Guerrita descabellando en la corrida de Beneficencia de 1896 (Fotografía publicada en Pan y Toros el 29/09/1896) |
Piensan algunos que las Tauromaquias antiguas son un compendio de normas canónicas cuyo objetivo último es establecer como se debe torear.
Craso error, las Tauromaquias antiguas son, en realidad, un compendio de reglas prácticas, nacidas de la experiencia, que tienen carácter defensivo. O sea, que su objeto es el de señalar lo que hay que hacer, en todo momento, para evitar las cogidas.
Craso error, las Tauromaquias antiguas son, en realidad, un compendio de reglas prácticas, nacidas de la experiencia, que tienen carácter defensivo. O sea, que su objeto es el de señalar lo que hay que hacer, en todo momento, para evitar las cogidas.
Un momento muy delicado de la lidia, aunque no lo parezca, es el trance del descabello. Dice Guerrita en su Tauromaquia (pág. 374) sobre esta suerte:
"Si la res, a pesar de tener la cabeza humillada, no descubriera bien el sitio marcado para el descabello, no debe intentarse, porque la res, al sentir el daño, arrancará generalmente, y con mayor energía por hallarse en lo que se pudiera llamar la desesperación de la muerte, y como el diestro ha de encontrarse muy próximo, está expuesto a un contratiempo"
La aparatosa cogida de José María Manzanares, el pasado 16 de septiembre en Albacete, al intentar el descabello no responde exactamente a la situación descrita por Guerrita pues Manzanares es cogido al aproximarse al toro del Pilar para descabellarlo (no en el momento del descabello) pero esa cogida y el texto del Guerra nos alertan y recuerdan el peligro que tiene todo lo que se hace en el ruedo con el toro o alrededor del toro. Incluso cuando se practican suertes -como el descabello- anodinas y, aparentemente, poco peligrosas.
Conviene que esto lo tengamos siempre presente.
Lo vemos.
Postdata: Pese a lo aparatoso de la cogida que podría haber afectado las cervicales, Manzanares reaparecería muy pocos días después. Concretamente, el día 20 en Nimes. Está claro que hay un dios que protege (a veces) a los toreros...
Según me comentaron, los percances más graves, fueron, cuando el puntillero, fue a rematar un toro,tengo entendido, que un tío abuelo de Lebrija, el puntillero antiguo de la Maestranza, lo mato un toro al intentar rematarlo.Los toreros antiguos, sabían que las cornadas más certeras, eran cuando estaba en esta circunstancias,no obstante, le dejo a los amantes de las estadísticas , que puedan corroborar, esto,gracias Manuel Vázquez
ResponderEliminarManuel Vazquez
ResponderEliminarY relativamente reciente la brutal cogida del puntillero de Ferrera en Madrid, la tarde de los Victorinos hace dos ferias de San Isidro.
El toro (un marrajo) le destrozó la rodilla cuando intentaba apuntillar.
Todo ello, entre la indiferencia del público de las Ventas de esa tarde.
Un abrazo