Por Jose Morente
Domingo Ortega en Valencia en un prodigioso natural. Un muletazo que prodigaba más bien poco pues era excepción en su toreo. Corría el año 1935 (Fotografía de Mundo Gráfico)
Un torero tratadista
De Domingo Ortega es tan importante su toreo como su faceta de tratadista taurino, pues quizás sea, con Pepe-Hillo, uno de los teóricos más influyentes en toda la historia del toreo.
Por eso, aunque sabemos mucho de sus teorías, es muy poco lo que conocemos de su toreo, especialmente de su primera época de la que no queda casi rastro alguno.
Y cuando hablo de rastro me refiero a películas suyas toreando, películas de antes de la guerra, porque las fotografías y las crónicas de esa época si que abundan.
Las fotografías de pre-guerra abundan, aunque las más conocidas y difundidas son las que ponen énfasis en el toreo de línea cambiada o en ochos que era el que practicaba preferentemente el de Borox. Aquí al contrario, torea al natural con la derecha de forma muy relajada y natural. Una imagen excepcional tanto que pudiéramos decir que es un muletazo a contraestilo.
La faena de Ortega en Alicante
Por suerte, hace sólo unos días, encontramos en un noticiero italiano una película de una tarde en Alicante, donde actuaban Lalanda; Bienvenida y Ortega. Una película magnífica, relativamente extensa y de buena calidad.
Vamos a analizar la faena de Ortega a un toro de Saltillo, que sale en esa película, comenzando por lo que dijeron los críticos de la época. Opiniones que, además podemos confrontar con otra más actual, la de nuestro amigo Ángel González Jurado (publicada también recientemente en este blog)
Esta foto responde ya más a su estilo de torear. A su concepto del toreo. De rodillas en Madrid el año 1936, coge el pitón al toro para hacerlo pasar. Un gesto que también prodigaba mucho Joselito el Gallo (Fotografía de Mundo Gráfico)
El toro tercero (de Saltillo)
Leyendo las crónicas de la época llama la atención la disparidad de opiniones sobre el mérito de la faena de Ortega al toro tercero de la tarde, lo que contrasta con la valoración que todos los cronistas hacen del comportamiento de ese toro sobre el que hay una rara unanimidad.
Corrochano, por ejemplo, un critico que, por su experiencia campera, se fijaba mucho en el toro, decía que si ese toro tercero se hubiese lidiado en mayo, y no en enero, se hubiera podido ver un ejemplar.
Un ejemplar por la bravura que no por el tamaño pues fue chico y corto de pitones. Un toro muy bravo y peligroso por su celo en la muleta. Un toro con mucho genio, como se aprecia en las imágenes que hemos rescatado.
Corrochano en el Quemadillo, la finca de Aleas. Corrochano era uno de los pocos críticos de la época que gustaba de pasar largas temporadas en el campo lo que le permitió conocer en profundidad el comportamiento del toro al que luego prestaba especial atención en sus crónicas.
La faena de Ortega. Todo es según el color del cristal…
Por lo que respecta a la faena de Ortega, para Corrochano fue, teniendo en cuenta las condiciones del toro, una faena de mérito. Una faena de mucho castigo. Y con una observación importante sobre la forma de torear de Ortega que, aunque referida al toro quinto, vale para este. Dice Corrochano que Ortega:
“Les pisa mucho el terreno a los toros”
Retengamos el comentario pues es importante para entender el toreo de Ortega.
Maximiliano Clavo (que así se llamaba el crítico de la Voz) decía, por el contrario, que Ortega había estado bien pero que no aprovechó la bravura del toro, un toro de bandera, que se murió “pidiendo a gritos pases naturales” y señalaba con sorna política que era una pena pues Domingo López Ortega “no se sintió izquierdista ni un instante”. ¡Lástima de toro! recalcaba.
Lo curioso es que, mientras un crítico (Corrochano en ABC) sólo se fijo lo positivo de pisar el terreno del toro; el otro (Corinto y Oro en La Voz) sólo repara en lo negativo de la faena, en el uso y abuso del toreo con la mano derecha. Dos críticos dos visiones dispares.
Ortega utilizaba casi con exclusividad la mano derecha en sus faenas pero no para torear en redondo.
Las claves del toreo de Ortega
Analizando lo que hizo un torero una tarde concreta es muy difícil hacerse idea de como era su forma de torear. Por eso, lo mejor es recurrir a quien lo conocía muy bien, o sea a su cuñado Luis Carlos Fernández López-Valdemoro. Más conocido como Pepe Alameda
Del toreo de Ortega, Alameda dice varias cosas muy interesantes:
Primero. Que Ortega basa sus muletazos es la técnica del recorte.
El recorte (descrito de forma muy esquemática en las viejas Tauromaquias) es el mecanismo que se utiliza en los galleos y consiste en cruzarse con el toro, ocupando el torero el terreno que el toro deja a sus espaldas.
