Por Jose Morente
Belmonte se desplanta ante Rabicano, sexto toro de la corrida de Miura de la Feria de abril del año 14, en la que triunfó el trianero.
Martes, 21 de abril de 1914. Una tarde histórica
Hay fechas en el toreo que perduran a través de los años.
Generalmente, se recuerdan las nefastas de la muerte de un diestro por asta de toro (Como la muerte de Joselito el Gallo, el 16 de mayo de 1920 o la de Manolete, un 28 de agosto de 1947) incluso, algunas muy lejanas en el tiempo (Caso del Espartero fallecido en Madrid por la cornada que le dio Perdigón, toro de Miura, un 27 de mayo de 1894).
Pero a veces y más gratamente, lo que se festeja y recuerda es una tarde de gloria, la de una de las grandes faenas de la historia del toreo. Es el caso de Manolete con el sobrero de Pinto Barreiros en Madrid, Joselito con Cantinero en Sevilla o Juan Belmonte con el toro de la viuda, también en Madrid.
Muchas son las tardes de Belmonte que llevan asociada una fecha o el nombre del toro al que hizo famoso, muchas más que las de Joselito no sólo porque Juan tuviera mucha más percha literaria que Jose, sino, sobre todo, porque en José lo normal era el triunfo y lo que se recuerdan son sus (escasos) fracasos: Platero, Doloroso o la tarde del 15 de mayo (víspera de Talavera) en la que quizás no fracasó él, sino el público de Madrid.
Como decía don José Díaz de Quijano “Don Quijote”, todos los años había, al menos, una faena de Belmonte para el recuerdo (Citado por Robert Ryan en “El Tercio de muerte” pág. 68)
Por el contrario, de Belmonte son sus buenas tardes, sus grandes faenas las que han pasado con letras de oro al Libro de la Tauromaquia. Y una de esas tardes es precisa y curiosamente, la de la película (mejor fragmento) que venimos comentando en esta mini-serie.
La fecha ya la sabemos: 21 de abril de 1914. Un martes abrileño. El día del primer enfrentamiento de Belmonte con Joselito en Sevilla, con toros de Miura y con Rodolfo Gaona de testigo. Una corrida histórica con mucha historia que contar.
Por eso, aunque archiconocida la contamos.
Los antecedentes.
Lo más importante de la Fiesta de los toros es la pasión y el sentimiento que en ella puedan poner protagonistas y espectadores. Lo que llamamos ambiente. Y ambiente, mucho ambiente y muy caldeado era el que se respiraba en Sevilla durante las primeras corridas de la Feria de Abril del año 14.
Joselito había tomado la alternativa a finales del año 12 en San Miguel y se entretuvo durante la temporada anterior (la del año 13) en aburrir y echar del toreo a Ricardo Torres Bombita (y de rebote también a Machaquito, por daños colaterales). Joselito (“una tijera de cortar coletas”) se había convertido en un sólo año en Papa-Rey del toreo.
Y se hubiera encontrado amo único del cotarro (al estilo de Guerrita), de no ser por la aparatosa, estruendosa y sorprendente irrupción en el Planeta de los Toros del fenómeno: Juan Belmonte García, un torero cuyas actuaciones ese año 13 (aún novillero) despertaban una tremenda expectación nunca vista antes.
Por eso, alternativado Belmonte a finales del año anterior y conocedor el público de sus éxitos en México durante ese invierno, todo el mundo esperaba con impaciencia el encuentro y enfrentamiento de ambos toreros.
Belmonte de “charrocaballista” mexicano como le llamaba la revista Mundo Gráfico. Belmonte no sólo triunfó en México, en la temporada del 13 al 14, sino que se integró perfectamente con las costumbres y carácter de los mexicanos. Como el dijo, si España representaba “la contención, el freno a los instintos, el tacto, la prudencia, la tenacidad y el sentido de la continuidad”, México era exactamente todo lo contrario. Por eso, al volver, “traía la añoranza” de aquel País.
