Por Clarito
Dos titulares tremendos y tremendistas. El primero (“El síndrome del tendido vacío”) corresponde a un artículo de Antonio Lorca en la edición digital del País del día 20 de agosto de 2012, donde hace balance de la Feria malagueña. El segundo muy en línea con el anterior (“La fiesta del toro se desploma”) fue publicado, en el mismo medio, el mismo día que acababa la Feria de Huelva.
Llama la atención que se pueda llegar a casi las mismas conclusiones después de dos ferias tan distintas en planteamientos, asistencia de público y resultados artísticos, como fueron las ferias de Málaga y Huelva.
Málaga. La reflexión final
Acaba la feria de Málaga del peor año de la crisis o eso (que este fuera ya el peor año) es lo que desearíamos nosotros. Llega pues el momento de los análisis y las reflexiones.
No se trata de hacer un resumen exhaustivo de la feria malagueña (no es este el sitio ni el lugar) sino analizar y reflexionar sobre algunas claves de lo acontecido en la Malagueta, una plaza que por su nivel de exigencia medio (Málaga es plaza de primera pero no es Madrid ni Bilbao) nos puede permitir coger el pulso real a la temporada y, quizás también, a la fiesta.
Y lo primero que se plantea, a raíz de los lamentos de aficionados y críticos es si, visto lo visto, simplemente fue una mala feria o si, lo que sería más grave, la fiesta toda se encuentra en crisis o –a lo peor- en plena decadencia.
La fiesta necesita público. Mientras más, mejor.
El simpático público de la Malagueta (demasiado escaso este año) antes de entrar a los toros un día de Feria (Fotografía del Diario Sur).
Y lo primero, es recordar que la asistencia de público mediatiza de forma manifiesta el desarrollo del espectáculo.
La fiesta es popular (o debería serlo). Necesita pues público que asista a las plazas con talante ilusionado. Esto, es fundamental. A los toros tenemos que ir dispuestos a dejarnos sorprender por las propuestas novedosas que puedan hacer toreros y ganaderos.
Pero para que asista el público, hoy, en tiempos de crisis, el precio de las localidades (tanto de los abonos como de las corridas sueltas) es presupuesto fundamental.
En Málaga, la asistencia a las gratuitas clases prácticas del Certamen de Escuelas Taurinas fue multitudinaria. El ambiente alegre y magnífico, con mucha gente joven en los tendidos (lo que garantizan la continuidad del espectáculo) propicio el sensacional espectáculo que vimos esos días de pre-feria en el ruedo de la Malagueta.
Los tendidos (¡los de sol también!) abarrotados los días del Certamen de Escuelas Taurinas (Fotografía del Diario Sur).
Uno de los días del Certamen vimos al salir a la plaza a varios niños jugando al toro, lo que hacía años no veíamos.
Por el contrario, los días de corrida normal (eso sí, con precios nada normales y quizás por eso mismo) el público (exceptuando un par de tardes) brilló por su ausencia. Es de las veces que menos espectadores hemos visto en una plaza de toros.
Mari Paz Vega da la vuelta al ruedo, con los tendidos desiertos, después de cortar una oreja (Foto del blog “Peña Taurina Mari Paz Vega”)
Y es que el precio de las entradas en Málaga ha sido a todas luces excesivo. Nada que ver con los precios de Huelva (plaza llena todos los días) ni Badajoz (plaza llena todos los días). Y que no se aduzca el nombre de José Tomás pues al año pasado tampoco apareció en nuestro abono y hubo bastantes más espectadores.
El modelo Badajoz
El modelo Huelva
No entiendo, ni se entiende, aun siendo consciente de que el tema precios es materia puramente empresarial, que la limitación del importe de las localidades o los descuentos aplicables no fuera dato contractual del Pliego de Condiciones, aquel con el que se eligió a la empresa actual.
Tampoco entiendo, ni se entiende, que se pretenda convertir a Málaga en Plaza de Temporada en plena crisis económica del país.
Por ello y pese a que los carteles habían gustado (este año con pocos reparos) a los aficionados, no hubo público. Lo que vuelve a demostrar que los aficionados (con todas nuestras buenas intenciones) no somos suficientes para mantener la fiesta. Es hora de que nos vayamos enterando.
