Dice mi admirado Luis Fernández Salcedo, que tanto y tan bellamente escribió sobre la cría y la selección del toro bravo, que la tienta de vacas no es una ciencia exacta, sino que funciona por aproximaciones sucesivas, en búsqueda de la bravura inaprensible, pues el comportamiento del animal siempre está lleno de matices y aristas que empañan la redonda transparencia del ideal de la casta.
Quizá el acercamiento de un aficionado como yo a la tienta, también se deba producir mediante esas aproximaciones sucesivas para entenderlo cabalmente, pues la primera experiencia es deslumbrante.
No sé si es más sorprendente el empecinamiento en acometer al caballo de picar desde donde le hacen sangrar o la curiosidad de que un animal embista hacia el señuelo de una muleta, una y otra vez, hasta la extenuación.
Granero la única vez que toreó en el Soto, la finca y plaza de tientas de la familia de Luís Fernández Salcedo. Dibujo de Antonio Casero para el libro Charlas Taurinas.
Resulta difícil, para un neófito, a pesar de haber oído, leído y discutido en abundancia sobre la casta y la bravura del toro en la plaza, discernir las características del comportamiento de las eralas y como se van a transmitir a su descendencia. El único consuelo a este desconocimiento es que como bien decía Victoriano del Río, anfitrión en la ocasión de la Peña Los de José y Juan, “luego he de decidir a quien apruebo, con cual semental la cruzo y dentro de 5 ó 6 años saldrá un toro en la plaza donde se verá el acierto de la selección”.
¡Tonta! parece decir Joselito el Gallo a la becerra mientras le lanza un puñado de arena a la cara. Ilustración de Antonio Casero para el libro Charlas Taurinas de Luís Fernández Salcedo.
Así que reconfortado al saber que la dificultad de la elección es manifiesta y liberado de la necesidad de opinar, entregarse al disfrute de ver la sucesión de vacas que van desgranando su bravura en un soleado día de primavera te hace renovar la afición, que al final no es sino creer que un toro va a embestir a un valiente en una plaza, que el torero lo dominará, que en el dominio aparecerá la belleza y que tu estarás allí para disfrutarlo.
Andrés:
ResponderEliminarMagnífico artículo como no podía ser menos. Sobre todo me ha gustado porque ejemplifica muy bien como el buen aficionado encuentra siempre motivos para "realimentar" o "recargar" su afición y seguir asistiendo con ilusión a las plazas de toros. Ilusión que transmites cabalmente.
Jose Morente