Aunque no sólo añoranza… Belmonte trajo también de México estos dos simpáticos chihuahuas (Fotografía publicada en Nuevo Mundo, el 12 de marzo)
José y Juan se vieron las caras por primera vez en Barcelona en un ambiente de apasionamiento inusitado y, luego, se volvieron a encontrar, en ese principio de temporada, en Castellón, Barcelona, Valencia y nuevamente en Barcelona, todo eso antes de las corridas de la esperada feria de abril en Sevilla.
Pero la cogida de Juan en Murcia, por un toro de Veragua, estuvo a punto de chafar el tan esperado encuentro.
La cogida de Murcia
Llegados a este punto, pienso que lo mejor es que el relato de lo que pasó se lo oigamos directamente al propio Juan Belmonte (vía Manuel Chaves Nogales), pues merece la pena:
“Toreando en Murcia [el día 15 de abril], me dio un toro tal paliza que tuve que meterme en la cama con un fuerte varetazo en el pecho, magullamiento en todo el cuerpo y una distensión dolorosísima en el pie izquierdo.
Belmonte, en Murcia el día 15 de abril, en la estocada en la que resultó cogido (Fotografía de Mundo Gráfico). Se ve que lo de la mano en el tupé no era privativo de Joselito.
Sigue Belmonte:
“Estaba contratado para torear las corridas de la Feria de Sevilla, alternando con Joselito y cuando se corrió la voz de que yo no podía ir por estar lesionado, los gallistas cantaron victoria y dieron por supuesto que mis lesiones eran simplemente un pretexto para eludir el encuentro con su ídolo”
Las habladurías en un sentido y otro se dispararon, máxime cuando se supo que Juan tenía intención de reaparecer en la corrida de Miura. Lo que efectivamente hizo.
La lidia comentaba así el gesto de Juan de torear los Miuras
Belmonte finalmente, apareció en la puerta de cuadrillas de la Maestranza para hacer el paseíllo en la terrorífica corrida de Miura (en esa ganadería todos las corridas siempre son terroríficas) en compañía de Gaona y Gallito. De ese paseíllo es la foto que publicábamos en la entrega anterior y que hoy volvemos a reproducir
Belmonte entre Joselito (a su derecha) y Gaona (a su izquierda) con quien había hecho buenas migas en México, hace el paseíllo en la corrida de Miura de la feria de abril del año 14 en un ambiente de absoluto “paroxismo” (Belmonte dixit). Era la primera vez que se enfrentaba a Joselito en Sevilla y la primera que toreaba reses de esa ganadería como matador de toros.
Un éxito rotundo de Juan Belmonte
La tarde fue un rotundo éxito para Juan Belmonte. quien estuvo cumbre en sus dos toros.
Gaona y Joselito no estuvieron bien en los dos primeros, muy complicados y deslucidos, lo que alzaprimó, por contraste, el clamoroso éxito de Belmonte en el tercero. Y aunque luego el de León de los Aldamas y el de Gelves estuvieron muy bien en sus otros dos toros, la tarde ya iba vencida del lado del trianero.
Dos fotografías y la reseña de ABC con la faena de muleta de Joselito al segundo de la tarde, Cordelero, berrendo en negro, grande y largo, probablemente el toro más complicado de la corrida.
Lo que pasó al salir el tercero, lo sigue relatando el trianero:
“El primer miureño que me tocó era casi ilidiable. Me abrí de capa y al darle el primer lance me tiró un derrote que me arrancó la montera de la cabeza y la mandó al tendido (…)”
No al tendido, pero si a bastante distancia, como se ve en la foto, envío el tercer miura. Lentejo, berrendo capirote, gordo y grande, la montera de Juan Belmonte.
“Iba yo dispuesto a jugarme el todo por el todo y como mis enemigos acusaban de no torear más que con la mano derecha, cité al toro con la izquierda y con esta mano hice toda la faena de muleta, que a juicio de los críticos, fue irreprochable”
Si bien la faena fue efectivamente irreprochable, como afirmaba Juan, este utilizó la mano diestra (y no la izquierda) en el trasteo como se observa en estas fotografías publicadas en Sol y Sombra y Arte Taurino, respectivamente y como indica Onarres en su crónica. En todo caso, el trianero (y eso es lo importante) estuvo muy valiente con ese toro al que toreó muy cerca.