Los carteles de este año habían gustado a los aficionados. Sin embargo, no tuvieron atractivo para llenar la plaza ninguna tarde. Es hora de que entendamos que el espectáculo se debe diseñar para el público no para el criterio (por muy selecto que sea) de las minorías de aficionados.
La seriedad preside la organización del espectáculo en la Malagueta
Precio de las entradas aparte, si algo ha caracterizado a la nueva empresa malagueña ha sido la seriedad y formalidad con la que se han planteado las cosas.
Creo que es la primera vez en muchos años, que los corrales de la Malagueta no son noticia, lo que ya es noticia.
Y un pequeño detalle: El nombre de las localidades.
Puede no tener importancia pero como espectador no me gusta que me quieran engañar que es lo que han hecho las dos empresas anteriores cambiando el nombre de las localidades y llamando tendido alto a lo que siempre ha sido la grada de la plaza (primer piso) y llamando grada a la andanada (segundo piso) con lo que se jugaba al despiste con el espectador desatento y con el foráneo que nos visitaba. Algo ante lo que que debían haber estado más alertas las asociaciones de abonados o las de defensa del consumidor pero que nadie se tomó nunca (según creemos) la molestia de denunciar.
Por fin esta empresa ha corregido el abuso de las anteriores y, al parecer sin que nadie le obligue, arreglado el desafuero. Ya era hora.
Cartelillo de precios de Málaga. Los precios no han sido–en valor absoluto- muy superiores a los de Huelva. Sin embargo, el mayor número de corridas y la categoría de los toreros desequilibraba la balanza a favor de la ciudad choquera.
Y un pequeño detalle que tiene su importancia: La nueva empresa ha recuperado la denominación tradicional de Tendidos, Gradas y Andanadas que las empresas anteriores habían trastocado. En Málaga vino en llamarse equívocamente como Tendido Alto lo que en realidad era una Grada. Con engaño del público desatento y de los espectadores foráneos.
También hubo más seriedad en los planteamientos presidenciales. Tanto en los reconocimientos como en el palco durante las corridas.
El único baldón fue que se fueran, sin Puerta Grande, Talavante y Diego Ventura, quienes lo merecieron sobradamente a juicio de este cronista y, lo que es más importante, a juicio del público malagueño.
No entro en el tema orejas pues la casquería me importa un bledo (lo que, por cierto, no les ocurre ni a los aficionados rigoristas ni a los Presidentes de las Plazas, a quienes el tema de la concesión de trofeos trae a maltraer) pero si que me importa que los toreros, de a pie o a caballo, puedan recibir el merecido homenaje que los públicos quieran dispensarles. Voluntad popular, que se llama.
Y, en este sentido, hagamos crítica al Reglamento Andaluz que ha sustituido –en las plazas de primera- la voluntad popular por la voluntad de una única persona pues en Málaga se precisan dos orejas (y la segunda es de competencia exclusiva de los Presidentes) para salir a hombros por su Puerta Grande. Se piense como se piense, y por muy docto que sea el Presidente, una opción reglamentaria que es muy poco democrática.
La actuación de los dos equipos presidenciales ha sido, esta feria, más que correcta. Falta algo de coordinación de criterios pero el principal problema no ha estado en el palco sino en la aplicación del Reglamento Andaluz que (muy poco democráticamente) sustituye la voluntad popular por la de una única persona. Lo que puede propiciar conflictos innecesario (Fotografía del Diario Sur).
Lo que pasó en el ruedo. Los toros
Pese a todo los pesares y pese a la ausencia de ambiente en los tendidos, el espectáculo deparó algunos momentos de pleno interés junto a otros de menor brillantez. Vamos, como siempre ha ocurrido y ocurrirá en nuestra fiesta taurina.
Por lo que respecta a los toros, lo primero es recordar que la presentación de las corridas ha sido más que aceptable este año, especialmente los primeros días. Anotemos como excepción los cuatro toros del Pilar, lidiados la penúltima tarde que, aunque altos de agujas, fueron muy vareados y con las caras muy lavadas. Impropios de lo que ya se estila en esta plaza.
