Por Clarito
La tarde del viernes de farolillos, El Juli fue cogido por el toro Ebanista de la ganadería Toros de Cortés. Un toro cinqueño de mucho sentido y mucho peligro. Sus compañeros le auxilian después de la cornada que le partió el muslo.
Todas las tardes y en todos los toros
Quizás sea una exageración, pero una tarde buena la puede tener cualquiera. Por eso, la historia del toreo está llena de tardes buenas de toreros que, con el tiempo, pasaron al olvido. Lo complicado, lo difícil, es mantener el nivel alcanzado. Salir todas las tardes y en todas las plazas a darlo todo. Eso sólo está al alcance de algunos pocos elegidos pues exige afición y ambición desmedidas.
Y es que no se trata de tener más o menos calidad como torero pues los hay de elegancia y clase infinita que basan su éxito en la estética y son capaces de alcanzar altísimos niveles de perfección en sus movimientos. Niveles con los que otros no pueden ni soñar.
Morante es un buen ejemplo. El torero de la Puebla dio, el lunes pasado, sobradas pruebas de lo que decimos. Morante toreó como si estuviera inventando el toreo de capa. Con gran lentitud. Con una rara perfección. Algo que es imposible de repetir todas las tardes. El público lo sabe y por eso, espera.
La eterna media verónica de Morante el lunes de “pescaíto” (Foto de López Hidalgo para Marca.com)
Lo decía el maestro Pepe Luis Vázquez hablando de él y de Manolete. Y es que, mientras a los toreros de arte (y Pepe Luis lo era) los públicos los esperan pues saben de lo que son capaces en sus buenas tardes; a los otros, a los poderosos (como a Manolete), no se le admite paso mal dado. El de Córdoba se metió en el callejón sin salida de triunfar todas las tardes, en todas las plazas, pues ni siquiera en las de pueblo se le permitía el menor alivio.
Son dos líneas del toreo. En esa segunda, se encuentra el Juli, quien anda empeñado (su trabajo le está costando) en convencer de sus dotes toreras a Tirios y Troyanos. Así, en un giro en su carrera, ha pasado de sumar fechas y cortar orejas, toreo destajista, a basar su éxito en torear (“hacer el toreo”) todas las tardes con todos los toros.
Por eso, sus actuaciones se convierten en unas, muy especiales y peculiares, lecciones de tauromaquia. Juli sale a la plaza como el catedrático que sube a la tarima y explica su lección de geometría o de metafísica con aparente sencillez.
Juli llegando a la plaza el viernes acompañado de su banderillero Carretero. Juli llega a plaza todas las tardes con gesto de preocupación, consciente de lo que se juega (Fotografía de González Arjona para Aplausos)
De ahí que sus faenas alcancen, todos los días, categoría de gran acontecimiento. Máxime en plazas como la de Sevilla cuya afición es capaz de apreciar y valorar, en su justa medida, hasta el más mínimo detalle de lo que ocurre en el ruedo. Y es que, en Sevilla, nada se escapa a la atenta mirada de su público. Ya sea el capotazo de un peón que enseña o el derrote de un burel que preludia un posible cambio en su comportamiento. Son cosas que en esta plaza se subrayan con un murmullo de aprobación o desagrado, según los casos.
Bajo la atenta mirada del público sevillano, desgranaba el Juli su primera lección magistral (todas las suyas lo son) el viernes de farolillos ante un muy complicado y muy serio toro de Victoriano del Río. El primero de la tarde. Un toro empeñado en desdecir al maestro, en llevarle la contraria, embistiendo siempre a regañadientes.
Ebanista. nº 163. De la ganadería Toros de Cortés. Negro. 532 Kilos. nacido en octubre de 207. El primero de la tarde. Un toro muy serio y cinqueño (con cinco años y medio). Agresivo de aspecto y de comportamiento. Con mucho sentido. No hay mayor falacia que pretender catalogar a los toros en función de la ganadería de la que proceden y no por su comportamiento en la plaza. Una peculiar (y superficial) manera de “entender” de toros.
