miércoles, 14 de agosto de 2019

Cuaderno de notas (CXXXVI) El duelo de los cuñados

Por Antonio M. Romero

Luis Miguel y Ordoñez. Frente a frente


Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez protagonizaron un histórico mano a mano en 1959, que Ernest Hemingway plasmó en uno de sus libros

«Fue una de las mejores corridas que he visto; Luis Miguel y Ordóñez actuaron como si fuese lo más serio de su vida». Así se expresa el escritor estadounidense Ernest Hemingway en su obra 'El verano peligroso' y resume uno de los acontecimientos taurinos más destacados que ha visto La Malagueta en sus 142 años de historia: el mano a mano entre dos de las grandes figuras del toreo, los cuñados Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez. La efeméride tuvo lugar en Málaga el 14 de agosto de 1959.



No fue la única vez que ambos se batieron en duelo sobre la arena de una plaza en aquel año. Antes lo hicieron en Valencia y Zaragoza, donde comenzó un enfrentamiento que luego se repetiría en cosos como los de Ciudad Real y San Sebastián, entre otras plazas. Testigo de excepción de aquella temporada fue Hemingway. Su biógrafo, Andrés Arenas, recordó hace unos años en una charla en Málaga que el escritor «planteó ese verano como una lucha a muerte entre los dos, con una visión para los 'guiris' americanos de que Dominguín y Ordóñez iban a morir en el ruedo para ver quién cogía el número uno. Era una visión un poco de ficción, porque no olvidemos que los dos toreros eran cuñados». Efectivamente, el rondeño se casó con una hermana de Dominguín, Carmen, el 19 de octubre de 1953.

La corrida de Málaga estaba incluida dentro de la feria para el 8 de agosto. Sin embargo, las cogidas que sufrieron Luis Miguel Dominguín, en Valencia, y Antonio Ordóñez, en Palma de Mallorca, obligaron a aplazar el esperado mano a mano. Éste se celebró fuera del ciclo, en una corrida benéfica extraordinaria organizada por la Diputación Provincial.


Ese aplazamiento no hizo más que acrecentar la expectación que ya habían levantado los dos toreros. Fotografías y testimonios de aquella tarde evidencian que en el coso del paseo de Reding, y a pesar del fuerte calor, no cabía un alfiler. Había, incluso, espectadores colgados de las columnas de los pisos superiores de la plaza. Los tendidos numerados se llenaron casi una hora antes del inicio del festejo, que fue a las 18.15 horas. Y mucho antes, las localidades no numeradas. Nadie quería perderse tan magno acontecimiento.




«¡Al fin solos! Al fin hemos visto, solos, a Luis Miguel y Antonio Ordóñez, tras una esperanza que se nos hacía demasiado larga y casi interminable. ¡Al fin solos! Es la palabra que precede a la luna de miel, la nuestra, la de los millares de aficionados, que llenaron ayer tarde el circo de La Malagueta». De esta manera empezaba su crónica Juan de Málaga, histórico crítico taurino de SUR.

Vuelta al ruedo de los dos toreros con el ganadero Juan Pedro Domecq


Hoy cuando se cumplen exactamente 60 años desde aquella inolvidable tarde, no está de más recordarla de la mano de mi amigo Antonio Montilla, en este artículo publicado en el Diario Sur el domingo, 10 junio 2018 en la sección Historias de la Malagueta

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