieran poner) esencialmente muy similares.

 

Una imagen vale más…

Las palabras se las lleva el viento y los conceptos no pasan de ser eso, conceptos. Por ello, muchas de las que se dicen o, mejor, decimos en estos debates puede sonar (por archirrepetidas) muy bien al oído y parecer que corresponden a la realidad pero puede que no lo sean tanto.

Es algo que ocurre con demasiada frecuencia. Hablamos de como toreaban Belmonte, Manolete o Paco Camino y los ponemos de ejemplo. Ejemplo que arrojamos a la cara de los toreros actuales.

Lo malo es que, la mayoría de las veces, hablamos por referencias, por los que nos han contado o, en el mejor de los casos, por lo que nuestra memoria recuerda de los toreros de otras épocas pero ¿Sabemos realmente como toreaban esos diestros? ¿Cuales eran sus recursos técnicos? ¿Cual su concepto del toreo? ¿O solo nos queda el recuerdo vago de una imagen que nos hemos creado (inventado) sobre su apostura, su valentía o su modo de torear?

Para que no queden dudas, después de leer las declaraciones de Camino y ver esas fotografías inéditas de su toreo (pues están extraídas de viejas películas), vamos a verlo torear en México, en sus primeros años de profesión, en dos fragmentos de dos faenas emblemáticas. La del toro Catrín y la de uno de los berrendos de Santo Domingo, Traguito.

 

Tauroteca 1. Paco Camino con Catrín (27-III-1963)

Vemos a Camino citando casi de espaldas al retrasar mucho la pierna de salida para darle profundidad al muletazo y presentando en el cite la muleta oblicua y al ojo contrario; Camino torea muy en línea en los primeros muletazos y algo más hacia dentro en los remates de los últimos. Todo, con mucho temple y con muletazos largos, ganando el pitón contrario cuando el toro tardea en la arrancada.

Camino torea en redondo respetando el viaje natural del toro, sin desviarlo, y  manteniéndose siempre en el centro de la suerte, nunca atravesado con el toro, nunca embrocado. Toreo de reunión que no de expulsión. Un toreo, además, técnicamente perfecto y de muy altos vuelos.

Nota: Otro fragmento de esta faena lo pudimos ver ya, en una entrada anterior de este blog dedicada al toreo de este magistral diestro sevillano.

 

Tauroteca 2. Paco Camino con Traguito de Santo Domingo (1-III-1963)

Ya vimos en su día un fragmento de esta larga faena a Traguito. Aquel en que Camino enseñaba a este manso pero noble berrendo de Santo Domingo a embestir. Por cierto ¿no dicen ahora que torear a estos toros mansotes pero nobles no tiene mérito?

Vemos ahora dos tandas (una con la izquierda y otra con la derecha) previas a la estocada.

El concepto de Camino, roto por la cintura e inclinando el torso hacia el toro (Camino se yergue sólo en los remates, en los pases de pecho, e incluso en ellos de forma relativa pues siempre se inclina hacia el toro), situado siempre en el centro de la suerte, o sea, fuera de la trayectoria del toro para no expulsarle, para no quebrar su viaje, llevando al toro muy toreado, aparece en estos videos meridiano y claro.

Su lección está dada pero sólo para quien quiera verla y aprenderla, aunque no confío mucho en ello ya que, a fin de cuentas, lo nuestro es mantener criterios, dogmas y cánones contra viento y marea (“sostenella y no enmedalla”) pues somos hispanos o latinos pero, por desgracia, nada anglosajones.

Camino muletazo con la derecha 001

Aunque de Camino y para ilustrar su toreo se han elegido siempre las fotos donde derrocha mayor verticalidad (fundamentalmente, las de sus últimos años) son, muletazos como este, los que mejor reflejan su concepto del toreo. Un toreo muy firme, dejando al toro su viaje natural sin forzarlo (líneas paralelas, sin avanzar la pierna de salida) pero con la cintura rota acompañando con el cuerpo el viaje del toro.