Era –lo hemos dicho- el primer toro, y ya sabemos lo que cuesta en esos primeros toros, captar la atención del público. Sin embargo, un quite muy valiente por chicuelinas en los medios, donde el toro ya cantó su peligrosa condición y el torero la ambición con la que llegaba tuvieron la virtud de concentrar la atención de la plaza en el ruedo.
Quite por chicuelinas del Juli al primero de la tarde. Ebanista se enrosca peligrosamente en el cuerpo del torero.
Luego vino lo que no se ve con otros toreros. El toro se había ido a los terrenos del sol. Juli, en vez de pedir que le llevaran el astado a la sombra, para empezar la faena en terreno más cómodo y neutral, empuñó muleta y estoque y se fue muy resuelto y muy decidido en busca del toro.
El torero en los terrenos del toro. Un toro con cinco años y medio y mucho sentido que se iba poniendo cada vez más difícil pese a la magnífica lidia que se le estaba dando.
A unos siete u ocho metros de distancia, Juli se emplazó frente a “Ebanista” y le retó, más que le citó, con mucha firmeza. El de Cortés se le arrancó con la violencia propia del que defiende su territorio ante ese extraño que osa molestarle. Juli aguantó, sin una duda, esa descompuesta y fuerte primera arrancada y también las que vinieron después .
Era evidente –en cada muletazo- la intención del torero de enseñar al toro el camino a seguir. De enseñarle a embestir. El burel se le paraba y amagaba mientras el diestro sin amilanarse, con mucha seguridad le marcaba el trazo –amplio y magnífico- del muletazo. Cada vez más hondo y cada vez más largo. Se empezaba a mascar una faena de categoría a la altura de la categoría de la plaza. Una faena para aficionados en una plaza que reaccionaba demostrando su aprobación al torero pero que todavía no estaba convencida del resultado final.
Muletazo a Ebanista. Juli intentando y consiguiendo alargar el recorrido del toro.
En uno de los muletazos y cuando parecía que ya el toro podía romper y entregarse, éste se le paró a mitad del pase, alargó el cuello y se lo echó a los lomos no sin antes propinarle una cornada seca en el muslo derecho, partiéndoselo. Una cornada muy fea. Julián se levantó para dejarse caer en manos de sus compañeros quienes se lo llevaron a la enfermería. Ahí se pudo acabar la corrida y gran parte del interés que tenía el tramo final de esta feria de Sevilla donde tantas cosas estaban en juego. Por suerte, no fue así.
“Ebanista” se echa a Juli sobre los lomos. El torero lleva ya la cornada. (Foto de González Arjona para Aplausos)
Y, sin embargo, una corrida muy interesante
Manzanares mató rápido al toro que acababa de coger al compañero. Los otros toros, que salieron después (uno de Cortés y cuatro de Victoriano del Río) muy bien presentados, dieron un muy buen juego y la corrida (que no vamos a reseñar) siguió luego por esos derroteros que hoy predominan y donde la componente estética se convierte en fundamental pues el dominio y la técnica quedan relegados a un discreto segundo plano.
Manzanares estuvo muy bien (puede que la del quinto fuera su mejor faena en la feria) y Nazaré estuvo muy bien (aunque quizás no a la altura del sensacional lote que le cupo en suerte). Vaya en descargo del sevillano su inexperiencia y lo alto que estaba puesto el listón.
La importancia de la estética en el toreo moderno. Manzanares en el tercero y Nazaré en el sexto (Foto de González Arjona para Aplausos)
Y de la estocada (sin ser perfectas) en el toreo de siempre: Manzanares en el quinto al que cortó una oreja y Nazaré en el cuarto al que cortó las dos orejas (Foto de González Arjona para Aplausos).
