miércoles, 1 de mayo de 2013

Cargar la suerte (I)

Por Juan Antonio Polo

Pepe Luis Vazquez Natural 001

Espléndido natural de Pepe Luis Vázquez con el compás ligeramente abierto pero sin adelantar la pierna de salida. Cargando la suerte con los brazos (no con las piernas) lo que es lo ortodoxo, lo clásico y lo más puro en el toreo de muleta. El concepto del lance es plenamente Manoletista aunque la estética sea muy otra.

 

Introducción por Jose Morente

Cuando corría el verano de 1986, un servidor era ya un aficionado irredento a los toros y, aunque todavía joven, llevaba ya vistas (desde más de quince años antes) unas cuantas corridas, sobre todo y especialmente, en la madrileña plaza de las Ventas pues, no en balde, estudiaba entonces en Madrid.

Era lo que se dice un aficionado madrileño. Con todos los pros y todos los contras que tiene serlo. Para mí, más pros que contras. Aunque eso sí, mi afición era entonces,  más leída que vivida pues mis conocimientos se basaban en los clásicos lugares comunes con los que me creía capaz de enjuiciar (siempre con mucha dureza y con mucha suficiencia) a toros y toreros. Lo dicho, un clásico aficionado madrileño. Estoy seguro que algún día (con toda razón) tendré que rendir cuentas por ello. Estoy dispuesto a asumir la penitencia que me corresponda.

Y es que, lo mío no tiene disculpa alguna. Podría echar la culpa a mis maestros, aquellos escritores taurinos que repetían una y otra vez hasta la saciedad los mismos tópicos. Pero sería engañarme a mi mismo porque por la misma época otros escritores taurinos a los que yo no leía decían cosas muy distintas. Mucho más sensatas y reales.

Uno de ellos era Juan Antonio Polo, el autor del espléndido apéndice a la espléndida Historia del Toreo de Néstor Luján, sagaz y atinado en todos sus comentarios.

Sobre uno de esos tópicos, el tan manido “cargar la suerte” que aún hoy colea (¿hasta cuando?), escribía Juan Antonio, en ese verano de 1986, un magnífico texto que fue publicado  primero en la Revista del Club Taurino de Navarra, y luego, en Toros’92. Texto que ahora rescatamos.

Lástima no haberle leído entonces pues no hubiera perdido tantos años creyendo en teorías sin sentido. Pero también es posible que, aunque lo hubiese leído, no le hubiese echado cuentas, tal es la sinrazón y el empecinamiento del “buen” aficionado a los toros. En realidad el problema de este país es que las formas pueden más que el fondo y los mensajes y las teorías apocalípticos y radicales tienen aquí más predicamento que las exposiciones razonadas y razonables. ¡Así nos va!

Una exposición razonada y razonable es la de este, todavía actual, ensayo de Juan Antonio Polo, que la Razón Incorpórea recupera hoy, un cuarto de siglo después de escrito. Merece la pena leerlo. Yo lo he hecho con fruición.

 

CARGAR LA SUERTE por Juan Antonio Polo

(Barcelona, abril de 1986. Publicado en la Revista del Club Taurino de Navarra (nº 7, junio 1986 y, con Introducción y sin notas, en la revista Toros’92 en 1989).

Con frecuencia se ha dicho y se viene diciendo que los tres principios básicos sobre los que se sustenta el toreo, parar, templar y mandar, se complementaron a partir de Juan Belmonte con un nuevo requisito: cargar. El propio Domingo Ortega, abundando en ello, afirmaba que:

"posiblemente, si la palabra cargar hubiese ido unida a las otras tres desde el momen­to en que nacieron como normas, no se hubiese desviado tanto el toreo" (1).

1943-10-8 Madrid Domingo ortega natural 001

Domingo Ortega en Madrid el 8 de octubre de 1943, torea al natural. “Quieta la planta, [con] suavidad y armonía en los brazos” según el acertado comentario de Antonio Santainés. El de Borox está aquí cargando la suerte con los brazos y no con las piernas, cuyo compás mantiene prácticamente cerrado. Y es que está claro que una cosa es predicar y otra dar trigo (Fotografía de Santos Yubero).

Dejando al margen esta última afirmación, enraizada en la eterna disyuntiva de si hoy se torea mejor o peor que antes, estimamos errónea esta posposición en el tiempo de la acción de cargar la suerte respecto de los conceptos clásicos de parar, templar y mandar.

Basta echar una ojeada a las Tauromaquias de Pepe-Hillo y de Montes, publicadas en 1796 y 1836, respectivamente, para observar como en la descripción de las distintas suertes se señala con toda clase de detalles el momento en que la misma se carga o se tiende, es decir, el instante en que se desvía la trayectoria del toro, mientras se omite cualquier referencia a los conceptos parar y templar; en cuanto al primero, porque los toreros de la época –salvo en la suerte de recibir– prácticamente no se paraban con los toros, y en cuanto al segundo, porque el temple era un matiz del toreo totalmente desconocido en aquel entonces.

Lám. X Suerte de recibir

Los toreros antiguos prácticamente no paraban con los toros, salvo en la suerte de recibir (Lámina X de la Colección de Carnicero 1790)

Ocurre que la circunstancia de que, en el toreo moderno, se acostumbre a abrir el compás, adelantando la pierna contraria en el momento en que el toro llega a la jurisdicción del torero, o sea, precisamente en el instante en que las primeras preceptivas sitúan la acción de cargar la suerte, ha llevado a confundir dicha acción con la de echar la pata 'alante, cuando este hecho –la pata alante– no es sino un complemento de aquella acción, conveniente, en tanto permite dar profundidad y longitud al muletazo o al lance, pero no necesario, en cuanto en modo alguno es imprescindible adelantar la pierna para "indicarle al toro el camino y obligarle a seguir ese camino", que así es como define Corrochano la acción de cargar la suerte (2).

