martes, 6 de septiembre de 2022

Ampliando nuestra biblioteca taurina (VIII) Pepe Alameda

Por Jose Morente

Si hay un autor taurino cuyos libros es obligado leer (y releer) ese no es otro que Pepe Alameda cuya visión no se basa en el tópico sino en el conocimiento real de las claves del toro y del toreo.

Si hay un escritor taurino al que sea obligado leer, ese es José Alameda, seudónimo de Carlos Fernández Valdemoro, también conocido como Pepe Alameda.

Pepe Alameda nació en Madrid en la calle Goya y aunque se dice que fue en 1912, el dato no es preciso. De niño conoció a Joselito en Marchena y, más tarde, llegó a torear en el campo con Juan Belmonte. Vivió en México desde 1940 donde murió en 1990.

Periodista, polemista, escritor, poeta. Pepe Alameda es quien más y mejor ha escrito de toros. En sus libros fue poniendo poco a poco todos los puntos sobre todas las íes, desentrañando aquellas claves del toreo que no supieron ver quienes, como Corrochano, Cañabate o Clarito, nunca se pusieron delante de un toro.

El toreo arte católico y Disposición a la muerte (Edición del Casino Español, 1953)

El primer libro de Pepe Alameda El toreo Arte Católico, incorpora un artículo "Disposición a la muerte" publicado en 1944 en la revista El hijo pródigo.

Ese ensayo es muy interesante primero porque ahí se esboza la idea que luego plasmaría en su célebre slogan radiofónico "el toreo no es graciosa huida, sino apasionada entrega" y, segundo, porque siendo partidario de Joselito, el artículo hace una apasionada defensa de  Belmonte, refutando las tesis del libro "El arte de birlibirloque" de José Bergamín que acababa de reeditarse en México.

El cuerpo principal "El toreo arte católico" recoge el contenido de una conferencia publicada el 23 de marzo de 1953 en el Casino Español de México. La tesis que sostiene, quizás explique la inquina que el puritanismo anglosajón claramente protestante viene manteniendo contra la fiesta de los toros. 

Los arquitectos del toreo moderno (B. Costa-Amic, México, 1961)


Portada de la 1ª edición.

Portada de la reedición de Bellaterra (Barcelona, 2010)

La publicación de este libro (aunque poco conocido en España), provocó una fuerte reacción del belmontista Luís Bollaín en su obra última "El toreo". Alameda se dio cuenta que Belmonte no podía ser el "inventor" de la faena en redondo por naturales porque siempre (salvo muy escasas ocasiones) toreó en ochos. Como quiera que fue Chicuelo el primero que triunfó en México engarzando y ligando naturales en redondo, a él atribuyó el invento. La respuesta de Bollaín, gurú del belmontismo fue muy dura contra Alameda y contra Chicuelo:

«No he conocido un caso de chicuelismo igual que al de ese buen escritor taurino de España, aunque enraizado en Méjico que firma sus trabajos con el seudónimo de José Alameda. Hace unos años escribió un libro de exaltación chicuelista: Los arquitectos del toreo moderno. Y como sin duda le parecieron flacos y pobretones los estereotipados elogios a la “gracia”, la “pinturería”, el “donaire”, el “duende”, la “vista torera”…, que en verdad merece en justicia más que nadie este gran artista de la “Alameda” de por aquí –la de los Hércules sevillanos–, el “Alameda” de por allá se echó a buscar un elogio original gordo y sonoro, y encontró este: Chicuelo –vino a decir– es el verdadero arquitecto del toreo moderno, el que halló solución al problema planteado por Belmonte y que Belmonte no supo resolver, el verdadero revolucionario del arte de torear»

No creo, en eso coincido con Bollaín que Belmonte se planteara un problema que no supo resolver, y no lo creo porque su toreo iba por otra línea (la del toreo cambiado o en ochos). Lo que sì está hoy muy claro para los tratadistas imparciales es que Belmonte no pudo ser arquitecto del toreo moderno en redondo, sencillamente porque ese modo de torear le era completamente ajeno. Sus aportaciones son otras. 

Por lo que respecta a Chicuelo, Alameda matizaría su papel en esa historia del toreo moderno en sus postreros libros, pasándolo de inventor a genial transmisor.

Los heterodoxos del toreo (Grijalbo, 1979) 



Uno de los libros más interesantes de Pepe Alameda y un canto a la inventiva y la creatividad en el toreo, algo que suele ser denostado por los puristas. 

El comienzo "Sobre la olla podrida de la crítica" es un ataque demoledor contra la crítica de los años 70 aquella que, por motivos inconfesables y espúreos, se convertía en protagonista y que, por su desconocimiento simplón, tanto daño ha hecho a la fiesta.

Como los ensayistas y periodistas taurinos suelen formar parte de la afición más dogmática e intransigente, la literatura taurina conviene leerla con prevención. Disconforme con los planteamientos tradicionales, Alameda ensalza en este libro a los grandes heterodoxos que en el toreo han sido: Cúchares, El Espartero, Reverte, Rafael el Gallo, Belmonte, Carmelo Pérez, La Serna, Arruza, Procuna y el Cordobés. La lista puede ser discutible (y lo fue) pero lo importante es la tesis principal del libro y su defensa de la heterodoxia.

