Manuel Torre, la pena sonora que dijera Juan de la Plata
Manuel Torre (Jerez, 1878-Sevilla, 1933) ha sido posiblemente el cantaor de la historia del flamenco que más dependía de su estado de ánimo para poder cantar.
Las noches negras.
Decía Fernando el de Triana, en su libro “Arte y artistas flamencos” que aunque Chacón era mejor cantaor:
“Quien más gañafones le tiraba a uno al alma era Manuel Torres”
Pero eso era cuando le cogía bien, porque cuando le cogía mal….
Cuando le cogía mal, Manuel era un desastre y cantaba peor que un “fandanguero de perra chica”. La gente gritaba pidiendo que le metieran preso. A su irregularidad se unían sus extravagancias, sus “rarezas”. Era aficionado a los galgos, a los gallos de pelea y a los relojes. Y por cualquiera de estas aficiones se podía olvidar de sus compromisos para cantar.
Manuel Torre en su juventud
Capacidad de transmisión.
Pero cuando Manuel Torre quería y podía cantaba no bien, sino excepcionalmente bien. Entonces, emocionaba hasta extremos insospechados, incluso a aquellos que no les gustaba o conocían el flamenco.
Según Juan Talega, su voz tenía un “sonío” que se metía en la cabeza y su eco te duraba tres días. Con él en vena, la reacciones de los que tenían la suerte de oírle hacían buenos todos los tópicos: “No se puede aguantar”, “Es para romperse la camisa”, etc., llegando, en el colmo del paroxismo y la fiesta, a romperse la camisa o, peor aún, una botella en la cabeza o bien querer tirarse por un balcón. Lo que es indudable es que, como mínimo, conseguía que quien le escuchaba acabara llorando a moco tendido.
Fiesta flamenca (Óleo de José García Ramos). Un ambiente luminoso muy alejado de la densidad del cante que imaginamos en Manuel Torre.
Las saetas de Manuel
A tal punto llegaba su poder de transmisión, de comunicación de emociones que, lo cuenta su hijo Tomás y lo transcribe Manuel Barrios, estando Manuel en el balcón de la casa de Don Eduardo Miura una mañana de Viernes Santo, al aparecer en la calle la Sentencia empezó a cantar Manuel con su voz densa y nasal una saeta, con tal enjundia que cuando acabó, la multitud congregada en la plaza de la Encarnación no sabiendo como expresar sus emociones y no pudiendo (estamos en Semana Santa) aplaudir ni vitorear, empezó a agitar pañuelos blancos en emotivo y silencioso homenaje al cantaor.
El paso de la Sentencia de la Macarena a finales del 800 en fotografía de la época.
Un gitanillo que le acompañaba, le dijo a Manuel señalándole a Eduardo Miura:
“Fíjate, primo, con la “malage” que gasta criando toros y ahí lo tienes que lo has hecho llorar”
Don Eduardo Miura Fernández. El ganadero de los toros “malages” según el gitanillo amigo de Manuel.
Ricardo Molina completa el cuadro y comentaba que a Manuel se le atribuye ser el causante de la costumbre sevillana y andaluza de mecer los pasos de la Semana Santa. Dicen que en una ocasión cuando el Torre cantaba una de sus estremecedoras saetas y el capataz dio orden de iniciar la marcha, los costaleros levantaron el paso, pero sin avanzar y lo siguieron moviendo a ritmo, en el mismo sitio, para poder escuchar bien la saeta del cantaor jerezano. Añadía Ricardo Molina que la historia le parecía verosímil y le daba todo el crédito.
Las saetas se cantan desde los balcones (como lo hiciera Manuel Torre en casa de Eduardo Miura en la plaza de la Encarnación) pero también de forma espontánea a pie del paso. En la imagen, un aficionado le canta a la Virgen de la Esperanza Macarena, cuyo paso acompaña a Jesús de la Sentencia.
Audición
Vamos a escuchar a Manuel Torre en las 4 saetas por seguiriyas al estilo de jerez que grabó en el año 1929 (Antes ya había grabado otra saeta en 1909).