(continuará…)

martes, 11 de junio de 2013

El Juli. Una vuelta de rosca al toreo

Por Jose Morente

 

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Una fotografía que ya está haciendo historia. Un natural de mano muy baja del Juli en Aranjuez el pasado 30 de mayo, festividad de San Fernando, a un toro de Domingo Hernández (Autor de esta espectacular fotografía: José Mendoza "El Bomba")

 

A propósito de una foto del Juli en Aranjuez

Es esta una foto de colores sepias que se supondría antigua si no fuera por la pose del torero que está literalmente roto y quebrado por su cintura y por el modo de embestir del toro que humilla como no humillaban los toros antiguos.

El toro, que no es antiguo pero que se adivina agresivo y tiene buidas astas, busca con la mirada un trapo (muleta) que suponemos rojo escarlata y que, insólitamente, esta tendido y horizontal pues la mano del torero está muy baja, tanto que casi toca el suelo. Insólita escena pues nunca una muleta ha estado tan horizontal ni tan tendida y nunca una mano de un torero ha ido tan baja al torear.

Vemos la mirada del toro pero no vemos la mirada del torero que se adivina atenta y fija en el toro, en lo que hace el toro. El torero mira a los ojos del toro y este su vez mira a esa muleta que se arrastra,  tendida y horizontal, por el albero sepia en ritmo que se intuye lento, muy lento.

La mano derecha que sostiene el estoque transmite seguridad pero es, sobre todo, la mano izquierda con el brazo totalmente recto la que indica y delata el mando absoluto del torero que gobierna la encastada embestida del toro.

Hay mando y lentitud y hay, también, casta. Por consiguiente, hay temple. Eso es torear. O dicho de otro modo, llevar toreado al toro.

Decíamos hace días que las cualidades del torero son valor, técnica y arte. Pero no en ese orden y no, necesariamente, en ningún orden. Viendo esta foto del Juli en Aranjuez resulta meridianamente claro cuál es su concepto del toreo. Concepto donde el arte no tiene nada de preciosista ni de cursi ni de banal sino que es el resultado de una esencial apuesta por el dominio y la técnica. Y donde el valor es el necesario (y se necesita mucho) para poder pensar en la cara del toro como si se estuviera toreando una maceta en el salón de casa.

No hay arrojo, sino determinación. No hay acompañamiento sino imposición. No hay estética superficial sino hondura y mando. No hay brusquedad sino suavidad y temple.

Es una fotografía de colores sepias pero que encierra todo el colorido verdadero del toreo de verdad.

Hubo una época en que al toro se le hacía embestir con la cabeza a su altura natural y el torero se mantenía vertical. Aquí el toro humilla y el torero se inclina con él en una verdadera “vuelta de rosca” al toreo.

 

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El Juli en Aranjuez (Fotografía de Emilio Mendez)

 

Pequeñas puntualizaciones a una tarde de mucho interés

No estuve en Aranjuez. Me he tenido que contentar con ver las faenas del Juli por Internet. Y es una lástima porque, como dice mi amigo Luis Miguel López-Rojas, en contraste con el ambiente que impone parte del público de las Ventas,  en el Real Sitio se puede vivir una tarde de toros con tranquilidad e intentar paladear lo que acontezca en el ruedo.  

Añade Luis Miguel que, “si bien es cierto que [al Juli] le correspondió el mejor toro del encierro (el segundo), no lo es menos, que con esa forma de ponerse y esos recursos técnicos, es mucho más fácil que a él los toros se le acaben entregando. Muleta no baja, bajísima.

El único pero a su labor es que renuncia totalmente a la estética o mejor dicho, sacrifica ésta, en pos de la profundidad  y largura de los muletazos. Los intenta enganchar tan delante y llevar tan atrás, con la muleta tan baja, que su cuerpo se retuerce en demasía. Aunque no sé si esto es defecto, virtud o que realmente no se adecua a mi gusto personal  en la estética del toreo”.

