por el Divino Calvo (Valencia, 23 de julio de 2011)
El hombre intentando recuperar al torero
Prólogo
El hombre vio su primera luz, en Galapagar en el año 75 del siglo pasado. En su adolescencia, no sin contradicciones, descubrió su verdadera vocación, el TOREO.
En ese momento, nació el torero. Juntos emprendieron el viaje con una única dirección: la pureza y la integridad. Ambos fueron creciendo a la vez. En una primera etapa, desde la alternativa hasta el final de la década de los noventa se define un torero grandioso. Pero a finales del 2001 y sobre todo en el 2002, esta relación da síntomas de agotamiento. El torero con todas sus exigencias, parece asfixiar al hombre. A finales de la temporada, surge el primer desencuentro. El hombre decide abandonar al torero y emprender viaje en solitario. Retirada en silencio. En este tiempo, vive y disfruta de todas las cosas de la vida, a las que el torero le hizo renunciar.
Pasa el tiempo, el hombre se siente solo. Empieza a echar de menos al torero. “Vivir sin torear no es vivir”. Reaparición en 2007. Cada actuación un acontecimiento único e irrepetible. Barcelona, en el día de la vuelta, en 2008, en Madrid donde el 5 de junio hizo temblar los cimientos de la Ventas con el toreo más puro que se recuerda. Indulto histórico en Barcelona. En solitario en el 2009, otra vez en la Monumental de Barcelona, donde quizás pudo cuajar la actuación cumbre de su carrera... se convierten en cimas. Ya nadie tenía dudas. Se trata de un torero de época.
Torero y hombre convivían en armonía. Habían alcanzado el equilibrio perfecto, eliminando todo que en la etapa anterior turbaba al torero y al hombre. Pero el 25 de abril de 2010, en Aguascalientes (México) “Navegante”, así se llamaba el toro, certero, estuvo a punto de poner fin para siempre a este viaje. El torero exigía al hombre, el más alto precio. La vida. Hombre y torero quedaron al borde del abismo.
A las puertas de la muerte
Gracias a las milagrosas manos de los médicos mejicanos, el hombre se pudo aferrar a la vida. Segunda separación. Empezaba la etapa más difícil. Primero se recuperó el hombre para la vida “normal”, lo que ya es un triunfo.
Sacando a saludar a los médicos mexicanos que le atendieron y salvaron.
Con una fuerza de voluntad titánica, dificultades, dudas, rumores... el hombre ha sido capaz de obrar el milagro. Recuperar al torero y que hoy, en Valencia, quinces meses después, vuelvan a caminar juntos. Si lo del 2007 en Barcelona fue una reaparición, hoy celebramos “la resurrección”. “La resurrección de un torero”.
José Tomás ya está en el Olimpo del toreo.
Llegando a la plaza. Se recuperó el hombre y el torero.
Crónica
23 de julio de 2011. Plaza de toros de Valencia. 7ª de abono de la feria de San Jaime. Ni que decir lo del “No hay billetes”. Tarde donde molestó mucho el viento. A las 7 de la tarde, una plaza de toros, vuelve a ser epicentro del mundo taurino y no taurino.
Toros del Pilar, correctamente presentados, de juego desigual. A menos, el primero. Complicados segundo y quinto. Inválido el cuarto. El mejor, el tercero y con opciones el sexto.
Tarde intensa en emociones. Emoción, al abrirse el portón de cuadrillas, donde los otros dos integrantes de la terna, Víctor Puerto y Arturo Saldívar, en gran detalle, dejan salir al protagonista en último lugar. Ceremoniosamente, tras una nube de fotógrafos, vuelve pisar un albero. El esperado. José Tomás. Con la plaza en pié, estalla una ovación con la intensidad de la “mascletá” más grande que haya tenido lugar en la ciudad de la Fallas.
