Por Fernando Cámara
Morante de la Puebla en Málaga
Málaga. 20 de agosto de 2014. Viernes de Feria
Morante pidió permiso a la presidencia y a sus ancestros para torear con el capote de Curro Puya, con la muleta de Pepin Martín Vázquez, con las piernas de Joselito el Gallo y con la cintura del de la Puebla. Aparecieron los duendes en el oro redondel de la Malagueta. Así es.
Morante creador
Morante vistió la tarde de verde y oro y el rosa de su capote, quiso en algún precioso lance y en unas chicuelinas sevillanisimas, que frustró la raza del quinto Zalduendo. Dobló las manos en la tercera queriendo coger los vuelos y, en lugar del remate de esas dos soberbias chicuelinas, el quite lo culminó el desesperado gesto de Morante que no pudo abrochar la media belmontina. Bien es verdad que no apareció en el ruedo, pero todos la bordamos en nuestras mentes.
Una sevillanísima chicuelina
Se presumía el final de la tarde del esperado Jose Antonio, en el mismo momento en que el toro tomó partido y pidió merced. Sus galopadas en banderillas animaron al artista y Morante fue cobrando torería. Pidió permiso a los vuelos de las franelas de toda la historia del toreo para alquimizar la arena y fundirla en oro con su muleta.
La historia del toreo en los vuelos de una muleta
Acarició con sus zapatillas los escasos terrenos que le dejó al toro y se ciñó, con un sentido devaneo a su hocico, para deslizar los astifinos puñales de su casta, hasta fundirse en el precioso metal del sentimiento, la gracia y el arte puro.
Toreando a los astifinos puñales de la casta
Fraguó junto con el calor del sensible público que presenciaba esos momentos mágicos, la burlería de su toreo, cuya intensidad fue in crescendo.
La burlería del toreo de Morante
En cada silencio, aparecía un duendecillo soplando una sublime nota que componía la grácil tonalidad de Morante. Interpretaba así la melodía de su toreo, citando con unos majestuosos pasitos bailaores para provocar el primoroso latido del ritmo.
Su muleta hondeaba el recorrido de la bravura del del Zalduendo que no regalaba nada y, de la muda embestida de su raza, aparecían una por una las mágicas notas de toda la tauromaquia pasada y futura de su toreo.
Las notas mágicas de la tauromaquia pasada y futura
La música del toreo inundaba el poblado embudo coronado de mudéjares arcos, su persistente muleta nos hacia pensar que el arte no tiene miedo y la magia se adornaba de fantasía clavándose en la retina de los que allí estábamos.
Los vuelos de su muleta enganchaban como por un hilo aquellos puñales del miedo, las chorreras de su camisa no abandonaban la cara de la bravura, sus pasos no se aislaban de la distancia de la cornada y su barbilla no se desprendía de su pecho henchido de sentimiento para torear al compás y con una primorosa naturalidad.
Compás y naturalidad
De la nada surgió la música y a esta, no le hizo falta yunque, caracol ni martillo.
Las formas y la imágenes divinas se vestían de oro apareciendo del vacío, poniendo la esencia para que su toreo viajase desde el tiempo de la retina a la mente y de la mente al infinito, porque infinita es la barroca tauromaquia de Morante que, en viernes de feria, firmo una de sus geniales obras en la Malagueta.
La obra genial de Morante en la Malagueta un viernes de feria
Obra mutilada de Puerta Grande. ¿Pero qué importan los despojos negados? No fueron necesarios para salir a hombros de la inspiración, del arte, de la gracia y de la torería pasada, presente y futura.
Morante. A hombros de la inspiración, el arte, la gracia y la torería
Fotografías de Santana de Yepes para Mundotoro; Hugo Cortés para Burladero y Joaquín Bueno para Aplausos
1 comentario:
¡Qué privilegio! La magia de un creador contada por otro creador.
Gracias Morante, gracias Fernando Cámara.
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