Merece la pena destacar el juego del cuarto toro (segundo del lote del Juli). Un gran toro, que dicen iba reseñado para Madrid y que Juli se empeñó en traer a la Maestranza, lo que a la postre –carambola del destino- propició el triunfo del novel diestro sevillano.
El cuarto toro de la tarde. Duende un gran toro que propició el triunfo de Nazaré (Foto de Aplausos-González Arjona)
El toreo es grandeza
Estética de Manzanares y Nazaré frente al dominio del Juli. Dos conceptos muy distintos del toreo a la palestra y frente a frente. Un toreo cuya grandeza reside precisamente en esa diversidad de planteamientos y que, sobre todo, es grande por la épica y el heroísmo (no siempre tan evidentes ni reconocidos pero siempre presentes) del que siendo figura y sin necesidad alguna, lo arriesga todo por demostrarse y demostrarnos que la inteligencia del hombre puede imponerse a la fuerza bruta y al comportamiento irracional del toro de lidia.
Algo que, Ebanista, se encargó el viernes de probar que casi siempre -pero no siempre- es posible.
Juli en busca de las asistencias. Leva el muslo partido.
Claro que todos los toros pueden coger. Tienes cuernos. Lo que no gusta de estos toros es que casi siempre despertan mucha nobleza y...nada mas. Pues, Ebanista fue diferente y bueno, nada mas que mandar y lidiar. Despues torearlo en terrenos suyo no creo fue una prueba de toreria.
ResponderEliminarLo que no gusta del las figuras es el baile de corrales que empieza quando llegan a la plaza y il bajo nivel general de trapio de los toros lidiados. Si quieren que faltan los pitones tambien que sì pueden coger...
El Juli debe matar todos los encastes no como gesto sino porque la riqueza genetica del campo brava no se depierda. Los encastes son la verdadera alma de la fiesta; sin ells, la fiesta muere.
Porque no pedir de matar los ultimos coquillas de Espana y impedir que esta historia se fuese al matadero...estos tipo de gestos pido a las figuras y bastaria porque nadie aun le pidiese que mataran Miura o otras ganaderias famosas. El mio es un lamento y una esperanza.
Diego
(y perdona el bajo livel de espanol)
Diego:
ResponderEliminarMuchas gracias por su comentario y por el esfuerzo de expresarse en castellano.
Creo que con carácter previo tenemos que distinguir entre lo que es la crónica a una tarde concreta (Caso de esta entrada del blog) y lo que es la valoración histórica de un torero (caso de su comentario) pues son dos cosas muy distintas.
Una cuestión es analizar como estuvo un diestro ante el toro, qué hizo y porqué lo hizo. Y otra, que toros debería torear, a que plazas debería ir, etc.
Creo que los aficionados confundimos ambos puntos de vista. Quizás eso explique porque invertimos las jerarquías reales del toreo (las que dan los públicos en función de la valía objetiva de los toreros) por otras menos justificadas basadas en nuestras filias y fobias personales.
Dicho esto, y hablando no como cronista sino como analista, comparto su deseo de que las figuras se enfrenten (no como gesto) sino con cierta frecuencia a corridas de las llamadas “duras”.
Son muchas las razones que abonan a ello y usted apunta algunas. En principio, creo que ganaríamos todos incluso los propios diestros que aumentarían en la estima de los aficionados.
Sin embargo, me permito recordarle que, en toda la historia del toreo, los toreros siempre han procurado torear las ganaderías que pudieran hacerles más factibles el éxito (Pepe-Hillo no quería toros castellanos; Guerrita huía de los colmenareños; Gallito se decantó por los de Vistahermosa). Creo que esa postura se debe, sobre todo, al inetrés del diestro por garantizar el éxito (más factible en las ganaderías que dan mayor porcentaje de toros buenos) y no tanto por comodidad, como los aficionados les han reprochado siempre, aunque es evidente que el esfuerzo ante determinados toros es mayor y la recompensa mínima.
