Decía François Truffaut que casi tanto como las obras maestras le gustaban aquellas películas que se quedaban en puertas de serlo por alguna causa determinada (Película enferma o fallida las llamaba: “grand film malade”).
En el toreo, igual que en el cine son muchos los toreros que sin llegar a figuras pueden entusiasmar al aficionado hasta un punto superior incluso al que consiguen los toreros que podríamos llamar “punteros”.
El madrileño Cayetano Sanz, sería quizás el primero de una larga lista de toreros que, por su indolencia (Pepe Luís Vázquez o Fernando el Gallo), cornadas (caso del Espartero o Pepín Martín Vázquez) o simple mala suerte, no alcanzaron el nivel al que parecían predestinados pero que adquirieron un prestigio impresionante cara a la afición.
Cayetano Sanz
Uno de los toreros míticos que se podrían incluir en esa relación fue Antonio Montes Vico, que fue carpintero y monaguillo de Santa Ana, precursor, dijeron luego, del toreo de Juan Belmonte e ídolo en Sevilla y, sobre todo, en Triana, que murió en México cuando no acababa de definir su carrera y no terminaba por cumplir la expectativas creadas en torno a su figura.
Antonio Montes generó una enorme ilusión por su forma de torear que sorprendió en su día. Ya que cuando el llegó al toreo, este se había embastecido y predominaba el toreo espatarrado considerado poco elegante por los “inteligentes”.
Arriba, Bombita entrando a matar y abajo, Antonio Fuentes con el capote, ambas fotos del día de la cogida mortal de Montes en México. Obsérvese como incluso Antonio Fuentes súmmum de la elegancia abre el compás en el quite.
Montes practicaba un toreo parado, de manos bajas y que se calificó de “rondeño” por lo sobrio. Se dijo que había venido a restaurar la Tauromaquia de Pedro Romero, cuya figura ha tenido siempre entre los aficionados carácter mitológico y de enormes proporciones.
Antonio Montes, citando muy tranquilo a un toro reservón en Madrid en mayo de 1904.
Lo importante es que esos calificativos no se le dieron después de su muerte, sino ya en sus inicios cuando toreó de novillero en Sevilla Decía Selipe en el Noticiero Sevillano, en octubre del 98:
“Ha capoteado… con los pies fijos en el suelo como si los tuviera clavados, esperando la acometida con tranquilidad asombrosa, cargando la suerte con desahogo e inteligencia, y despidiendo los toros con los vuelos del capote, como el proyectil que sale del cañón.
Esta manera de fijar los pies, de aguantar, ceñir y vaciar reposadamente, es el toreo de la buena escuela, es lo que hace tiempo se perdió, y parece que va a resucitarlo Montes”.
Montes esperando al toro en un quite. San Sebastián, 1905.
Antonio Montes después de una estocada hasta la bola.
Además su “sordera” le daba un aire ausente y místico a su persona y a su toreo.
Sin embargo, el problema que planteaba el toro de su época (uno de los mas grandes de la historia, por peso y tamaño. Casi como el de hoy pero además sin picar) le impiden alcanzar el éxito con la regularidad necesaria para consolidar su toreo.
Esta foto es también de una corrida en Madrid en mayo de 1904, pero aquí Montes está yendo al pitón contrario con más precauciones.
Su trayectoria es irregular fallando en fechas claves y triunfando apoteósicamente en otros momentos, por lo que no acababa de definirse cuando se marcha a México donde triunfó apoteósicamente y fue considerado un héroe, pero donde encontró la muerte en una corrida celebrada el día 13 de enero de 1907 en la plaza de México, al entrar a matar al toro “Matajacas” de Tepeyahualco, que se había puesto imposible en el último tercio.
Portada del Sol y Sombra de 21 de febrero de 1907 con la última foto de Montes antes del paseíllo. A su lado su peón, Calderón.
Montes iniciando la faena de muleta a Matajacas
Montes entrando a matar al toro que le mató
La cogida mortal de Antonio Montes
Su agonía duró 4 días y con algunas agrias discusiones entre los médicos que lo atendieron por causa de desacuerdos en el tratamiento a seguir. Antes de morir tuvo tiempo de hacer testamento y acordarse de su compañera sentimental. Para colmo, su féretro se incendió y su cadáver se carbonizó.
La cuadrilla y otras personas velando su cadáver. Calderón es el cuarto por la izquierda.
Capilla ardiente (en la foto aparecen Fuentes y Ricardo Bombita) y carroza de la comitiva fúnebre
Al volver a Sevilla, su cuadrilla y, sobre todo, su banderillero Calderón se empeñaron en mantener vivo su recuerdo y en buscar su posible sucesor. Ahí aparece en escena la figura de Juan Belmonte, quien llegó a anunciarse en los carteles como “Montes II” y a quien Calderón llamaba el “Der Monte”.
Apoderado y cuadrilla de Montes en sus honras fúnebres. Calderón es el segundo por la izquierda
Portada del Sol y Sombra de 24 de enero de 1907. Empieza el mito de Montes.
ADDENDA IMPORTANTE:
Mi amigo José Ramón Márquez (al que no se le escapa una) me informa que existe un magnífico trabajo de mi también amigo Xavier González Fischer sobre el Trianero con motivo del aniversario de su muerte y que yo no conocía. Son cuatro entradas sobre Antonio Montes que se encuentran en el blog de Xavier, La Aldea de Tauro y cuyo link es:
http://laaldeadetauro.blogspot.com/2010/01/antonio-montes-103-anos-de-su-muerte_13.html
No puede haber excusas para no leerlo, por lo que cuenta y como lo cuenta. A disfrutarlo
Muy interesante lo de Montes. Lo que no recordaba o no sabía es que el banderillero de Montes era el "Viejo banderillero" Calderón que hizo de protector de Belmonte. Ahora voy entendiendo lo de tu cambio belmontista, de Montes a der Monte, y de Belmonte a Del Monte. Es como una cosa familiar y la sangre siempre pide lo que es suyo.
ResponderEliminarAndrés:
ResponderEliminarPor alusiones a mi segundo apellido: El belmontismo lo llevo en la sangre y no lo puedo negar, pero en "mi" familia (incluyendo y empezando por el propio Juan Belmonte) siempre hemos sido muy de Joselito.
Un abrazo
Jose Morente del Monte
Hola José Morente, acabo de descubrir su blog a través de "Hasta el rabo todo es toro" y me he quedado maravillado, soy un apasionado de la Tauromaquia antigua y este blog es una delicia, se aprende mucho y hay muchas fotos para deleitarse. Estoy pachucho en casa y le he pegado un buen repaso, a partir de ahora se ha ganado usted un lector más.
ResponderEliminarEnhorabuena por la calidad del blog.
Un saludo de un aficionado de Madrid.
Vazqueño:
ResponderEliminarMe alegra saber que el blog le ha servido para hacerle más llevadera la convalecencia
Un abrazo y espero que nos mantengamos en contacto
Jose Morente
Jose:Sé que eres un gran entendido en Tauromaquía, pero hoy he descubierto tu faceta de cinéfolo.!Que dura y triste! es la vida de Antonio Montes,me ha impresionado mucho. Me alegra que haya personas como tú que recuerden a éstos grandes y olvidados Toreros.
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