Eso sí, el final es un emocionante epílogo ortodoxo dedicado a aquellos otros toreros -los ortodoxos- que sostienen el toreo. 
"A pesar de la literatura belmontista (que, de hecho, es contra Gallito) la figura de José emerge y se robustece cada día. A pesar de la literatura antimanoletista (esta sí, declarada) no se desdibuja el perfil de Manolete"

Bingo.


La pantorrilla de Florinda y el origen bélico del toreo (Grijalbo, 1980)

En la pantorrilla de Florinda, Alameda reúne diversos ensayos sobre los que volverá en posteriores publicaciones. 

En el primero, dividido en dos capítulos y cuyo tema da título al libro, ahonda en algunas de las tesis mantenidas ya en su conferencia "El torero arte católico" y, en concreto, analiza el origen bélico del toreo. 

En "La voz de los toreros" evoca a Joselito, Belmonte y Rafael el Gallo, Gaona y Manolete. 

El capítulo que sigue "Toreros graves y toreros leves" recoge uno de esos análisis geniales de Alameda y el elogio a aquellos toreros que, frente a la hondura -tan glosada- se elevan al torear: Chicuelo, Pepe Ortíz, Pepe Luis Vázquez. 

El libro lo remata con un capítulo dedicado a Goya y otro a Lorca. Entre medias un "Apunte a la tradición mexicana en el toreo".

Podemos oír a continuación la voz de Pepe Alameda leyendo el texto "La voz de Joselito":


Crónicas de sangre (Grijalbo, 1981)


Si se habla de toros, la sangre y la muerte no pueden obviarse -guste o no guste-. Alameda hace inventario de esa tremenda lista de cogidas mortales y también de aquellos que pudieron serlo y no lo fueron.

Termina, no podía ser de otra forma con un soneto dedicado a Manolete que luego recogerá en su siguiente libro y que finaliza así:

Fiel a tí mismo, de perfil te veo
como te verás eternamente
esqueleto inmutable del toreo.

Seguro azar del toreo (Salamanca ediciones, 1983)

Su primer y único libro en verso dedicado a los toros. Un lujo y una maravilla.

Como muestra, copio el dedicado a Joselito:

Encomio de Joselito
(Para Andrés Gago, que alcanzó a verlo)

Fue Joselito el primero
en oficio, el más seguro
y fue también el más puro
por su entrega de torero

¡Qué prodigio en el albero
que dominio el del doncel
qué natural, qué verónica!

(... que maravillosa crónica
si yo fuera en el papel
como en la arena era el)

Historia verdadera de la evolución del toreo (Bibliófilos taurinos de México, 1985)

Si el más conocido es el siguiente libro, el Hilo del Toreo, su germen está en este otro publicado por la Unión de Bibliófilos Taurinos de México. Un libro que tuvo muy poca difusión (era una tirada limitada) aunque a España llegaron -por suerte- algunos pocos ejemplares. 

Capítulo a capítulo, Alameda repasa la historia del toreo, desmontando tópicos y clichés y abriendo a la luz la verdadera historia de nuestra Fiesta. No hay un título más acertado en un libro que puso todos los puntos sobre todas las íes. 

Cuando lo lees y yo tuve la fortuna de leerlo relativamente pronto, las piezas del puzle encajan. El toreo aparece como es, con total claridad y desaparecen las contradicciones entre lo que se ha dicho y la realidad de lo que ocurre en el ruedo.

Flipante es el capítulo dedicado al toreo moderno en redondo pues Alameda encuentra en una vieja película de Achucarro la pieza que le faltaba. En ella aparece Joselito toreando en redondo a uno de los toros la tarde de los siete toros de Martínez. José gustaba de torear al natural en redondo, y muchas tardes iniciaba así sus faenas tras un pase por alto, algo que no había sido suficientemente valorado ni por historiadores ni por ensayistas, hasta que lo reveló Alameda. Un valiente intelectualmente hablando, pues solo los valientes con capaces de rectificar errores.

Muerto Joselito, la literatura belmontista borró a Gallito y colocó a Belmonte como único inventor del toreo moderno. Una falacia que no resiste el más mínimo análisis. pero que haría fortuna. Perdido el hilo del toreo, la afición -aleccionada por una crítica equivocada- iba a demonizar el toreo que, desde Manolete, se viene haciendo en las plazas.

Un galimatías sin arreglo posible porque los eslóganes simplones (y el de Belmonte inventor del toreo moderno lo es) funcionan mejor y calan más que las verdades complejas. Pero el toreo no es simplón, sino complejo como sabía y explicó Pepe Alameda.


El hilo del toreo (Espasa Calpe. 1989)


El culmen de su bibliografía. La obra donde Alameda compendia y recoge todo lo que había ido plasmando en sus artículo anteriores. 

