lunes, 21 de septiembre de 2015

Teoría de las vías del tren


Lagartijo el Grande, en una pose de estudio en los años finales de su carrera profesional
Se atribuye a la Lagartijo (otros autores se la adjudica a Cúchares) la siguiente y famosa frase:
"Viene el toro, te quitas tú. Que no te quitas tú, te quita el toro"
Una teoría falsa que enlaza o da pie a otra, no menos falsa: "La teoría de las vías del tren" y que supone que el toro sigue, como el tren, un camino prefijado de antemano e inamovible salvo por el torero genial capaz de hacerle descarrilar.

En base a la teoría de las vías del tren construyó Julio de Urrutia su critica al toreo moderno (entendiendo como toreo moderno el toreo de la post-guerra). En la imagen, portada del libro de ese autor "Toreo paralelo".
La teoría de las vías del tren se utilizaba desde hace más de medio siglo (y se utiliza aún hoy) para defender el cruzado al pitón contrario.

Bien está que se defiende ese movimiento (muchas veces necesario para provocar la arrancada del toro) pero sin olvidar que se trata, como todas las reglas válidas de la tauromaquia, de una regla defensiva, tal y como enseñaba el maestro de periodistas Gregorio Corrochano.

Cruzarse tiene mérito pero no mayor que aguantar impávido la arrancada del toro... aunque sea fuera de las vías del tren.

Manolete en Toledo, fuera de las vías del tren, aguanta impertérrito y con enorme mérito la embestida del toro (Imagen extraída de película)
Ya que hemos hablado de trenes, vamos a ver un corto track de la película "Max, toreador" (1912) del cómico francés Max Linder.

El protagonista, entusiasmado con la idea de ser torero, torea todo lo que le sale al paso, Desde una pacífica vaca lechera hasta un no menos pacífico ciclista. Puestos a torear, se coloca muy decidido en las vías frente a un tren en marcha.

Un tren ante el que se coloca pero ante el que, siguiendo los sabios consejos de Lagartijo, se quita cuando llega. 

Y es que los consejos del primer Califa ("si no te quitas tú, te quita el toro") pueden ser muy válidos y adecuados para torear trenes pero carecen de sentido cuando se les quiere aplicar al toreo actual. Y carecen de sentido, entre otras razones, porque un toro no es un tren ni sigue dócilmente el camino que le marcan unas inexistentes vías férreas.

Son, como tantos otros aforismos de los que circulan en el toreo, falsas teorías que no tiene nada que ver con la realidad por muy atractivas y sugerentes que nos puedan parecer.

Porque un toro no es un tren ni camina por las vías de un tren.


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