Uno de los toros del Pilar lidiados en la última corrida a pie. La excepción que confirma la regla de la buena presentación de las corridas este año (Fotografía del Diario Sur).
Y gracias a esta más que aceptable presentación de las corridas, pasaron pues a la historia los históricos reconocimientos del ganado y el consiguiente “baile de corrales” característicos de la Malagueta en temporadas pasadas.
En consecuencia, todas las faenas de los corrales se efectuaban con puntualidad y, por tanto, a las 12 del mediodía ya se había acabado el sorteo, tal y como ordena el vigente Reglamento. Normalidad nada normal otros años.
Sin embargo, si la presentación (sobre todo, los primeros días) no ha merecido reproches si que, por el contrario, no podemos estar contentos con el comportamiento de las reses muy lastrado por una falta de fuerzas generalizada de la que sólo escaparon algunos pocos toros sueltos.
La falta de fuerzas que se ha traducido en comportamientos defensivos no ha llegado al punto de que los toros rodasen por la arena. Hace años que se ha erradicado ese problema. Como excepción, este toro del Torero, lidiado el primer domingo de Feria en una corrida muy bien presentada aunque muy floja (Fotografía del Diario Sur).
Y es que parece que este es el gran problema del presente año. Los toros comen poco y vienen con pocas fuerzas. Si, además, la suerte de varas no se ejecuta bien (como ocurrió, sobre todo, los primeros días), las reses acaban –casi siempre- a la defensiva.
Y es que, igual que las fuerzas y la movilidad enmascaran muchos defectos, cuando las fuerzas fallan estos afloran por doquier y las virtudes que pudieran tener los toros (clase, nobleza, suavidad, casta, fiereza) quedan inéditas.
En ese contexto, destacaron los toros del Tajo y la Reina, propiedad del otrora torero (gran torero) José Miguel Arroyo “Joselito” que presentó una corrida muy desigual pero interesante, y los de Jandilla, astifinos y de muy buen juego. Jandilla trajo una gran corrida de toros.
Uno de los Jandillas. Una corrida muy bien presentada y de muy bueno y variado juego (Fotografía del Diario Sur).
Interesante también, con muchos matices, los de Garcigrande, de desigual comportamiento y justa presentación, que propiciaron una gran tarde de toros. Fue la corrida más entretenida de la feria, con la excepción de los murubes del Capea lidiados para rejones el último día.
Uno de los toros de Justo Hernández (Hierros de Garcigrande y Domingo Hernández). Un toro, aunque terciado, de aceptable presentación para un comportamiento interesante y variado. Fue la tarde más divertida -con permiso de la de rejones- (Fotografía del Diario Sur).
Decepcionaron finalmente los “guardiolas” ganadería muy del gusto de la afición malagueña. Pero sobre cuyo juego hablaremos en otra entrada próxima al analizar la experiencia del “ojo de la cerradura”.
Mari Paz Vega ante uno de los toros del Tajo y la Reina (concretamente, el primero de la tarde). Junto con Jandilla la mejor corrida de la feria (Fotografía del Diario Sur).
(Continuará…)
Los precios de las entradas son abusivos. Soy de Salamanca que es la misma empresa que Málaga (se turnan los "Chopera" y los "Choperitas") y es una pena que sean los toreros los que se den cuenta del tema (Perera, Juli, Talavante...los "proscritos" para algunos...) cuando deberían ser, sobre todo, los empresarios los que tomaran cartas en el asunto.
ResponderEliminarPor cierto, hablando de empresarios, los silencios empresariales ante la barbaridad "de los que matan personas" en el país vasco es algo sospechosa...
Perdón si suena fuerte pero ya estoy harto...
Un saludo
Alberto
ResponderEliminarCoincidimos totalmente.
No conozco los precios de Salamanca pero en Málaga el abono ha subido este año pese al descuento pues había mayor número de corridas. Consecuencia: Muchos menos abonados.
NO entiendo que las empresas prefieran media plaza con precios caros que una plaza llena con precios baratos.
Que hubiera mucho público pagando lo mínimo posible era la obsesión de Joselito el Gallo. De ahí su invento de las Monumentales.
