Por Jose Morente
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Manolete, aguanta a pie firme, esperando la arrancada del toro hacia la muleta, una muleta que, sorprendentemente, no se mueve (Sevilla. 20-IV-1941. La Tauromaquia de Pavo Laguna T. II)
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Ya hemos hablado, en este blog, del cite en bastantes ocasiones. Pero, en todos los casos nos hemos centrado en la colocación del torero respecto al toro (de frente o de perfil/erguido o encorvado) o en la distancia a la que se cita (de lejos o de cerca) e, incluso, en la posición de la muleta (adelantada o retrasada/plana o sesgada) pero nada o casi nada hemos dicho del cite en sí, del propio acto de citar que no es sino llamar al toro.
Hablemos pues un poco del cite desde ese punto de vista, el de llamar al toro. El de incitarle a embestir.
Cuando el toro encuentra a una distancia notable y el torero está situado fuera de su jurisdicción, no hay más remedio que llamarlo de forma "ostentórea" lo que se puede hacer con la voz o, incluso, pegando algún saltito. Si el toro no se arranca y el torero no quiere modificar su posición (un cite desde los medios con la muleta plegada, por ejemplo) se puede llamar su atención tirando la montera al hocico en recurso tan tradicional como pleno de torería.
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Cuando el toro está a cierta distancia, no hay más remedio que llamar su atención previamente (En la imagen de EL Mundo, Alberto López Simón)
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Cuando el toro se encuentra más cerca hemos visto hasta pegarle algún "palo" en el lomo, con la ayuda o el estoque, cual si se tratara de un semoviente (Manolete) o incluso alguna "patadita" en los hocicos (algo que era muy del gusto de Domingo Ortega). Ni que decir tiene que ambos métodos, en desuso en nuestros días, nos merecen severo reproche.
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Domingo Ortega, adalid de la ortodoxia, en una postura muy poco ortodoxa: provocando la arrancada mediante una patadita al hocico del toro (Madrid. 1933-Publicado en Mundo Gráfico)
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En todo caso y como de lo que se trata es que el toro centre su atención en la muleta, lo usual será procurar que hacia ella dirija la vista el burel.
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Lagartijo, con las normales precauciones en una tarde de viento, adelanta la muleta para intentar fijar en ella la mirada del toro
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Guerrita, al contrario muy sobrado, en postura más airosa y emocionante y con la muleta retrasada, está fijando previamente al toro con el cuerpo. Luego vendrá el cite. |
En la larga distancia,
Antoñete solía pegar algunas veces un golpetazo con la
ayuda en la
panza de la muleta, a guisa de sonoro
tambor. Pocos toros se resistían a una
invitación tan seductora pero tampoco este método me resulta demasiado
convincente.
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5 de abril de 1986. Festival Nevado del Ruiz. Antoñete cita dando un golpetazo con la ayuda.en la panza de la muleta.
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Más lógico -y aquí viene el toque-, será mover la muleta con una sacudida más o menos seca de la tela y, por supuesto, sin mover un ápice el cuerpo. Se trata de que el toro centre su atención en la muleta, no en el cuerpo. El toro tenderá a embestir (pues es un animal hipersensible al movimiento) a aquello que se mueve que es la muleta, olvidando o ignorando al torero. Ese y no otro, es el milagro del toreo.
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Rafael Ortega, en el instante antes de "tocar" al toro, adelanta la muleta al pitón contrario.
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Dependiendo de la condición del astado, ese "toque"o movimiento deberá ser más o menos brusco. Otra posibilidad (o necesidad con algunos astados) es echarle los vuelos al hocico y traerlo enganchado en "toque" más sutil y armonioso. Ya puestos y si el diestro va sobrado de valor puede acortar las distancias y ahí, con la muleta puesta y sin "toque" alguno esperar, en espera angustiosa, a que el toro se decida a embestir. A embestir a la muleta aunque bien podría optar por el cuerpo del torero.
Ese cite sin toque es el que utilizaba Manolete y, luego, todos los toreros de su generación. Es un cite emocionante y que exige un enorme derroche de valor.
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El cite de Manolete. El diestro de Córdoba espera, quieta la planta, la embestida del toro con la muleta en su caída natural y sin toques.
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Llegados a este punto, me parece pertinente una pequeña digresión. Me resulta curioso que Joaquín Vidal tan crítico con los toques (tal y como vimos en la entradilla de la anterior entrada) no sacara a la palestra alguna vez esa tan llamativa ausencia de toques en el toreo de muleta de Manolete. Puede que los árboles del cite de perfil no le dejaran ver el bosque de la arriesgada técnica muletera exenta de toques del Califa aunque también puede que su antimanoletismo a ultranza no le permitiera reconocer mérito alguno al diestro de Córdoba. Una actitud que si bien puede aceptarse (que no compartirse) en un aficionado estándar, resulta poco entendible y nada defendible en un crítico de campanillas.
En cualquier caso, una cosa es renunciar voluntariamente a los "toques" como hacía Manolete y otras considerar el "toque"como algo inaceptable o negativo como proponía Vidal pues los toques son básicos y necesarios en el toreo.
Esto no ha hecho sino comenzar.así que ahora nos toca entrar de verdad en materia y continuar revisando los distintos tipos de toques.
Pero eso nos lo tiene que contar alguien que conozca, con suficiente rigor y profundidad, la técnica del toreo.