Belmonte natural 003

La “pata alante” permite dar profundidad y longitud al muletazo pero no es imprescindible adelantar la pierna para indicar al toro el camino a seguir (Un natural de Belmonte al toro Barbero de Concha y Sierra)

Dicha confusión tiene como consecuencia que se haya generalizado la creencia de que la suerte se carga con la pierna, al adelantarla, cuando en realidad se carga con los brazos y la cintura al cambiar el viaje del toro y alejarlo del terreno del torero. Así se desprende de la definición de Pepe-Hillo, para quien

"cargar la suerte es aquella acción que hace el diestro con la capa cuando, sin menear los piés, tuerce el cuerpo de perfil hacia afuera y alarga los brazos cuanto puede” (3)

y de la de Montes, para el que cargar la suerte:

“es el movimiento que hace el diestro en el centro de ella de bajar los brazos y meter el engaño en el terreno de afuera para echar del suyo al toro" (4)

Tratadistas posteriores, como Sánchez de Neira y Amós Salvador (5), coinciden en señalar como característico de la acción de cargar la suerte el echar fuera el toro, señalándole un terreno y una salida, sin hacer mención alguna a los movimientos de las piernas, en tanto que José Mª de Cossío, tras considerar en su monumental tratado que dicha acción es un ardid necesario para desviar al toro de su ruta, destaca el "esencial papel de los brazos para cargar la suerte" y recuerda la máxima atribuida a Pedro Romero de que "el lidiador no debe contar con sus pies, sino con sus brazos".

pag 321 Fig 1 - copia

pag 321 Fig 2

El pase natural clásico (ortodoxo) en el Doctrinal Taurómaco de Hache, libro que recoge la tradición de las viejas tauromaquias. El torero cita de frente con la muleta cuadrada u oblicua según las condiciones del toro (Fig. 1ª) y se perfila en el centro del pase cargando la suerte con el brazo (Fig. 2ª). Obsérvese la similitud de la posición del diestro (brazos y piernas) en ese momento con la fotografía del pase natural de Pepe Luis Vázquez que iniciaba esta entrada. (Imágenes correspondientes a la pág. 321 del Doctrinal)

Con posterioridad a la publicación de Los Toros y a propósito del toreo practicado por Gitanillo de Triana en la histórica corrida de Beneficencia de 1946, Cossío insistió nuevamente en el tema en un editorial de El Ruedo, omitiendo cualquier referencia posicional a los pies del torero y resaltando en cambio la armonía del juego "en el que la ruta desviada del toro y su acometer dinámico y brutal se conjugaba con el flexible girar de la cintura y con el adecuado moverse de los brazos" del diestro (6)

1947-10-16 Madrid Gitanillo derechazo

Rafael Gitanillo, en un derechazo en Madrid, el 16 de octubre de 1947 (imagen obtenido del Video de Achucharro). La suerte se carga con la cintura y los brazos aunque, en su caso, las piernas ayudan a desviar la trayectoria del toro.

"Los brazos son los que cargan, los que mandan, los que se imponen", observaba Juan León ─también en El Ruedo─, veinte años después, al plantearse en uno de sus pregones el tema que ahora nos ocupa, añadiendo que "todo en las suertes está supeditado al juego de brazos", aunque lógicamente también consentía que, “si se hace con gracia y a tiempo, el adelantar la pierna contraria da ritmo y armonía a los movimientos del torero" (7)

Resulta obvio, pues, que el cargar la suerte y el adelantar la pierna contraria son conceptos y acciones distintos, aunque no por ello incompatibles. Cierto que el adelantamiento de la pierna no sólo contribuye a dar profundidad y plasticidad al pase, sino que también propicia un mayor riesgo y una superior emoción al reducir las distancias con el astado, máxime si –cómo suele precisar el crítico catalán M. Cruz– se hace girar al toro sobre el eje de la pierna adelantada.

Pero tampoco puede olvidarse que son muchas las ocasiones en que el objetivo del echar la pierna hacia adelante no es otro que el de dar una salida más amplia y desahogada al toro, sin necesidad de tener que retroceder los cuatro o cinco pasos que consideraba necesarios el propio Paquiro para quedar en situación de repetir la suerte.

Obsérvese cómo Amós Salvador (8), autor –en opinión de Cossío– de una de las mejores teorías del toreo que se han escrito, exige que en la ejecución de 1a verónica el torero debe quedar siempre en el terreno de adentro

"con los pies juntos y quietos o sacando el pie del lado del movimiento, si el toro exige una salida más abierta".

ortega 2

Según Cossío, adelantar la pierna tiene por objeto dar una salida más abierta al toro o sea, expulsarle hacia afuera (En la foto, Domingo Ortega en un pase de pecho. Obsérvese que el pie derecho del torero no avanza, en rigor, hacia adelante sino hacia donde el toro tiene la salida pues de lo que se trata es de alargar el pase. Idea en la que ha profundizado el toreo contemporáneo)

La discusión puede, en su consecuencia, reducirse a términos absolutamente semánticos. Conforme a las descripciones de los tratadistas, el cargar la suerte no es otra cosa que el fundamento del toreo, la simple acción de mandar en el toro desviando con el engaño su trayectoria en el momento en que llega a la jurisdicción del torero y, como tal fundamento, es forzosamente anterior en el tiempo a los tan traídos y llevados principios de parar y templar, que no se ponían en práctica o se desconocían en los tiempos iniciales del toreo a pie.

Tuvo que pasar mucho tiempo hasta que los toreros empezaran a pararse, a dar longitud a los pases, a adelantar la pierna contraria, a bajar la mano y a templar y aguantar las embestidas de los toros y ello no se produjo evidentemente de golpe y porrazo, sino en forma gradual y paulatina, aunque pueda considerarse a Juan Belmonte como frontera o divisoria entre el toreo antiguo y el actual. Fue Clarito quién dijo que si al principio nadie entendía que se pudiera torear como Belmonte, a partir de éste sólo se podía torear como lo hacía el trianero (9).