Un cordial saludo
Desde la Razón Incorpórea, destacándolo por su casta, se ha premiado al Juli en esta Feria de Abril. No le quiero enmendar, maestro Morente, pero además de por su Casta, había que destacarlo por sus sentido de la Responsabilidad ante la Fiesta:
ResponderEliminarSabe perfectamente que la etapa del Toreo que le ha tocado al Juli y discurrirla profesionalmente, después de mirar a una lado y a otro, lo que haya podido tener por delante y le que viene por detrás -y vienen- es a él a quién corresponde defenderla y cómo decimos los aficionados en términos coloquiales "echársela a la espalda".
El menda de Victoriano "rasao" y comiéndose la sexta "yerba", uno de esos criaos "pa" rajarse pero que salió fiero -también criando bravos, salen muchos "rajaos"- tenía que haber recibido su castigo en varas y no se lo dieron en la pretensión de medir; luego en quites, en la segunda media del de chicuelinas, le quiso quitar la cabeza; con la muleta, en la primera serie -siempre quedándose al hilo- ya con la derecha al tercer muletazo ya le estaba ligando sobre el compás (el prenda enterándose de todo) y ya en la serie de la cogida, siempre le dió la opción de elegir, para tocar oportuno y sacarle los muletazos más profundos y más arriesgados de la Feria; y al tercero, ¡ay al tercero! no se dejó ver, no se ofreció, no dió a elegir; y el prenda que siempre sabía lo que dejaba atrás por eso reponía en tan corto espacio, no tuvo nada más que certeramente, sin dudarlo, pegarle la "puñalá".
Y eso lo sabía el Juli, sabía qué podía pasar y pasó. Pero se la jugó, por esa Responsabilidad -creo que casi lo tengo ganado para mi causa- que se ha echado como obligación; esa que siempre asumieron los Grandes, y entre los que está Julián López El Juli.
Ni una vez escondió la pierna contraria, pero olvidó que al prenda había que poderle; no solamente engañarlo. Ya se lo había podido llevar por delante mucho antes.
No paro de repasar los vídeos que se nos han facilitado. Cómo siempre, me falta la suerte de varas. Bien sabéis que vengo asegurando que todos estos criadores de toros "buenos" (palabro), tienen casta en sus vacadas, en pajuelas o comiendo "yerba", pero la tienen. No os canso más, que muchas veces pienso que soy el amo de ésto.
Saludos de Gil de O.
¡Qué razón tenía el maestro Pepe Luis Vázquez! Pasan los tiempos, pero las pautas de comportamiento del público en este aspecto se mantienen plenamente vigentes. Indulgente con los toreros a los que se les espera con la ilusión de vivir un momento mágico y exigente con los toreros que tienen que triunfar a “golpe cantado”, un día sí y otro también. Así ha sido, así es y así debe ser. No obstante conviene que lo tengamos siempre presente para el reconocimiento de los méritos de unos y otros.
ResponderEliminarLa cogida del Juli en Sevilla es el resultado de la forma en que, voluntariamente, ha decidido “vivir” este abril y reorientar su carrera. Cuando los toreros están decididos a pasar “esa raya”, son cosas que pasan. Se ponen en el lugar donde el triunfo y la cornada se dan la mano. Triunfo grande en Resurrección y cornada en farolillos que, seguramente a la vista de los toros que le habrían correspondido en suerte, nos privó de otro triunfo grandioso (¿rabo en Sevilla? posiblemente).
En mi opinión, siempre discutible, la cornada se puede producir por tres causas:
-Accidente: El toro es un animal que tiene reacciones inesperadas, tropezón del torero, viento que deja al descubierto... (factores imprevisibles imputables al toro/torero/elementos)
-Exceso de confianza: No dar la importancia que tiene estar delante de un toro bravo, perder la cara del toro…
-Estar dispuesto a pasar la raya que delimita el triunfo o la cornada.
