Cartel de la 2ª corrida goyesca de Archidona que se celebró el sábado 16 de julio a las 10 de la noche. La primera goyesca se dio el año pasado (2010) con Salvador Vega, Curro Díaz y Mari Paz Vega, que estuvieron sensacionales.
Urbanismo y tauromaquia
El campo y también la ciudad fueron los primeros lugares donde se empezaron a desarrollar los juegos con toros. Juegos que resultaron enormemente condicionados por el escenario donde se realizaban.
Es evidente que no son iguales las suertes que pueden intentarse y realizarse en el campo (enlazar, acosar y derribar, etc.) que las que son posibles en el medio urbano.
Y dentro de este medio urbano no es igual correr a los toros por las calles de la ciudad trasladándolos de un corral a otro (El paradigma es Pamplona) que encerrarlos en el ámbito de una plaza mayor para jugar con ellos, sean juegos caballerescos o fiestas de toros plebeyas.
No es lo mismo correr los toros en las calles de Pamplona…
…que correrlos en un recinto cerrado como la Plaza Mayor de Madrid
Tauromaquia y arquitectura
Si el espacio condiciona el juego y determina las posibles suertes, resulta que la proposición inversa también es verdadera y cada juego o suerte requiere y demanda un espacio propio.
Cuando la plebe hereda el toreo, abandonado por la nobleza (que sigue el ejemplo de unos reyes que no gustan de los toros), aquel se produce de forma caótica y desordenada y son frecuentes incidentes y accidentes.
Juegos de toros en la Plaza Mayor de Guadalupe
Será la necesidad de evitar, o al menos reducir, estos riesgos y accidentes con el fin de quitar argumentos a los detractores de la fiesta (Reyes y Papas, Consejos y Cabildos) los que obligaran a codificar las normas del toreo y a profesionalizar su ejercicio.
Y entre los aspectos a reglamentar uno y no el de menor importancia será definir el espacio donde celebrar la corrida de toros. Espacio que no serán ya las plazas mayores de pueblos y ciudades, sino edificios públicos “ad hoc” específicamente diseñados para su función (las plazas de toros) y cuyas estructuras y medidas se irían normalizando y uniformando en el periodo que media entre 1750 y 1850.
La Plaza de toros de Málaga a finales del 800.
Toros en la plaza ochavada de Archidona
Por esta uniformidad de las plazas de toros actuales, la idea que se concretó el pasado año (y se ha renovado este) de celebrar una corrida goyesca en la plaza ochavada de Archidona presenta un doble interés.
Primero, por la recuperación de un magnífico espacio urbano que estuvo medio siglo sin cumplir funciones taurinas.
Hacía muchos años que no se daban toros en Archidona
Segundo, porque nos plantea el interesante y curioso problema de la relación entre el espacio donde se celebra la corrida y las suertes que en ese espacio pueden realizarse. Problema que se acentúa y pone de manifiesto en el caso de Archidona al tratarse de un espacio urbano de reducidas dimensiones, muy inferiores a las habituales en las plaza de toros al uso.
El paseíllo (aquí el del año pasado) ocupa –en el caso de Archidona- todo el exiguo ruedo. Obsérvese el detalle de una única raya de picar (foto de A. Mesa)
Recuperación del espacio urbano para su adaptación a funciones taurinas.
Lo de Archidona es único y singular ya que supone recuperar toda una tradición histórica, adaptando un espacio urbano a funciones taurinas.
Plano de planta con los alzados interiores de la plaza ochavada de Archidona
Antes, eso se hacía cerrando el espacio urbano abierto (Plazas mayores y ochavadas) mediante talanqueras y graderíos de madera.
Adaptación de la Plaza Mayor de Riaza para funciones taurinas mediante talanqueras y graderíos de madera desmontables.
Ahora, se ha hecho encastrando y adaptando una plaza portátil al tamaño de la famosa y bella plaza ochavada de la localidad.
Cuestión técnicamente nada baladí, ya que las portátiles de primera, tienen unas dimensiones bastante mayores que las de la pequeña plaza malagueña. Y ello, aparte de tener que resolver otros problemas de seguridad en los que no vamos a entrar.
Adaptación de un espacio urbano abierto (la Plaza Ochavada de Archidona) en recinto cerrado, adaptando una plaza portátil.
La problemática del tamaño del ruedo de Archidona. Su incidencia en la lidia
Pero lo realmente interesante–como hemos indicado- es que el tamaño del ruedo que resulta de dicha adaptación (unos 22 metros) es muy inferior al tamaño de las plazas al uso (que deben tener entre 40-60 metros según el Reglamento andaluz).