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Profundidad y largura (Foto de Emilio Méndez)

Por puntualizar, Juan Antonio Polo que también estuvo, añade que “la extraordinaria faena de El Juli tuvo el mérito añadido de que el toro –el mejor del encierro- estaba encastadísimo. Y con el capote toreó con un son y una cadencia que nunca antes le vi”.

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Son y cadencia (fotografía de Emilio Méndez)

Imponente es el calificativo que, cada uno por su lado, aplican ambos a este torero. Interesante coincidencia.

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El Juli se Impuso con rotundidad en Aranjuez (Fotografía de Emilio Méndez)

 

Epílogo. Lo mejor es verlo…

domingo, 9 de junio de 2013

Flamenco de Ley

Por Jose Morente

 

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Triunfo de la justicia. Un ¿sarcástico? dibujo de Goya (Museo del Prado. nº de catálogo: D04084. 1812-14)

Cuando uno echa la vista atrás y repasa las letras flamencas contenidas en las recopilaciones de Balmaseda, Rodríguez Marín o Demófilo, destacan aquellas cuya temática es la denuncia de las injusticias sufridas por el pueblo andaluz ya fuera a título individual o colectivo.

En general, las quejas de las coplas flamencas suelen serlo a título individual. Pero, como ocurre tantas veces, la anécdota se convierte en categoría y los sufrimientos, penurias y padecimientos de los marginados, excluidos, postergados, arrinconados y discriminados andaluces, sean payos o gitanos, son generalizables y aplicables a enteras clases sociales de dentro y fuera de nuestra tierra.

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La queja por la marginación se ha producido, en el flamenco, generalmente de forma individual pero el problema afecta a clases sociales completas. 

No era la justicia en aquellas épocas de formación del cante, ejemplo de nada. Y, me temo, que salvo casos singulares y excepcionales, tampoco sigue siéndolo hoy día. La connivencia con el poder político y el desigual trato que reciben los que se enfrentan a ella en función de su situación económica, social o de sus influencias era, antes y ahora, público y notorio.

En el año 2007, la Universidad de Granada editó con un curioso y quizás contradictorio apoyo institucional, un magnífico libro titulado “Flamenco de Ley” donde su autor, Paco Espínola (acompañado de las firmas de Luis Eduardo Aute, Juan Luis Cano, Jesús Gª Calderón, Gran Woyming, Jose A. Lorente, Justi Navarro, J.L. Ortiz Nuevo y José Sacristán) reflexionaba y nos hacía reflexionar sobre las complicadas y secularmente malas relaciones de la justicia con los ciudadanos y, más concretamente, sobre la denuncia, contenida en las letras del flamenco, de toda aquellas injusticias que traían causa en las disfunciones del sistema político y social de la época en que se gestó este arte.

 

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Portada de “Flamenco de Ley” de Paco Espínola (1ª ed,. Granada, Universidad de Granada, 2007). Un libro editado con apoyo de la Consejería de Justicia de la Junta de Andalucía, al cumplirse los 10 años desde que la administración autonómica andaluza hubiera asumido las competencias en materia de justicia.

Lo surrealista es que muchas de la letras (viejas y nuevas) allí incluidas siguen teniendo hoy día absoluta validez. Y es que, aunque resulta evidente que algunas cosas han mejorado, sigue habiendo “mucha tela que cortar”.

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Aún hoy día, las relaciones de las minorías con la justicia, el poder político o la policía son manifiestamente mejorables.

Como al libro le acompañaba un CD con el cante de Paco Moyano y la guitarra de Paco Jarana sobre la temática tratada, lo mejor es escuchar un par de esos cortes y que cada cual saque sus propias conclusiones

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Paco Moyano y Paco Jarana en la presentación del Libro-disco de Paco Espínola “Flamenco de Ley”

 

Audición

Flamenco de Ley (Universidad de Granada, 2007)

Cante: Paco Moyano/Guitarra: Paco Jarana

El paseíllo (Mirabrás)

María Dolores, Lola

mujer de gran resistencia

que hasta el reloj de la Audiencia

se para cuando te ve

 

A mí que me importa que un rey me culpe

si el pueblo es grande y me abona

Voz del pueblo, voz del cielo

que no hay más ley que son las obras

 

Tiran bombitas a la cabaña

si será el Rey de la Gran Bretaña

 

¿Que es lo que suena?

los presidiarios con sus cadenas

Van arrastrando

por un mar de suspiros

cante y quebranto

 

Hay un carril

desde Cádiz al Caribe

que hicieron las gales

y el bergantín.