Con la plaza en pie. Estalla la ovación
Emoción, al sacar a saludar al torero al tercio, tras romperse el paseíllo. Emoción, tras el brindis recibido en el primer toro de Víctor Puerto. Emoción, cuando para brindar el toro de su vuelta, sacó al tercio a los cuatro médicos mejicanos que le salvaron la vida, sin cuya actuación hoy no tendría lugar esta crónica,... Emoción e intensidad, así se define la tarde. Todos los días no resucita un torero.
La emoción de ver al hombre vestido de luces otra vez, cuando parecía imposible no hace tanto.
El de Galapagar se hace presente en el primer toro de Puerto, con un quite por delantales, lento y cadencioso, abrochado con una media tremenda. ¡Puro México! gritaba Luciano Núñez, vecino de localidad, que tantas tardes acompañó a JT como banderillero en su primera etapa, y ahora apoderado de Juan Mora, ausente por convalecencia. Primera toma de contacto inmejorable.
Por delantales. El toreo más bello
Ya en el primero de su lote, por si alguien tenía duda de que volvía como se fue, como Fray Luis de León y su “…como decíamos ayer”. Capote a la espalda y gaoneras de infarto, la tercera inverosímil.
Parafraseando a Miguel Poveda: Cuando el vuelo del capote, lanza las largas al trote del toro en el redondel…
Ni siquiera de salón y con una maceta es fácil torear así.
Toro complicado, lejos del soñado para la vuelta de tan difícil trance. Aún más con el viento que reinaba en la tarde. A pesar de ello, faena en los medios.
El toro hacía hilo, reponía con genio, sin la suficiente fuerza como para aguantar la mano tan baja que plantaba el torero como solución al viento. Día infernal para una muleta que se caracteriza por la levedad y sutileza de toques. Mejor por el derecho por la ayuda de la espada. Dos buenas series por este pitón.
Sincero por el izquierdo, en el que los pases parecían atropellados porque el viento envolvía la muleta.
Vuelta a la derecha donde sufre un desarme porque el toro pisa la muleta, de tan baja que viajaba. Obra acabada con media atravesada. No acabó de prender, por la condición del toro y por la magnitud de las expectativas levantadas. Faena para paladear. “Toreo para toreros” como definió mi buen amigo José Morente. Resurrección consumada.
¡¡¡Esto es torear!!!
En el quinto, que se movió en el primer tercio, apenas se le pegó en varas. Quite por chicuelinas con novedad en su tauromaquia, muy abierto el compás, “a-sentado” en su riñones, cargando mucho la suerte. Con broche de media, acordándose de Juan. Si, el “Terremoto”, el “Pasmo de Triana”, el “der Monte” que decía Guerrita.
Brindis al público, a los que tanto les ha costado estar aquí, y a los que no lo han conseguido. Muestra de gratitud de Tomás. La “estatua” (verdad, Santi Ortíz), en el mismo lugar del brindis, otra vez inmóvil cita por estatuarios en el centro de ruedo. El toro, con toda su fuerza y la violencia de su carrera, atropella y lanza por lo aires al torero.
Su tauromaquia de cara y cruz, esta vez cae cruz. Caída terrible, la tragedia volvió a sobrevolar el coso. Cayó inerte.
Conmocionado se lo llevan al callejón.
Un jarro de agua fría en el ánimo, mientras intentan recuperar al torero. Pero la consciencia y las fuerzas vuelven a su cuerpo, y su memoria no ha olvidado a lo que ha venido y lo que es: A torear porque es torero.
Vuelta a la cara para iniciar la faena como si nada de lo anterior hubiera pasado. Faena intensa en emoción. Mano bajísima al inicio, tanto que el toro se sintió vencido y cantó la gallina. Nueva propuesta en alturas, en las siguientes series, intentando aliviar al toro.
Ayudándose con el estoque. Hizo mucho viento.
