Por Clarito
Talavante, en el sexto de la tarde, acortando el muletazo para sujetar al toro (Foto J. Bueno)
Málaga. 15 de agosto de 2012. Toros de Jandilla para Javier Conde, Sebastián Castella y Alejandro Talavante
Nota previa. Son muchos los diarios, revistas y páginas de Internet que incluyen la reseña de las corridas. No tiene sentido hacer una más. Por ello, nos limitaremos nosotros al análisis, comentario o reflexión sobre un detalle, faena o hecho aislado que más reclame nuestra atención. Hoy, en esta primera mini-crónica de la Feria de Málaga, le toca el turno a Talavante y a su capacidad lidiadora.
La lidia del toro
Copio literalmente los siguientes párrafos, entresacados del libro de Gregorio Corrochano “Teoría de las corridas de toros” (1962):
“Es frecuente en la afición novata entender por lidia: esfuerzo, vulgaridad, trabajo de trotarruedos, toreo de gañanía, torpeza.
Lo torpe es entender así la lidia, que es finura de observación, vista, inteligente conocimiento de las reses, facilidad de adaptación, dominio del toro y del toreo.
Un gran lidiador es siempre un gran torero, con raíces clásicas, aunque se permita por las circunstancias, licencias modernas y personales”.
Si hubiera que poner hoy un ejemplo gráfico de lo que es la lidia de un toro. Mejor aún, si tuviéramos que elegir las imágenes actuales que mejor ilustraran el texto de Corrochano, lo mejor sería recuperar la faena que hizo ayer Alejandro Talavante al sexto toro de la corrida de Jandilla en Málaga.
Y cuando digo faena, no hablo de faena de muleta pues la lidia del toro y el toreo empiezan desde que el toro sale por la puerta de chiqueros y si me apuran (y siguiendo también a Don Gregorio), antes de que salga.
Se encontró Talavante en el último de su lote y último de la tarde con un toro (he dicho toro, ojo) de Jandilla feo, basto, corto de cuerpo y de cuello que desarrolló desde la salida una clara tendencia a la huida.
Era difícil sujetarle pero el extremeño se fue en pos del burel manejando el capote con elegancia y suavidad y, sobre todo, con mucha eficacia, haciendo al toro, enseñándole a embestir.
Talavante enseñando a embestir al toro (Fotografía de Pablo Cobos)
No fue lucida la actuación de la cuadrilla pero al toro se le midió en varas. No cambió el comportamiento del astado en banderillas por lo que el toro llegó a la muleta como salió a la plaza. Declaradamente manso. Un manso huido pero con casta.
Talavante que había estado muy atento en los tercios anteriores y que sabía ya como era el toro, se fue hacia él con la decisión del que tiene muy claro lo que había que hacer con él toro. Decisión que no nos sorprendió.
Y ahí continuó la lección de toreo iniciada en el primer tercio y, que se convirtió, en la muleta en clase magistral del buen toreo.
No voy a contar la faena. Grabada está y circulará seguro por Internet (¿O no?). Baste decir que el diestro se entretuvo en sujetar al toro, en no dejarlo salir nunca de la muleta. Por eso, los muletazos fueron muy cerrados, de un cuarto de vuelta, de media vuelta, de vuelta y media… de dos vueltas y media, con el toro prendido en los vuelillos de la muleta, para que no se fuera a su querencia.
El muletazo cada vez más cerrado (Foto de Pablo Cobos)
Y es que hablando de querencias, otra de las notas destacables fue el espectacular manejo de los terrenos que hizo Talavante con este toro. El terreno en el que planteó la faena. El terreno al que lo quería llevar el toro y el terreno en el que finalmente consiguió imponer su toreo…Teoría de los terrenos.
Y es que fue el diestro (no el toro) el que, en todo momento, acababa decidiendo (no sin lucha, a veces) donde realizar el toreo. Faena de imponer su toreo al toro, no adaptándose a él.