Hoy siguen su estela de preocupación por los precios de las entradas algunos toreros.
Pero, como usted dice, y los empresarios ¿Qué?
Un abrazo
PD: Lo del País Vasco no tiene calificativos y la actitud de muchos taurinos (y no taurinos) es -en mi opinión- inaceptable y de juzgado de guardia.
Análisis sosegado alejado de posturas extremistas, el que hace Clarito en esta nueva entrada.
ResponderEliminarToca muchos aspectos significativos no sólo de la feria de Málaga, sino que este análisis se puede extrapolar al resto de la geografía taurina. Especialmente interesante es la justificación de la baja asistencia a la feria mediante el análisis aficionados/público/ precios.
Vamos a partir de un hecho incuestionable: Los aficionados no somos capaces de llenar las plazas (PUNTO). Por tanto, necesitamos público, (al que muchas veces los aficionados infravaloran, incluso molesta “¡Vaya gente más rara que ha vendido hoy a la plaza! que sale desde el sector intransigente venteño).
CONCLUSIÓN: El espectáculo y la fiesta necesita público (PUNTO).
Hoy en día (salvando la excepción de José Tomás), por la situación económica que atraviesa el país y los precios que se manejan en los espectáculos taurinos, en muchos casos inaccesibles (tendidos de sombra 60-70-80€; sol a 35-40 €), a lo que unes la incomodidad de las plazas, calor extremo, que lo acontecido en el ruedo raras veces despierte verdadero interés para el retorno de los no aficionados… dan como resultado una asistencia muy baja en esta temporada. No sólo en Málaga. En el norte, donde el poder adquisitivo es más alto, está ocurriendo lo mismo, S. Sebastián, media plaza con Morante-Juli-Talavante, Bilbao en el 50 aniversario (un cuarto encerrona Fandiño y media plaza con figuras), y ahora en la Semana Grande aunque con mejores entradas sin llenar en ningún caso…. En Ciudad Real, buen abono con dos tardes muy rematadas, media plaza… y así por el resto de nuestra piel de toro.
Pero ¿qué pasa si bajamos los precios…? en Málaga se ha llenado en las clases prácticas. Del mismo modo, en Madrid en el ciclo de novilladas de julio (precio general 10 € y horario domingo a las 8 de la tarde), entradas que en ningún caso han bajado de los 8-10.000 espectadores. No lo digo por las crónicas, sino porque he asistido a alguna. Cuando los precios y los horarios vuelven a la “normalidad” en las corridas de agosto (incluido el 15), máximo 3-4.000 personas. ¿No tiene más interés para el público en general estas corridas que las novilladas?, siendo ambas en periodo estival. Conclusión: DETERMINANTE EL PRECIO.
Destacable lo que están haciendo el Juli y Perera de pagar de su bolsillo la mitad de la entrada de los jóvenes. Pero estas acciones aisladas y restringidas, deben generalizarse. Que el sector taurino se una, analice la situación, abarate costes, busque soluciones innovadoras y sobre todo que empiece por lo más sencillo: REDUCIR PRECIOS para atraer al público en general. Es hora de invertir. Reducir precios no necesariamente significa reducir ingresos. Mejores entradas aunque a menores precios ,generan más ingresos que muy pobres entradas a precios altos. El pueblo, sin el cual no se entiende la historia de la tauromaquia, y del país (ya lo dijo Ortega y Gasset) aunque les pese a algunos, y el respaldo popular deben volver a ser los verdaderos paladines de la fiesta frente a cualquier ataque (antitaurinos, nacionalistas, políticos…). Aunque conociendo al sector taurino esta propuesta me parece una quimera.
Un saludo
Luis Miguel López Rojas
Luis Miguel
ResponderEliminarPoco resta por añadir a su sesudo comentario.
Por lo que veo, coincidimos en la necesidad de llevar más gente a las plazas, lo que exige abaratar precios de las entradas y quizás, reducir costes.
Reitero la necesidad de que los toreros renuncien a su caché y vayan a porcentaje como otros artistas.
Y algo importante que el precio de la entrada esté en función del poder de convocatoria de los actuantes.
Un abrazo