Dicen los detractores de José Tomás que es un torero suicida o torpe porque le cogen mucho los toros, pero lo cierto es que toreros que torean tanto y tienen tanta experiencia saben perfectamente cómo son los toros a los que se enfrentan y los riesgos que quieren asumir. Y les pasa a todos (más o menos técnicos). Unos lo hacen durante toda su carrera por concepto (caso de JT), otros en determinados momentos (Perera en 2008 en la encerrona en Madrid, donde sufrió tres cornadas, este año el Juli en Sevilla…). Así también ha sido en el pasado (Puerta, Ordoñez, Camino,…).
Al hilo de esto, conviene citar un extracto de lo que decía José Tomás en un artículo escrito por él mismo dirigido a los lectores de la Revista “Toreros&toros” (julio/agosto 1998) que tituló “Arrimarse”: Decía así: “…ya me da igual lo que el toro haga, yo me voy a quedar quieto y me voy a entregar. Así es cuando te rompes y el toreo surge de verdad. Así es también cuando te pueden pasar dos cosas: el triunfo o la cornada… que están muy cerca la una de la otra. Es duro, pero es la única forma…” Toda una declaración de intenciones.
Así que esta entrada no podía tener título más oportuno “Casta torera”. ¡GRANDE JULI!
Un saludo.
Gil de O.:
ResponderEliminarEfectivamente, para LRI y hasta el viernes de Feria el premio, en nuestra opinión, ha sido para la casta del Juli. Cualidad inherente a las figuras verdaderas y no impostadas en el toreo.
Su empeño en dejarse “crudos” los toros para marcar las diferencias con el resto de la torería, sería otra prueba importante de eso y en la que curiosamente no reparan o no dan importancia algunos aficionados empeñados en catalogar a las reses por su hierro y no por su comportamiento en la plaza.
Magnífico su análisis de ese toro de Cortés y de la faena del Juli. Análisis que comparto al 100 por 100.
Destaca usted otra cualidad que afirma atesora también este torero y que considera que es la “responsabilidad” de “echarse el toreo a las espaldas” (bonita frase).
Es bastante probable que así sea y eso explicaría alguna declaración del diestro en el sentido de querer pasar a la historia del toreo. Y en efecto, creo que con "casta" se puede ser una figura del toreo pero si no se asumen compromisos claves, no creo que un torero pueda trascender a su propia época.
Una apostilla final. Dada la política animalista y censora de youtube, creo que cada vez veremos menos suertes de varas y estocadas en los vídeos. Habría que buscar alguna alternativa.
Un fuerte abrazo
Luis Miguel:
ResponderEliminarPoco hay que añadir a su análisis de las actuaciones del Juli en Sevilla y, sobre todo, a su reflexión sobre las posibles razones que explican las cornadas.
Pienso (lo pensé en la plaza y lo sigo pensando ahora) que la del Juli se encuadra en la tercera opción: Estar dispuesto a pasar de la raya. La que podríamos llamar "opción tomista" en honor a José Tomás.
No obstante, cuando vi el vídeo me dio la impresión que el torero adelantaba la muleta, el toro lo veía y hacía por él. Detalle que Clarito no menciona quizás por que en la plaza no se apreció así.
No le di más importancia, pero anteayer un mail de nuestro buen amigo Jack Coursier proponía esa hipótesis como razón de la cogida del Juli.
Es probable y habría que preguntárselo al propio Juli. Seguro que está o ha reflexionado sobre el tema. Dicen que a los toreros no les afectan las cornadas cuando saben porqué las han recibido y que les descolocan aquellas que no saben explicarse.
Pero esto son sólo elucubraciones de aficionado. El que se la juega y al que le parten los muslos los toros es a los toreros.
