sábado, 30 de enero de 2021

Cuaderno de notas (CXLV) Cuando Victoriano de la Serna envenenó el toreo

 

La Serna a la verónica en el sexto toro de Villamarta de la corrida del día 8 de mayo de 1932. Una de las cuatro verónicas míticas que ese día -como afirma Robert Ryan- le consagraron en Madrid (La mala calidad de la reproducción de esta fotografía de Alfonso publicada en la Voz junto a la crónica de la corrida, queda compensada por el valor histórico del documento)

"Otro hombre revolucionario ha vuelto a envenenar la fiesta de toros en la corrida de ayer, y precisamente cuando la corrida estaba para expirar. Este otro hombre es Victoriano de la Sema, que no es sevillano, ni "siquiera" madrileño, puesto que ha nacido en el corazón de Castilla la Vieja (...)

Pero salió el sexto toro, un castaño de bonita estampa, codicioso, y pastueño, y... el toreo volvió a envenenarse como se envenenó en el año 1913. i Qué no haría con este toro el "loco" torero de Castilla la Vieja!... A ver si lo recordamos: En cuanto pisó la arena el noble bruto, La Serna se descaró con él precipitadamente en el tercio del 2, y el caos.

El caos, al ver a aquel hombre substantiva, gramaticalmente, clavado en el suelo con las piernas en ángulo y sin mover un pie en las cuatro arrancadas que le dio la bestia; el caos al ver aquel capote también a ras del suelo, que se llevaba el toro de un lado para otro con una suavidad, una elegancia y un arte nunca vistos, y aquellos brazos movidos con la misma lentitud de derecha a izquierda; el caos al trazar aquella maravillosa media verónica en la que el toro tomó la forma de una pescadilla (como a las pescadillas estamos acostumbrados a verlas), rodeando la cintura del torero; y el caos al ver a los catorce mil espectadores que abarrotaron la plaza, en pie, entregados a un verdadero delirio que simbolizó una ovación y un olear de verdadero frenesí. Repitió su toreo, su excepcional toreo, su personalísimo toreo, el toreo cuyo estilo inverosímil ha traído otra vez el envenenamiento de la fiesta el torero segoviano, y las aclamaciones volvieron a oírse imponentes y arrolladoras.

CORINTO Y ORO. La Voz, 9 de mayo de 1932


Junto a la crónica de Corinto y Oro y las fotografías de Alfonso, la Voz incluía este dibujo que, por el estilo creo que se debe a la pluma de Manolo Tovar. Toda una declaración de principios sobre el concepto del toreo que Victoriano de la Serna trajo a los ruedos,

 

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