El cuarto, Jabato, negro y grande, fue uno de los mejores. Gaona estuvo muy decidido por lo que escuchó muchas palmas y dio la vuelta al ruedo. En los quites de ese toro se habían lucido los tres matadores.
Gaona estuvo muy cerca y muy firme, como se aprecia en estas fotos, con el cuarto toro, Jabato negro y muy largo y grande. Por cierto en la primera de ellas, igual que en una de las fotos anteriores de Belmonte, se observa como retira la muleta detrás del cuerpo para fijar la atención de toro. Esta claro que ese recurso técnico no es un invento de los toreros de nuestros días.
En el quinto, Tumbaguito, José estuvo muy bien banderilleando y muy bien con la muleta. Y además como mató pronto, escuchó palmas.
Pero estaba claro que la tarde era de un Belmonte embalado. Así recordaba Juan lo que pasó en el sexto:
“Tuve igual fortuna en la lidia del otro miureño y al terminar la corrida, los sevillanos enardecidos, me hicieron gozar la borrachera del triunfo una vez más. Fue aquella una de las jornadas más apoteósicas de mi vida torera”
Aunque Belmonte pasa como sobre ascuas por la segunda faena, fue esta la del sexto de la tarde, de nombre Rabicano, negro, la que impactó a sus paisanos y más alboroto provocó, hasta el punto que le sacaron en hombros por la Puerta del Príncipe. Sin embargo, el verdadero mérito había estado en la faena del toro anterior que había sido más complicado que este.
Una de las fotos más difundidas de la faena de Juan al sexto de la tarde, Rabicano, el toro de la apoteosis. La imagen que reproducimos está obtenida del libro de Enrique Vila “Miuras. 100 años de gloria y tragedia”. Su difusión es lógica pues la foto es sensacional ya que la forma de Juan Belmonte de desplantarse y citar al toro dando el pecho es de las que marcan época.
En cualquier caso, la actuación de Belmonte fue sensacional y los que apostaron que no podría con los miuras se equivocaron de medio a medio. Por eso, los belmontistas pudieron sacar pecho y, uno de ellos, al pasar frente a la caseta que en la feria tenían los partidarios de los Gallos (“El Gallinero”), caseta que esa noche no estaba como es lógico muy concurrida, pudo gritar:
“-¡Ea, gallistas, hoy a cerrar!”
Si por la noche del día 21 la caseta del Club “El Gallinero” no estuvo muy concurrida, por la mañana la cosa había sido bastante distinta pues José y Rafael habían recibido la visita del Conde de Romanones.
Las anécdota de las lágrimas de Don Eduardo
El triunfo de Belmonte el día de los miuras y por las circunstancias que rodearon la corrida, ha perdurado y perdura en el recuerdo de los buenos aficionados pues fue a partir de ahí cuando Juan empezó a asentar sus propuestas revolucionarias.
De la historia se pasó a la leyenda y, bastantes años después, 27 para ser más exactos, un belmontista acérrimo Enrique Vila difundió en su libro “Miuras-Cien años de gloria y tragedia” (1ª ed., Sevilla, 1941) otra anécdota que se hizo muy famosa relativa a ese mismo día: La de las supuestas lágrimas derramadas por don Eduardo Miura (el de las patillas) cuando su mayoral le dijo que Juan Belmonte había cogido por la mazorca el cuerno a uno de sus toros pues era (se supone) la primera vez que un Miura se dejaba coger el pitón.
Don Eduardo Miura (Fotografía publicada en Tierras Taurinas. Opus nº 7)
Que Belmonte se había entretenido esa tarde en coger con profusión los pitones de sus dos toros (el del berrendo y el del que no lo era) es cierto como atestiguan casi todas las crónicas de aquel día.