JUAN_B~1

Siempre se ha considerado a Juan Belmonte como personaje capital en la evolución del toreo. Está claro que el trianero aportó muchos de los elementos con los hoy se hace el toreo, fundamentalmente, su forma de parar y aguantar los toros (En la fotografía, verónica belmontina todavía de manos muy altas. La aportación de Juan al toreo de capa fue crucial pero en la construcción de la actual faena de muleta la aportación primordial fue la de Joselito el Gallo)

Los tiempos han cambiado, pero el público actual, que no es tan lerdo como en ocasiones pudiera suponerse, asimila aquellas innovaciones que considera positivas y si, por una parte, rechaza u olvida las que entiende carecen de valor –lo que explica la caída en desuso de los pases mirando al tendido o de los saltos de la rana–, por otra acoge sin reservas todas aquéllas que redundan en beneficio de una mayor emoción o plasticidad, exigiendo que todos los toreros pisen el terreno que invadió El Cordobés en su día y que en la actualidad pisa Paco Ojeda o deseando que impriman a sus lances el empaque y la cadencia que han visto en los de Ordoñez o Rafael de Paula. El más dífícil todavía no es un tópico privativo del mundo del circo y los profesionales del toreo pueden dar fe de ello.

2012 Ojeda en un tentadero

A Paco Ojeda siempre le ha gustado obligar al toro a seguir trayectorias imposibles (imagen obtenida de un video de Jorge Conde filmado en un tentadero el año pasado)

La evolución del toreo es patente y el aferrarse a los viejos principios y normas propiciaría una involución o retroceso que no es deseable, ni sería admitida por el público actual. La longitud y el temple que ahora se exige a los lances y muletazos obligó a abandonar el toreo de frente, tan absurdamente añorado en ocasiones, en el que es imposible prolongar la embestida del toro en la medida que gusta al público de hoy.

manolo_vazquez_de_frente[1]

El cite para el toreo de frente es el cite clásico para el pase natural y tiene su aquel pero esa posición imposibilita darle al lance la longitud y recorrido que hoy se exigen al muletazo (En la foto, Manolo Vázquez citando de frente con enorme torería)

Con la posición semi-perfilada o de tres cuartos con que, en la actualidad, se cita a los toros, se retrasa el momento del embroque, se permite el verlos venir, que señalaba Juan León cómo máximo atractivo del toreo de perfil que practicaba Manolete, y se difiere, que no se suprime, el momento de cargar la suerte.

Si antes, conforme a las Tauromaquias clásicas, la suerte se cargaba tendiendo el engaño en el momento en que el toro llegaba a la jurisdicción del diestro, desviando su trayectoria hacia afuera, actualmente el torero deja llegar o se trae al toro hacia sí, cargando la suerte en el mismo centro de ella y desviando su trayectoria hacia adentro.

Ahí radica la esencial diferencia entre el toreo antiguo y moderno; en aquél, el torero respetaba siempre el terreno de su oponente; en éste, se produce siempre un intercambio total de terrenos, el torero invade el del toro –cruzándose con él– mientras lo atrae hacia sí obligándole a describir un círculo en su derredor.

El objetivo del toreo siempre ha sido el mismo: burlar la acometida del toro; antes, despegándose de él y alejándolo; ahora, ciñéndoselo. El adelantamiento de la pierna contraria, la pata alante, permite –en frase de de Corrochano– acentuar el toreo (10), así como una mayor proximidad entre el toro y el diestro, dando más emoción, más profundidad y más belleza al momento de cargar la suerte y a la suerte en conjunto, pero esta acción, el cargar o tender la suerte, cómo dicen los clásicos, se ha ejecutado siempre con los brazos y con la cintura, desde la primera vez en que un español tuvo la feliz ocurrencia de esperar a pié firme la acometida de un toro sin más defensa que la de su capotillo.

 

09

La acción de cargar la suerte (que se ha ejecutado SIEMPRE con los brazos aunque a veces, pero no siempre, con la ayuda de la pierna de salida) es la que da profundidad y emoción al muletazo (En la fotografía de la web de la empresa de la plaza de toros de Sevilla, el Juli en uno de sus tremendos naturales de la corrida del pasado Domingo de Resurrección en Sevilla)

 

Notas

(1) Domingo ORTEGA, El Arte del Toreo, Conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid el 29 de marzo de 1.950. Madrid, Revista de Occidente, 1.950, pág. 18.

(2) Gregorio CORROCHANO, ¿Qué es torear? Madrid, Revista de Occidente, 1.966, pág. 219.

(3) Josef Delgado (a) ILLO, La Tauromaquia o Arte de Torear. Edición preparada por Bruno del Amo, RECORTES, copia literal de la primera, impresa en Cádiz en 1.796. Madrid, 1.946, pág. 53. La definición que aparece en la segunda edición (Madrid, 1.804), muerto ya PEPE-HILLO, difiere poco de la transcrita en el texto y el verdadero autor de la obra –José de la TIXERA– insiste en la necesidad de perfilar el cuerpo, alargar los brazos y mantener "los pies en la mayor quietud para llamar al toro y hacerle la suerte a un lado".

(4) Francisco MONTES, PAQUIRO, Tauromaquia Completa, o sea, El Arte de Torear en plaza a caballo o a pié, reproducción íntegra de la edición publicada en Madrid en 1.836. Barcelona, Ediciones Turner, 1.983, pág. 15.

(5) JOSE SANCHEZ DE NEIRA, Gran Diccionario Taurómaco, reproducción de la edición de 1.896. Madrid, Ediciones Giner, 1.985. Incluye la Teoría del Toreo de Amós SALVADOR, que escrita en 1908 no vió la luz hasta su publicación en folletones en el diario madrileño LA V0Z entrados los años treinta.

(6) José Mª de COSSIO, Los Toros, Madrid, 1.943, tomo I, pág. 917. ID. El cargar la suerte, editorial de EL RUEDO, n° 132, de 2 de enero de 1.947.

