Por Fernando Cámara
1 de junio de 1916. Joselito en Madrid con el toro Corchero de Graciliano Pérez tabernero (marcado con el número 15, negro, listón, bragado, pequeño y bien puesto de pitones según la revista El Toreo). Joselito que estuvo sensacional con este toro de Graciliano se dobla por bajo, dando el pecho al toro en ejemplo de lidia completa. Por cierto, que en el quinto, muy manso, se vivió una situación que Luis Fernández Salcedo incluyó en uno de sus Cuentos del Viejo Mayoral. Paco Madrid que alternaba con José le agarraba el pitón al toro, muy cerrado en tablas, para que Joselito pudiese entrar a matarlo. Recurso extremo de la vieja lidia.
Nota de LRI. Andamos empeñados desde este blog en convertir una corrida de toros al uso (cualquiera de ellas) en una corrida de toros con argumento. Una corrida con un guion diferente al habitual.
Para eso, y como experiencia, hemos propuesto la corrida de Guardiola que torearan en la Feria de Málaga este año, los diestros El Fundi, José Luis Moreno y Luis Bolívar.
Como queremos que la suerte de varas y la lidia sean los argumentos centrales de esa tarde, nada mejor que la opinión de ese gran torero y mejor profesor que es Fernando Cámara, para recordarnos algunos de esos conceptos lidiadores que cada vez tenemos más olvidados los aficionados.
La lidia toda, atada y previsora,
sabio ajedrez contra el funesto hado.
(Gerardo Diego. Elegía a Joselito. 1926)
El torero en movimiento
El movimiento de la lidia, soportado con un juego de piernas y movimientos danzantes, es decir, el realizado bajo las pautas de la estética y la plasticidad pero basado en los movimientos sobre el terreno, es el tipo de toreo que no aparece en los ruedos del momento.
La lidia que hoy no se ve, basada en movimientos sobre el terreno pero bajo pautas de estética y plasticidad. Joselito, ya en pie, en otro momento de su faena a Corchero, el día 1 de junio del 16 en Madrid.
En mi opinión creo que no hay toreros preparados para este tipo de lidia ni público que comprenda y entienda donde está su mérito, pero no se imaginan ustedes como lo echamos de menos. Tan solo Morante ha sabido proponer algunas pinceladas en este sentido y no siempre ha sido perfectamente comprendido.
Primeros compases de la faena de Morante en Bilbao a un toro de Núñez del Cuvillo el año pasado. Faena que provocó inicialmente la incomprensión del público que, sin embargo, acabaría entregado al torero. La fotografía es magnífica pues el fotógrafo (que no es otro que nuestro buen amigo y mejor aficionado, Paolo Mosole) ha sabido elegir muy bien el momento del muletazo que mejor ejemplifica la propuesta del torero.
En la actualidad, el aficionado y el público están demandando inconscientemente una lidia a la que se añada una buena dosis de movimientos tradicionales del toreo a la antigua. El movimiento, al que me refiero, es el necesario para darle sentido a la lidia moderna: Adaptar al toro para el momento álgido de la faena donde el torero consigue la quietud y la ligazón.
En los pasados Sanfermines, Javier Castaño obtuvo un incuestionable y rotundo éxito con Intruso de Miura. El público (quizás inconscientemente) empieza a demandar una lidia distinta lo que está obteniendo adecuada respuesta por parte de los toreros más atentos a los requerimientos de los aficionados.
Hablaremos ahora de los dos tipos de movimientos que yo he querido realizar en mi época de profesional y que, en mi opinión, son válidos y necesarios para alcanzar el triunfo.
Primer tipo de movimientos.
El primer tipo de movimientos, es el que se realiza para dar recorrido y homogeneidad a la embestida, es decir, limar las asperezas defensivas que adoptan los toros e incitarlos al ataque con fijeza y rectitud a los engaños, intentando evitar el derrote defensivo.
Para conseguirlo, el movimiento tiene que contener principalmente connotaciones de huida (y que así sea percibido por el toro) y la muleta viajar a la altura adecuada a la visión del toro pero fuera del alcance de los derrotes con los pitones.
