Luís Mazzantini
Su toreo
El toreo de Mazzantini fue como su propia figura (la que vemos en este paseíllo) tosco, basto, duro y seco aunque, eso sí, demostraba ser muy valiente.
Imagen de ambiente. Paseíllo con Conejito, en una corrida en Béziers que se comenta más adelante.
Sus biógrafos (Sánchez Vigil y Durán Blázquez) han pretendido reivindicarle, pero lo cierto es que leyendo las crónicas de la época sólo destacó en los quites (por largas) y en las estocadas, que son precisamente las suertes donde más falta hace el valor.
Mazzantini entrando al quite en Madrid.
Mazzantini entrando a otro quite (Fuentes y Bombita le acompañan) esta vez en Valencia en marzo de 1897 (fotografía Sol y Sombra)
Además de quites y estocadas, Mazzantini destacó y fue “gente” en la dirección de lidia que entonces se valoraba adecuadamente.
Una imagen del tercio de varas. Frente al barullo del momento de entrar el toro al caballo, aquí se respira tranquilidad. Y eso que Mazzantini sale del quite rodeado de muchos toreros en el ruedo, pero se mantiene el orden en la lidia.
Idéntica situación en Toledo el 25 de agosto de 1898. Parece que el tiempo se ha parado.
En abril de 1897 en Madrid, saliendo de un quite .
Para la lidia, casi tanta importancia como las cualidades y aptitud del matador la tiene la cuadrilla de la que se rodea. En la suya fue pieza clave su hermano Tomás.
La cuadrilla de Mazzantini en 1900: Galea, su hermano Tomás y Regaterín (Lámina de la Lidia 16-04-1900)
Fotografía firmada de 1902 en México. Mazzantini y su cuadrilla de entonces. Tomás, su hermano, sentado a la izquierda de la fotografía.
En aquella época, casi todos los toreros intervenían en todos los tercios. Aquí vemos en esta lámina de la Lidia de 2-09-1895 a Don Luís citando en corto para un par de banderillas.
Siguiendo con su toreo, en el último tercio se limitaba a preparar al toro para la muerte.
Inicio de faena a un toro en Valencia en julio de 1902, muy sereno y erguido, como entonces gustaba el toreo.
Toledo, 25 de agosto de 1898. Armando la muleta y preparando el pase
Una de las pocas fotos que he localizado de Mazzantini pasando de muleta a un toro. Estamos en Nimes en septiembre de 1900. Obsérvese como le auxilia un peón, lo que entonces era aún habitual según lo requiriesen las condiciones del burel.
Estocadas
Pero con todo, la estocada fue su punto fuerte y donde –pese a las carencias de su toreo- sustentó su larga carrera. Y ¿cual fue la clave de su éxito en la suerte de matar? Nos lo cuenta el propio diestro:
“Comprendí que el secreto [de la estocada] estaba en mi estatura, en la fuerza de mis piernas y en la ventaja de mi mano izquierda: en que vaciaba los toros con la muleta de una manera magistral, en que estaba en mi poder ejecutar la suerte [de matar] de una manera instintiva, sin saber que lo hacía”
Sigue el mismo Mazzantini explicando como se colocaba para citar:
“El volapié ha de hacerse así: teniendo al toro perfectamente cuadrado, se arma el espada muy en corto, a medio metro del testuz, porque de largo sólo puede hacerse bien con los toros muy nobles, pero con los otros es muy expuesto, porque en el viaje se enteran de todo lo que necesita el torero que ignoren.
Tal como explicaba, Mazzantini perfilado muy en corto con el primer toro del día de inauguración de la plaza de San Sebastián (9-08-1903), cuyo cartel abría. Le acompañaban Emilio Bomba, Antonio Montes (que sustituía a Reverte) y Lagartijo Chico. Los toros fueron de Ibarra.
Aquí, sin embargo (Fotografía de Hauser y Menet), está perfilado más en largo, lo que según él era admisible en el toro muy noble. El toro aunque demuestra cierta fijeza, está más pendiente del torero que de su muleta. Al fondo, la actitud de Antonio Fuentes y un banderillero muy pendientes y preparados para el quite parece corroborar la dificultad del astado.
La edad no perdona. Pese a los pitones embolados, Mazzantini se perfila muy, pero que muy lejos a un toro con la cabeza muy alta. Estamos en Portugal, en 1904 y se ha iniciado ya su decadencia. Mazzantini se retiró más tarde de lo debido como reconoció después a algún crítico amigo.
Sobre su forma de citar, y a la vista de estas fotografías, me llaman la atención dos cosas: Primero, la forma de liar la muleta (siempre la misma tanto en todas las fotografías que he localizado como en los grabados de la Lidia). Forma de liar, que según los críticos de la época era la "correcta”. Y, segundo, la colocación de la mano derecha, quizás un poco alta, casi a la altura de la barbilla.
Don Luís sigue explicándonos como ejecutaba la suerte:
¿Como lo hacía yo? Casi no lo sé. Era una cosa de instinto, de seguridad. Me afirmaba sobre los pies, erguía el cuerpo, liaba, metía la muleta en la cabeza del toro y resbalando el pie izquierdo avanzaba yo a tiempo que obligaba a avanzar a mi enemigo. Indudablemente mi poder estaba en mi mano izquierda más que en mis piernas. En realidad yo no me he dado perfecta cuenta a pesar de los 3.500 toros que he matado, de esta pasmosa y extraordinaria facilidad que yo tenía para matar al volapié.