(7) Julio Fuertes, JUAN LEON, Nadie sabe nada, Pregón de Toros de EL RUEDO, n° 1.148. Madríd, 21 de junio de 1.966.

(8) Amós SALVADOR, Teoría del Toreo cit. , en Gran Diccionario cit., tomo II, pág. 1.261.

(9) César Jalón, CLARITO, Grandezas y miserias del toreo, Madrid, 1.933, pág. 28.

(10) Gregorio CORROCHANO, op. cit., pág. 220.

24 comentarios:

  1. Tengo muy claro que la evolución de "Cargar la Suerte" desde Pepe-Hillo hasta nuestros días, no es sino la consecuencia de ir transformando el sentido del término a través de los tiempos. Me explico: Josef Delgado "Illo" en su Tauromaquia ya nos indica la cuestión (canón) de Cargar la Suerte con los brazos, que este amigable componedor de entuertos taurinos ocasionales, con mis salidas al paso o meteduras de pata -todo puede ser- interpreta cómo el responsabilizar el lance, bien con los lienzos o el paño, sobre los brazos; las piernas bien hacían con mantener su constante movimiento en aras de evitar la cogida. Cargar la responsabilidad de la suerte sobre los brazos. No se puede entender de otra manera.

    Así debió entenderse, aunque genéricamente su uso, tal como se vino a interpretar con Gallito -también ligero de piernas, pero ya en busca de los cauces por los que habría de discurrir el Toreo- hasta la decisión de parar; ya no solamente se "para" en la suerte de matar, sino para cualquier otro lance se percibe su presencia. Por otra parte desde Lagartijo ya se "cargó la suerte" sobre las piernas con el Toreo a una mano, mucho antes de plantearse el hacerlo a la verónica, de lo que no es el predecesor Juan sino José; distinta es la verónica de Juan en su segunda etapa; periodo en que ya había media docena de matadores que la daban "arrastradita", infinitamente mejor y más completa que hoy.

    Tengo claro que aquél Toreo a una mano, qué yo conocí desde David a Almensilla, sin olvidar a Chaves Flores ni a Antonio Cobos, que se ejercitó desde Lagartijo, como he dejado dicho, por banderilleros de aquella época, ya pegaban naturales con el capote a una mano cargando la suerte sobre las piernas, aunque siempre perdieran un paso. Pero la suerte -correr al Toro a una mano- era tan INTENSA qué llevaba implicta la carga.

    Con estos comentarios no hago otra cosa que desempolvar mi escritorio o mi mente, ya que tengo muchas cosas sin publicar, pero todas muy claras y con muchos años vivídos en el Toro reforzándolas.

    Me alegro de que alguién se acordara de mi compañero de Redacción en Fiesta Española M.Cruz(Uno del 5) de quién tanto aprendí.

    Como el tema es INTENSO no alargo más el comentario. Da para mucho más; y seguro que volveré a intervenir. Don José Morente nos lo planteado usando como vehículo acertadamente a Juan Antonio Polo.

    Saludos de Gil de O.

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  2. La que lía usted, don José, para acabar vendiendo -sibilinamente- la moto del tal Julián y del actual destoreo (y destoro) que están vacíando las plazas de público.
    Empeño si que le echan, desde luego.

    F.

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  3. Gil de O.:

    Efectivamente, como usted dice, el tema es bastante intenso y no creo que se pueda despachar con la simplificación de la "pata alante" que algunos interesados quieren vender.

    Por eso, me parecía oportuno rescatar ese texto de Juan Antonio Polo que trata el tema con una óptica bien distinta del discurso dogmático habitual al uso.

    Y es que el concepto "cargar la suerte" ha ido evolucionando en el tiempo, a medida que ha ido evolucionando el toreo, evolución acompasada a los cambios del toro.

    Si en los primeros tiempos, el toreo se carga con los brazos (y ese es su sentido primigenio y puro que no sé porqué los historiadores no han destacado debidamente), posteriormente (usted apunta a Lagartijo y el toreo de capa de los peones a una mano) se empieza a cargar sobre las piernas (o a ayudar con las piernas).

    Sea como sea, me reitero, el concepto ha ido evolucionando. profundizar en esa evolución y sus matices (como hace Juan Antonio Polo en su artículo o usted en su comentario) me parece imprescindible.

    Todo antes que aceptar conceptos fosilizados que son un lastre para esa evolución

    Mi más cordial saludo pero no se retire que esta historia (si le place) sigue.

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  4. F.:

    Craso error el suyo. No se trata aquí de defender a un torero -Juli- u otro -Tomás- (por mucho que uno u otro molesten al "sistema") sino de algo más sencillo, demostrar que los conceptos simplones que se manejan en el mundo de los toros no dejan de ser eso: tópicos y simplificaciones que -aunque contengan algo de verdad- caen por su base cuando se les eleva a la categoría de dogma.

    Eso pasa con conceptos como "cargar la suerte" del que muchos aficionados DESconocen el origen y evolución real del término y que se confunde con el acto de echar la "pata 'alante" (mecanismo torero que, todo hay que decirlo) las más de las veces no es sino recurso para "expulsar" al toro del terreno del toreo.

    Pero no es sólo "cargar la suerte", el único tópico que circula hoy entre los aficionados. usted saca a la palestra otros dos más (y de los más frecuentes): el "destoreo" y el "destoro" actual que, por cierto, relaciona de forma subjetiva y creo que parcial, con la poca asistencia de público a las plazas.

    Visto lo visto, creo que queda más que justificado nuestro "empeño" (como usted le llama) en reflexionar sobre estos términos.

    Gracias por leernos.