Pureza en el toreo al natural, donde el toro deslucía el muletazo al desentenderse a mitad del mismo. Mucha pausa y distancia entre cada una de la series, otra novedad en su tauromaquia. Dejando que el toro pudiera recuperar fuerzas para sacar el poco fondo que tenía. Pero el pozo estaba casi seco.
Ya con el toro el tablas, cierres por manoletinas (como su nuevas chicuelinas) muy abierto el compás.
Sus nuevas manoletinas. Muy abierto el compás.
Estocada entera, caída y atravesada. Se desata el delirio. El toreo y su entrega absoluta, había vuelto a vencer. Negativa del presidente a premiar con la puerta grande. Segunda vuelta clamorosa. Monumental bronca, al borde del altercado, contra el presidente.
Clamorosa petición de oreja. El presidente sabrá porqué o por quien no concedió la oreja.
El Presidente en evidencia: La ejecución de la estocada (que es lo que cuenta) fue perfecta.
Inciso: No quisiera regalar en esta crónica ni un minuto de gloria a alguien que no se juega la vida. Ni siquiera es mi intención juzgar la corrección o no, de la concesión de la segunda oreja (casquería). Incluso diría que, en cualquier otro día y visualizando la faena sin el clima que se vivió en plaza, la presidencia actuó con buen criterio. Pero hoy no. Hoy no era el día, señor presidente.
José Tomás no va a ser más grande por una oreja y una Puerta Grande más o menos. Pero cuando más de doce mil personas, en pie, reclaman su derecho a sacar en volandas a un torero que vuelve a la vida, la voluntad de uno solo, no se puede imponer en el espectáculo más democrático del mundo.
El arte, el duende, según Rafael de Paula, son unas bolitas que Dios tira. Él dice que a unos le caen y a otros no. Pues bien, la sensibilidad debe ser algo similar. Y justamente al señor que se sienta en el palco no le tuvo que caer esta bolita. Cuestión de mala suerte. Falta de SENSIBILIDAD, señor presidente.
Ganó su minuto de gloria, y que hoy se nombre en esta crónica, pero a cambio, ha hecho perder a la tauromaquia y a la ciudad de Valencia una oportunidad que puede que jamás vuelta a repetir. Hemos perdido la foto. Que todos los telediarios y diarios al día siguiente abrieran con dos toreros sacados por la Puerta Grande, y llevados en volandas por las calles de Valencia. Lo que vivimos todos los que estuvimos dentro, lo sabemos. Pero de cara al mundo exterior (taurino y sobre todo no taurino) y a los que no estuvieron, la foto era esa. La foto que usted nos robó. Muy alto el precio por su momento de gloria.
Seguimos con la crónica y para terminar con José Tomás. Quince meses después del fatídico día. Ha vuelto. Con su mismo nivel de entrega y de exigencia. Esta ha sido la gran noticia. Además, con nuevos aires que refrescan su tauromaquia.
Vuelve igual (quizás mejor) que se fue.
En este punto quiero pedir disculpas a los otros dos actuantes, por llevar tanto tiempo sin mencionarlos, pero hoy era el día. También romper una lanza a favor del público de Valencia que, a diferencia de otros públicos en días de actuación de JT, también vino a ver y disfrutar de los otros toreros.
La terna de una tarde histórica
Bien Víctor Puerto en su toreo de capa al primero, en el recibo y en sus dos quites, el de su turno y el de réplica al de Tomás. Tras el brindis al que volvía. Buen inicio de faena, rodillas en tierra, en redondo y sintiéndose mucho en algunos muletazos. La mecha prendida, público conectado, pero el toro decidió echar el cierre en la segunda serie. Arrimón y faena a menos, mal rematada con la espada. En su segundo, inválido, no tuvo opción.