La mitad del viaje la hacía yo y la otra el bicho. Cuando el toro está cuadrado me armo en corto. Al mandar con la mano izquierda el que se desvía es el toro, que al descubrirse es cuando se le puede clavar el estoque”.
En realidad, está describiendo la estocada a un tiempo o, en todo caso, la estocada arrancando. Vamos a verlo en la práctica, con las estocadas que propinó a dos de los toros de Miura que mató en Béziers, el 23 de abril de 1899, en un mano a mano con Conejito. Incluimos la reseña del crítico de Sol y Sombra a cada estocada:
Fotografías y comentarios, de la revista Sol y Sombra, de las estocadas al 3º y 5º toro de Miura de la corrida celebrada en Béziers en abril del 1899.
Don Luís había estado mal en el primero (demasiados pinchazos), pero a sus otros dos toros los mató sensacionalmente. Como se ve las descripciones del cronista de Sol y Sombra son absolutamente fieles a lo que ocurrió en la plaza, reflejado en las fotografías, lo que me ha llamado bastante la atención.
Esta fidelidad de lo que contaban los revisteros de entonces respecto a lo que ocurría en el ruedo, nos puede resultar inusual y sorprendente a los aficionados de hoy día acostumbrados a crónicas taurinas de tipo costumbrista (los revisteros de esta línea más representativos han sido –en mi opinión- Antonio Díaz-Cañabate y Joaquín Vidal), mucho mejor escritas que las antiguas, pero bastante menos precisas en los aspectos técnicos del toreo y que no nos explican cabalmente lo que ocurre en el ruedo, sino que pintan el ambiente de la plaza y nos transmiten las meras sensaciones subjetivas de sus autores.
Volviendo a Mazzantini, decían que perfilado con los pies juntos, se dejaba caer encima del morrillo, aunque eso duró sólo tres o cuatro años. Después echaba atrás la pierna derecha (el famoso “paso atrás” de Lagartijo. Su “melecina”), pero la izquierda la mantenía clavada al suelo y apoyado en ella arrancaba a matar.
Mazzantini, en la Plaza de Madrid, arrancando a matar en corto apoyándose en la pierna izquierda .
México, 1898. Esta vez el toro ha necesitado puntilla, lo que en él era raro. La plaza llena para ver al rival de Ponciano Díaz.
En cualquier caso, el título del rey del volapié que le adjudicaron se lo reconocía hasta “el Tato”:
“Mira hijo mío [le decía éste] , Costillares inventó el volapié y yo lo practiqué mejor que nadie. Pero tu das volapiés mejor que Costillares y yo”
El rey del volapié (Lámina de la Lidia 01-07-1895. “Mazzantini entrando a matar”)
(Continuará…)
Sr. Morente:
ResponderEliminarMagnifico y entretenido reportaje sobre Mazzantini.
Me atrevo a predecir que el/los capitulo/s siguiente/s hablarás fundamentalmente sobre el toreo de éste, por ello me gustaria complementar (salvando la distancia de su sabiduria taurina) que no deja de ser llamativo que Mazzantini pese a vivir todas su adolescecncia en Italia, viniendo a España como secretario del cortejo de Amadeo de Saboya, se hiciera matador de toros y con....exito. Recordar también que logró mejorar los honorarios de los diestros e impuso el sorteo de los toros, ya que en esa época escogian las reses el principal torero con el beneplacito del ganadero y en perjuicio de los demás matadores.
Me gustaría (igual lo tienes en mente) que hicieras otro reportaje sobre, un también peculiar torero, como fué Ignacio Sánchez Mejias, torero, actor, escritos, jugador de polo, presidente del Betis, etc. y además precursor de la tertulia literaria junto a F.Lorca, D. Alonso, G.Diego, etc., que luego dió nombre a la generación del 27.
Independientemente de las anecdotas sociales, sería interesante conocer como fué el toreo de Sánchez Mejias, sobre todo por los coetaneos con los que le tocó "lidiar", Joselito, Belmonte, D. Ortega, etc.
Felicidades por el blog.
Saludos.
Sr. Miranda:
ResponderEliminarSobre su toreo creo que ya se comenta lo suficiente en este post al que usted hace sus agudos comentarios.
No quiero adelantar acontecimientos, pero efectivamente mi idea es hablar del sorteo de los toros y los honorarios de los diestros en la siguiente y (espero que) última entrada.
Sobre Ignacio Sánchez-Mejías ya hice hace un tiempo un post sobre su actuación como espontáneo en la Maestranza de Sevilla.
Como es el segundo lector del blog que me pide cosas de este torero, no dude que procuraré satisfacerles a la mayor brevedad posible
Un fuerte abrazo y mi agradecimiento por su atención y seguimiento a este blog.
Buenas noches:
ResponderEliminarQuisiera saber, si es posible, de dónde ha sacado este de Mazzantini:" Comprendí que el secreto [de la estocada] estaba en mi estatura, en la fuerza de mis piernas y en la ventaja de mi mano izquierda: en que vaciaba los toros con la muleta de una manera magistral, en que estaba en mi poder ejecutar la suerte [de matar] de una manera instintiva, sin saber que lo hacía”. Muchas gracias de antemano. Un saludo.