Por Jose Morente
El cartel del domingo 11 de marzo de 1917. Inauguración de la temporada en la Monumental de Barcelona. Seis de Santa Coloma para Gallito (que finalmente no pudo torear), Belmonte y Fortuna (Del libro el “Cartel taurino, la sociedad y los toros. 1820-1920” de Ángel Sonseca Rojas)
Una corrida de sardinas
El día 11 de marzo de 1917 se inauguraba la temporada grande barcelonesa de la Monumental con una corrida de toros (novilladas había habido alguna antes) que había despertado enorme expectación pues el cartel lo formaban nada más y nada menos que Gallito y Belmonte, acompañados por Fortuna.
Lo más curioso es que sólo tres días antes, el jueves 8 nadie conocía el cartel y los revisteros se hacían todo tipo de cábalas pues el empresario (que era también el de la Plaza de Madrid, don Julián Echevarría), gustaba de llevar estas cosas en el máximo secreto (¡Curioso método de marketing!).
Y es que en todas las épocas cuecen habas.
El jueves 8 de marzo, no se conocían aún las combinaciones para la corrida del domingo 11, como reconocía Don Severo en las páginas de La Lidia (artículo publicado el 12 de marzo)
La corrida fue –según Don Severo -un fiasco total por culpa de los toros que envió el Conde, unos becerros feos, bastos, sacudidos de carnes e indignos de una mala novillada.
El titular de la Lidia sobre la corrida del día 11 de marzo: Una corrida de sardinas.
Todos los toros se protestaron de salida, hasta el punto de que el público consiguió la devolución del cuarto (un toro feo por lo muy veleto). Y como suele suceder, el remedio fue peor que la enfermedad pues el sobrero salió manso de solemnidad.
Para colmo, Joselito, que estaba anunciado, no pudo llegar a tiempo desde Málaga, donde había toreado el día 9, por culpa de los temporales que azotaron esos días España. Le sustituyó Pacomio Peribañez pero el que estuvo bien en Barcelona ese día, fue el bilbaíno Diego Mazquiarñan “Fortuna” pues Belmonte (algo gordo, decía el revistero Don Severo) no había empezado con buen pie el año, aunque luego se desquitaría (¡y de que forma!) en la histórica Corrida del Montepío.
Aunque Fortuna descollaba como matador, ese día estuvo muy bien toreando de muleta al natural y muy valiente como se aprecia en la foto publicada en la Lidia el día 19. Eso sí, el toro no tenía trapío alguno (Curioso detalle, el de la banderilla en la papada)
¡Y dale con los ganaderos!
Tampoco mejoró la cosa el domingo siguiente, día 18, y ya con Joselito en el cartel, pues los toros de Gamero Cívico fueron feuchos, terciados, cortos, sacudidos de carnes y, salvo dos de ellos, mal encornados.
El Gallo que abría cartel estuvo bien salvo matando. Belmonte seguía desaparecido y Joselito estuvo muy bien aunque matando también mal.
Entradilla de la reseña de La Lidia de la corrida del domingo 18 de marzo en Barcelona
Gallito entrando a matar, a paso de banderillas (con la mano en el tupé que decían entonces), a su primer Parladé. Un toro de feas hechuras, terciado y muy escurrido.
Una bronca fenomenal en el paseíllo del lunes 19
A la vista del mal juego dado por el ganado en las dos corridas precedentes, no tiene nada de extraño la fenomenal bronca que se montó durante el paseíllo de la corrida del lunes 19 de marzo, festividad de San José (…de San José Gómez Ortega, por supuesto).
La bronca del paseíllo, relatado por Don Severo en la Lidia
Uno de los espectadores de la corrida del 19 en Barcelona, fue Florentino Ballesteros que iba acompañado de su familia. Nada hacía presagiar que sólo un mes más tarde, el 22 de abril, lo mataría un toro de Benjumea toreando con Joselito y el Papa Negro en Madrid.
La bronca duró poco pues (a la tercera va la vencida) los toros, que eran de Saltillo –aunque sin excederse- salieron buenos. Y los toreros (Rafael, José y Juan) también estuvieron bien, sobre todo Joselito en el quinto con el que estuvo sensacional.
La escueta reseña de la lidia del quinto Saltillo en el ABC del día siguiente.
Como Belmonte había estado muy bien con el capote en su primer toro, tercero de la tarde, Joselito se esmeró a la salida del quinto, cárdeno y de bonito tipo, y le propinó seis verónicas sin enmendarse, de las cuales cuatro fueron archicolosales, como decían los revisteros de entonces.