Para remate, otra lección de catedrático fue la que dio Talavante en la preparación de la estocada que rubricó la clase de ayer.
Quería Talavante matar al toro en la suerte contraria. El burel situado a favor de querencia no se paraba y no dejaba colocarse al torero. Talavante insistía pues tenía muy claro (¡Que cabeza torera tiene este torero!) donde había que matarlo.
Otro diestro, en esas circunstancias y porque el tiempo pasaba, le hubiese cambiado los terrenos al toro y entrado a matar en la suerte natural donde el toro (a contra de querencia) le hubiese dejado citar cómodamente pero donde no le hubiese ayudado nada con lo que todo habría acabado en el habitual pinchazo.
Nuestro torero, no. Muy resuelto sacó al toro al tercio, ya cerca de la zona de toriles, casi a favor de la querencia de chiqueros. La estocada, desprendida, entró sola.
El entusiasmo del público malagueño (cada vez más fino en su apreciación de toros y toreros) se desbordó pues a la lección lidiadora Intuida por los espectadores (y que tanto hubiera elogiado un Gregorio Corrochano) se había unido la elegancia del trazo, la templanza en el manejo de los engaños, la complejidad de movimientos del cuerpo y de los brazos (muñecas, codos y hombros) que tanto caracterizan a este grandioso torero.
En resumen, Talavante estuvo Inmenso y lo mejor de ayer fue la magistral lección de lidia y buen toreo que dio este diestro en la Malagueta.
Talavante, con su peculiar estética, en el principio de faena a su primer toro (Foto J. Bueno)
Y los toros justos de presentación,raza y fuerzas.
ResponderEliminarVálido es mencionarlos.
Rioba.
Cuando se es torerista antes que torista, se pierde objetividad y otras "cosas" más.
ResponderEliminarVivan los toreros, con medios toros.
Un saludo desde Creta.
Abdul Anal Anol
Rioba
ResponderEliminarLa corrida de Jandilla estuvo, en mi opinión y en la de toda la prensa, bien presentada y con pitones. El primero de Talavante fue un toro noble pero que se rajó al final. El segundo, un manso huido.
Justo es decirlo.
Saludos
Abdul Anal Anol
ResponderEliminarGracias por su comentario
Saludos
José, aunque no he visto la faena de Málaga, me viene a la memoria una faena suya a un "TORO-TORO" en San Isidro el año pasado, después del faenón a "Cervato", creo, un "TORO-TORO" manso con movilidad que al principio nadie dió un duro por él y lo terminó metiendo en la muleta.
ResponderEliminarTalavante es un torero que además de tener una marcada personalidad tiene respuestas técnicas para muchos tipos de embestidas. Precisamente, los amantes del "TORISMO"???? deberán acordarse de cómo estuvo hace unos años con un toro de Adolfo Martín, aunque no lo mató...
Un saludo
Alberto
ResponderEliminarMe ha gustado mucho que remarque usted la palabra "toro-toro" porque, efectivamente, la lidia se alzaprima mientras más complicadas sean las reacciones del animal al que se enfrenta el torero.
Mientras más fiero y duro sea el toro más importancia tiene lo que (desde el punto de vista lidiador) le pueda hacer el diestro.
Este torero (Talavante) ha probado, creo que sobradamente, su capacidad para lidiar y torear cualquier tipo de ganado.
El toro de Jandilla lidiado en Málaga al que nos referimos en la entrada estaba muy bien presentado y muy astifino (como se observa en la fotografía que hemos insertado al principio de la mini-crónica).
Si bien no era un manso con sentido, todos los aficionados sabemos lo complicado que es sujetar a toro que sólo piensa en huir.
El torero dio una clase de maestría por los terrenos en los que fue planteando la faena y por el manejo de los engaños.
En mi opinión, por tanto, faena que mereció los honores de Puerta Grande.
Un abrazo