Según Eusebio Rioja (Historia del Flamenco. Tomo IV. Editorial Tartessos. pág. 343) las saetas que canta corresponden a la forma ya perfeccionada de la flamenca saeta por seguiriyas que resulta de la evolución de la primitiva que había grabado la Niña de los Peines a principios de siglo.
Según el magnífico tratadista, se trata de unas saetas “desnudas de todo recurso ornamental, con estructura tan sobria y arcaizante”, pero (añadimos nosotros) con un alto contenido emocional.
Al son de roncas trompetas-Saeta (1929-Gramófono)
Manuel Torre-Banda de cornetas y tambores
Al son de roncas trompetas, ayyyya la voz del pregoneroy el pueblo se escandalizael pueblo se alborotabay es de la muerte amarga del NazarenoEl pueblo se escandalizay es de la muerte amarga del Nazareno
Y en el rostro le escupían-Saeta (1929-Gramófono)
Manuel Torre-Banda de cornetas y tambores
De sus barbasde sus barbas blancas le jalabanay, ay y en el rostro le escupíany los pícaros malvadosesos pícaros tiranos por la rampa lo heríanque de las barbitas santas le jalabany en el rostro le escupían
Lo pasean por el pueblo-Saeta (1929-Odeón)
Manuel Torre-Banda de cornetas y tambores
Lo pasean por el pueblo, ayyycomo si fuera un ladróndelante lleva un pregoneraque le pregona en alta vozla muerte amarga del Nazarenodelante lleva un pregoneroque le pregona en alta voz
Los cielos se oscurecieron-Saeta (1929-Odeón)
Manuel Torre-Banda de cornetas y tambores
Se oscurecieronlos cielos se oscurecieron ayyyse eclipsó el sol y la lunaporque lo ponen encuerosy le dan azotes cruelesy amarraíto a una columnaay, azotes crueles le dierony amarraíto a una columna
La obra completa de Manuel Torre fue editada por la Junta de Andalucía en su colección de Grabaciones Históricas, en 1997 aunque todavía se encuentran a la venta estas grabaciones.
hola don jose
ResponderEliminarque bonitas saetas, bien cantadas, y emotivas, un cante que ha ido perdiendo su peso especifico,porque en la actualidad cuando se cantan se recrean, se alargan y terminan aburriendo, decia arturo pavon,q.e.p.d., que la saeta, es una oracion, y como tal no debe durar mas de un minuto, acabo de cronometrar las cuatro de manuel torre y efectivamente estan en ese tiempo ahora las escuchas, con la television de por medio y algunas duran hasta tres minutos creyendose el que las canta que consiguen un gran lucimiento, y lo que hacen es aburrir. ole tu, vaya pedazo de blog.
jperezper:
ResponderEliminarEfectivamente, tiene usted toda la razón: el cante no necesita alargarse para hacerse "grande" como nos enseña, muy bien por cierto, Manuel Torre.
Sin embargo, tambien existe calidad en cantes más melódicos, más musicales, siquiera tengan menos "rajo". Un buen ejemplo puede ser la entrada siguiente a ésta y que trata sobre la saeta malagueña.
Son dos formas muy distintas de cante, pero espero y deseo que también disfrute usted con la entrada de hoy.
Un abrazo
Si un cantaor representa lo "veteao" del arte que se acaba pariendo en un instante determinado es Manuel Torre. El flamenco se presta a esto. Sin esa inspiración momentánea que prende el alma, a veces inquietante y esquiva, sería una más de las múltiples músicas que se desarrollan mecánicamente. Luego está el conocimiento del cantaor. Pero ante todo está el momento que separa el arte de lo puramente vital.
ResponderEliminarUna vez más, felicidades por su blog.
Vicente:
ResponderEliminarVeo que compartimos algo más que admiración por el genial Manuel Torre y por la importancia que la inspiración y el "pellizco" tienen en este arte.
Un fuerte abrazo