Banderilleó muy bien, como también era habitual en él y comenzó la faena de muleta con tres pases sentados en el estribo.
Joselito ante el toro de Saltillo. Fotografía sacada del libro “Joselito. Su vida y su muerte” del que nos ha facilitado una copia nuestro buen amigo Jesús Fernández Castellano. Aunque en el pie de foto, Uno al Sesgo lo llama Mesonero, José Luís Cantos Torres (autor del magnífico libro La Monumental de Barcelona), nos informa que en la mayoría de las reseñas periodísticas del día siguiente el toro aparece nombrado como Mansonero.
Luego en pie, siguió por naturales, como gustaba iniciar habitualmente sus faenas, a poco que el toro lo permitiese. De esa guisa le dio cinco naturales seguidos y después tiró de repertorio.
Como mató mejor que otras veces, le dieron las dos orejas. Salió el sexto y todavía seguía la ovación a Joselito.
Un alarde de Joselito ante el otro toro que lidió esa tarde. Un saltillo chico pero muy asaltillado
Para Don Quijote, un crítico belmontista, esa faena de José había sido la mejor de su vida. Así la vio:
“Se sentó el maestro en el estribo y sin levantarse, sin moverse, […] dio tres pases con la derecha […] y otro de pecho, ya levantado, tan ligados los cuatro, tan emocionantes, que puso al público en pie.
Joselito se había pasado la muleta a la mano izquierda y dio un soberbio natural, un ayudado por alto y tres naturales en redondo, tan clásicos, tan prodigiosos que no puede pedirse más.
Uno de ellos, sobre todo, fue tan largo, tan completo, que el toro describió casi un circulo entero en torno al torero, erguido, inmóvil, majestuoso. Y nada más.
¿Que más? ¿Para qué más?”
Los titulares de la reseña de la corrida del 19 en Barcelona (La Lidia 26 de marzo de 1913)
El natural de Joselito, erguido, inmóvil, majestuoso, en el collage con el que la Lidia anunciaba el inicio de la temporada madrileña del año 17 (portada completa y detalle del número de La Lidia del 9 de abril de ese año)
Sólo un año después (el 2 de julio de 1918) Joselito mejoraba la faena del Saltillo, también en Barcelona pero esta vez en la plaza de las Arenas, ante un toro de Medina Garvey al que toreó a base de naturales en redondo.
Estaba naciendo el toreo moderno.
#Barcelonataurina
Todo esto sucedía en un tiempo (ya pasado) cuando Barcelona y Cataluña eran tierras de libertad.
Qué cortitas eran las faenas de muleta entonces. ¡Qué gusto!
ResponderEliminarLo bueno, concentrado en diez muletazos. Y capote y quites por doquier.
Tampoco en aquella época tenían que soportar esas cursiladas de la "muleta barriendo la arena" ni confundían la profundidad y la hondura (aunque no sé si se manejaban estos conceptos) con la longitud del pase.
En hora y media la corrida despachada, y, por lo que he podido ver en película, con un ritmo que ya lo quisieran los cansinos y larguísimos festejos de hoy en día.
Perdonen este súbito ataque de
taurinismo reaccionario, pero la culpa la tiene la maravillosa foto del natural de José.
Un saludo.
Mosquete
Toma ya!!!, luego para que digan que José con respecto a Belmonte no aportó nada. Que vean este vídeo.
ResponderEliminarToma Ya!luego para que digan que el precursor del toreo moderno fué el pasmo de Triana. Pedazo natural y circular!!
ResponderEliminarMosquete:
ResponderEliminarQueda usted perdonado pero ...¡Qué no se repita!
(Croe que el propio Gallito no compartiría totalmente su opinión pues e él lo que gustaba de verdad -lo dijo en varias entrevistas- era el toreo de muleta)
Un fuerte abrazo
Jesús:
ResponderEliminarEn efecto, para eso está: ¡Para que lo vean!
Un abrazo
Jesús:
ResponderEliminarPedazo de natural en efecto pero sin dejar de reconocer (como hacía Joselito) lo inmenso como torero que era Juan Belmonte.
Entre los dos empezaron a poner los cimientos de lo que vino después...
Otro abrazo
Tan solo comentar el pie de foto del Natural (al natural) de Gallito,
ResponderEliminar"esta naciendo el Toreo Moderno":
Mejor se hubiese quedado a mitad de camino. Con menos modernismo hubiesemos tenido bastante, si ello suponía, como bien puntualiza Andrés de Miguel "la pérdida de la genética en el Toro y la Suerte de Varas". También ahorrado el tragar con piedras de molino soportando las soporíferas faenas de hoy en día.