Ortega no da muletazos convencionales. Su toreo (casi siempre sobre la mano derecha) no encaja en los moldes habituales. Por eso, la mayoría de sus pases no tienen nombre propio.
El toreo de Ortega se basa en el mecanismo técnico del recorte
Segundo. Que Ortega construye sus faenas concatenando esos muletazos tan personales, recortando a los toros, en continuo movimiento y alternando los pitones (toreo en ochos). Muy metido en el terreno del toro. Y, todo eso, improvisando sobre la marcha. Respondiendo a lo que le va pidiendo el toro.
En Ortega, dice Alameda (atención que el juicio es de antología) no hay pases sino pasos.
Eso, que es de una eficacia absoluta y demoledora (toreo de gran dominio) tiene mucho de intuitivo, personal e intransferible.
Sus pases no tienen nombre propio pero traslucen gallardía y eficacia (Fotografía de Mundo Gráfico)
Una cosa es dar pases y otra torear
Lo que está claro es que el toreo de Ortega no es aprendido. Por eso, no creó escuela. Nació y murió con él. El toreo de Ortega no puede copiarse. Es incopiable.
El concepto del toreo de Ortega basado en utilizar pases no “prefabricados” lo alejaba muchas veces de la más pura ortodoxia. Aquí le vemos en una patadita a un toro de Miura (de escaso trapío) en Valencia en 1933. Algo que repetiría en bastantes ocasiones.
Ese concepto tan personal es el que permite interpretar una frase clave de su tauromaquia:
“Una cosa es dar pases y otra torear”
Es este un aforismo que muchos han interpretado como un alegato contra el toreo meramente esteticista. Sin embargo, Para Alameda, esa frase tendría un significado radicalmente distinto al que habitualmente se le da.
Alameda piensa (con enorme lucidez) que lo realmente quiere decir Ortega es que utilizar pases consabidos, piezas prefabricados (“dar pases”) no es propiamente “torear” porque tales piezas, tales pases, no siempre permiten adaptarse a las concretas condiciones del toro.
Lo que parece claro es que, por ese modo de torear, sus faenas que, para muchos aficionados, eran siempre iguales (“De domingo a domingo, eres el mismo, Domingo”, como nos recordaba Ángel González Jurado) son, sin embargo y en el fondo, siempre diferentes.
Son aparentemente los mismos pases pero son siempre diferentes
Todo esto que no es poco, es lo que se trasluce en esa faena de Alicante.
Si esperamos pases de catálogo (y el toreo en tandas de naturales ya lo era) quedaremos defraudados como quedó Corinto y Oro pero si miramos al toro, nos olvidamos de la estética y contemplamos como hizo Gregorio Corrochano, la forma en la que Ortega se mete en el terreno del toro y le va pudiendo, pase a pase o, mejor dicho, paso a paso, tendremos que quitarnos el sombrero ante el de Borox.
Tauroteca: Ortega en Alicante con el toro de Saltillo.
Hemos ralentizado las imágenes para disfrutar con la coreografía de movimientos de toro y torero. De fondo, escuchamos el pasodoble Domingo Ortega.
(Continuará…)
Estoy leyendo estos dias una conferencia que dio Domingo Ortega en el Ateneo de Madrid el 29 de marzo de 1950 que se titulo "El arte del toreo y la bravura del toro". Esta editado por Revista de Occidente.
ResponderEliminarAlfonso:
ResponderEliminarEs muy interesante el texto y más interesantesi se compara lo que dice con lo que hace en la plaza pues Domingo Ortega en la Conferencia omite un dato capital que el toreaba alternando los pitones (toreo en ochos) y además en movimiento continuo desplazando al toro hacia afuera.
Esa omisión ha sido causa que muchos aficionados pretendan que el método de Domingo Ortega (cargar la suerte entendido como avanzar la pierna de salida) puede aplicarse al toreo en redondo lo que, en mi opinión, carece de sentido.
Pienso que ese punto de vista es el causante de la mala opinión que el aficionado actual tiene sobre el toreo contemporáneo pues si adelantar la pierna de salida (cargar la suerrte) es la piedra angular del toreo (como afirma Ortega) y hoy, eso no se hace, es que hoy se torea mal.
Sin embargo el silogismo es falso, adelantar la pierna de salida es la piedra angular del toreo en movimiento (en ochos) pero no es adecuado en el toreo en quietud (en redondo).
Los toreros actuales torean, desde ese punto de vista, correctamente. Lo que no es correcto, es el punto de vista del aficionado actual.
Pero esto no pasan de ser mis opiniones.
Un cordial saludo
Muchas gracias por tu comentario.El libro me lo ha dejado un amigo que era de su padre. un saludo desde Zamora que ha llegado ya este otoño frio y lluvioso. Que suerte teneis lo que vivis en el sur.
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