Paco Camino en México con Traguito. El torero persigue al toro (manso) pero una vez en la muleta efectúa movimientos de huida para que este se encele. Merece la pena revisar este video que ya insertamos en otra entrada del blog
Por tanto, al viaje de la muleta delante de la cara del toro debe acompañar un correcto juego de piernas, cintura y muñeca que no deje al descubierto el cuerpo.
Hay que ganar, a su vez, ligeramente el pitón contrario del toro, pero sin excesos que lo obliguen para que no adopte una actitud defensiva, sino que ponga de manifiesto su instinto dominador pensando que el enemigo esta huyendo y confíe su embestida a su propia hegemonía, obedeciendo a las leyes naturales de selección, establecidas en los animales salvajes, dentro de su propia manada.
Hay que ganar el pitón contrario de forma moderada. Sin excesos (Morante en las Ventas)
Segundo tipo de movimientos
Una vez conseguido lo anterior, con el movimiento que propone el torero sobre los terrenos del toro, ante la cara y sobre los tercios de la plaza, hay que poner en práctica el movimiento artístico dentro del muletazo, una vez alcanzado un buen grado de estoicismo y, sobre todo, de estatismo durante la faena. En este momento, aparece la ligazón y se percibe el dominio total del torero ante el toro que también, de esta forma, durante la lidia, se ha sentido primero ganador y luego sometido.
El movimiento en esta fase de la faena hay que realizarlo con el traspaso de pesos de una pierna a la otra y con el giro del tronco por medio de la cintura del torero, acompañando en todo momento con el pecho la cara del toro, desde que se inicia el muletazo hasta que se acaba detrás del torero.
José María Manzanares es uno de los toreros que más correctamente juego con el traspaso de pesos de una pierna a la otra lo que confiere una indudable estética a su figura, como se aprecia espléndidamente en esta otra sensacional fotografía de Paolo Mosole.
El movimiento de cintura, muñeca y piernas es imprescindible para quedar colocado siempre correctamente para el siguiente muletazo.
Hay dos tipos de movimientos
Conclusión: Hay dos tipos de movimientos, el de la lidia y los terrenos, y el que se imprime dentro del muletazo.
Por tanto, cuando un toro no llega a ser ofensivo en su embestida y se mantiene defensivo, no tiene sentido el estatismo, tomando protagonismo el movimiento lidiador.
Cuando el toro se pone a la defensiva, cobra protagonismo el movimiento lidiador (Ejemplo del primer tipo de movimientos. Fernando Cámara en Madrid)
Cuando por el contrario el toro adopta una defensa ofensiva, atacante, cobra sentido el movimiento dentro del muletazo y el estatismo del torero.
Cuando el toro es ofensivo aparece el estatismo del torero y el movimiento del propio muletazo (Ejemplo del segundo tipo de movimientos. Fernando Cámara en Madrid)
Esta es una definición de la lidia completa, pero sobre todo es la recuperación de la lidia por medio de movimientos estéticos, danzantes y sobre todo éticos, sin escatimar momentos de lucimiento durante toda la faena.
Se reivindica aquí un concepto de la lidia basado en movimientos estéticos que no suponen renuncia al lucimiento del diestro ni merman su carga ética (El autor del artículo toreando en Madrid)
Selección de imágenes y comentarios a pie de foto: Jose Morente
Extraordinaria entrada (como siempre). Cuando hace referencia a "ganarle el pitón contrario pero sin excesos, me ha recordado a una frase, no sé si de E.Ponce que dice "quitarle la razón pero sin llevarle la contraria...".
ResponderEliminarLas fotos que ilustran la entrada sensacionales y con vuestro permiso y sobre todo del maestro F.Cámara, os las voy a "tomar prestadas" para mi fichero particular.
El pase de pecho me recuerda a uno bestial que vi de Juan Belmonte, bueno a una foto, claro.