 

 

 

El juicio (Bamberas y fandango)

Señor Alcalde del Crimen

señores oidores

estas penitas que mi cuerpo pasa

no le corresponden

 

Más mata una mala lengua

que las manos del verdugo

que el verdugo mata a un hombre

y una mala lengua a muchos

 

A la Audiencia van dos pleitos

uno verdad y otro no

la verdad perdió el juicio

porque el dinero ganó

 

Eché mano a mis tijeras

y el sombrero en la otra mano

“Si tu eres Juan Urbaneja

Yo soy Martín Farandango”

 

Que de qué me mantenía

el juez me preguntó

y le dije que robando

como se mantiene usía

pero yo no robo tanto.

martes, 4 de junio de 2013

El toreo se engrandece

Por Jose Morente

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La infinita belleza del toreo de ahora interpretado por un torero genial, Morante de la Puebla en Córdoba, el 1 de junio de 2013 ante un gran toro de Juan Pedro Domecq (Foto de Álvaro Pastor para Ambitotoros)

 

Apocalípticos e integrados

Ya comentábamos en alguna entrada anterior de este blog que en 1965, Umberto Eco reunía en un interesante libro, publicado en España por Editorial Lumen, tres años después, una serie de artículos donde analizaba y destripaba la cultura de masas. Sus pros y sus contras.

Para Eco las posturas, ante esta industrial y televisiva cultura, se resumirían en dos tendencias contrapuestas.

Por un lado, estarían los apocalípticos, que serían aquellos que de forma inmovilista negarían toda validez a los nuevos modos culturales y que, con un planteamiento dogmático e intransigente, se posicionarían radicalmente en contra de estos nuevos modos y a favor del pasado. En el otro extremo, se encontrarían los integrados, partidarios a ultranza de todo lo nuevo e incapaces de plantear la más mínima crítica al presente.

El análisis de Eco es perfectamente extrapolable y aplicable a otras manifestaciones culturales como, por ejemplo, el toreo pues entre los asistentes a las corridas de toros unos viven añorando continuamente el pasado (apocalípticos) y otros no son capaces de encontrar defecto alguno en lo de hoy (integrados).

Y ni una cosa ni la otra.

El toreo vive actualmente uno de esos momentos apasionantes donde posiblemente se está cerrando un ciclo para empezar otro nuevo.

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El mejor análisis del toreo actual es el que se hace desde la estética (Inicio del comentario de Agustín Jurado en ABC sobre la corrida de Córdoba del día 1 de junio con Finito, Morante y Manzanares en el cartel) 

El toreo actual

La técnica ha alcanzado niveles de depuración tan insospechados hace unas décadas que el espectador de hoy repudia hasta el menor enganchón en las telas de los toreros. Los toros del encaste Domecq alcanzan también prestaciones impensables en el toro de hace unos años y responden a las exigencias de los toreros que les proponen trayectorias imposibles.

Esa evolución ha sido producto de un proceso histórico que ha seguido una lógica aplastante y que ha llevado a adaptar el toreo a las condiciones sociales, económicas, culturales y sociológicas de nuestra época, como no podía ser menos.

Pero, algunas cosas se han perdido en el camino.

La apuesta por un encaste único que ha permitido al torero alcanzar la perfección en su toreo ha eliminado totalmente (como recordaba el maestro Capea hace pocos días en una entrevista publicada en Taurodelta) la sorpresa en los ruedos. El toreo de hoy al toro de hoy, magnífico y de matices exquisitos es, por desgracia, predecible. Demasiado predecible.