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  5. Todo aficionado, creo que ha ido construyendo su ida e ideal de toreo o bien leyendo o viendo toros o escuchando a profesionales...en definitiva, empapándose de todo lo que "huela a toro".
    No se culpe, José de su etapa "madrileña", que en cierto modo todos, alguna vez hemos sido más papistas que el papa.
    Más que estar de acuerdo o no, me quedo con estas reflexiones sobre este concepto tan polémico.
    Yo pienso que el toreo es equilibrio, reunión, sensación de conjunto, o como diría un genio como Paula, "arrebujarse", todo lo que vaya por ahí, para mi es válido.
    Sin embargo, se habla poco de cargar la suerte con el capote, pues sólo se hace referencia a la muleta. Aunque con el capote no se torea en redondo, (o por lo menos no es su forma clásica), en este caso si me parece necesario adelantar la pierna para ejecutar un buen lance.
    Un abrazo y como siempre, enhorabuena por esta entrada

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  6. Alberto:

    En efecto. Al final el toreo es un conjunto de sensaciones y emociones tanto para el espectador como para el que torea, creo.

    Entonces, se preguntaran algunos que porqué tanta insistencia por nuestra parte en tratar una y otra vez estos temas de técnica del toreo aparentemente tan complejos.

    La respuesta no puede ser más sencilla y es que hoy el aficionado utiliza la técnica como pretexto para desacreditar el toreo actual.

    Pero no la técnica "real" sino un concepto impostado de la técnica, artificial y especulativo, basado en tres o cuatro conceptos tópicos (como este de cargar la suerte, o el del pico o el de perder los pasos o la pierna adelantada) que no le sirven para apreciar las sensaciones que provoca el toreo "en su conjunto" sino simplemente para descalificar de antemano lo que se produce ante sus ojos.

    La idea por tanto, al recuperar estos viejos (pero tan actuales textos) es muy sencilla. Hacer ver que el toreo es mucho más complejo y diverso que lo que estas simplificaciones pretenden decirnos.

    Bien esta que no nos gusten algunas de sus expresiones (como el toreo contemporáneo) pero intentar descalificarlas en base a preceptos técnicos más que cuestionables no es de recibo.

    Por lo que respecta al capote, como todo el mundo simplifica yo también tengo mis tópicos y entre estos entra la necesidad de cargar la suerte en el toreo de capa pues el hecho de alternar pitones y, sobre todo, el avance del torero en el capote parecen exigir el adelantar la pierna. Al contrario que, en el toreo de muleta donde el torero se sitúa como eje. Coincido pues plenamente con usted que además de saber lo que dice, "hace" (y esto es lo más importante) lo que sabe.

    Un fuerte abrazo.

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  7. No entiendo que puede pintar, ni decir la foto de Ojeda en esta entrada. Pierde su sentido, totalmente, el cambio de impresiones tan seriamente tratado por ustedes. Exceptuo al sr. F. ya que no argumenta sus afirmaciones.
    Estoy pendiente de sus comentarios. Gracias.

    El Chacho

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  8. El Chacho:

    Como responsable de la selección de fotografías y sus comentarios, le paso a exponer las razones por las que seleccioné dicha fotografía aparentemente fuera de contexto en el tema que se trata.

    Digo aparentemente, porque creo que la inclusión de Ojeda venía obligada ya que, por un lado, en el texto (que es de 1985) se le citaba expresamente y, por otra parte, porque si profundizamos en el tema de "cargar la suerte" como (con mayor o menor fortuna) venimos haciendo y aplicamos el concepto en su sentido "extenso" (dominar y dirigir la embestida del toro), y no sólo en su interpretación actual o reciente (echar la pata 'alante) parece indudable que una de las propuestas más innovadoras de los últimos 50 años en ese sentido (dominar y dirigir la embestida del toro) ha sido la de Paco Ojeda, quien propuso una especie de cruce o simbiosis entre el toreo en redondo (con el torero como eje vertical e inmóvil alrededor del que se desplaza el toro) y el toreo en ochos (alternando los pitones). Algo que, no lo olvidemos ya apuntaron algunos toreros de la generación anterior como es el caso del albaceteño Dámaso González.

    Otro tema, creo, es que Ojeda haya carecido de la ambición como torero que le hubiera colocado en puesto más preeminente y que eso condicione la percepción y, sobre todo, la apreciación que podamos hacer hoy día de su toreo.

    Un cordial saludo



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  9. El Toreo en ocho de Ojeda, era para despistar al Toro. Señaló el camino del encimismo. El Cordobés se lo analizó a su estilo rudimentario. El Benitez, otra cosa no tendría, pero se dejaba ver, mientras que a Ojeda jamás lo vió el Toro. Algo así como dijeron Lagartijo y Frascuelo del Guerra.

    El Chacho

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  10. La confesión del comienzo del post revaloriza aún más todo lo que se dice en el magnífico texto. Ante una revisión de este calibre del concepto tan manoseado de "cargar la suerte", no cabe otra que aparcar la simpleza del "patapalante y punto" imperante en la actualidad, como tú hiciste en su momento, sin obstinarte ni ofuscarte en tus creencias anteriores.

    Imagino que también tiene cabida por algún lado lo de apoyar el peso del cuerpo en la pierna de salida al finalizar el muletazo, esté ésta adelantada, paralela o retrasada (que no escondida jeje), como lo señala Joselito Arroyo en el video que colgaste en una entrada anterior, a lo que algunos llaman "lo que es literalmente cargar la suerte"

    Digo que imagino que el juego de brazos que se indica en la entrada acarrea necesariamente esto de apoyar el peso en la pierna de salida, por pura física, no?

    De todas formas intuyo por el título de este post que puede haber una segunda parte de "cargar la suerte" aunque en esta entrada ha quedado claro.

    Un saludo de "el alevín gallista"

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  11. Chacho:

    Creo que mi opinión sobre Ojeda es muy distinta de la suya. A mí personalmente las innovaciones me encandilan. Ya dirá el tiempo si tienen o no fundamento.

    Ojeda fue torero de marisma no de escuela por tanto lo lógico es que toreara como toreó (nada menos que como toreaban Belmonte o Domngo Ortega), "en ochos" y escondiendo el cuerpo a los ojos del toro (cada uno a su manera): En el caso de Ojeda, escondiéndolo no detrás de ninguna barrera sino mediante la inmovilidad del cuerpo y el señuelo de la muleta: ¿Que el toro no lo veía? ¿No se trata de que el toro no vea al torero y sí a la muleta o al capote?