Y al relance, decir ésto:
Traemos con Juan algo que no merece, pues ese Toreo en ochos, no es sino una exigua parte del conjunto del Toreo fundamental. No pasa de ser un toreo aplicable cuando un Toro, por su condición, exige ser muleteado despistándolo. No contiene otro mérito que el de la quietud, aunque se enmendaba más de lo que nos han transcrito. Mucho antes, ya se aplicaba como un concepto más. Lamento tener que decir estas cosas en los días del Centenario.
Todos sus biógrafos, panegirístas y corifeos han necesitado para exaltar la figura de Juan, hacer mutis, cuando no descalificarlos, sobre esa baraja de toreros coetáneos, no solo los de la mal llamada Edad de Plata, sino también de bastantes de la Edad de Oro.
Chaves Nogales, su biógrafo por excelencia (secundado por Paco Laguna) poco vió a Juan, lo mismo que poco vió de la guerra; sobre lo primero por qué no era aficionado, y de lo segundo por qué estaba huído.
Saludos de Gil de O.
Gil de O.:
ResponderEliminarPues creo que no. Las cosas evolucionan con el tiempo si o si. Evidentemente a unos les gusta esa evolución; a otros, no y a otros (entre los que me incluyo) hay cosas que sí y cosas que no pero considerar soporíferas las faenas actuales, aunque respetable, no pasa de ser una opinión subjetiva (y muy discutible)
Del toro no hemos perdido su genética (a no ser que consideremos genética la mansedumbre y el comportamiento errático que caracterizaba al toro anterior a Joselito). Si hemos perdido la suerte de varas con el peto (un enredatoros que diría Corrochano) y no parece que seamos capaces de remediarlo. Las propuestas que se hace o son utópicas o inviables (y eso cuando se hacen propuestas que lo normal es limitarse a la queja contínua por ese tema)
Sobre Juan y el toreo en ocho quede constancia aquí de su opinión.
Un cordial saluda
Pienso que fectivamente el gran maestro fue el, pero siempre habra criticas por un tubo, afortunadamente para los toreros de hoy existio Joselito, pero lo lamentable es que en la escuelas se dediquen solo a torear, y no ha la historia del Oficio al que se quierén dedicar, la historia dice que estos lidiadores como fueron los maestros Joselito o Belmonte, fueron los propulsores de los dos diferentes toreo que se hacen hoy,
ResponderEliminarsegido por toreros como Viti, Puerta,Julio Robles,Ojeda,Tomas, todos estos bebierón de estas fuentes,bueno y mas toreros.
bueno pero "Joselito, Fue Joselito"
Gracias por la ayuda que nos dais con vuestros comentarios.
Parecía que me estaban diciendo la herejía que soltaría en pocas horas, en la Sánchez-Mejias, el "niño" de Zabala. Gastón "liao" con Chaves Nogales, usted no queriendo participar o discutir sobre mi criterio al respecto de Belmonte, Carbone por otro lado; y el Toreo muerto de hambres por conocer su Verdad. Sí, estamos "arreglaos".
ResponderEliminarSaludos de Gil de O.
Jose Luis:
ResponderEliminarBuena idea la de que las Escuelas dedicaran parte de su tiempo a enseñar como toreaban estos toreros antiguos.
Un cordial saludo
Gil de O.:
ResponderEliminarEfectivamente, se me quedó en el tintero apostillar su comentario sobre Belmonte.
Comparto su apreciación sobre el ninguneo que los panegiristas de JB hicieron de los toreros de la Edad de Oro y la de Plata, empezando por el propio Joselito y siguiendo con Chicuelo (es sangrante el análisis que sobre estos en general y sobre Chicuelo en particular hace Luis Bollaín en su libro, excluyente, los dos solos).
Que Belmonte se enmendaba es evidente y lo era en su época (se hablaba -ya hoy no se habla- de su pierna "patinadora") pero no creo que sea ese el problema sino su concepto del toreo en ocho.
Como usted dice, un concepto válido según en que circunstancias y, yo añadiría, según en que toreros pero que combinado con el teórico de"cargar la suerte" y aplicado indiscriminadamente al toreo en redondo ha provocado un batiburrillo indigesto del que los aficionados no acabamos de salir.
El tema ya se ha tratado en este blog por activa y pasiva (y lo seguiremos tratando).
Un fuerte abrazo