domingo, 25 de agosto de 2019

El salto de un miura en Valencia

Por Jose Morente

Lámina de Daniel Perea publicada en La Lidia el 16 de septiembre de 1895. Uno de los Miuras salta en busca de los imprudentes espectadores.
Famosas son las láminas de La Lidia, especialmente las dibujadas por Daniel Perea pues nos transportan con todo lujo de detalles y colores a tiempos pasados. Tan famosas que cuando aparece en los ruedos un toro de bella estampa y, sobre todo, si es de raro pelaje, rápidamente lo calificamos como un toro de La Lidia, un toro de Perea, quien fue calificado por Pascual Millán como "el mejor dibujante de escenas taurinas que tenemos, el que ilustra continuamente La Lidia con primorosos trabajos". Y tenía razón. 

Repasando sus dibujos, me he encontrado la curiosa lámina que encabeza este post, publicada en La Lidia el 16 de septiembre de 1895, titulada "Un Miura en Valencia" y cuya explicación se contiene dentro de la sección "Nuestro dibujo" de la propia revista:
"No solamente en el redondel es donde ocurren incidentes que excitan la atención de los aficionados á las corridas de toros. También en las operaciones que preceden á su celebración, suelen abundar las peripecias y detalles que constituyen otros tantos atractivos, para los que asisten á aquellos actos; y muchos hay que prefieren un encierro ó un apartado con todas sus consecuencias, á la lidia en Coso, cerrado de las reses, cuyas condiciones y circunstancias han apreciado y discutido antes en los corrales.
De encierros y apartados célebres, dan cuénta las crónicas taurinas; y en la memoria de los asiduos concurrentes a ellos, hay siempre algún recuerdo de sucesos de esa índole, que los testigos presenciales relatan y comentan en sus reuniones y tertulias.
Frecuente es en los apartados que los espectadores desde los balconcillos que dan á los corrales, y desde los que se ven los toros, llamen la atención dé los mismos, ya con pañuelos, ya con bastones ó á voces, y que las reses inquietadas con estas demostraciones, den pruebas más ó menos ostensibles de su bravura ó codicia.
Tal sucedió últimamente en las corridas de feria, celebradas en Valencia en Julio anterior. Al apartarse la corrida de Miura que se lidió en una de aquellas tardes, alguien hubo de llamar la atención de uno de los bichos de una manera más acentuada que lo conveniente, y lares, en una de esas arrancadas violentas, propias de su coraje, díó tan tremendo salto hacia el sitio de donde la citaban, que poco faltó para que, á pesar de la altura considerable á. que se encuentran los balconcillos, llegase con los cuernos á la barandilla, con lo que ya que no le hubiese causado mayor daño, hubiese metido el resuello en el cuerpo al que tan impunemente se atrevía á desafiarla.
A este episodio hace referencia la nota artístico taurina que para el número de hoy nos ha facilitado nuestro dibujante Daniel Perea, valiéndose, para su ejecución de apuntes tomados del natural en su última excursión á la ciudad del Turia".
El Miura del salto se lidió en la feria de Valencia el domingo 28 de julio de 1895.

Años antes, en 1878, otro toro, pero este de Saltillo, llamado Bolero ya se le había adelantado. A lo que parece, el salto de Bolero lo causó el que lo apartaran de sus hermanos con los que intentó reunirse alcanzando la tapia de los corrales. Tanto saltó el Saltillo, que el suceso mereció placa.

El lugar donde saltó Bolero indicado con una placa
La inscripción dice lo siguiente:
"El toro BOLERO perteneciente a la ganadería del Marqués de Saltillo dió un salto de 14 palmos a pie parado en el corral de los chiqueros el día 23 de julio del año 1878 saliendo al redondel sobresaliente. Recuerdo de los carpinteros de la plaza"
Un salto de 14 palmos (=3,20 metros)

Bolero se lidió en la segunda de feria en Valencia ese año, en séptimo lugar de un mano a mano de ocho toros, de Rafael Molina y Salvador Sánchez. Bolero, bien presentado, fue un bravo toro que hizo una buena pelea en varas. Lagartijo le hizo una gran faena, tanto que le regalaron el toro o sea, que le concedieron la oreja. Esta es la reseña que se publicó en la revista El Toreo el día 29 de julio.


El caso por tanto aunque infrecuente no es tan extraordinario. En la Enciclopedia Los Toros de Don Antonio y Paíto, he encontrado esta foto ya más reciente (creo que de los años 50) de otro toro saltarín.

Un buen salto de un toro en los corrales de Valencia
La foto no tiene desperdicio pues, curiosamente, se trata del mismo rincón de los corrales donde saltó en 1895 el Miura de La Lidia, aunque sin alcanzar la altura de aquel ni la del toro de Saltillo de 1878.


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