Vaya casta la del mejicano Arturo Saldívar, en tarde tan difícil para él. Si bien es cierto que se llevó el lote, no dejó pasar la oportunidad. Variedad y escalofrío en sus quites, en los de sus toros y en los de JT. Tafalleras, saltilleras, chicuelinas… aires de Méjico. Tiene bemoles. De nota, la faena al tercero, el mejor, con series de seis y siete muletazos. Chaquetilla rajada por perder la cara del toro después de rematar una serie. Pinchazo y estocada que minoró el premio.
Zaldívar valiente y torero. Corrijo: Muy valiente y muy torero.
En el sexto, fue capaz de sobreponerse a la bronca que el público todavía tributaba al presidente. Faena un poco más amontonada, porque el torero es nuevo. Pero tiene lo más importante: Ganas, valor y casta, el resto se pule con el tiempo. Se saltó su papel secundario y ganó su derecho a la gloria. También se vio perjudicado por la decisión del presidente, al día siguiente no salía en la foto. Si, aquella que decía antes que el señor de palco nos robó.
Zaldívar salió a hombros, pero la injusta decisión presidencial le privó de la merecida repercusión.
Gran tarde de toros. Intensa, emocionante. Como lo deben ser todas. Y larga vuelta a casa para unos, disfrute de tertulia y noche valenciana para otros. Todos, sabiendo que hemos sido partícipes de la historia.
El toro, el torero y el público. No hace falta más.
Epílogo
Mi homenaje, recuerdo y reconocimiento a todos aquellos toreros que como José Tomás también “han resucitado”, pero sin la expectación levantada por éste. De oro y de plata. Pepe Luis Vargas, Juan Mora, Jesús Márquez… A aquellos que no lo pudieron hacer, José María Plaza, Curro Sierra, Ángel Luís Prados (hermano del Fundi)… y a los que, con todas sus fuerzas, lo están intentado, ¿verdad, Luis Mariscal?.
Ellos, también deben considerarse partícipes de esta crónica, “La resurrección de un torero”. ¡¡¡VA POR ELLOS!!!
El toreo es todo, pero sobre todo es… ¡¡¡GRANDEZA!!!
Pepe Luís Vargas en Sevilla. La sangre que mana de la femoral le moja la cara.
Fdo.: El Divino Calvo.
Sabes que me impresiona el alarde de valor en los toros, sobre todo cuando ese alarde no tiene contraprestación, cuando es gratuito, cuando es nada más que una muestra de valor, de no dejarse ganar la pelea y cuando ese no es el eje que vertebra una faena. Digo esto para dejar claro que me impresiona José Tomás porque hace de su concepto de la tauromaquia la ley de sus faenas, por encima de las condiciones concretas de sus toros.
ResponderEliminarEl valor puesto al servicio de su exigencia de estilo.
Ahora bien, leyendo lo que dice la gente que habéis estado allí y recordando lo que he visto a José Tomás y con el añadido de los magníficos vídeos de José Ramón, me parece que José Tomás abusa de pases que me parecen menores. Utilizo el término menores siguiendo la opinión de Rafael Ortega en el libro El toreo puro, cuando dice que los pases más puros son el natural, el derechazo, el de pecho y la estocada y con el capote la verónica y la media, pues son los pases donde hay o puede haber dominio del toro.
Pues bien, oigo y veo muchas chicuelinas (muy bonitas), gaoneras (muy arriesgadas), navarras (con vistosas ya vale) y mucha manoletina y ayudados por alto de escaso interés.
No quiero aparecer como F Bleu diciendo que toree, al menos una vez, sin aditamentos, puesto que me parece que lo importante de José Tomás es su voluntad de estilo y que en las faenas grandes ha hecho el toreo fundamental, pero al menos me gustaría decir que no me gusta cuando oigo o leo, jalear tanto unos pases o lances que son un pasa-torito.
P D Cuanto me gustaba Pepe Luis Vargas con su toreo alegre ante unos morlacos impresionantes.