    Saludos

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  12. Muy bien Don José Morente por traer estos temas a la luz. Temas que se han considerado, sobre todo por los que han tenido o tienen intereses económicos en ésto, como "tabú". Y no debe ser así, ya qué la Fiesta es del pueblo y es al pueblo -mejor o peor aficionado- a quién va dirigida.

    Incluyendo al periodismo de sobre o cuota, pues ya verán que intereses pueden tener en que el conocimiento del Toreo trascienda...¡Ninguno! Confirmo yo. Les fuéramos a robar la gallina de los huevos de oro.

    La foto de Pepe Luis, de contenido efectivamente "Manoletista", me permite reiterarme una vez más de entre los cientos de veces en que lo he hecho, defendiendo a Manolete de los periodistas taurinos de la capital de cuatro décadas para acá. Culpables de lo que pasa en Madrid.

    Manolete si cargaba la suerte, pese a su compás ligeramente entreabierto, sin llegar al perfil total y menos aún ponerse de espaldas. Estaba tan dentro de ella, de pies, brazos, cuerpo, cintura, cabeza y corazón, que ya no permitía ni más carga, ni mas intensidad ni más riesg;, lo que conducía la más simple de sus ejecuciones a una emoción, como jamás se sintió en la Historia de Toreo.

    Así es el intenso natural de Pepe Luis, muleta pequeña, llevada con la yemas de los dedos índice y pulgar, cogiéndole toda la cara al Toro, nada de pico. Yo sí veo la SUERTE CARGADA, con PATA'ALANTE o sin ella, en el natural de Pepe Luis.

    Saludos de Gil de O.

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  13. Alevín gallista.

    Coincido con usted. Para mí, así debe ser. El peso del cuerpo debe pasar de una pierna a la otra. Se adelante o retrase la pierna de salida

    Al contrario, si se echa la "pata alante" pero el peso del cuerpo se mantiene en la pierna de entrada personalmente me parece que falta algo.

    Y es que creo que ese desplazamiento de pesos se justifica tanto por razones de técnica como de estética. Por poner un sólo ejemplo, creo que en la intención del toreo actual de "llevar" al toro muy toreado y en un recorrido lo más largo posible, la posición inicial de la pierna de salida (retrasada) y, sobre todo, la acción de cambiar el peso del cuerpo de una pierna a la otra se convierten en algo totalmente necesario.

    Un fuerte abrazo

    PD.: Por lo que respecta al tema de "Cargar la suerte", efectivamente el guarismo (I) augura una continuación. No sé si próxima o lejana.

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  14. Gil de O.:

    Poco (por no decir nada) puedo añadir al análisis, corto pero intenso como las buenas faenas, que hace usted del toreo de Manolete.

    En el fondo, todo esto (y los comentarios anteriores) traslucen un problema terminológico que es, quizás, en mi opinión, la clave del debate.

    Si cargar la suerte es (como se viene entendiendo por los aficionados apresurados o poco conocedores de la historia del toreo e incluyo entre ellos a Domingo Ortega) adelantar la pierna de salida, entonces, ni Manolete cargaba la suerte ni Pepe Luis Vázquez está cargando la suerte en la foto de inicio del blog.

    Pero si cargar la suerte es lo que siempre, desde que el toreo es toreo, se ha entendido como cargar la suerte (mandar o ahondar, en la embestida del toro o, dicho de otro modo, cargar en los brazos la responsabilidad de la suerte, como decía usted en su primer comentario) entonces Manolete y Pepe Luis cargan la suerte de forma primorosa.

    Esa segunda opción es la que, parece, compartimos ambos.

    Otro cordial saludo

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  15. Ha colocado usted sr. Morente otra importante foto en esta entrada. Es la de... "Refaé que le dirían en su casa, la de los Vega de Triana "Los Gitanillos Toreros" qué grandes toreros fueron", como digo el algún verso o tramo de poema en prosa; no sé, si abandonado en algún papel "arrugao" cogiendo sepia, incluso puede qué, conservado en algún rincón inexpugnable de mi dolorido ordenador.

    Cometió el error de ponerse a servir con Camará (de criado, ¡vamos!) cuando Don Manuel, si necesitaba algo, era qué le apretaran. Y escribo error como queda patente en esa foto que nos regala Don José Morente: Rafael Vega de los Reyes, con todo "metío"; el Toro no ha llegado a la mitad del muletazo, ya con toda la cara -nada de pico, ni ojo o pitón contrario- y ese Gitanillo, el que quedaba de ellos, templando hasta lo inverosímil (vean los cuartos traseros extendidos en una embestida violenta, la meana haciá atrás consecuentemente y sin embargo la muleta a su caída, consecuencia de ir templadísima, y la manos del Toro conteniendo para fijar la cornada a lo que ha creído su enemigo a destrozar, la muleta del de Triana.

    Está todo cargado, pero la relajación ha echado sobre la pierna derecha -la de salida- la responsabilidad de la suerte. Veamos que ya levanta ligeramente la izquierda, de forma que le permita (ne era necesario llevarlo tan largo) rematar y ligar el muletazo, quedándose colocado. En el Toreo se comienza a ligar sobre el compás.

    Saludos de Gil de O.

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  16. Gracias por acordarnos otra vez cuantos topicos hay sobre este famoso "dogma" del toreo.

    Siempre me acordaré de cuando el matador y critico taurino Juan Posada (cuyo tio toreò de novillero con Belmonte a quien luego Posada dedicò un gran libro) me decia que para él "cargar la suerte" era "alargar la suerte con los brazos".
    Ni màs, ni menos.

    Eso que a la primera me resultò raro, se me va quedando cada vez màs claro. Como cuando veo los naturales de Esplà a pies juntos a un victorino (con la montera puesta), o los de Paula a piés juntos al toro de Benavides o los muchos de Manolo Vazquez por decir algunos ejemplos de suerte cargada y pierna "no adelantada".