Es la obra fundamental para entender de verdad la historia del toreo y lo que se ha escrito sobre el toreo, corrigiendo yerros y desafueros. El libro de Alameda, "limpia, fija y da esplendor" al entendimiento del toreo desde la praxis y no desde la teoría falsa que es aquella a la que nos habíamos acostumbrado leyendo a quienes nunca se habían puesto delante de un toro. Para disfrutar del toreo no hace falta haber toreado, pero para explicar y desentrañar el toreo, sí. No lo digo yo, sino que lo dijo Domingo Ortega en una entrevista con Cañabate muy difundida en Internet.

Y hablando de Ortega, Alameda desentrañó el meollo de la Conferencia del Ateneo, que tanto daño ha hecho. Ortega puso el acento en la acción de cargar la suerte como piedra angular del toreo, pero Alameda desvela el truco:
"(...) No se comprende que el conferenciante lo redujera todo al movimiento inicial de echar la pierna de la salida hacia adelante, como base de una técnica opuesta al toreo enhilado o paralelo del cordobés [Manolete]. 
El toreo de Ortega era mucho más que aquel primer movimiento. Limitado a él como si el torero después debiera quedarse inmóvil esperando a que el toro volviese por su terreno, es una simpleza, es lo que hacen todos los que se creen que torean como Ortega.

Pero lo importante del toreo de este era la continuación de los pasos, para ir tomando el terreno que el toro iba dejando al pasar, al andarle al toro o andar con el toro. No los pases, sino los pasos (...)

Domingo fue un gran apasionado.

Aunque no lo pareciera, podía en él más el corazón que la mente. No escribía el hombre de análisis, sino el hombre de lucha. Seguro, por intuición, de que una sola idea corta y repetida como un solo clavo sobre el que se remacha, una bandera, un eslogan, en un momento preciso de acción, puede más que el desarrollo de una teoría."

Lo sorprendente es que tantos y tantos aficionados, críticos y ensayistas cayeran en ese error. Más sorprendente cuando ahí están las películas de Domingo Ortega toreando donde hace lo contrario de lo que dice.

Todavía no entiendo como tras la publicación de "El hilo del toreo" los ensayistas no se han lanzado a reescribir de manera inmediata la historia del toreo que, hasta entonces, nos habían contado, rectificando sus errores.

Por suerte para nosotros, para sacarnos del error, para poder entender cabalmente el toreo.... existió Pepe Alameda. 

 

 Addenda. 

Y para rematar, citemos dos obras más. 

Una del maestro (su biografía "Retrato inconcluso" de 1982) y otra sobre el maestro (el libro de Clarinero "La apasionada entrega de Pepe Alameda" de 1993)







12 comentarios:

  1. Como siempre, extraordinario

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  2. Anónimo:

    Muchas gracias y un fuerte abrazo.

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  3. Enhorabuena, José, por este texto que rinde homenaje a José Alameda, el gran pensador del toreo, el escritor que en la triste época de la "olla podrida de la crítica española", como escribió en uno de sus prólogos, puso en orden nuestras ideas y nos explicó como no lo ha hecho nadie la verdadera evolución del toreo moderno, esa que todavía muchos niegan ciegamente confundidos por los dogmas de los que escribieron la historia mirando sin ver, es decir, sin comprenderla. Como sentenciaba el propio Alameda, la historia no establece dogmas, los establecen quienes la escriben.
    Sería muy interesante que libros como "El hilo del toreo" fueran reeditados como se hizo con "Los heterodoxos del toreo" para abrir los ojos de par en par a las nuevas generaciones de aficionados que se incorporan a las plazas.

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  4. Enhorabuena por recordar así de bien el Maestro Alameda del que no se habla tanto como se merece.
    También sería interesante recordar otra inteligentísima aportación suya: la distinción entre toreo natural y el toreo cambiado…
    Un saludo

    Paolo

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  5. También como comentarista de las corridas por radio el fue un ejemplo para los comentaristas actuales. El explicaba lo que estaba pasando en el ruedo, tanto del toro como del torero, para educar a los oyentes.

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  6. Un gran artículo para recordar a unos de los grandes escritores taurinos y sus libros. Yo leí hace unos años " Los heterodoxos del toreo " y me pareció un gran libro para no caer en los dogmas que nos dicen que como es el toreo puro para ellos y tiene que ser así. Un saludo

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  7. Jim Verner:

    Exacto, pues se une la dificultad de conseguir que "veamos" lo que no podemos ver por tratarse de una retransmisión radiofónica.

    Un fortísimo abrazo

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  8. Antonio Luis Aguilera:

    Gracias por el comentario. Y, en efecto, sería importante reeditar y difundir "El hilo del toreo" su última obra y compendio de toda su sabiduría. ¿Quizás Bellaterra que ha editado "Los arquitectos del toreo moderno" se anime?

    Un fuerte abrazo

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  9. Paolo:

    Del toreo natural y cambiado ya hemos tratado en el blog pero no me parece mala idea volver a hacerlo.

    Gracias y un fuerte abrazo

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  10. Magnífica reseña de los libros del maestro Pepe Alameda. ¡Enhorabuena! Desconocía el audio y la anécdota de "la voz de Joselito", todo un regalo. Muchas gracias.

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