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La sorpresa, ya sea positiva o negativa es ingrediente básico del toreo. Aunque a nadie le gustan las cogidas, la posibilidad de que se produzcan aumenta la admiración del público por el torero. En la foto, cogida de Fernando Robleño, quien ha estado hecho un jabato toda la feria, en la corrida de Cuadri el sábado pasado en Madrid. (Fotografía de Juan Pelegrín-Las Ventas)

La perfección en el toreo de muleta, que tanto encandila a los actuales espectadores (integrados) aunque no tanto a los descontentos aficionados (apocalípticos) ha ido en detrimento de la importancia concedida a los otros tercios. La faena como objetivo último convierte a la estocada en un epílogo insustancial pues ya no se trata de matar bien sino de matar rápido, algo acorde con la sensiblería que no sensibilidad de los tiempos que corren. La suerte de varas y la de banderillas se plantean como mero trámite de lo que viene después.

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Los gustos del público actual se mueven entre el efectismo del lucimiento (integrados) y el espectáculo alternativo (apocalípticos) pero muy pocos valoran ya el mérito y la importancia de una gran estocada como la que dio Fernando Robleño el sábado en Madrid con un toro de Cuadri. Hubo una tiempo en el que estocadas como esta “valían una oreja”. Hoy no sirven ni siquiera para dar una mezquina vuelta al ruedo en la mayoría de las plazas. Madrid incluida (Fotografía de Muriel Feiner para Burladero)

Está bien (muy bien, diría yo) que se mantengan las cotas estéticas hoy día alcanzadas ya que la belleza es primordial en el toreo contemporáneo. Y si ello exige un toro donde la nobleza supere a la fiereza sin caer en la docilidad extrema, bueno va.

Sin embargo, existe la posibilidad de “otra” fiesta como piden algunas aficiones (la francesa por delante) y como demuestran los toreros en la plaza.

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Es posible, como se demuestra habitualmente en Francia y se vio en Madrid el sábado, una fiesta donde el equilibrio de los tres tercios haga posible un espectáculo integral sin que todo se centre en la muleta (En las Fotos de Juan Pelegrín para Las Ventas, Tito Sandoval citando a Pilarico de Cuadri y luego recibiendo el merecido homenaje del público de Madrid)

El toro encastado o, mejor dicho, el toro de otros encastes que exige una variedad de recursos, hoy casi innecesarios. sumado a la recuperación de un cierto equilibrio entre los tres tercios, donde la faena de muleta ceda algo (no es preciso que mucho, basta con algo) de protagonismo al tercio de varas y al de banderillas y todo ello bajo el paraguas de unos diestros dispuestos a sacrificar el éxito garantizado por el albur de la gloria, son apuestas que merecería la pena explorar, especialmente cuando, como en algunos casos y como pasaba en otras épocas del toreo, no son hijas de la necesidad sino opciones libremente elegidas por los toreros.

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Espectacular par de Fernando Sánchez de la cuadrilla de Castaño, la tarde del sábado en Madrid. Fernando firmó con su compañero David Adalid dos tercios de banderillas sencillamente sensacionales. Como sensacional fue la brega de Marcos Galán (Foto de Juan Pelegrín para Las ventas) 

El toreo es muy amplio y atraviesa un momento de máximo interés, repito. Como se demostró el sábado pasado en Córdoba y en Madrid, cabe ampliar este espectáculo por su base para, sin renunciar a lo que tenemos, engrandecerlo aún más.

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Vino añejo en odre nuevo. Morante de la Puebla interpreta el kikiriquí en Córdoba (Foto de Álvaro Pastor para ambitotoros)

Apostemos por ello, disfrutémoslo y sobre todo, no renunciemos a ninguna de sus facetas. No lo partamos por la mitad.

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Una foto (de Juan Pelegrín) para la historia del toreo. La cuadrilla de Javier Castaño da, por plebiscito popular, una clamorosa vuelta al ruedo en Madrid después del tercio de banderillas del quinto toro. ¡El toreo se engrandece!