    Creo tambien como decia Juan Antonio Polo que adelantar la pierna puede ser mas meritorio. Pero (para mi) todo depende de donde se deja el toro al terminar el muletazo: si detras de la cadera o para fuera.

    En mi opinion adelantar la pierna no es garantia de ninguna verdad, ni sello de autenticidad por si solo, si luego se torea para fuera o destemplado o sin ligazòn, y puede ser tambien un "truco" a pesar de que este dogma se haya puesto tan de moda en las ultimas 3-4 decadas.

    Un saludo,


    Paolo





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  17. Esta discusión, tan constructiva ella, me conduce a la conclusión de qué, si la tal suerte no se ha engendrado debidamente desde su inicio hasta su remate y ligazón, no la ha habido por mucha voluntad, gesto, movimiento, peso o parafernalia, que se le haya puesto a ese intento de cargarla.

    Me permito esta observación, tras leer a Paolo; y participar en una Tertulia con mi compadre, en la que se aseguraba de la Media Verónica de Morante, esa de la se dice todavía no se ha terminado, que se la dio, a sabiendas, a un toro que pasaba por allí, encarado a su querencia, huido y suelto.

    Con menos contenido que las doy yo en la Escuela de mi Pueblo. La estética ya es otro cantar.

    Perdonadme por poner esto tan fuerte. Mi compadre me ha dicho ¿si la vistes así...? Lo de cargar la suerte debe ser algo más importante de lo que parece. De nuevo

    El Chacho

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  18. Lo que se están "cargando"es la fiesta y miramos hacia otro lado.
    T.V.I.

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  19. En estas tierras, somos muy dados a mimarlas, recrearnos en ello, y no darles por conclusa la obrada, dejando el escardillo a un lado, si no estamos plenamente convencidos de la labor realizada.

    Pues bien, nuestro buen amigo José Morente nos ha dictado la II y III entregas, de ésto que como bien dice mi compadre El Chacho,"debe tener más importancia de lo que parece", sin percibirse de que aún no tenía este humilde labriego, tratado el último marjal de su propuesta, que es el estrujarle el contenido a la foto de Manolo Vázquez, eso, por si alguien pudo pensar en que nunca se haya podido torear así.

    Foto -no vemos al Toro- en la que se palpa y se siente, posiblemente con la distancia cogida, que ya se encuentra dentro de jurisdicción, ya Ha comenzado a cargarla; y con tres opciones: una, que desplace la pierna izquierda lateralmente o bien ligeramente oblicua, siempre a toro embistiendo, con lo que la intensificaría; la segunda, antes de que arrancase, con lo que entraríamos en los que venimos denominando, "descargar la suerte", claro que eso jamás pasaría por la cabeza del de los Vázquez Garcés "El Chico"; y la tercera, permanecer a pies juntos hasta el final del muletazo, en cuyo caso han de ser la cintura, las muñecas, las yemas de los dedos y el vértice hombro dentro de la excelsa quietud, los elementos que asuman la "responsabilidad de la suerte" (expresión que de haber sido usada por Josef Hillo en su Tauromaquía, nos hubiere evitado alguna que otra vana discusión) para a partir de ahí, y con el frente dado y ofreciéndose a qué, el Toro determine su elección, incrementar, gravar, intensificar, endurecer, magnificar, motivar, emocionar, y todos los verbos que engrandecen el CARGAR LA SUERTE; y ya de paso, el Toreo al natural y por naturales.

    Por lo qué, aquellos que pretendan enterrar en el arcano éste y otros conceptos canónicos del Toreo, y vengan a darse un filo en sus vituperios sin guardar respeto a nada, ni a nadie, en pro de ilegítimas servidumbres, tengan a bien acallar sus lenguaraces villanías, que el Toreo los repudia claramente.

    Saludos de Gil de O.

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  20. Gil de O.:

    Gitanillo de Triana (Curro Puya) era epígono y discípulo de Belmonte, trianero como él y participaba de su concepto y su estética pues si en el resto del mundo taurino (Mundo que empezaba "Cruzando el Puente") Joselito era el que sentó Cátedra, Triana se mantuvo como reducto inexpugnable e independiente donde adoraban a sus propios toreros pues Triana (punto y aparte) siempre (Lo cuenta Manuel Ch.N) tuvo sus propias jerarquías: Montes, el Dermonte, etc.

    Lógico y, por tanto, inevitable es que el hermano menor, Rafael Gitanillo cogiese el mismo aire torero que su hermano. En el capote y en la muleta.

    Es posible incluso, aunque no lo puedo asegurar, que fuera mejor muletero que sus predecesores pues tuvo la fortuna de beber las enseñanzas de Manolete del que era coetáneo. Siquiera su toreo tuviese tan distinta tesitura y contextura que el del diestro de Córdoba.

    Nos evoca usted ¡Ese talón derecho que se levanta! (y al que hemos aludido en las fotografías de la siguiente entrada). Talón que no es suyo sino de Juan y quizás, antes de Juan, de Antonio…

    ¡Triana! En el flamenco y en los toros ha representado siempre la tradición, la pureza, lo inamovible. Mirando no a Sevilla sino al pasado. ¿Puede que por eso a Belmonte lo comparasen con Pedro Romero un torero de un siglo antes?

    Un cordial saludo

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  21. Paolo:

    Coincidimos pues y resulta muy interesante que sea un matador (a fuer de periodista), Juan Posada, quien enseñe eso de que la suerte se carga con los brazos y más concretamente, “alargando” la embestida pues siendo este objetivo el del toreo moderno vendría a resultar una especie de nexo de unión entre el ayer (Hillo) y el hoy.

    Lo que está claro es que sea como sea la verdad o la autenticidad no están en una pierna que se adelanta (a veces, para ayudar a echar fuera al toro) sino en otro lado, sólo que lo primero (la pierna que se adelanta) lo ve cualquiera y para lo otro (para apreciar la factura de un lance) hay que entender un poquito más de toros y sobre todo tener la mente abierta y libre de prejuicios.