Un espacio muy reducido para los cánones del toreo actual.
Y esta es cuestión nada baladí y poco analizada, ya que lo cierto es que cuando se ha estudiado la arquitectura de las plazas de toros siempre se ha hecho desde el punto de vista del edificio como imagen formal (estilo, ejes, forma del ruedo: circular o cuadrada, etc.). Sin embargo, poco –por no decir nada- se ha comentado sobre sus aspectos funcionales y mucho menos sobre el tamaño del ruedo, que sin embargo es una de las cuestiones que, en mi opinión, más incidencia tienen sobre la lidia.
Un magnífico libro sobre la arquitectura de las Plazas de toros en sus aspectos formales y funcionales (Editado por la Junta de Andalucía en Sevilla, 1992. Edición a cargo de Gonzalo Díaz-Y. Recassens)
Lo cierto es que celebrar una corrida de toros en un ruedo con diámetro mitad del habitual es algo más complicado de lo que parece. Máxime si la corrida saca –además de presencia- casta y mucho genio como ocurrió con el encierro de Lagunajanda.
La ejecución de las suertes planteó a los toreros de a pie y caballo problemas inéditos por lo exiguo de los espacios en que debían realizarse. No tenemos término de comparación porque la experiencia es única y la corrida del año pasada fue más noblota y de menor trapío y empuje, pero creo que la causa de los derribos a picadores y las persecuciones a los banderilleros y en general la emoción con la que se vivieron todos los avatares de la lidia tuvo mucho que ver con el reducido tamaño de la plaza.
Las cuadrillas pasaron bastantes apuros en los dos primeros tercios.
Y, en ese sentido, si bien no hubo faenas al uso ya que los toros se emplearon en los caballos y llegaron bastantes aplomados al tercio de muerte (en lo que recordaron también a los toros de los tiempos antiguos, los de Hillo y Romero, los tiempos de Goya), el público se lo pasó en grande por la intensidad de lo que pasaba, acrecentada por la cercanía de todas las localidades al ruedo, cercanía que se pierde en el tamaño excesivo de las Monumentales.
Los toros tuvieron presencia, aunque se aplomaron en general en el último tercio.
O sea, que corrida goyesca en el mejor sentido de la palabra con toros fieros y agresivos aunque aplomados y a la defensiva a la hora de la muerte. Toros antiguos, en una palabra. Con estrepitosos derribos a los caballos y con emocionantes tercios de banderillas. Por tanto, con emociones fuertes sin solución de continuidad.
Algo parecido a lo que debía ser la Fiesta de los toros en la época de Goya y que explica el éxito y pasión que este espectáculo levantó entre los españoles, empezando por el propio pintor de Fuendetodos.
Espectacular imagen de la plaza
Y como fondo y por si faltaba algo un problema y un reto técnico a los toreros de hoy: ¿Cómo y qué suertes deben ejecutarse en un coso de ese tamaño? ¿Donde debe colocarse el caballo para picar? ¿Desde donde y cómo citar a banderillas? ¿Como salir de las suertes? ¿Como juegan las querencias en ese ruedo reducido?
Interesantes cuestiones, cuyas respuestas puede que exijan soluciones diferentes que añadir a las habituales y ya ensayadas en los ruedos de tamaño “normal”.
Mari Paz Vega (muy valiente) se desplanta en la goyesca del pasado año
Como me gusta que nos enseñes todo lo que sabes. Estupenda crónica de Archidona
ResponderEliminarAntonio/Mati:
ResponderEliminarEs un placer. Muchas gracias y un abrazo.
Hay que ver lo que saben de arquitectura los asesores taurinos de Archidona.
ResponderEliminarMuy interesante lo de como el espacio condiciona el juego y como es el animal el que impone su ley si el terreno le es favorable. Parecería que en una plaza pequeña el animal debe tender a defenderse más y sin embargo a los toreros les cuesta más torear en plazas grandes. Repito muy interesante.
Andrés
Andrés:
ResponderEliminarEfectivamente, el escaso ruedo de Archidona complicó sobremanera la lidia a los toreros.
De igual modo que -como usted señala- se complica en los ruedos excesivamente grandes, aunque por otras razones.
Un tamaño de ruedo adecuado, ni muy grande ni muy chico, es el idóneo para ensayar las suertes que la tauromaquia ha ido depurando a lo largo de su historia.
Un abrazo