Un saludo
Ojalá salgan toros y toreros que permitan ver una lidia como menciona el autor.
ResponderEliminarA esperar.
Ultramarino.
No recuerdo haber comentado en este blog. Sencillamente porque no he hecho otra cosa que deleitarme con la lectura de sus textos y la impresionante fotografía testimonial; y eso, cuando he dispuesto de tiempo para analizar la profundidad con la que se tocan los fundamentos.
ResponderEliminarHoy sin embargo aparece la expresión "sometimiento" con la que nunca estuve de acuerdo. Mi percepción cuando de Toro fiero se trata -siempre dentro de una bravura importante- es la de que el Toro acaba por reconocer en el lidiador a un amigo que lo ha convencido de que quién realmente le ofende es "eso rojo en movimiento que lo excita" y que trata de ayudarle a conseguirlo a modo de aliado.
En faenas de las reconocidas como dominadoras -imprescindible la suerte cargada- se ha observado como el Toro que cuando es bravo y fiero difícilmente tiene un pelo de tonto, evita el espacio ocupado por el espada, e incluso en momentos de cercanías -no encimismo- de ligar sobre el compás el Toro llega a apartarle con la pala del pitón.
Le ruego disculpe lo que pueda parecer intromisión en la decencia del buen trato que desde este blog se le da al Toreo. Ha sido un pensamiento en voz alta, del que si estuviere en un error le agradecería me lo comentara.
Saludos de Gil de O.
Alberto:
ResponderEliminarGracias por su comentario.
Efectivamente puede usted tomar prestadas las fotos que guste.
Por lo que respecta al pase de pecho muy belmontino y (aunque Fernando no lo quiera reconocer por pudor) excepcional
Un fuerte abrazo
Ultramarino:
ResponderEliminar¡Así sea!
Un abrazo
Gil de O.
ResponderEliminarLo realmente importante en la lidia es conocer al toro, hacer un análisis de la psicología del mismo y para ello los elementos a estudiar son su mirada, su forma de moverse, etc. Esto indica la forma de defender su hegemonía, la cual es muy distinta en cada toro, pero sigue unos parámetros mas o menos generales.
Como bien dice Gil de O, no todos los toros -como creen muchos aficionados- se pueden someter, pero si se puede dominar a todo tipo de toros. Esto depende siempre de las facultades y habilidades del torero.
No se puede someter al toro que su embestida no lo permita, es decir, un toro ofensivo (bravo) y que humille puede ser sometido, pero el defensivo que ignora o desiste seguir la muleta con bravura, no se puede someter, aunque si dominar.
De alguna manera, los toreros con las habilidades y las facultades apropiadas, someten a todos los toros a su lidia -no siempre del gusto del público. En mi opinión, considero sometimiento al toreo por abajo, ligado y redondeado, esto claro está, lo permite un porcentaje de toros no muy amplio.
Estoy de acuerdo en que algunos toros pueden llegar a considerar al torero como un aliado -me parece una magnífica apreciación-.
Yo lo definía de otra forma, pero ahora que lo pienso, he podido observar que cuando se pelean tres toros, siempre es uno solo el agredido por los otros dos. Por lo tanto, si el torero es capaz de provocar esta consideración en el toro puede que sea aceptado, por este, como un aliado para desterrar a ese trapo rojo que lo desafía.
La característica más importante y clara para que un toro durante su embestida ignore al torero es la fijeza, la cual no se entiende si no hay una gran dosis de bravura, pero el trazo semicircular que describe un toro durante el muletazo es debido, principalmente, a los precisos y casi imperceptibles movimientos de muñeca, colocación del cuerpo y de muleta ante la cara del toro ayudado por el juego de piernas que facilita la colocación para el siguiente muletazo.
En su día, los aficionados prácticos de Málaga, pudieron apreciar como una vaca no aceptaba los muletazos hasta que el torero le enseñaba el cuerpo convenciendala de que el enemigo era el trapo rojo.
Saludos a los que se interesan por la ciencia y el arte del toreo...
Fernando Cámara