    Un abrazo

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  22. Chacho:

    Vayamos por partes.

    Uno. Si la suerte no se engendra y remata no hay tal suerte por mucha voluntad o “carga” que se le ponga.

    Creo que estamos de acuerdo aunque no sé si le estamos dando el mismo sentido a esa frase.

    Dicho de otro modo. Es posible que la pregunta clave no sea la de cuando se carga la suerte sino la de ¿se puede torear descargando la suerte?

    Si cargar la suerte es llevar al toro donde queremos (Alejarlo, como hacían los antiguos, o acercarlo como se pretende hoy) la suerte se carga siempre que el muletazo se realice como quiere el torero. Y no se carga cuando no se consigue el objetivo planteado. O sea, cuando el toro arrolla el torero por no haberle dado la salida correcta o simplemente cuando el torero se limita a acompañar la embestida del toro pero no la gobierna. Lo que nos lleva al punto dos.

    Dos. En ese sentido, la voluntad del torero es clave. De tal manera que cuando (último supuesto) el torero se limita a acompañar la embestida del toro, ya sea con más o menos estética, no carga la suerte pues no manda (Lo que no quiere decir que no toree y menos que –Morante- no lo haga de forma primorosa).

    Podríamos decir (y estoy reflexionando en voz alta) que cuando la pierna de salida se echa adelante y se cambia ostensiblemente el viaje del toro, el mando es evidente (por necesario) y no hay dudas que se carga la suerte pues el toro cambia su trayectoria de forma inapelable.

    Menos evidente (volvemos al punto uno) es cuando por no desplazar la pierna en el momento del embroque (ni hacia adelante ni hacia atrás) el trazo del muletazo se construye exclusivamente con el brazo.

    En ese caso, el cambio de dirección en la embestida es mínimo, el mando se convierte en pura sutileza y la cargazón más compleja de apreciar.

    Este creo que es el caso del toreo actual.

    Paremos aquí (por ahora)

    Un cordial saludo

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  23. T.V.I.:

    Dice usted que "se están cargando la fiesta y miramos para otro lado".

    Debe tener razón.

    "Estamos atravesando un periodo de decadencia en todas las manifestaciones : en la política, en la literatura, en la música, en la ciencia... No hay estadistas, no hay autores dramáticos, no hay cómicos ¿Por qué había de haber toreros?

    El toreo que ya presentaba síntomas de alarmantes, ha entrado en un periodo de franca decadencia.

    Tendrá sus altibajos, momentos de gran brillantez que nos darán esperanzas; pero nada, no hay salvación.

    Esto se va".

    Saludos

    PD: Por cierto, el texto anterior no es mío. Es de Gregorio Corrochano y está escrito nada más y nada menos que en 1918.

    ¡En plena Edad de Oro del toreo!¡En la época de Joselito y Belmonte!.

    Con eso creo que está dicho todo.

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  24. Gil de O.:

    La foto de Manolo Vázquez es, quizás, la más sugerente precisamente por eso, porque recoge el momento del cite y tenemos que adivinar o intuir como sigue aquello.

    ¿Echará la muleta adelante para traer al toro toreado o la dejará a la altura de la cadera para aumentar la emoción del embroque?¿Desplazará la pierna izquierda dando salida al toro y cruzando en su camino o mantendrá los pies quietos y confiara el resultado de la suerte al juego del brazo y las muñecas? ¿Rematará atrás enroscándose al toro o más en línea para preparar el siguiente lance de pecho?¿Saldrá el lance que, eso sí, se adivina de corto recorrido por la posición del torero, limpio o no?

    Esa es un poco la magia del toreo que nunca se sabe lo que puede pasar un momento después…

    Propone usted un matiz, por cierto que me llama la atención. Adelantar (más bien mover lateralmente) la pierna antes o después de que el toro se arranque algo que hasta ahora no habíamos comentado y que creo merece nuestra atención.

    Puestos a mover la pierna de salida para cruzarse el torero en el camino del toro tenemos dos posibilidades: Que se haga antes del cite o bien que se haga a toro arrancado.

    En ese segunda opción creo que el riesgo asumido depende de la distancia a la que esté el toro. Yo sólo lo he visto hacer (las imágenes de Antoñete corresponden a esa situación) con el toro a cierta distancia de tal modo que al llegar el embroque el torero estaba ya firmemente colocado y asentado.

    Consideraciones aparte lo cierto es que, en ambos casos (se cruce antes o después de la arrancada del toro), la emoción que provoca el que se pone en las vías del tren es innegable (aunque de este tema habrá que hablar más adelante). Sin embargo, para usted, en un caso se torea y se “carga”; mientras que en el segundo se “descarga”. Quede constancia de este hilo suelto por si hubiera que recogerlo más adelante.

    Sobre sus consideraciones finales, cual guardián del arcano, discrepo.

    Los términos (“Cargar la suerte” “Tenderla”, ”Presentar la muleta oblicua”, etc…) están ahí desde los primeros tiempos, cierto es, pero el toreo evoluciona y su aplicación no puede ser igual. Expresiones que significaban una cosa acaban significando otra (El término “cargar la suerte” es el mejor ejemplo) a veces, distintas cuando no contradictorias con las originales.

    Que cargar la suerte se fiara a los brazos en el toreo antiguo (de piernas) y hoy se fie a la piernas en el toreo moderno (que se hace sustancialmente sobre los brazos) no me cuadra en absoluto.

    De ahí la propuesta de LRI para ahondar y reflexionar sobre estos términos. Un debate donde todas las opiniones, desde las más canónicas u ortodoxas hasta las más rompedoras o heterodoxas, deben tener su sitio.

    A mí personalmente me resulta muy interesante leer lo que dicen los demás para ir, con sus opiniones, matizando o corrigiendo las mías.

    Un cordial saludo

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