Por ejemplo, la de Don Criterio quien recalcaba en su revista como Belmonte en su primero “se cogía a cada momento de los pitones del enemigo” o la de Onarres quien decía en su reseña (recogida en el libro de Antonio Soto, “Belmonte. Sus grandes temporadas”) que:
Sin embargo, además de haber sido desmentida por la propia familia, ningún revistero hacía mención a lo de la mazorca ni tampoco destacaba el hecho de coger los pitones como algo novedoso… Porque, en realidad, no lo era.
Otros toreros (Joselito sin ir más lejos, el año anterior en Zaragoza) lo habían hecho antes.
Belmonte cogiendo el pitón a Rabicano, sexto de la tarde, lo que hizo con profusión en sus dos toros.
Joselito en la Feria del Pilar del año anterior (octubre de 1913) cogiendo el pitón a un Miura que pesó 400 Kg. a la canal (Parte de la faena se puede ver al final de la entrada El sueño de la Razón Incorpórea)
Habrá pues que poner en cuarentena la anécdota de las lágrimas de don Eduardo que puso en circulación Enrique Vila.
Epílogo. ¿Y del primer toro qué?
Con tanto hecho histórico y tanta anécdota histórica, se nos ha quedado en el tintero el primer toro de la tarde, Cohetero, cárdeno y grande, según las revistas, y que correspondió a Gaona.
Esta es la reseña que de la lidia de ese toro hizo el corresponsal de ABC
Sólo he encontrado una foto de Cohetero. Concretamente la de un quite de Juan Belmonte. Es esta:
Quite de Belmonte a Cohetero, primero de la tarde.
La cara del toro es inconfundible ¿O no les recuerda al toro de nuestra película?
Dos fotogramas del quite de Belmonte
Cohetero de Miura, cárdeno y grande, peso 324 Kg., lidiado en primer lugar el 21 de abril de 1914.
Y volviendo a ver la película y a la vista de la decidida y firme actitud del trianero en el quite que nos ha llegado, creo que queda muy claro porque Juan Belmonte consiguió triunfar clara y rotundamente esa tarde con los toros de Miura en Sevilla frente a Joselito y Gaona.
(Continuará..)
Trabajo de investigación de altísima calidad que me deja sin voz. Tu es formidable.
ResponderEliminarExcelente!! Chapeau amigo Jose!!!!
ResponderEliminarsobresaliente cum laudem,José, que aprendizaje tan bueno,para conocer el toreo,y su historia,conocimiento del toreo de Belmonte,maestría de un torero,sin intervenir,Joselito El gallo.Abrazo, Manuel vázquez
ResponderEliminarQue tres tan grandes entradas Jose,el invierno se hace mas llevadero al poder rememorar aquellas tardes de toros..y que manera tan sublime de contarlas.SALUDOS
ResponderEliminarEnhorabuena, don José. Esto sí es hablar de toros. Qué pena que no cunda demasiado el ejemplo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mosquete
Para mi como Aficionado, soy un afortunado en poder aprender cada ves que entro en la Razonincorporea, de Joselito lo que se es lo de oída y algunas paginas leídas, de Belmonte algo mas, pero este trabajo de hoy me encanta, me ilustra y así puedo compartir algo mas de mi afición con los neófitos.
ResponderEliminarUn Saludos
Eran los monstruos del toreo los de aquélla legendaria estirpe de Los Gallos, un estilo magistral que pasó a ser historia frente a Juan Belmonte, el revolucionario, el que marcó en el toreo el antes y el después de Belmonte.
ResponderEliminarEfectivamente, grandes toreros los Gallos, Belmonte, Gaona, etc.
ResponderEliminarCuestión distinta es las etiquetas que le ha adjudicado la historia a cada uno. Belmonte se cataloga como el gran revolucionario y puede que lo fuese, pero si lo que valoramos es lo que su Tauromaquia ha influido en el toreo de hoy, entonces el Gran Revolucionario de la época sería Joselito el Gallo.
El toreo no es la invención genial de un diestro genial sino la aportación continua de una serie de grandes toreros que, desde los albores a nuestros días, han servido de ejemplo y modelo al resto.
Un cordial saludo.