Un fuerte abrazo
Qué cada ganadero, en el uso de las libertades y, sí como dueño de la economía de su empresa, críe lo que considere conveniente es de su responsabilidad.
ResponderEliminarVictoriano del Río tiene una vaca que pare "Ebanistas", sin duda con una componente de Bravura y Fiereza importantes, era evidente en el de Sevilla, primero del Juli; que al "Ebanista" de Sevilla había que poderle para extraerle tras la entrega y desde la Fiereza dominada, la Nobleza que pudiera llevar dentro y que no enseñó en ningún momento el prenda, también lo era.
Sin embargo El Juli le dió todas las ventajas, como si fuera un JP descafeinado para qué le durara; también se las dió a los de Hernández (también bravos de hasta pegar "bocaos") el Domingo de Resurrección, pero a esos si se la escondió alternativamente, por lo qué quedaba en ocasiones fuera de suerte, aliviándose; mientras en los principios de faena se las jugaba. En estos hay más bravura que en los madrileñós. De qué salgan más "atontaos" en provincias ya es otro tema.
Continuo: Y si estás fuera de suerte, no la estás cargando; ya independientemente de la posición de las plantas y por mucho corazón que le pongas. No olvide maestro Morente, que le debo una entrega sobre la evolución de cargar la suerte desde Pepe-Hillo.
Con estas disposiciones le vengo a demostrar a usted y a Paco Aguado que personalmente los "yerros" los embustes de la UCTL, y por descontado los "encastes" me importan un bledo. Desde el bachiller, fui alumno de Don Adolfo Muñoz Alonso, el principio de autoridad como concepto filosófico, no existe. Es más, no sé ni la forman que tienen lo ·yerros", por lo que me das un "cunero" diciéndome que es de Piedras Negras y te creo.
Te he vuelto a nombrar a Paco Aguado, muy alineado con Clarito (no sé quién es) y usted sr. Morente, se ha dejado decir en la Radio qué ¿"cual sería la opinión de los aficionados "toristas" si los Toros del Domingo no hubieran llevado ese hierro"?. Sin duda una pregunta intencionada y provocadora, formulada sin definirse él personalmente. Menester que lo haga, lo comentaríamos.
La apreciación de Jack Coursier es errónea. Todo lo contrario: dejándose ver y dando a elegir con un toque suave, es como podría evitar la cornada. Olvidó de poderle a Ebanista, pensando que era un manso más de las lineas de "paniaguaos" criados para servir al"destoreo".
Saludos de Gil de O.
Gil de O:
ResponderEliminarMuy de acuerdo con usted en su reflexión sobre los comportamientos de las ganaderías que cita. Efectivamente hubo mucha bravura en Domingo Hernández, Victoriano y Miura. Digan lo que digan quienes (evidentemente no es su caso)solo se fijan en los "hierros" y no en las reses.
Sobre las causas de la cogida no tengo claro que la opinión de Jack Coursier (formulada como hipótesis) sea errónea. Más bien al contrario. En cualquier caso y como ya se ha dicho antes, habría que preguntar al propio torero.
La pregunta de Aguado la comparto (no le oí en la radio pues vi la corrida en la plaza). Si los del domingo no llevan el hierro Miura, estoy seguro que los hubieran criticado como ya insinúo en mi texto.
Un cordial saludo
Cher Monsieur Gil de O. Ma science tauromachique est petite et je me trompe souvent. Cependant, l'examen image par image de la cogida del Juli montre que ce dernier déplace légèrement trop vite sa muleta (qui était déjà un peu loin du mufle du toro en début de passe); en s'en écartant encore un peu plus, elle ne guide plus le toro qui a eu alors la possibilité de remarquer l'homme et de le prendre. D'autre part l'oeil contraire ne semble pas avoir été nettement sollicité depuis le début du derechazo. Il faudrait interroger el Juli et surtout le toro : pas facile.
ResponderEliminarBien cordialement,
Jack Coursier