Antonio Reverte (I) ¡No te tires, Reverte!

 

Antonio Reverte, un moderno. Con el automóvil que trajo de la Exposición Universal de París de 1900 (regalo de Paola di Monte) y que alcanzaba la escalofriante velocidad de ¡15 Km/hora!. Hizo poner dos hileras de ladrillo en las calles de su pueblo, para que el ingenio motorizado no se le “descuajeringase”. También llegó a poseer un globo aerostático.

 

Antonio Reverte, torero de coplas y leyendas

Cuando hoy día calificamos a algunos diestros contemporáneos de toreros mediáticos creo que exageramos al aplicar el término.

Mediáticos son hoy los futbolistas y mediáticos de verdad fueron en su época los toreros como Luís Mazzantini, todo un personaje, al que ya conocemos por varias entradas de este blog o como el bravo y arrojado Antonio Reverte, torero de leyenda, y del que hace unos meses contábamos parte de su historia al hilo de unas preciosas coplas por sevillanas muy antiguas que recuperó Doña Concha Piquer (ver la entrada de este blog: El pañuelo de Reverte).

A Antonio Reverte el pueblo le dedicó numerosas coplas, como las sevillanas que cantaba Concha Piquer o como estas Aleluyas tituladas graciosamente “Lo que más gusta y divierte o Aleluyas de Reverte”.

Sin embargo el perfil del valiente y mediático torero de Alcalá del Río quedaría incompleto si no hablásemos de su toreo, de su trayectoria taurina y sobre todo de la tremenda cogida que sufrió en Bayona. Una de las más graves de la historia de la Fiesta.

 

Un cartel de feria con dos mediáticos: Mazzantini y Reverte, quienes torearon, mano a mano, en Alicante los días 30 de junio y 1 de julio de 1894, con toros del Duque de Veragua (ganadería que fue antes de Vicente José Vázquez) y de Félix Gómez (ganadero de Colmenar Viejo).

 

El toreo de Reverte. Corto y seco, pero valeroso

Detalle del cartel anterior. Reverte ejecuta una de sus suertes favoritas y quizás la que le dio más fama: El recorte capote al brazo.

José María de Cossío define el perfil de Reverte como torero torpe, ignorante de la técnica y fiado al favor del público.

Lo opuesto, dice, a Guerrita, ágil y y pronto, conocedor y practicante riguroso de la técnica y, sobre todo, desdeñoso con los aficionados. Mientras que el Guerra mantenía el ceño fruncido en sus mejores tardes, Reverte concitaba la simpatía del público después de una mala tarde sólo por una sonrisa.

 

Con el título “La Giralda y la Mezquita” se publicaba en el nº 46 de la revista Sol y Sombra (03-03-1898) un estudio comparativo sobre Guerrita y Reverte, en el que se incluía la foto del diestro de Alcalá del Río que aquí insertamos.

Aunque los sevillanos le echaron a pelear con el Guerra (igual que antes lo habían intentado con el Espartero), Reverte no era competencia alguna para el diestro de Córdoba. Pero, a pesar de todo le acompañaba una aureola popular que no le abandonó nunca y que se acrecentó incluso a su muerte, muy joven, a la edad de 33 años.

Reverte en un quite. Madrid, 1896.

Guerrita en un sensacional quite también en Madrid pero dos años después, el 13 de marzo de 1898. Toreaba junto con Reverte la 2ª corrida del abono de esa temporada.

 

Reverte citando de muleta con la derecha a un toro de Veragua en Madrid (7 de mayo de 1899. 6ª de abono).  Y aunque toreaba “parado y ceñido”, su estilo no era depurado.

Al contrario que el de Guerrita, quien se presentaba así de tranquilo ante el toro para torear al natural con pleno clasicismo(Madrid. 13 de marzo de 1898. 2ª de abono)

De su repertorio, sólo destacan los recortes capote al brazo, suerte de sabor campero y poco practicada en las plazas, que el ejecutaba ligando varios lances seguidos, los cites a muleta plegada, y su estocada, si no de depurada ejecución, valiente y arrojada y, con frecuencia, en los medios de la plaza. 

Reverte recorta capote al brazo en Nimes el 8 de julio de 1898 (la misma corrida cuyo paseíllo se insertaba unas líneas atrás)

También era característico su inicio de faena citando a muleta plegada.

Estocada en los medios a un toro de Carriquiri en la feria del Pilar de Zaragoza, el 13 de octubre de 1898.

Pero su planteamiento, acortando las distancias de toro y torero, olvidando cualquier conato defensivo, toreando con reglas, sin reglas y contra las reglas, le convierten en un diestro precursor (en parte y junto al Espartero) del patetismo belmontista.

No obstante, al basar su toreo en el conocimiento de las suertes, que por el contrario desconocía, su apuesta no podía triunfar y por ello, su trayectoria se convertiría en un reguero de dolor y sangre, donde el desplante (de pie o rodilla en tierra) en quites y, en su caso también después de las estocadas, jugaría un papel primordial como luego lo jugó en Belmonte.

Reverte remata un quite. Madrid, 7 de mayo de 1899. 6ª de abono

Reverte se desplanta en Santander después de un coleo ante un toro de Martínez de los antiguos (los de antes de la cruza con el Diano de Ibarra).

Reverte se desplanta ante un toro después de la estocada.

Barcelona, 5 de junio de 1898. Reverte se desplanta  después de matar al toro, pero ahora lo hace de rodillas y en los medios. El toro pertenece a la ganadería de Pablo Romero. En un desplante similar le cogería en Bayona el toro de Ibarra que truncó su carrera taurina.

Aunque en el caso de Juan,  acrecentado y adobado el alarde por su mejor y más exquisita técnica torera y, sobre todo, acompañado por la evolución del estilo de bravura en el toro que propició Joselito y que hizo posible el cambio hacia esos planteamientos más estéticos.

Reverte y su cuadrilla en el hotel “los Cisnes” de Jerez de la Frontera, antes de torear con Guerrita una corrida de Villamarta. Es el día de San Juan de 1898.

(Continuará…)