Andrés
Andrés:
ResponderEliminarPara mí, una cosa son los pases fundamentales, pilares donde se debe asentar la obra de un torero y con los que estoy de totalmente de acuerdo con los usted señala y otra cosa el toreo puro o la pureza en la ejecución. Pureza, en el toreo y en la interpretación de cualquier pase, es dar las máximas ventajas al toro para torear como uno lo siente.
En la tauromaquia de J. Tomás, las gaoneras, chicuelinas, manoletinas, estatuarios… no creo que sean pases “menores” y mucho menos en su ejecución del sábado en Valencia.
Estoy seguro que si los toros y el viento, lo hubieran permitido, nos habríamos hinchado de ver torear al natural, derechazos, de pecho… (visualizar faenas 5 junio 2008 en Madrid). De hecho, me cuenta el “Divino Calvo” (que tenía una localidad muy cercana a la mía), que lo más importante y meritorio, aunque no lo más lucido en sus dos faenas, estuvo en el toreo “fundamental”.
Un saludo
Andrés:
ResponderEliminarMuy complejo el tema que usted plantea. Ahí es nada: El toreo fundamental. Lo primero que me pregunto ¿Existe el toreo fundamental? Lo cierto es que convenimos en llamar fundamentales a determinados pases (verónica, natural, de pecho).
Puede que esté bien reducir el toreo a lo esencial, pero quizás eso vaya en detrimento de la variedad y corremos el riesgo de caer en la monotonía.
Por otra parte, cuando José Tomás torea me da la impresión de que convierte todo los pases en fundamentales por su exigente concepción del toreo sin atisbo de enmienda ni alivio.
Bonito tema, quizás, para una entrada en el blog ¿Se anima?
Un abrazo
Un poco a toro pasado, manifestarles que la crónica del Divino Calvo y las fotos, son lo mejor que leí y vi respecto a la reaparición de José Tomás.
ResponderEliminarEl asunto del toreo fundamental está perfectamente descrito por Jose, el lance o el pase valen según quién los ejecute, a qué bicho, cuándo y cómo. Claro que hay excepciones, como la poncina, un pase que debería estar prohibido para proteger la salud mental del aficionado.
Supongo que ya lo sabía, don José, pero nunca está de más recordar las cosas buenas: La letra (de la canción mencionada, la que canta Miguel Poveda con Diego Carrasco) fue escrita por Pedro Rivera en el año 1978 después de asistir a una corrida de toros en la Maestranza, un mano a mano entre Curro Romero y Rafael de Paula. El autor quedó tan impresionado que escribió esta preciosa ‘bulería'.
ResponderEliminarhttp://sevilla-justa.blogspot.com/2010/04/alfileres-de-colores-para-la-feria-de.html
Saludos, y enhorabuena por este, otro más, gran post.
Óscar
Gastón:
ResponderEliminarEfectivamente, la crónica del Divino Calvo es quizás de lo más acertado (en mi opinión) que se ha escrito sobre la reaparición de Jose Tomás. Es una suerte que su autor haya aceptado publicarla en este blog, lo que es de agradecer.
Por lo que respecta al toreo fundamental y a los pases de adorno, podría ser interesante hablar algún día sobre estos últimos, incluida la poncina.
Aunque, como decía Corrochano, estos pases son aceptables en pequeñas cantidades tomados en grandes dosis pueden causar indigestión.
Un abrazo
Oscar:
ResponderEliminarPues la verdad es que no lo sabía, intentaré documentarme sobre la génesis de esta bulería, tan flamenca y tan torera.
Muchas gracias por el dato y un abrazo.
Andrés:
ResponderEliminarOlvidé comentar su postdata.
Veo que compartimos (además de tantas otras cosas) admiración por Pepe Luis Vargas, el gran torero sevillano de Écija.
¡Ahí es nada! Torear con pinturería a los toros más fieros de las más tremendas ganaderías.
De por seguro una o varias entradas en el blog comentando y recordando su magnifica trayectoria como torero. Para mí, una de las más dignas de los últimos tiempos.
Un abrazo