lunes, 10 de agosto de 2015

Honrarás a tu padre y a tu madre

Por Jose Morente 

Joselito el Gallo antes de iniciar el paseíllo en la Maestranza, de riguroso luto tras la muerte de su madre Gabriela Ortega(Fotografía del Cossío. Tomo III)
En 1953 el prolífico Luís Bollaín publicaba otro de sus libros -¡uno más!- titulado "El decálogo de la buena fiesta" donde traducía los Mandamientos de la Iglesia Católica y los aplicaba al toreo. La cosa tenía su intríngulis y su gracia.


En "El decálogo de la buena Fiesta" de Luís Bollaín se traducen los mandamientos religiosos a mandamientos taurinos desde un punto de vista -no podía ser de otra forma- descaradamente belmontista. Así el primer mandamiento de esa Ley taurina sería: "Amar a Juan Belmonte -Dios del toreo- sobre todas las cosas taurinas". El segundo "No invocar su glorioso nombre -el de Belmonte- en vano". El tercero -y como era de esperar-: "Santificarás la Fiesta"... Y así sucesivamente hasta el décimo. En cualquier caso, lo importante es resaltar el carácter ritual y cuasi-religioso que, para muchos aficionados, puede tener el toreo.
Nosotros, sin traducir, vamos a recordar hoy el cuarto mandamiento. pero no el de Bollaín ("Honrar a los padres de la torería"), sino el auténtico, el de verdad. Aquel que dice: "Honrarás a tu padre y a tu madre". 

Y es que, en el toreo, igual que en el flamenco, el peso de la tradición y de la herencia familiar, el respeto a los mayores y a sus enseñanzas, es sustancialvital. Por eso, aunque los toreros que no vienen de familia torera han aportado al toreo su pragmatismo y una inventiva no exenta a veces de interés, no hay duda que es en la línea medular del toreo (la que se desarrolla y sustenta en el seno de esas grandiosas familias) aquella que, a lo largo de la historia, ha sido y es eje y soporte de la mejor tradición y garantía de la pervivencia de lo más auténtico que pueda tener la Fiesta de los toros.

Familias como los Bienvenida, los Dominguines, los Romero de Ronda, los Costillares de Sevilla, los Ortega de Cádiz (los del gallinero y sus antepasados, los Marineros pero también sus ramificaciones en los Sánchez Mejías, los Cucos y los Martín Vazquez), los Valencia, los Posada, los Ordoñez, los Vázquez, los Paquirri, los Esplá y los Manzanares y tantas otras, son la mejor garantía para que el toreo de nuestros días siga pareciéndose en algo al toreo de hace doscientos años.

Es ese necesario respeto y veneración por sus mayores el que llevó a Joselito el Gallo a vestir de luto muchas tardes (hasta su muerte en Talavera) durante las temporadas de 1919 y 1920, tras el fallecimiento de su madre la bailaora Gabriela Ortega Feria. 

Es ese necesario respeto y veneración a los mayores el que lleva al torero Jose María Manzanares a vestir de luto todas las tardes durante esta temporada de 2015, en recuerdo y memoria de su padre el maestro José Mari Manzanares.

Lo dicho: ¡Honrarás a tu padre y a tu madre!

José María Manzanares, hace un par de domingos, en el Puerto de Santa María, de riguroso luto en memoria y recuerdo de su padre, el  maestro Manzanares (Fotografía de la web del propio torero)

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